Autores Publicaciones por Luis Meana
Luis Meana
En la muerte de Hans Magnus Enzensberger, que luchó contra la “industria de la...
Con otros, HME llevó a cabo una tarea titánica: sacar con fórceps a Alemania de su desvarío histórico, quitarle la caspa “metafísica” a sus ensoñaciones hegelianas de nación con un destino supremo, limpiar de los espíritus el terrible pasado del nazismo
Stefan Zweig: los últimos años. II. El largo camino hacia el ocaso
Creía, con esa vieja falta de realismo de los escritores, que la palabra podía contribuir a superar la derrota. “No soporto ya esas palabras… creo que he matado en mi corazón todo resto de nacionalismo; pero a pesar de eso sufro viendo cómo Austria tiene que tragarlo todo porque ya no puede defenderse… Me agarro a la vida, pero no por gusto a la vida, sino por aversión al diluvio universal… Estoy a menudo triste, siento el violento espectáculo, la gran tragedia del hundimiento del mundo, y tiembla todo mi ser”
Stefan Zweig: los últimos años. I. Los dos adioses: a Sigmund Freud y a...
“No habría deseado reconstruir de nuevo mi vida en ningún otro lugar, después de que el mundo de mi propio idioma se derrumbó y mi hogar espiritual, Europa, se autodestruyó. Pero tras cumplir los sesenta hacen falta muchas fuerzas para comenzar totalmente de nuevo una vez más. Y las mías están agotadas por tantos años de errar sin patria”
España y los ‘ongi etorri’
Tampoco nosotros sabíamos que aquí la muerte vendría del hermoso, nostálgico y musicalmente armónico País Vasco. ¿Cómo han llegado a esa perversión? Asegura Platón que los asuntos humanos llevan consigo oscuridad, confusión y decepción. Esa negra leche del amanecer, que es la muerte física o civil de tantos miles de víctimas humilladas por el terrorismo, la bebemos ahora casi a diario
Deslegitimación y monarquía. Sólo se es Rey cuando se actúa conforme a la dignidad...
El problema no está ni en un monarca, ni en la monarquía. El problema real está donde estuvo siempre: en las miserias constitutivas de la condición humana. Recordó Platón que sólo existe una forma de virtud, muchas de vicio
De los virus o la condición humana, y II
Ninguna sociedad ha podido prescindir a largo plazo de la Verdad, ni ninguna ha perdurado sin ella. Urge mucho, es evidente, la inmunización contra el virus, pero urge tanto inmunizarse contra la mentira. Estamos en esa hora maldita en la que tenemos que beber y bebemos la leche más negra de nuestra historia reciente, y la hemos tenido que tragar en la aurora, y por la tarde, y a mediodía y por la noche
De los virus o la condición humana, I
Si hubiera que elegir una palabra-símbolo que visualizase el ser de nuestra época seguramente sería viral. Expresa nuestra prepotencia: el sueño de la ubicuidad propia sólo de los dioses, instantaneidad global, conectividad total, transmisión supersónica y la floreciente sincronía con la que nos gusta contagiarnos mentalmente. Nuestro orgullo es ser virales. Lo que no sea viral no es nada
Cataluña como síntoma, religión política o esperpento. II. El mal romántico o las tentaciones...
Romántico es término que, para el Ilustrado del XVIII, es sinónimo de irreal, “inventado”. ¿Cabe sorprenderse de las “invenciones” que oímos y vemos cada día en Cataluña? El carácter frecuentemente arbitrario de la fantasía romántica pretende elevar al hombre por encima de la realidad
Cataluña como síntoma, religión política o esperpento. I. Desprecio de la historia
Cuando se cumple un siglo de aquel comienzo esperanzado que fue la República de Weimar y poco más de cien años de la terrible Revolución Bolchevique, bellos o pérfidos sueños que le costarían a Europa millones de vidas, a esa mediocridad autoconstituida en Dios que es el hombre actual –narcisista, frívolo y soberbio– le ha parecido una buena idea ponerse a jugar con la historia como si el tigre fuera un gatito
Vida y muerte de Rafael Sánchez Ferlosio
En encogido silencio despedimos en el cementerio de La Almudena a este divino náufrago, divino sobre todo por el impresionante empeño. A ratos hasta parecía que estuviésemos en el legendario entierro de Larra, algo así como un hermano lejano. Faltaban las masas, los penachos y carrozas, los disparos, los próceres y el ambiente nacional. Ningún Zorrilla recitó versos famosos. Aquí sólo hablaba el silencio sepulcral y únicamente se sentía el dolor familiar de Deme y Lucía que brotaba mansamente del abismo de los sentimientos, mientras los demás, estupefactos, creíamos percibir el eco de su voz crítica que nunca aceptó el “vuelva Ud. mañana”, ni contemporizó con lo hueco, lo falso o las miserias habituales de la patria que arrastramos por la historia como el condenado arrastra sus pesadas cadenas