De mi Diario : Semana 14 / 2015

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«Joona Linna, como siempre va a su aire, es una provocación para muchos, pero en menos de quince años ha resuelto más casos difíciles que cualquier otro policía en Escandinavia».

 

Weiß/Colonia, 29.3. (continuación)

Le hinco el diente al último tomo de la Trilogía del Baztán, que es en verdad apasionante si bien a veces tuerzo el gesto en los párrafos “didácticos”; se nota el esfuerzo que hace la autora para que sus personajes no hablen como libros abiertos, pero es justo ese esfuerzo lo que más se nota. Ítem más : Encuentro un “e” forzado que no puede ser sino un “y”; en la frase «Vírgenes que eran sacrificadas e –hizo una pausa para mirar directamente a la tía– niños muy pequeños» se ve claramente que si se sacase en bloque lo que va entre guiones, quedaría la oración principal de este modo: «Vírgenes que eran sacrificadas e niños muy pequeños». A un corrector de estilo no se le puede ir este gazapo, que convierte en literatura escrita lo que tendrían que ser las palabras vivas de un diálogo. ¡Y era tan fácil haber escrito «Vírgenes que eran sacrificadas y –aquí hizo una pausa para mirar directamente a la tía– niños muy pequeños»! Ay

 

Anache me escribe desde Los Ángeles: «Yo creo que el arte sirve para vivir dos veces la vida. En tu diario hay un párrafo que me sirve de ejemplo para explicar mi idea: cuando hablas de que llevan a Henri a tu apartamento y este se convierte en una jaula llena de pájaros y entonces traes a tu mente las palabras de Juan Ramón. Así es que no sólo llevan a Henri sino que tú vives una situación paralela a esa que ocurre, y es sólo en tu mente, como una recta con comportamiento asintótico». Como es lógico, tuve que mirar en el diccionario qué significa “asintótico”, pero una vez hecho no me queda sino corroborar la observación de mi querida Anache.

 

Weiß/Colonia, 30.3.

Me despierto mal, desayuno, me acuesto, y he debido dormir –aunque no soy consciente de ello sino de todo lo contrario–, porque cuando me despierto Diny tan sólo pasa la aspiradora por nuestro dormitorio, y cuando le pregunto que por qué me responde que ya la pasó por el resto del apartamento, pero lo cierto es que yo no lo oí, y mi oído está bastante más que desarrollado.

 

Diny se apropió del ejemplar de La Oculta y está leyéndolo a destajo, viene hasta el cuarto de huéspedes, donde yo a mi vez leo La maldición de Paganini, el segundo episodio de la saga de Joona Linna, y me dice: «¡Qué bien escribe Héctor, qué gusto da leer lo que él escribe!». Y se da vuelta y regresa a su lectura sin aguardar comentario alguno por mi parte.

 

London Boulevard : Una peli excelente que con toda seguridad pasó desapercibida porque es muy atípica. Me prometo verla de nuevo, las actuaciones de los miembros de los bajos fondos son tan convincentes que se diría que el director trabajó mucho con material documental. Algo así como Pirandello a la vuelta de la esquina, seis personajes que encontraron su director.

 

Weiß/Colonia, 31.3.

El temporal, el huracán que atraviesa Europa como Perico por su casa, se notó en Weiß apenas en unas rachas de aire que le sacudieron el polvo a los árboles. Creo que ya lo anoté aquì hace un par de años, que Weiß parece encontrarse en una especie de corredor aéreo a cubierto hasta de los malos olores de las refinerías de Wesseling, cuyos humos se pueden divisar desde acá, pero nunca nos agreden la pituitaria. 

 

En La Modicana la gran novedad es que aún quedan un par de porciones de la mejor batea de lasaña que con toda seguridá ha salido de las manos de la signora desde el último Premio Nobel a un italiano, que fue el de Dario Fo, en 1997. Uno de los Nobel más injustos que recuerdo, no porque el teatro de Fo carezca de mérito, sino porque los señores de la Academia Sueca parecían ignorar que el 50% de ese teatro es obra de Franca Rame, y porque es imposible concebirlo sin Franca Rame como coautora y como protagonista principal de sus obras. Porco Dio!

 

Sorpresivamente me llega con el correo un Krimi, una policial de Wolfgang Karrer. La sorpresa es porque a Wolfgang lo conozco bien como uno de los profesores universitarios alemanes más y mejor informados de la obra de Rolando Hinojosa, pero no sabía –hasta ahora– que también lo emulaba en el terreno de la ficción. Es justamente a WK a quien se debe el censo de personajes que aparecen en la obra de Rolando, son cerca de un millar de habitantes del Valle, el escenario donde se desarrolla toda esa obra, el Comala, el Macondo, el Yoknapatawpha de Rolando.

 

Weiß/Colonia, 1.4.

La visita a la Dra. Dornaika para controlar con radiografías de hoy las de hace dos semanas, es muy breve. La Dra. las mira comparándolas, menea la cabeza imperceptiblemente y me dice que necesita, hoy mismo, a más tardar mañana (porque el viernes se va de vacaciones de Pascua), una tomografía computadorizada de mis pulmones; su ayudante me consigue una cita para las 2 pm en una consulta ad hoc, y la Dra. me emplaza para mañana en la suya a la misma hora que hoy, las 10:15 am. Regreso a casa con los ánimos por los suelos. Sólo le digo a Diny que tengo a las dos una cita para una tomografía y que a partir de las 12 debo estar en riguroso ayuno.

 

Llegué puntual a la consulta para la tomografía, pero la cosa se demoró hasta que finalmente me asignaron la cabina 7, donde me quedé en paños menores hasta que me vinieron a buscar para hacerme tender en un tálamo nada nupcial que apuntaba a una vagina aún menos nupcial y de lo más sofisticado. Una aguja insertada en una vena de mi brazo izquierdo me inyectó sustancias contrastantes gracias a las cuales mi tórax podía verse en tecnicolor y 3D (supongo), mientras la voz de un Big Brother me ordenaba que aspirase profundo y contuviese el aliento, al cabo de lo cual podía volver a respirar normalmente, y el tormento se repitió tres veces, tal vez porque los expertos en el tema son licenciados cum laude en torturas de la Inquisición. Ya vestido (o sea, “resucitado”) y de vuelta en la sala de espera, por fin accedo al sancta santórum de la doctora que me va a dictaminar. Es muy joven y hermosa, con una hermosura que no sé calificarla si no es como neutra. Me dice que todo ha ido bien y que le envía los resultados por fax a mi buena Dra. Dornaika. Me quedo en la duda de si eso significa que no se atreve a darme ella misma el diagnóstico y le pasa la papa caliente a mi neumóloga. Pero algo me dice que si hubiese visto en las gráficas algo que fuera irreversible, no me dejaría ir tan fácilmente al muere, al menos me pondría en guardia. Es mi único consuelo al despedirme de ella, creer en su honestidad.

 

Weiß/Colonia, 2.4.

Alrededor de las 11 am el nuevo encuentro con la Dra. Dornaika. Comienza por decirme que se siente aliviada por los resultados de la tomografía porque ayer, al ver las nuevas radiografías y esas manchas en mis pulmones, temió que pudiera tratarse de un tumor. Eso que yo cavilaba ya desde ayer y que no es el caso. Por como me lo dice, siento que se siente aliviada, y lo entiendo muy bien, creo, no me gustaría estar en la piel de un médico que le revela a su paciente que tiene cáncer. Su decisión es que siga el tratamiento con cortisona unos diez días, y me receta además un antibiótico potente durante siete días, y un aerosol para combatir la tos perruna que me arrasa el pecho. Y ajustamos una nueva cita para el 27 de abril. Si sobrevivo, le digo, prometo acudir a ella y, ya despidiéndome, añado que le deseo unas felices vacaciones de Pascua Florida.

 

Alberto Salcedo subió a su cuenta Twitter una foto y dice que se trata del mejor letrero de tienda que ha visto en muchas décadas, es este :

Le escribo para decirle que yo, el mejor que he visto en toda mi vida, fue en París, muy cerca de los Inválidos. Era el de una tienda de artículos para la pesca (cañas, anzuelos, botas, carnadas, en fin, toda la parafernalia de los pescadores de caña), y era tan grande como el de la carnicería, y en él se veía un par de manos alzadas de perfil, a derecha e izquierda, como cuando quieres denotar gráficamente el tamaño de una cosa, que en este caso tenía que ser muy grande –y hasta  puede que lo fuese– pero, en cualquier caso, es la frase más utilizada por los pescadores de caña para hablar de sus proezas ¡EL PESCADO ERA ASÍ DE GRANDE!  Alberto me responde: «El más cómico que he visto es el de una tienda de licores en Bogotá: se llama LA CIRROSISO espere, el más cómico está en Cúcuta (también Colombia): es un motel que se llama EL REPOSO DEL GUERRERO. Siempre me he preguntado a quién se le ocurriría semejante nombre, pues a esos moteles uno va a que el guerrero no repose». Y yo también le respondo: «Bueno, otro sensacional es el de una pizzería en San Sebastián. No sé si en Colombia se llama «pasta gansa», como en España, al dinero obtenido en abundancia y con facilidad. Por eso es que te lo explico antes, porque la pizzería se llama LA PASTA GANSA, usando el doble sentido pecuniario y alimenticio de «pasta». Pero mi letrero más entrañable es el de la freiduría de marisco más popular de Huelva (ya no existe, como todo lo bueno) y se encontraba en el lugar donde estaba la parada inicial de las dos únicas líneas de autobuses que había en Huelva en los años 40 y hasta bien entrados los 50. Y la gente de aquella Huelva de entonces, solía citarse justamente en esa esquina, como en Barcelona se citan en la fuente de Canaletas, donde comienzan las Ramblas. Y de la manera de citarse nació el nombre del establecimiento:


 

El 4.11. del año pasado estuve donde mi asesor fiscal, para la declaración de mis ingresos en el 2013 y me dijo que le parecía que esta vez la puñalada de Hacienda no iba ser tan dolorosa, ¡los dioses todos del Walhalla le oigan!, me dije yo. Y los dioses del Walhalla le oyeron, con el correo me llega hoy la notificación de Hacienda y tan sólo tendré que pagar un suplemento de 273,89 euros. Hasta el 7 de mayo. Haré la transferencia el 6, ni un céntimo antes. «España y yo somos así, señora Hacienda», como diría don Diego, el de En Flandes se ha puesto el sol.


Weiß/Colonia, 3.4.

0:30 am: No había nada interesante en la programación de la tele, así es que decidí ver algún DVD que no hubiese visto en mucho tiempo y me decidí por Tienes un email, con Meg Ryan en todo su esplendor. El nombre de su librería, The Shop Around the Corner (en homenaje a la peli de Lubitsch de ese título, que inspira el guión de esta remake), me hizo recordar el nombre de la freiduría de Huelva del que platiqué ayer con Alberto.

 

El ex canciller Kohl cumple 85 años y los medios abren sus gavetas de los epítetos y todo se les vuelve hablar, sobre todo, del “padre de la unificación alemana”. Olvidando que hasta casi las mismas vísperas del alzamiento popular en la RDA, el que acabaría con la dictadura socialista sucesora de la dictadura nazi, Kohl se esforzó en consolidar la separación de ambas Alemanias de la manera más ostentosa: invitando una y otra vez a Honecker a visitar la República Federal, hasta que lo consiguió y lo recibió en Bonn con honores de jefe de Estado. Eso fue lo que hizo Kohl. Y la unificación de Alemania le cayó en el regazo por obra y gracia del Espíritu Santo, él no hizo nada para que tuviese lugar. Pero así es como los medios escriben la Historia.

 

En el tercer episodio de la saga de Joona Linna, los autores comentan acerca de su comisario que, «como siempre va a su aire, es una provocación para muchos, pero en menos de quince años ha resuelto más casos difíciles que cualquier otro policía en Escandinavia». Tengo que sonreír pensando si los autores no le han gastado una broma, con esta frase, a sus colegas creadores de los comisarios Martin Beck, Kurt Wallander, Carl Mørck & Co. Me hacen recordar uno de los mejores títulos de libros de cuentos que conozco, ¡Échate un pulso, Hemingway!, de Francisco Candel, aunque el resultado no responda a las expectativas que despierta el título. Y esto lo dice alguien a quien Hemingway le gusta muy poquísimo [sic], pero, como el alcalde de Zalamea al hacer agarrotar al capitán que deshonró a su hija, lo trato «con muchísimo respeto».

 

Weiß/Colonia, 4.4.

Ayer 3 festivo y el lunes 6 también, y Esthersita vuela a Baires el 10, no puedo posponer más el envío del regalo que quiero mandarle a Susana, y de paso aprovecho para mandarle a Marianela  el que le tengo prometido, así es que hoy me tocó ir a la oficina postal, en Rodenkirchen. Como es sábado, tan sólo circula el 131, y cada ½ hora. Mi cálculo: si tomo el de las 11:34 estaré en R’chen a las 11:42, son sólo dos minutos de la parada del ayuntamiento a la oficina postal, así es que aunque haya algo de cola puedo despachar los dos envíos a tiempo para tomar el bus de vuelta, a las 12:07, son 25’ de intervalo, una eternidad. La eternidad empieza a recortarse en mi parada de Weiß, a la que el 131 llega con seis minutos de retraso, a las 11:40, y a R’chen a las 11:48. A toda la prisa que me puedo dar llego a la oficina postal y me encuentro con una larga cola, casi estoy tentado de dejarlo todo para el martes 7, pero entonces no tendré la seguridad de que le llegue su envío a mi deuda estherna antes del viernes 10. Me quedo. Cuando por fin me toca el turno son las 12:07, la hora de partida del bus desde la parada del ayuntamiento rumbo a Weiß, mi única esperanza es que llegue retrasado, como el que tomé para venir. Una vez más me olvido de la secreta ley de Morphy por la que parece regirse la KVB, la compañía de transportes públicos de Colonia, la peor de toda la Unión Europea (et alia); y así, cuando alcanzo casi sin aliento la parada es tan sólo para leer en el panel que el próximo 131 pasará dentro de 26 minutos. Miro el reloj público de la esquina y son las 12:09, lo que no quiere decir otra cosa sino que el bus de las 12:07 pasó por aquí a las 12:05, otra falta de puntualidad, esta vez por defecto, porque pasar por una parada antes del tiempo que marca el horario de trayecto es también falta de puntualidad, qué carajo. Llego a casa ½ hora después, empapado en sudor, tengo que cambiarme urgente de ropa so pena de que mi pulmonía doble me la vuelva a jugar. ¡Y ni siquiera me queda el consuelo pírrico de haber viajado dos veces más sin billete en el bus!, cargaba conmigo la tarjeta del abono común que casi sólo usa Diny. Merde!

 

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