Es indudable que los padres buscamos lo mejor para nuestros hijos pero, cuando ocurre algún fallo en un examen, una nota que no era la esperada, de nada sirve pegar voces y muchas veces influir negativamente en nuestros seres queridos. Si se toma como ejemplo la sana costumbre que existe en el ajedrez y que es la de analizar la partida que se acaba de jugar, sin importar el resultado podremos aplicarlo también en el los “análisis post-mortem de los exámenes y deberes del colegio”.
¿Cómo analizar una partida de ajedrez con un niño? (segunda parte)
Hace unas semanas, cuando empecé a pensar en un tema interesante para escribir, se me ocurrió escribir un artículo sobre cómo analizar una partida con un niño pero me di cuenta que si el artículo se quedaba ahí, solo en el análisis post-mortem de una partida, corría el riesgo perder una inmejorable oportunidad de crear un paralelismo entre el ajedrez y la vida real. Este paralelismo, estas similitudes, suelen ser un tema recurrente dentro del mundo del ajedrez, tanto así que muchas veces, los ajedrecistas tomamos decisiones en la vida real en base a patrones, esquemas o ideas que tienen gran parecido a las decisiones que se toman sobre el tablero. Hay que buscar estrategias para llegar a donde uno se propone, ordenar las ideas, planificar y…aprender tanto de los aciertos como de los fallos. Es indudable que los padres buscamos lo mejor para nuestros hijos pero, cuando ocurre algún fallo en un examen, una nota que no era la esperada, de nada sirve pegar voces y muchas veces influir negativamente en nuestros seres queridos. Si se toma como ejemplo la sana costumbre que existe en el ajedrez y que es la de analizar la partida que se acaba de jugar, sin importar el resultado podremos aplicarlo también en el los “análisis post-mortem de los exámenes y deberes del colegio”.
Vamos a suponer que nuestro hijo ha traído una mala nota. El primer instinto nos lleva a quitarle la televisión, el móvil y el ordenador pero, por suerte recordamos los consejos del Profesor/Monitor de ajedrez sobre los post-mortem. Tomamos a nuestro hijo que, por cierto, está muy triste y decepcionado por su nota, y con mucho cariño le sentamos frente a una mesa donde está el examen y una blanco y comenzamos a analizar los fallos, por qué ocurrieron y que se puede hacer para evitarlos. Comenzamos con los paralelismos.
1) Analizar la partida lo antes posible / Revisar el examen lo antes posible
Al igual que ocurre después de una partida, es importante revisar el examen y preguntarle a nuestro hijo por qué contesto de determinada manera o por qué hizo determinada operación. Las ideas están frescas, la razón de determinada respuesta (movimiento) todavía está en su cabeza.
2) Preguntar por qué cree que ha perdido/ganado la partida / Preguntar por qué ha sacado una buena/mala nota
Es importante que nuestro hijo nos cuente por qué cree que ha sacado cierta nota, quizá nos diga que las preguntas eran muy complicadas, confusas o que no pudo terminar de contestar todo el examen porque se quedó bloqueado con el primer ejercicio y, por intentar resolverlo, perdió todo el tiempo. Otra respuesta posible es que el tema que vino en el examen no lo había estudiado. Esto nos puede servir de indicativo de que está fallando.
3) Huir de los análisis con largas variantes / Huir de explicaciones complejas
Nuestro hijo no necesita en estos momentos conocer profundas explicaciones matemáticas que comprueben que el razonamiento que le llevó a hace determinada suma o resta no era correcto. No. Nuestro hijo –además de cariño- lo que necesita es que le expliquen de forma sencilla aquello que no comprendió. Hay que reducir al mínimo indispensable la memorización (grave error si todo se apoya en una mecánica repetición de conocimientos si no hay entendimiento). Si le explicamos a nuestro hijo aquello que no entendió, si lo hacemos de una manera fácil y de una manera que él mismo llegue a la deducción, se quedará boquiabierto, con los ojos muy abiertos y maravillado de lo “fácil” que era. Las cosas son más fáciles si hay comprensión.
4) Resaltar las ideas principales que van apareciendo en la partida / Apoyarse en la comprensión para entender las ideas que hay detrás de cada operación
En este punto, mientras se vuelven a repetir los ejercicios donde hubo fallos, nosotros, como padres (“monitores”) debemos hacerle entender la razón de cada operación que hace y que sepa interpretar los resultados por muy sencillos que sean. Hay que fijar cada idea.
5) Preguntar por qué cree que ha perdido/ganado una partida / Preguntarle por qué cree que ha sacado determinada nota
Si hemos sido pacientes con nuestro hijo, si hemos hecho que vea cuáles han sido sus errores, si realmente ha entendido la raíz de su fallo, si lo tiene perfectamente identificado, se sentirá triste por la nota pero fuerte y más confiado para la próxima prueba. Ahora sabe por qué ha cometido determinado error, ha de trabajar duro para corregirlo y ese punto débil, quizá se vuelva, en el siguiente examen, en su punto fuerte.
6) Mensaje motivador
La motivación mueve montañas, crea confianza y fuerza. Hay que transmitirle energía, ganas de “revancha”, ganas de que le presenten otro examen al día siguiente porque ahora sabe que es más fuerte, cometerá errores, si, pero ahora sabe que puede detectarlos y corregirlos.
“Observen a Garry Kasparov. Después de una derrota, invariablemente él gana la próxima partida. Prácticamente hace pedazos a su siguiente oponente. Eso es algo que tenemos que aprender a lograr”
(Maurice Ashley)
Mikel Iker Menchero Pérez
(Monitor nacional de ajedrez)