Una mente prodigiosa como la de Georgie Dann nos animaba los veranos en España con un baile y una canción con la que afrontar la canícula y la modorra producida por ésta. Sacudía nuestras neuronas y nuestra musculatura en los bailes de las fiestas populares y las bodas obligándonos a padecimientos físicos y psíquicos incalificables.
Uno de ellos era el título de este post: “c’est le bicycle”.
Dicen que en Internet está todo. Pues no, no está todo.
Una melodía y una letra (‘sin mover los pies, un, dos, un, dos; levantar los pies, un, dos, un, dos…’) que ha marcado mi vida a hierro y fuego no he conseguido encontrarla para compartirla con vosotros. Era un baile divertido como todos los de este fénix de los ingenios de la música que rivaliza con el de Salzsburgo y aprovechaba el tirón de las carreras ciclistas por etapas que hay en verano y que, entonces, antes de que se las cargaran con tanta manía de oler los orines de los ciclistas, tenían un éxito tremendo.
¿Quién no ha seguido la emoción del Tour de Francia, el Giro de Italia o la Vuelta a España mientras babeaba dormido en el sofá?
Lo que pocos habéis tenido es la experiencia única de seguir el Tour de Faso.
Efectivamente, la Vuelta Ciclista a Burkina Faso.
Esto es para verlo y yo lo he visto. Y os lo cuento porque dudo mucho que lo hayan dado en los informativos, ni siquiera en las secciones de deportes.
Debería haber una gran cantera ciclista, porque es uno de los medios de comunicación más normales, pero…
Como todas las carreras ciclistas de este tipo tiene etapas diarias, maillot amarillo, maillot verde… lo que no hay es entrega de ramos de flores a los ganadores de etapas, ni contrarreloj, ni premio de la montaña. Porque esto es más bien llano, el monte más alto del país no llega a los 800 ms, sobre una altura media de 500 ms y allí tampoco hay caminos que lleven, ¿para qué? Así que el premio de la Montaña lo habrán cambiado por el del Bache, porque algunas de las etapas tienen un mérito especial.
La primera finalizaba en Ouahigouya, mi aldea global, y pensé en ir a ver la llegada y aliviarme escribiendo un artículo. Algo que jamás se me ocurriría hacer en España me pongo a hacerlo aquí. Soy del género tonto.
El caso es que llegué a la zona de meta y le pregunté a un policía si faltaba mucho para que llegaran. Muy amable, el condenado, me dijo que como media hora, así que decidí esperar, ver la llegada, hacer unas fotos y escribiros sobre ello.
Lo primero, la cuestión tiempo. Sobre la cuestión espacio no vamos a hablar ahora que ya os he contado que esto es amplio y luminoso, muy luminoso.
Y es que no acabo de aprender… media hora, me dijo el poli bueno y fueron casi dos horas bajo un sol de injusticia: me he quemado la calva, claro, clara.
Supongo que lo de no hacer contrarreloj será porque aquí todo va contrarreloj o que se pasan el reloj por la clepsidra, aunque aquí no funcionan bien porque agua hay poca, esto es el Sahel.
Éstos no fueron los que entraron primero, pero levantaban los brazos para salir en la foto. Había como carreras previas de corredores locales, cosas de aquí.
Estaba todo el rato al borde del desmayo, de la deshidratación y de la carretera, después de la línea de llegada y cada cierto tiempo pasaba un policía echándonos fuera de lo que es el asfalto para mantener el orden. Yo soy muy obediente con las fuerzas del orden después de algunos desencuentros que tuve en mi juventud, pero me asomaba con mi cámara de vez en cuando para hacer alguna foto.
Vamos que se veía claramente que no era mirar por mirar, sino que quería inmortalizar. Sobre todo cuando parecía que iban a llegar los corredores.
Ese que cruza es el guardia de la porra, no somos amigos ni creo que lo lleguemos a ser
Distraído que estaba haciendo una foto que no vi llegar al poli, éste malo, que me golpeó la rodilla con su porra. Y la verdad, no os voy a engañar, me puse de una mala hostia que me fui de allí. Y por el camino me tragaba las lágrimas de rabia y rumiaba mi humillación pensando en largarme de este país que hasta en esas pequeñas cosas no me trata muy bien.
Sentí el racismo. No porque no me debiera golpear por ser blanco, sino por ser viejo. Y sólo puedo entender que lo hiciera (no se golpea a un viejo, sólo a los chiquillos o los jóvenes) porque soy blanco y aprovechó para darse el gusto.
Bueno, ya se me ha pasado y no me voy a ir por una tontuna así (tampoco me dio tan fuerte), con la de cosas que me están haciendo unos y otros.
Al día siguiente el Tour de Faso me siguió a la capital, como la Muerte a Asmara.
Allí estaba yo dando vueltas con mi coche con la ciudad medio cortada por la llegada de la carrera y por contestar al móvil, mis amigos no sabían por qué no llegaba, me paró la policía por hablar por teléfono. Vi las caras iluminadas de los 2 polis cuando me vieron y me pararon.
Fueron amables, polis buenos, papeles y todo eso y poco más que sólo me pidieron la voluntad: 10.000 Fcfas de mordida.
El Tour de Faso no me mola y no me preguntéis quién va ganando que me la trae floja, perdonad la precisión, sólo sé que son belgas o franceses. Porque a los de aquí no se les da muy bien.
PS.- “Koudougou, la etapa de todos los peligros”, titula el artículo del periódico.
Se refiere a que la carretera está tan mal y tan llena de baches y agujeros que es una etapa eslálom y que puede producirse un vuelco en la clasificación porque será fácil que acaben volcando todos, en un momento u otro, en algún agujero.
También porque el recorrido incluye 27 kms de pista de tierra con condiciones aún peores.
No es coña. O mejor dicho, sí, aquí hay cosas que son de coñá.
GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS
Félix, Aunque últimamente no
Félix, Aunque últimamente no he dejado mis comentarios en tu Blog, sigo siendo fiel a la lectura semanal, que a veces comparo con las «series de aventuras» que emiten en la tele. Cada semana un episodio que poco a poco te introduce en un tema diferente, se va desarrollando y nunca sabes como va a terminar … La mayoría de las veces la sensación es agridulce. Putada tras putada y tú con tus comentarios que, en mi caso, siempre o casi siempre provocan una sonrisa. Digo «casi siempre» porque a veces, ni siquiera tus comentarios jocosos, me hacen sonreir ante tal complejidad de problemas.
Envidio la capacidad que tienes de afrontar la carrera de vallas que te has propuesto recorrer y … más difícil «terminar». Hasta que llegues a la meta, te seguiré leyendo …
Hola, Javier, buenos
Hola, Javier, buenos días!
Gracias por ‘seguirme’. No sé si son aventuras o, más bien, desventuras, pero son las cosas que me pasan. Como tú dices yo también tengo casi todo el tiempo una sensación agridulce con mis vivencias en Burkina Faso. Supongo que no muy diferentes a las que puedo tener en España o en cualquier otro sitio donde cayera.
Porque hablamos de la vida. Y la vida es eso, agridulce. Si todo fuera miel sería tan malo como si todo fuera hiel. Lo bueno es saborear un poco de cada. Doucement, sin empacharse de ninguna de las dos cosas.
Los problemas forman parte de la vida, lo ideal es no perder la sonrisa ni las ganas de seguir adelante. Y, de esas, todavía me quedan algunas.
Además acabo de conocer una mujer muy interesante, que puede que algún día os hable sobre ella. Me ha devuelto un poco la esperanza, l’espoir que decimos por aquí.
No sé si conseguiré terminar algo, o si acabaré este camino de vallas, como dices, pero lo importante no es llegar sino seguir en el camino.
Y saber que amigos, como tú (no sé si nos conocemos, aunque supongo que sí), me acompañan en recorrer las vallas de este valle de lágrimas.
un fuerte abrazo
He podido entrar, fácil,
He podido entrar, fácil, yupi! lo que quería decir aún no se me ha olvidado, aunque mi nombre siga saliendo en mayúsculas y tan claro, me hubiera gustado algún sobre nombre o apodo o mote… pero si puedo, que lo dudo, cambiaré. Félix, si me sonrió cuando te leo y otras me saltan las lágrimas, pero como dice la canción lo tuyo «es agua de rio mezclada con mar “como la vida misma, sobretodo en algunos lugares de este mundo. Lo que me sorprende, es que pensarás, después del porrazo, salir del país, ¿te ronda ese pensamiento más a menudo?, o es una apreciación mía. Es curioso cómo podemos aguantar tantas cosas, menos cuando nos tocan lo físico, humilla, ofende, enoja. Eso de poner la otra mejilla, no sé si Ala, dirá algo al respecto, no es lo nuestro. De todas formas me alegro de que hayas conocido a alguien «interesante», espero que haga las veces de «agua de rio» y diluya la sal. Un tierno abrazo
Pues yo, como mote o apodo,
Pues yo, como mote o apodo, te pondría ‘PRECIOSA’, porque además de ser un encanto eres un cielo. Pero sé que tu modestia te impediría aceptar algo así… Pero si me dejas hablo con el Administrador de la página para ver si se puede cambiar ;-))
Aquí se mezcla mucho lo salado y lo dulce, lo alegre y lo triste. Porque esto es la vida, y la muerte, su final, en un estado casi puro. Quizás es por eso por lo que sigo aquí: siento las cosas más simples y más potentes. Me arrastra la vida y la muerte que veo pasar a mi alrededor. De hecho el próximo post será sobre algo de esto, me acabas de dar la idea.
No te sorprenda que ese pensamiento, mandarlo todo a tomar por culo, por decirlo suavemente, me asalte un día sí y otro también. Soy un poco flojo, por así decirlo, y cuando me vienen mal dadas (¿y cuándo no es feria?) no consigo apartar esa idea derrotista de mi cabeza.
Pero todavía aguanto, ¿cuánto?
No sé, no creo que ni siquiera Allá lo sepa. Al menos yo no se lo he dicho, ni pienso hacerlo. Hablamos lenguas distintas.
Y de Kadi, esa chica, ya os contaré cómo van las cosas…
Gracias por ser mi amiga y cuídate mucho
Félix, C’est le bycicle no es
Félix, C’est le bycicle no es del inefable Georgie Dann, es de Alex Marco, un catalán afincado en Paris desde los años 60. Aquí te dejo el link: http://www.youtube.com/watch?v=fir6neas6I8
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