De Karl Rappan, Suiza y el verrou de los años 30

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Cuando la selección española se enfrentó a Suiza en el primer partido de la Copa del Mundo de 2010, pocos contaban con una sorpresa del país alpino. De la nada surgió Ottmar Hitzfeld, el genio táctico artífice del fútbol elegante y ofensivo del Dortmund de los noventa, quien, tomando una hoja de las páginas de la tradición futbolística de la nación centroeuropea, plantó un equipo bien organizado con un esquema defensivo, con una espina dorsal fuerte y espigada y con la determinación de no permitir un gol. El tanto de Gelson Fernandes se llevó los titulares y la prensa, al menos la española, se enfocó sobre todo en la mala suerte que había acompañado a la roja durante el encuentro. Desapercibida, en gran medida, quedó la resurrección del verrousuizo, progenitor y antecedente directo del (ahora mucho más famoso) catenaccio italiano.

 

KARL RAPPAN (fuente: Wikipedia)

 

Todo empezó con el austriaco Karl Rappan, atacante del Wacker de Viena, quien, tras su carrera como futbolista en Austria, se trasladó a Suiza, donde figuró como jugador/entrenador del Servette de Ginebra entre 1931 y 1935. Fue durante este período que Rappan desarrolló lo que años más tarde, durante la Copa del Mundo disputada en Francia en 1938, vendría a conocerce como el verrou, o el cerrojo. Este sistema contemplaba un esquema que permitía que el rival tuviera el dominio del balón y la posesión del medio campo, concentrándose en interceptar las diagonales, neutralizar la penetración y llevar a cabo rápidos contragolpes.

 

En términos visuales, la diferencia en el posicionamiento de los jugadores era considerable: partiendo del esquema más popular en los años 30, el WM (3-2-2-3), Rappan restringió la libertad de sus extremos, convirtiéndolos en alas tornantes, con responsabilidad defensiva y ofensiva al mismo tiempo, y rompió con la linea de sus dos centrales, haciendo que uno de ellos (el que quedaba libre, porque el equipo contrario atacaba por el otro costado) se rezagara por detrás del otro, para así cubrir el espacio que quedaba entre la defensa y el arquero. Surgió entonces la figura del “libero”, y ganó prominencia la del medio centro creativo, quien se convirtió en el motor del equipo.

 

ALEMANIA Y SUIZA ALINEADAS ANTES DEL PARTIDO (fuente: PARISENIMAGES)

Alemania vs Suiza, 1938

 

Tras ganar la liga suiza en 1933 y ’34 con el Servette, Rappan y su sistema comenzaron a ganar popularidad. En 1936 el austriaco se hizo cargo del Grasshopper de Zurich, equipo con el que ganaría cinco ligas y siete copas en nueve años. Durante ese mismo tiempo, Rappan fue nombrado técnico de la selección suiza, llevándola a la Copa Mundial de 1938, en la que se enfrentaría en la primera ronda a la Alemania Nazi, la cual, tras el Anschluss, contaba con algunos de los jugadores del Wunderteam austriaco. El mítico Sepp Herberger se encontraba al mando de esa Alemania, pero sería Rappan quien se llevaría los honores en aquella ocasión, tras un empate a 1 en el primer encuentro y una victoria por 4-2 en el partido de repetición, en el Parc de Princes de Paris. Como 72 años más tarde ante España, esa primera victoria sería el punto álgido del torneo para Suiza, que se encontró con una Hungría demasiado fuerte en los cuartos de final. Pero el daño ya estaba hecho, y el legado de Rappan empezaba a cocinarse en los pasillos de la historia, o del ingenio italiano, que años más tarde habría de adoptar una filosofía similar en el desarrollo del catenaccio.

MONTAGUE KOBBE es un ciudadano alemán con nombre shakesperiano, nacido en Caracas, en un país que ya no existe, en un milenio que ya pasó. Estudioso de la lengua, de todas las lenguas, una década de exilios y academias lo han convertido en un especialista del timo escrito que encanta con espejos y humo a todo tipo de serpientes. Como prueba de ello, su trabajo ha aparecido en la prensa digital y escrita de más de media docena de países, desde Argentina o Venezuela, pasando por Jamaica, Trinidad y Antigua, hasta llegar al viejo mundo, a España y Gran Bretaña. En The Daily Herald de la isla de Sint Maarten escribe, desde 2008, acerca de cultura y literatura caribeña y latinoamericana y a partir de junio de 2011 El nuevo herald de Miami publicará una serie acerca de literatura contemporánea venezolana. Ha sido traductor, editor, corrector y portador de cafés en el pasado, aunque el gran reto ha sido siempre, y lo sigue siendo, pagarse el vermut de la tarde con cuentos y novelas. Como la esperanza es lo último en perderse, ha decidido repartir sus sueños entre Madrid y una recóndita roca en el Mar Caribe, llamada Anguilla.   ADOLFO JOSÉ CALERO ABADÍA Investigador venezolano (Caracas, 1978). Es licenciado en letras por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y licenciado en Artes, Mención Cinematografía, por la Universidad Central de Venezuela (UCV). En el período 2007-2008 cursó estudios en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB, España), obteniendo el título de Maestría en Técnicas Editoriales. Ha publicado algunos trabajos y artículos relacionados con la literatura, el cine y la fotografía en revistas como Logotipos, Escritos o Dramateatro. Ha sido profesor de iniciación al guión cinematográfico en el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) y ha colaborado con diversas editoriales en España y Venezuela, labor que prosigue en la actualidad. Actualmente es profesor en la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y cursa la Maestría en Literatura Comparada (UCV).