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Mientras tantoCómo era la anterior era teatral para Guadalupe Valero

Cómo era la anterior era teatral para Guadalupe Valero


Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿mayo? ¿septiembre?…) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido  de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…

¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
La anterior era teatral fue una ebullición constante y una loca carrera por querer verlo todo. Esta explosión de creatividad y creación de espacios, por otro lado, también produjo mucha precariedad, y lamentablemente vimos el cierre de muchos lugares, como el Teatro Guindalera.

Los nuevos dramaturgos y dramaturgas fueron cobrando protagonismo y la presencia de la mujer se fue haciendo más visible e importante.

En mi caso, en el plano laboral, aposté por trabajar con gente muy talentosa que se fue consolidando y con grandes directores a los que siempre había admirado.

La última anécdota fue con Don Juan, grandes éxitos, una versión del Don Juan de Molière en clave de humor ambientada en los años 70, escrita y dirigida por Manu Báñez. A dos días del estreno, Ramón Merlo, que hacía de Sganarelle, tuvo que ser ingresado de urgencias, y Germán Torres, que interpretaba a Don Juan, le dijo a Manu: “Esto te lo aprendes tú en dos días”. A esto, él respondió: “cabrones, no os lo habéis aprendido vosotros en un mes y queréis que me lo aprenda yo en dos días”. Pues al final se lo aprendió, estrenamos y resultó un éxito clamoroso.

¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Me cuesta elegir un solo montaje, pero me quedo con Metálica de Iñigo Guardamino, porque hablaba, con su particular sentido del humor macabro, de un futuro distópico donde el ser humano ha perdido el gusto a relacionarse con otros seres humanos y se relaciona con robots.

En el pasado siempre imaginábamos un futuro plateado y lleno de confort. Sin embargo, las últimas obras sobre el futuro son tristemente apocalípticas. Y veremos cómo serán las obras que escribiremos sobre el futuro después de este confinamiento, en el que hemos aprendido a extrañar y valorar el contacto físico con nuestros amigos y familiares.

¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Lo útimo que vi fue en el Teatro Español, Prostitución, de Andrés Lima, quien, después de la formidable Shock( el Cóndor y el Puma), volvió a dar en el clavo con una maravilla de obra de teatro documento magníficamente interpretada y dirigida, sobre un tema controvertido que dio lugar a encendidos debates. Me quedé con ganas de ver Los días felices del gran Pablo Messiez.

Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…

Federico hacia Lorca

Elijo la foto del gran David Ruano del montaje Federico hacia Lorca de La Joven Compañía dirigida esta vez por Miguel del Arco, en la que se ve a unos jóvenes actores maravillosos unidos como un solo cuerpo. Fue un sueño vestir a Lorca con un tutú, que todos los actores fueran Lorca en algún momento y que los jóvenes espectadores se pudieran identificar con toda la belleza que él desprendía.

(Guadalupe Valero, diseñadora de vestuario)

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