
Fuera de guion
el blog de Manuela della Fontana
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Manuela della Fontana
Cuando todo pase: Notas de la cuarentena
Yo que renegaba de esos veranos en que Madrid se quedaba solo, ahora me gusta ver la calle silenciosa que me recuerda la Roma vacía que Nanni Moretti recorría con su Vespa. Veo como pasan los autobuses sin pasajeros, y fantaseo con la idea de montarme en uno, acurrucarme junto a la ventanilla y ver como la ciudad se aleja mientras intenta tomar pulso a una situación tan extraña.
En busca de aire
Ante las adversidades uno se crece, es lo que me repetía mi abuela con su gesto cansado, infatigable una vez y otra… y yo, ni caso. Tienes que aprender a seleccionar tus pensamientos como lo haces con la ropa que te vas a poner todos los días, decía… sólo así verás que es posible, que no todo es igual de importante… ya verás que de todo se sale y de todo se aprende.
El roce de una pierna
En estos viajes imaginarios de conversaciones ajenas, bocadillos del medio día, y manicura improvisada, es cuando echo en falta que el bueno de Michael Fassbinder no frecuente la línea 9, sucumbiría si lo hiciera a sus encantos de niño malo, dejaría mi lectura y me entregaría con deleite a ese juego de la seducción subterránea que surge entre desconocidos que se miran de reojo para no llegar a nada.
Flores, la exposición de Almodóvar y Jorge Galindo
Flores, solo flores gigantes y jarrones. Muchos jarrones. Esa es la clave, flores que bailen, flores que vuelen. Sin consignas. Rosa, verde, amarillo. Algún rojo. Almodóvar adora los colores, sobre todo el rojo, pero aquí no se atreve. Dice que le intimida, casi tanto como el negro que le impone respeto.
Basta un segundo
Soy de las que piensan que los abrazos no son como los besos, pero casi… en esto me parezco a Isabel Coixet. Un abrazo en el metro puede cambiar el rumbo de una historia, tanto como un beso atropellado en un taxi puede ser el principio de otra.
El sofá de los domingos
En tanto llega ese momento, el inevitable momento de transigir, algo me dice que tendré que acostumbrarme cual Bridget Jones a guardar en cajones los desengaños de experiencias pasadas como se guardan los calcetines desparejados o la última carta a los Reyes Magos; pasar el plumero y poner un poco de orden a tantos despropósitos y sino inventarme una vida distinta, comprarme un sofá más grande o un armario en el que quepa además de mi felicidad egoísta, las veinte cajas y maletas que suponen el inicio de lo que se espera sea una convivencia feliz. Ya estoy hiperventilando.
Sad song
Ayer regresaba a casa envuelta en ese cansancio típico del que lleva todo el día dando tumbos, acalorada pese a la lluvia, con los...
Buenos propósitos
Me he despertado esta mañana un tanto alterada, nerviosa diría yo. Nada nuevo si no fuera porque hoy es mi cumpleaños y se supone...
La balada de la dependencia sexual de Nan Goldin
En este derroche de intimidad compartida, no necesita pedir permiso, las historias se abren paso ante ella con la misma naturalidad con la que un escritor desnuda las palabras para vestirlas después con el traje oscuro de los silencios. Pero el último capítulo de su vida está todavía por escribir
Con los ojos cerrados
Acaba de caer en mis manos un fantástico libro de viajes y viendo sus fotos me han entrado unos deseos tremendos de volver a...