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Mientras tantoDan ganas de escaparse a la selva

Dan ganas de escaparse a la selva


 

Tampoco hace falta volver. Es decir, primero irse y luego regresar, para sentirse cada día, después de leer las noticias, como el caballero Edward Pendrick luego de naufragar y acabar en la isla del Doctor Moreau.  Yo esta Semana Santa no he salido. Más exactamente he salido todos los días pero he pernoctado en el hogar, que es una manera de irse de vacaciones por horas (no conozco hotel mejor que mi casa) o una manera de fondear la Bounty en Tahití y embarcarse en ella cada noche como el capitán Bligh. El caso es que al fin y al cabo he vuelto de vacaciones, lo cual en España es como naufragar, y me he encontrado con los habituales sucesos extraños donde, especialmente en Cataluña, a uno le entran ganas de escaparse a la selva para que no experimenten con él como le debió ocurrir, por ejemplo, a Romeva, ese ¡ministro! de Exteriores que creó un gabinete de crisis para seguir los atentados de Bruselas. Observando las imágenes de aquel momento histórico (el lugar parecía la sala de una peña futbolera vacía) uno comprende el estado de formación de la patria: un estado moderno- primitivo al que se le ven los cables por detrás de los plasmas. Romeva, el hombre-leopardo, como producto de una suerte de vivisección ideológica, fue el mismo que siendo eurodiputado, ¡eurodiputado!, envió una carta a la Comisión Europea expresando su preocupación por una posible intervención militar debido a que vio unos cazas sobrevolando Lérida, o el que protestó ante la misma Comisión por un pisotón del jugador del Real Madrid, Pepe, al Barcelonista Messi. Un hombre de Estado o un hombre-estado. A Cataluña, después de observar a esos representantes, cualquiera puede imaginarla como una isla de híbridos debido a lo estrafalario (¿el espejo del pueblo?) de esos gobernantes, como salidos del laboratorio de Moreau (¿será Puigdemont una mezcla de hombre y fregona?, ¿es Romeva el prototipo de nuevo catalán como lo era Anthony Quinn de ario en La Hora 25?, ¿es Junqueras, con toda esa bondad y sentimiento, un ensayo de hombre- tubérculo puro de la tierra?), donde deben de quedar pocos catalanes originales, sencillos, demócratas e inteligentes que vivan y pesquen como lo hacía Pla en Fornells, quizá el verdadero primitivismo olvidado, el canto generoso (no egoísta) al terruño sin el cual Colau, la mujer- alcaldesa-arribista-activista-antisistema, llora más sentidamente por el delincuente Puig Antich que por un amanecer, pongamos de Cadaqués.

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