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Mientras tantoComer con sentido y sensibilidad

Comer con sentido y sensibilidad


 

 

 

 

 

Presentado hace ya cinco años, este libro se ha consagrado como un clásico de la literatura divulgativa de nutrición para la salud. Sus autores, el gran cocinero Ferrán Adrià y el famoso cardiólogo Valentín Fuster, junto con el periodista de ciencia Josep Corbella, tenían trayectorias profesionales muy reconocidas en sus diferentes campos, pero tras su publicación, ninguno de los textos que redactaron posteriormente, juntos o por separado, lo ha superado como manual de referencia sobre alimentación saludable. La razón de su éxito, es que conjuga con maestría los campos de la salud y la cocina que, sumados, son lo que persigue la ciencia de la nutrición. Porque nadie que hable de nutrición conseguirá calar en los hábitos de la gente si no contempla la parte más importante que para nuestra cultura tienen los alimentos: el placer gastronómico. La tarea es, pues, doble: inculcar la información necesaria para no desligar el placer de la salud. Nada hay más básicamente ligado a nuestra salud que los alimentos que comemos. Y nadie más ligado a ella que quienes los eligen y cocinan. Estos autores, como Hipócrates (“que vuestro alimento sea vuestra medicina”) vuelven a contemplar la comida como elemento fundamental de las necesidades nutricionales sin olvidar una buena preparación que la convierta en placentera.

 

El libro partió de la idea de desmontar mitos (“antes se comía mejor”), analizar paradojas (“nunca habíamos tenido tanta información y nunca habíamos comido tan mal”) y aplicar todo el conocimiento de hoy a la vida cotidiana. Contamos con una superabundancia de ambas: comida e información; entonces ¿qué falla? Como apuntaron entonces estos expertos, vivimos rodeados de alimentos procesados y sabores artificiales que se aprovechan de nuestra escasez de tiempo y de la facilidad de obtener comida barata precocinada. “Qué me guste no quiere decir que sea sano” apuntaba F. Adrià, aunque añadía que tampoco debemos demonizar la industria alimentaria “si no apoyar al que lo hace bien”. También, los sectores farmacéuticos, señalaron en su presentación, publicitan sin descanso suplementos de vitaminas y minerales que deberíamos obtener de forma natural a través de los alimentos.

 

Hoy, las premisas por las que este libro fue escrito no son menos actuales: las tasas de obesidad infantil y el sobrepeso en los adultos siguen creciendo a ritmos alarmantes en nuestro país. Los autores, conscientes de la enorme cantidad de literatura sobre la salud y la nutrición se plantearon una forma novedosa para alcanzar lo que es clave en un texto divulgativo: un libro práctico tanto en el contenido como en la forma.

 

¿Cómo? Enmarcando el texto en el entorno donde se realizan las compras, se cocina y se come: la familia. Y no separar nunca los alimentos de sus propiedades, valores nutritivos y frecuencia, adecuada a cada miembro según su edad y estado físico. La información se sitúa en el contexto donde es realmente necesaria, la práctica diaria. De una manera clara y amena a lo largo del libro se realiza una visita guiada a la forma de alimentarse de una familia con tres generaciones en el mismo hogar. A través de ellos se habla de todo lo que compete a la alimentación, la forma de comprar, de organizar la nevera, de conservar los alimentos y también, de cómo cocinarlos. Pero siempre de manera realista pues como apunta este insigne cocinero “no le puedes pedir hoy a la gente que esté tres horas cocinando…”.

 

Un lector habituado a los suplementos de medicina, nutrición y estilo de vida, puede reconocer algunas de estas recomendaciones, aunque seguirá encontrando utilidad en otras. Sobre todo, pone en orden muchas de las informaciones contradictorias que hoy son moneda de cambio sobre multitud de temas como la seguridad en el uso del microondas, las propiedades de los alimentos congelados, el agua embotellada, el valor calórico del pan, la sal, etcétera. Estructurado en 16 capítulos, engloba todos los aspectos a los que nos enfrentamos a diario desde el punto de vista de la cocina (comprar, guardar y preparar los alimentos) y de la salud (cómo, cuándo, cuántas veces comer) sin olvidar la actividad física. Además hay un capítulo más que necesario sobre los tipos de alcohol, diferencias, y efectos. El texto tiene la virtud del lenguaje sencillo sin menoscabo de su base científica y se hace cercana al estar enmarcada en vidas con nombres y edades con las que identificarse. Incluye también ilustraciones, recuadros y resúmenes, además de variados recursos de diseño que facilitan la lectura. Es uno de esos libros cuya lectura va a cambiar algunos de nuestros hábitos (ojalá fueran muchos), pues nos será imposible actuar de la misma forma, tras conocer la base científicas de sus recomendaciones. Además, aunque desde su publicación hasta hoy se han realizado innumerables estudios sobre estos temas, ninguno ha arrojado datos que contradigan las teorías científicas sobre las que se asientan sus recomendaciones.

 

Este libro consigue, con creces, lo que se propone: educar en nutrición sin menoscabo del paladar y “promover la salud” como le gusta apuntar a V. Fuster. Y el conocimiento que transforma nuestra forma de pensar y nuestras emociones son los que, a juico de sus autores, guían nuestro cuerpo y por tanto la boca. Para ellos «sin tu cerebro, sin una actitud mental, no haces nada en la vida». Como la vida actual no hay tiempo para casi nada, menos lo hay para comprar con calma, cocinar y comer en familia a diario. Por eso podemos contemplar cómo la falta de planificación y cultura a la hora de comer ha generado problemas de obesidad, anorexia y múltiples enfermedades a edades cada vez más tempranas. Pero, también está en nuestra mano buscar la forma de pues contamos con una buena información que nos ayuda a identificar nuestros errores y a planificar por anticipado menús semanales sencillos y equilibrados. Por todo esto, a mi juicio, este libro debería estar por mérito propio en las estanterías cocinas para ser consultado al preparar o al decidir los menús y también durante la compra. Por mi parte, lo he usado en innumerables ocasiones para convencer a mis hijos sobre temas como la importancia del desayuno y efecto de prevención del sobrepeso (preocupación constante en los adolescentes), pues están en la edad de hacer caso a cualquiera (incluso a un libro) antes que a sus padres. Con mi hijo pequeño, Roberto, que apunta a ser un gran cocinero para su futura familia (como a él le gusta decir) he leído el epígrafe “Niños a la cocina” del capítulo 5. También, en una ocasión, durante una comida, (que es el único lugar en que los tengo a todos en un mismo sitio al menos un rato) les leí en voz alta, los epígrafes sobre las palomitas, los refrescos y el “efecto pantalla”, y aunque me escucharan de mal humor y no creo que me hagan mucho caso, por el momento, confío en que algo de información se les vaya quedando. Y, sobre todo, como la carne es débil, la memoria flaca y volvemos sin darnos cuenta, a viejos y malos hábitos, sigo releyendo capítulos de vez en cuando…

 

Título: La cocina de la salud

Autores: Ferrán Adrià, Valentín Fuster y Josep Corbella

Editorial Planeta 2010

Datos del libro:

Nº de páginas: 384 

Lengua: castellano

ISBN: 9788408094562

Compra: a través de internet en la Casa del Libro o en Amazon por 21,90 nuevo en papel, en ebook por 9,99, o de 2ª mano en papel desde 13,00.

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