Poemas

Hermann Broch

[Traducción Montserrat Armas y Rafael-José Díaz]

 

 

ROSTRO DE LO COTIDIANO

Lo cotidiano ha golpeado su rostro
Y ha desencajado sus muecas como las de una máscara
Y ojo y boca y frente están ocultos en la nada,
Dolorosamente escondidos, pero descubiertos sin pudor...

¿Qué era tan sólo ayer? ¡Ay, ninguna mañana despierta
Un hoy que se ha hundido en el lodo inerte
–La esperanza de pasar de pequeñas penas a pequeñas
alegrías­­–,
Animal sin tiempo que no deja de morir creciendo!

Tú, entrada de alimentos para el vientre cotidiano,
Peinado rostro humano, frente y ojo y boca,
Tú sufres, sin embargo, y tu mirada está herida

Y llevas en el dolor el aliento del espíritu
Y tus rasgos, que en el dolor se deshacen,
Pueden ver una sonrisa en la obra del creador.

(1919)

LA BAILARINA

La muerte es para ti todavía un mundo de silencio;
el ser, algo aún completamente real,
en él habitan para ti el placer, la angustia,
de él emerge tu pobre vida;

y el sonido de tu vida esparcido por el viento
da con esta persona y con aquella, que se postran ante ti,
oh sombra extraña que simplemente te atestigua
como alguien solitario, un punto limitado en el universo

y aunque el más libre gesto se resuelva a tu favor,
aunque tenses el mundo en un grand écart,
permaneces en él siempre en la tierra:

hasta que un sentimiento se engendre con fuerza en ti
y, consciente, proscriba intemporal el gesto
y te englobe en el universo y al universo en ti.

(1922)

EN EL ROSTRO ARDIENTE DE LA TIERRA...

En el rostro ardiente de la tierra
Nunca sentí tu terrible aliento,
Dios al que no conozco.
Me asaltas por la espalda,
Estrangulador al que no conozco,
Y la misericordia de tu sonrisa
Es un golpe
En mi nuca.

(1933)

EN LA LUZ DORADA, LAS COLINAS...

En la luz dorada, las colinas, y
reluciente, abierto
beso de la tierra,
la tumba.
Si los labios se abren
al aliento terrestre,
alcanzando el cielo
y la nube que se oculta,
¿cuándo reposarás
en el tálamo de la tarde?
Oh, rostro humano
que te hundes en la abierta profundidad,
que te hundes en el sonido de tu ser,
tu ojo irradia hacia el cielo,
lo arrastra hacia abajo
a tu noche amorosa
mientras el mundo fluye.

(1934)

LA TRADICIÓN...

La tradición ha llegado a su fin,
Ha dejado de ser el espejo del hombre,
Y la mirada que contempla en los fragmentos ciegos
Se vuelve ciega.
Quien en esta época
No puede desprenderse de la tradición
Está perdido;
Quien no puede recordar
Su origen
Perece.
Desnudo y sin espejo está el mundo,
Sin espejo estás tú mismo.
Pero, en medio del espanto, la gracia de la desnudez
Te ha sido regalada:
Como un niño desamparado puedes mirar a diario,
De nuevo
En el mundo que ya no tiene espejo,
En su desnudez abierta,
Y a diario de nuevo el mundo te anuncia
Tu verdad,
La verdad de tu morir solitario.

(alrededor de 1940)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DEL ENVEJECIMIENTO

Una puerta enrejada de un gris tostado, de un gris podrido,
de un gris familiar,
con un débil cerrojo en una cerca floja;
cubierto por la maleza,
el lindero a través del terreno,
aquí el jardín, allí el bosque.
Grandeza de la infancia, asombro de la infancia, entonces
rico y hoy de nuevo,
juventud, vejez se vuelven una sola cosa,
y los eslabones de los años
parecen ahora perdidos en el tiempo,
fueron una espera, apenas una forma.
Huido del tiempo, perdido en el tiempo, enmudecido por
el tiempo en la palabra del niño,
levanto el pomo del cerrojo
y en el lugar profundamente encantado
se extingue el ser a sí mismo:
sigue siendo el jardín,
pintado con los garabatos del sol,
pero detrás de la cerca, en la suave
oscuridad del eco, está el bosque.

 

(1949)

 

 

El sentido de la vida

Hermann Broch nace en Viena en 1886 y muere en 1951 en los EE. UU. Sobre su lápida están grabadas las palabras Poet and Philosopher, que describen muy bien su trayectoria como escritor. El lector, que conoce su prosa, entre la que destaca su trilogía, Los inocentes o La muerte de Virgilio, suele, sin embargo, desconocer su obra poética, a pesar de que cultivó la poesía durante toda su vida con verdadero esmero, convirtiéndose en el “conflicto central de su vida”. Broch se entrega una y otra vez al ejercicio de la poesía como una necesidad que le permitía, partiendo de las imágenes más sencillas (un rostro, un paisaje, momentos de su infancia,…), ahondar en problemas filosóficos (la muerte, la identidad, el conocimiento, …). La literatura siempre fue para él una vía alternativa de conocimiento, condicionada por sus intereses filosóficos. La poesía expresaba aquello que ningún otro arte era capaz de expresar: “el sentido de la vida”. Por ello fue siempre menos exigente con su prosa que con su poesía, que nunca quiso publicar. Un buen poema tiene que cumplir “condiciones imposibles de satisfacer”, “debe desvelar un ámbito nuevo de realidad” pero sin dejar de estar condicionada por dicha realidad. A pesar de todo, él sintió la necesidad de “reelaborar partes de realidad que no son captadas por medio de la prosa”. Sus poemas surgen de las más delicadas vivencias. He seleccionado algunos poemas recogidos en el volumen En mitad de la vida. Poesía completa(publicado en la Editorial Ígitur y traducido junto a Rafael-José Díaz) para que el lector pueda hacerse una idea de la enorme sensibilidad de Hermann Broch como poeta.

MONTSERRAT ARMAS

Hermann Broch (Viena, 1986 - New Haven, 1951)
nació en el seno de una familia judía acomodada. Tras recibir sus primeras enseñanzas de profesores particulares, entró en la Escuela Secundaria Imperial y Real del Estado, en donde permaneció hasta 1904. Después siguió diversos cursos de manufactura textil, lo que le permitió administrar hasta 1927 la fábrica familiar de Teesdorf; luego, ya cuarentón, emprendió estudios de filosofía y matemáticas en Viena. Tras abandonarlos, se entregó por entero a la escritura: publicó entre 1931 y 1932 la trilogía Die Schlafwandler (Los sonámbulos), integrada por las novelas Pasenow o el romanticismo, Esch o la anarquía y Huguenau o el realismo. La expansión del fascismo lo animó a interrumpir su trabajo literario para dedicarse a la Völkerbund-Resolution (Resolución de la Sociedad de Naciones, 1937-1938). Los nazis lo arrestaron el día de la anexión de Austria por la Alemania hitleriana, pero consiguió salir de su país gracias a James Joyce e inició un largo exilio por Inglaterra, Escocia y Estados Unidos. Allí desarrolló y concluyó una de las novelas capitales del siglo xx, La muerte de Virgilio (1945), en la cual se reflejan sus dudas sobre el poder de la palabra ante la proximidad de la muerte. Los libros de narrativa posteriores, Die Schuldlosen (Los inocentes, 1950) y Der Versucher (El tentador, 1960), revelan su preocupación social, mientras que su interés por la modificación del comportamiento del hombre en grupo resulta patente en su estudio Massenwahntheorie y en la novela inacabada Die Verzauberung (El hechizo, 1976). Su inquietud por la decadencia de los valores anima la mayoría de sus textos de carácter filosófico, muchos de los cuales quedaron dispersos o inéditos en vida del autor, entre ellos la conferencia Geist und Zeitgeist (El espíritu y el espíritu de la época, 1962). Hermann Broch murió el 30 de mayo de 1951 en New Haven. Sus ensayos y sus cartas fueron recopilados en 1968 con el título Die Idee ist ewig (La idea es eterna).

 

Montserrat Armas Concepción (La Palma, 1969)
Doctora en Filosofía por la Universidad de La Laguna. Ha realizado estudios sobre Friedrich Nietzsche, Arthur Schopenhauer y Richard Wagner, que ha publicado en diversas revistas de Filosofía. Ha traducido libros como El mundo como voluntad y representación (Akal, 2005) de Arthur Schopenhauer y En mitad de la vida. Poesía completa (Ígitur, 2007) de Hermann Broch, ambos en colaboración con Rafael-José Díaz. Actualmente su interés por el Expresionismo alemán la ha llevado a traducir el poemario de Georg Heym, El día eterno para la editorial Trotta.

En su blog Bifurcaciones (https://montserratarmas.wordpress.com)se ocupa de literatura, filosofía, arte y traducción.     

 

 

 

 

ANTLITZ DES ALLTAGS

Der Alltag hat sie ins Gesicht getroffen
Und ihre Fratzen maskengleich verschreckt
Und Aug und Mund und Stirn ist in ein Nichts versteckt,
Schmerzlich verborgen, dennoch schamlos offen –

   Was war nur gestern? ach, kein Morgen weckt
Ein Heute, das im lassen Schlamm ersoffen –
Aus kleiner Sorg zu kleiner Freud sich hoffen –
Zeitloses Tier, das wachsend stets verreckt!

   Du Speiseneingang für den Alltagsbauch,
Frisiertes Menschenantlitz, Stirn und Mund:
Du leidest trotzdem und dein Blick ist wund

   Und in dem Leid trägst du des Geistes Hauch
Und deine Züge, die im Leid auftauen
Dürfen im Werk des Schöpfers Lächeln schauen –
(1919)

 

DIE TÄNZERIN

Noch ist der Tod dir eine Welt, die schweigt;
das Sein ist dir noch durch und durch real,
in ihm ist dir die Lust, ist dir die Qual,
aus dem dein schmales Leben steig;

   Und deines Lebens windverwehter Hall
trifft den und jenen, der sich in dich beuge,
oh fremder Schatten,der dich blob bezeugt
einsam, als enger Punkt im all

   Und lost sich dir die freieste Gebärde,
spannst du die Welt in einem grand écart,
so bleidst du doch in ihr stets auf der Erde: -

   brobi sein Gefühl in dir sich grob gebar,
das wissend, zeitlos die Gebärde bannt
und dich in All, das All in dir umspannt –
(1922)

 

IM BRENNENDEN ANTLITZ DER ERDE…

Im brennenden Antlitz der Erde
Nimmer ward mir dein furchtbarer Atem,
Gott, den ich nicht kenne –
Hinterrücks überfällst du mich,
Würger, den ich nicht kenne,
Und die Gnade deines Lächelns
Ist ein Schlag
In meinem Nacken.
(1933)

 

IM GOLDNEN LICHT DIE HÜGEL…

Im goldnen Licht die Hügel, und
Strahlend aufgeshlossen
Kub der Erde
Das Grab –
Wenn die Lippen sich öffnen
zum irdischen Hauch,
einholend den Himmel
und die enteschwindende Wolke:
wann  wirst dun ruhn
im Brautbett des Abends?
Oh Menschengesicht,
versinkend in die geöffnete Tiefe
versinkend in den Klang deines Seins,
aufstrahlt dein Auge zum Himmel
und zieht ihn hinad
fliebend die Welt
in deine liebende Nacht.
(1934)

 

DAS ÜBERLIEFERTE…

Das Überlieferte is tans Ende gelangt,
Es hat aufgehört des Menschen Spiegel zu sein,
Und der Blick, welcher in die blinden Scherben schaut,
Erblinder.
Wer in diesen Zeiten sich vom Überlieferten
Nicht losreiben Kann,
Der ist verloren;
Wer sich seines Anfansg
Nicht besinnen Kann,
Der geht unter.
Spiegellos nackt ist die Welt,
Spiegellos du selber.
Aber der Segen der Nacktheit ist inmitten des Grauens
Dirgeschenkt worden;
Einem hilflosen kinde gleich darfst du täglich
Aufs neu
In die spiegellos gewordene Welt schauen,
In ihre aufgebrochene Nacktheit,
Und täglich aufs neu verkündet sie dir
Deine Walhrheit,
Die Wahrheit deines einsamen Sterbens.
(um 1940)

 

VOM ALTERN

Graugebrannte, grauvermorschte, grauvertraute Lattenpforte
Riegelschwach im locker Zaun,
Die vom Buschwer überdorrte
Grenze quer durch das Gestaun,
Hier der Garten, dort der Wald.
Kindheitsgröbe, kindheitsstaunen, damals reich und heute wieder,
Jugend, Alter warden eins,
Und der Jahre Zwischenglieder
Sind nun zeitverlornen Scheins,
Waren Warten, Kaum Gestalt.
Zeitgeflüchtet,zeitverloren, zeitverstummt im Kinderworte
Hebe ich den riegelknauf
Und im tiefverwunschen Orte
Hebt das Sein sich selber auf:
Immer noch ist es der Garten,
Sonnenkrigelhaft bemalt,
Hinterm Zaun jedoch im zarten
Echodunkel steht der Wald.
(1949)