América Esperanza

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América de venas abiertas, cordilleras inmensas, dolores y silencios, ritmos imposibles, alegrías, carnavales y guerras. América sin tiempo, desencajada y resistente, dadaísta por mandato divino, atesoradora de secretos inefables y riquezas malditas. América sagrada y rebelde, dormida y despierta. América desperezándose tras una larga noche de quinientos años.

América mestiza y valiente, fogosa y explosiva. Amante traicionera, amiga leal. América de flautas y tambores, de samba y tango. América andina, sabia y eterna. América generosa y fértil en los mil colores de la montaña jujeña, los cielos inmensos del Valle del Elqui, los atardeceres sublimes de Alagoas, las playas sagradas del Yucatán.

América doliente y rasgada. América humillada y traicionada, despojada, saqueada, agonizante. Silenciosa y silenciada. América rebelde y resistente, agazapada, atenta. América esperanzada.

América alegre, mestiza, rebelde, cálida, inmensa, sabia. América de mil colores, sabores y tambores. Joven y eterna. América Esperanza.


* Con los amigos de la Córdoba Dadá, conmemorando su quinto aniversario.

 

Nací en Extremadura, pero soy -también- madrileña. Periodista por vocación y convicción, llegué a América Latina en 2008, a esa ciudad caótica y fascinante que es São Paulo. Después de unos años entre samba y tango, me establecí en Buenos Aires, desde donde trabajo como 'freelance' y colaboro para medios como El Mundo y Le Monde Diplomatique. Aunque, cada vez más, apuesto por los proyectos independientes: la revista Números Rojos, la web Carro de Combate -dedicada al consumo responsable y la denuncia del trabajo esclavo- y, por supuesto, este Fronterad.   Afincada por fin en Buenos Aires, una ciudad que me cautivó desde mucho antes de visitarla, cuando se me mostraba desde las páginas de Julio Cortázar, sigo descubriendo este continente diverso y complejo, este continente con las venas abiertas que, sin embargo -o por eso mismo-, tiene tanto que enseñarle al mundo.