Weiß/Colonia, 11.4. (1)
Anoche, antes de irme a dormir, a la 1.45 a.m., descubrí que pasaban en la tele una de mi Ruby Stevens que no recordaba, y hasta puede que no la haya visto nunca, Cattle Queen of Montana; y en la cual, además, el nombre del personaje que interpreta (Sierra Nevada Jones) me tendría que haber compelido a volver a trasnochar. Pero me bastó ver que compartía su protagonismo con un tal Ronald Reagan para apagar el televisor sin el más mínimo remordimiento. Hay veces en que ni el amor más acendrado logra volverte tan masoquista que aceptes cualquier compañía en la que se presente. ¿Podría imaginar que llega Dulcinea, o Julieta, o madonna Laura, o Lizzy Bennet, o Clawdia Chauchat,
o La Maga, o Beatriz Viterbo… en compañía (pongamos por caso) de… Mike Jagger…? ¿o de Sarkozy…? ¡¡¿o de Maradona…?!! ¡¡¡¡Piés, para qué os quiero…!!!!
Weiß/Colonia, 11.4. (2)
El accidente aéreo de Smolensk diezma las filas de la elite polaca, empezando por el propio presidente de la República, y es doblemente trágico si se piensa en el motivo del vuelo, rendir un homenaje a los caídos en la matanza de Katyn. Pobre Polonia. Si hay un país mártir en este continente, sin duda que es Polonia. Para más inri, hasta es católico. Ni Irlanda en sus peores tiempos. Los irlandeses, al menos, se vengaban de los hijos de la Gran Bretaña convirtiéndose en sus grandes glorias literarias: Jonathan Swift, Oscar Wilde, Bernard Shaw… Hasta un polaco se enteró del sistema y lo adoptó: Joseph Conrad. Pero no debo profanar con mis ironías estos instantes. Polonia sufre. Una vez más. No sabe uno cómo mentalizar estas cosas.
Weiß/Colonia, 12.4. (1)
Este fin de semana se fraguó flor de polémica en mi estafeta virtual, todo a cuenta de un escrito que me llegó desde Colombia (y que yo reboté urbi et interneti), un escrito de solidaridad con el juez Baltasar Garzón ante la demanda que le han planteado y que puede acabar con su carrera. No he seguido el asunto, ni de lejos, pero me llama poderosamente la atención la inquina, casi se diría el odio que despierta este hombre, Garzón, incluso entre gente de la que yo no esperaría descalificaciones tan marcadas por una antipatía inocultable. Lo malo es que estamos de nuevo en la espiral de una argumentación ad hominem, tratándose como se trata de un tema que sigue siendo tabú en la historia de España, y parece ser muy poderoso el interés en que lo siga siendo. Y en este contexto acerca de la culpa y la memoria, un amigo me escribió en un mail una frase que me encabronó y no pude contenerme, así es que le he contestado citándosela literalmente: «Y la inefable frase “el tiempo en su devenir es más benévolo que la gente que lo convierte en historia”, ¿de dónde la sacaste, ángel mío? ¿de un manual de los jesuitas o alguno de la KGB? (También podría ser una cita, digo, de monseñor Escrivá de Balaguer)».
La filosofía de similor es algo que me repatea el hígado.
Weiß/Colonia, 12.4. (2)
Me llega un mail-telegrama de Héctor: «Estoy en París, querido Ricardo. ¿Algún consejo?» Le respondo a vuelta de correo: «Claro que sí te doy un consejo, ve a visitar mi tumba, y así te entrenas para la necrológica que fatalmente me vas a dedicar. Intrucciones, pues : Para llegar a mi tumba en el cementerio de Montparnasse, lo mejor es entrar por la puerta principal, a unos 300 metros de la boca del metro Edgar Quinet. Y al entrar debes dejar atrás la primera calle a la derecha (la que va paralela a las tapias del cementerio), y avanzar hasta la primera calle transversal, Avenue du Nord, y ahí meterte a la derecha, donde está la tumba de Henri Langlois (fundador de la Cinemateca Francesa), hasta llegar delante de mi tumba, que ya verás cómo la identificarás enseguida, a la izquierda, a unos 200 metros de la de Langlois. Prométeme que te harás una foto con ese mi felino tocayo, nacido como yo un 10 de junio».
Weiß/Colonia, 13.4. [y martes], primera hora del día
Diny invitaba a cenar ayer (ya, ayer) a las compañeras de su grupo de Amnistía Internacional. En realidad no trabajan más para ai, se distanciaron de la organización desde que esta decidió ampliar –de un modo que no les resultó ni convincente ni conveniente– su campo de acción. Pero han conservado la buena costumbre de seguir reuniéndose una vez al mes, rotando los domicilios y regalándose con una cena por lo general opípara (al menos las de Diny, que se pasa el día entero en la cocina la vez que le toca el turno). Cuando se fueron a eso de las 10.30, Diny lo dejó todo ordenado en la cocina, el lavavajillas en marcha, me dio un beso y se acostó. Luego, al ir al salón a prender la tele, pasada la medianoche, veo que se olvidó de un cuenco en la mesa del comedor, y hay en él una docena de pedazos de pan frito que Diny hizo como tropezones para la sopa. Se trata de una tentación superior a mis fuerzas, muerdo uno, y esa textura crocante, ese sabor inconfundible, me devuelven a mi infancia. En esto soy como decía Cela de don Pío Baroja: sólo las mujeres me gustan más que el pan frito.
Weiß/Colonia, 13.4. [y martes] (2)
Conversé con el Dr. Ruppert. El diurético que me recetó para rebajar la hinchazón de los pies y las piernas no ha hecho efecto, así es que a partir de mañana y hasta mis vacaciones de mayo me espera una maratón de sesiones de linfodrenaje, con un fisioterapeuta especializado, no es algo que practique todo el mundo. En un principio había pensado en mi buena amiga Katja, que trabaja a un tiro de piedra de esta casa, sólo que en su consulta no hay especialistas en el tema, pero tengo suerte y en las páginas amarillas encuentro una que tiene su consulta en Sürth, muy cerca de donde Montse. Empiezo mañana a las 11½ , y de allí me iré a darle un beso a Henri. Ojalá dé resultado este tratamiento, porque cuando me desnudo para la ducha y me veo estas patas de elefante, se me viene el mundo encima. ¡Qué lata es esto de tener un cuerpo, madre de Dios!
(«y abogada nuestra», como solía añadir mi abuela Remedios en tales casos).
Weiß/Colonia, 14.4. (1) [Catorce de Abril, Día de la República]
9.30 llamada a Héctor, a su hotel en París, está en la habitación 339, ¿cómo coño se dice 39 en este idioma aritméticamente súper cartesiano? ¿no era 20-19? Me niego a decir vingt-dix-neuf, qué estupidez. Finalmente le pido a la conserje que me pase con “la chambre trois trois neuf”. Charlamos un rato, se ríe Héctor al preguntarle si ya fue a visitar mi tumba, me contesta que no. Le abro el apetito diciéndole que en ese cementerio están enterrados Cortázar, César Vallejo, Baudelaire, Samuel Beckett, Simone de Beauvoir y el enanito aquel que la acompañaba, Jean Seberg… en fin, que vale la pena darse un paseo a la sombra de la torre de Montparnasse. Me dice (creo que para escaquearse del tema) que si le da el tiempo, irá. On verra, monsieur Abad!
Weiß/Colonia, 14.4. (2)
Primera sesión de linfodrenaje con la fisioterapeuta, y es en verdad un éxito perceptible de una manera física, casi no necesito calzador para volverme a poner los zapatos. (¿O será que estos pobres tamangos se ancharon tanto en los días precedentes, con mis pezuñas paquidérmicas, que ya entran solas en ellos?) Y de la consulta, con la bici, sigo a lo de Montse, donde Henri me sonríe desde su cochecito, lo tomo en brazos, le doy el biberón, llega Oskar y me pide que le hable a Henri en español, que por qué (le pregunto), porque es muy divertido (me contesta), y se sienta sobre mi pierna derecha y le tengo que pedir que por favor se levante, que una cosa son los 5 k de Henri posados en mi pierna zurda, y otra cosa es la tonelada suya desplomada sobre mi pierna diestra. Henri a todo esto, no ha apartado la mirada de la puerta por donde se fue su madre al salir de compras mientras yo cuidaba de su criatura. Y sonríe con toda la cara cuando la ve volver. A mí, en todo el tiempo, no me dio ni cinco de pelota.
Weiß/Colonia, 14.4. (3)
Me escribe Ángeles, de México, que el Chema está contento de que [yo] lo haya reencontrado. Le respondo: «Me extraña que diga que está contento de que lo reencontré, a no ser que se trate de un caso de narcisismo exacerbado, porque lo cierto es que no me contestó a ninguno de mis mails. Le dices que te dije que le dijeras que estoy descontento por haberlo perdido otra vez».
Weiß/Colonia, 15.4.
Dos crónicas en la tele. Una sobre Michela Murgia y su novela Accabadora, con la Córcega profunda por escenario, la tierra de Grazia Deledda, autora ninguneada por tantos que nunca se tomaron el trabajo de leerla. A lo mejor pensando en ella, Michela ha escrito irónicamente una vez: «Me darán el Premio Nobel en precario y me lo quitarán al cabo de dos meses». En esa su novela recién traducida al alemán, la protagonista es una acabadora, palabra del dialecto sardo, derivada del castellano, y que designa a la mujer ya de edad, sabia y experimentada, a quien se llamaba para que pusiera fin a los sufrimientos de un agonizante. Eutanasia practicada en la isla y de la que casi nada se sabe. Me interesa el tema. Y en la otra crónica, un estudio paralelo de dos destinos tan diferentes como el de Joseph Ratzinger y Hans Küng, que fueron compañeros de estudios teológicos, y el uno llegó a Papa y el otro a sabio universalmente respetado. La pura asimetría, si bien se piensa. Porque de Ratzinger lo más positivo que puede decirse es que como payaso no tendría (en realidad: no tiene) rival en el mundo. Ni Woytila en sus mejores tiempos.
Weiß/Colonia, 16.4., primera hora del día, una vez más
Ninotchka en la tele: sí, la he visto docenas de veces, y tengo el DVD, pero siempre es nueva. Helma Sanders-Brahms, la directora de cine alemana (que por cierto llevó a la pantalla chica El terremoto de Chile, la nouvelle de von Kleist), dijo de Ninotchka que era «total unmodern» (me parece que no necesita traducción, así es que lo dejo así), porque las comedias de Lubitsch parecen salir de un espíritu que está ligado al del siglo XVIII antes de la Revolución Francesa: «Lubitsch ist der filmende Mozart (=L. es Mozart filmando)». Y en esta Ninotchka dispone, además, de un arma formidable: el deslumbrante talento de Greta Garbo como actriz de comedia, cosa que la esfinge sueca no había hecho nunca, ni volvió a hacer: la escena de la brasería, cuando se ríe a carcajadas, es un momento estelar de la historia del cine. Y siempre me río como loco con el diálogo del primer encuentro de Ninotchka y León, enmedio de la calle, esperando cruzar cada uno a la otra acera, cuando ella despliega el plano de París y León se ofrece a ayudarla, qué anda buscando, ella contesta que la torre Eiffel, y él: «Cielo santo, ¿es que se ha perdido?», y al preguntarle que si está interesada en la vista panorámica, ella que no, que sólo en la torre desde el punto de vista técnico, y él que en ese caso teme no poderle ser de mucha ayuda: «Mire, un parisino sólo va a la torre en momentos de desesperación, para tirarse desde ella», y Ninotchka: «¿Cuánto tiempo se tarda en llegar al suelo?», y León de momento se queda mudo, pero reacciona enseguida: «La última vez que me tiré, olvidé cronometrarlo». Es una pura delicia, como el resto. Pero además ahora, después de verla por enésimonosécuánta vez, pienso que en Ninotchka hay un elemento subyacente, y hasta puede ser que involuntario –aunque sí subconsciente– por parte de los guionistas (Billy Wilder entre ellos), y es que en la trama se combinan y se potencian sinergéticamente media docena de cuentos de hadas: Piel de Asno, El patito feo, La Cenicienta, Blancanieves y los (en este caso sólo tres) enanitos, La bella y la bestia, ¡¡Caperucita Roja!!… Esta es una línea de trabajo que debo de investigar. O sea: que me toca ver de nuevo la peli. ¡Aleluya!…
Weiß/Colonia, 16.4.
Me escribe Enrique para agradecerme la dedicatoria del texto sobre el hilo de Ariadna: «Me ha conmovido el gesto en medio de la salvaje promoción del libro que me lleva de un lado para otro, sin descanso. Bueno, el descanso me ha llegado hoy gracias al volcán islandés, que me ha dejado en tierra. Un gran abrazo para ti y para Diny. Algún día vendré […] a veros en bicicleta». Le contesto que para algo «tenían que servir los volcanes, carajo. Y te tomamos la palabra de que un día nos irás […] a visitar en bici. Aprovecha este año cuando pase cerca de Barcelona el Tour de France, para engancharte al pelotón». Siempre recordaré la primera visita de Enrique a nuestra casa, que fue además su primera visita a Alemania, y cómo lo invité a salir a pasear en bici por el bosque, pero se negó en redondo, aunque –eso sí– pidió que le hiciéramos una foto con la bici, en el patio delantero donde están los garajes. Y entonces me lo llevé de paseo a pie, hasta el río, y por la orilla del río hasta el centro del pueblo, y de vuelta a casa por la escuela primaria donde habían iniciado su vida lectiva nuestros hijos, y el cementerio al lado, y luego, atravesándolo y cruzando la calle principal del pueblo, regresamos acá. Recuerdo también que ese día Mercedes y César Antonio llamaron desde Madrid, para saber cómo le estaba yendo a Enrique en su experiencia alemana, y cuando les conté lo que habíamos hecho esa mañana hubo un momento de estupor del que Mercedes reaccionó diciendo: «Enrique no ha caminado nunca tanto en toda su vida» (oí el subrayado). Pobre Enrique, tan querido, seguramente pensó que aquí rige el principio de autoridad a la prusiana, y que si tu anfitrión te invita a pasear, vas a pie de Colonia a Calcuta, y sin rechistar.
Weiß/Colonia, 17.4. (1)
Llamo a Héctor a su hotel en París, para despedirme, él tendría que volar mañana de regreso a Medellín, pero ¿podrá?, en el diario se ve el mapa de Europa semitapado por la nube de ceniza volcánica que nos llega desde Islandia, y casi toda Francia queda dentro del área. Al final me despido de él de todos modos, después de decirme que estuvo en el cementerio de M’parnasse y vio las tumbas de Cortázar y Cioran, aunque no la mía. Pero se me olvidó preguntarle si fue a visitar la que yo llamo “la Capilla Sixtina de los restaurantes”, el restaurante Le train bleu, ese mítico Tren azul –en estilo II° Imperio– de la Gare de Lyon, que tanto le recomendé que no se lo perdiese. Ya me contará. En realidad mi olvido se debió más que nada a mis prisas, y es que a Diny, a su vez, se le olvidó decirme anoche que yo tenía que ir hoy a las 11.00 a.m. al campo deportivo de Sürth, para asistir moralmente a Oskar en un partido de fútbol importante, ya que sus progenitores no podían acompañarlo. Parece sin embargo que Diny entendió mal, porque al llegar al campo lo primero que veo es a Montse con el cochecito, y Henri dentro, durmiendo. El equipo de Oskar ganó 5:3. Pero Henri no se dignó abrir ni tan siquiera un solo ojo ni un solo instante del match. Claro está que no se lo he dicho a Oskar, para no desmoralizarlo.
Weiß/Colonia, 17.4. (2)
Buscando enlaces para el post que debo subir esta noche a mi blog de fronterad, encuentro un video del romance de ciego de Mackie Messer, de La ópera de los tres peniques, con subtítulos en español, y el verso “liegt ein toter Mann am Strand” está traducido como que hay un hombre muerto en la playa. Qué risa, María Luisa. Porque sí, claro, Strand es playa en alemán, pero ya me dirá el autor de los subtítulos dónde es que está la playa de Londres. Ay… Strand es una calle que nace en Trafalgar Square y luego se prolonga en la Fleet Street. Esta traducción me recuerda que en el festival de cine de Berlín, hace muchos años, pasaron una peli canadiense ambientada en la juventud quebecois de la época. En tales ocasiones lo habitual es que las pelis se proyecten en su idioma original con subtítulos en el del país del festival. Y en esta peli, un chico tenía tremendo metejón con una de las chicas y quería llevársela al huerto como fuera. Y a ella él le caía bien como amigo, pero no quería encamarse con él, y una vez que la situación se puso al rojo vivo, ella, para zafarse, le da la excusa de que está menstruando:
«J’ai ma règle». Sólo que cuando vimos el subtítulo, la sala entera estalló en una carcajada. El subtítulo decía: «Ich habe meine Normen (=Tengo mis normas)». Ni Groucho Marx mejora un chiste así.
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Lo de Garzón es muy
Lo de Garzón es muy complicado, por lo menos para mí, querido Ricardo. Y jurídicamente difícil.
Por una parte el trasfondo de los hechos: poder investigar las salvajadas realizadas por los vencedores al acabar la Guerra Civil.
Porque en los conflictos armados se producen todo tipo de desmanes, pero los perpetrados ya una vez que tienes el poder y el control absoluto forman parte, más bien, de lo que en algunos casos se ha llegado a calificar, puede que exageradamente, de genocidio pero que no dejan de ser crímenes contra la humanidad, como en muchos otros casos que se han venido investigando en el mundo.
Por otra parte la Ley de Memoria Histórica, que ha venido a sancionar la Ley de Amnistía beneficiando, sobre todo, a los autores de los delitos producidos en el lado de los vencedores.
Es una ley, la de Memoria Histórica, que casi produce el efecto contrario del que se pretendía: resarcir a todos aquellos que fueron injustamente condenados en procesos jurídicos (o sin ellos) de dudosa o ninguna legalidad, ni siquiera con la existente entonces.
Así las cosas, Garzón, conocedor de las leyes (o debería) abre diligencias sobre los hechos pasados y al ‘calor’ de las fosas con restos de ajusticiados. Lo cual podría ser calificado de prevaricación y por ello procesado.
No he seguido atentamente, desde estas tierras del Sur en que estar vivo mañana es lo único en lo que piensa la mayoría de la gente, toda la secuencia de los hechos y puede que me califiques, tú y cualquiera que sepa más del tema, de ligero en mi comentario, pero es la sensación que tengo.
Garzón siempre fue un juez estrella, debo reconocer que no goza de mis simpatías, pero no descalifico todo lo que ha hecho y hay que reconocerle una independencia en estos momentos en que los jueces pueden presumir poco de ello, sobre todo los clasificados más a la derecha (con la excepción, quizás, de Gómez Bermúdez que les salió ‘rana’) y que toman sus decisiones más en función de sus simpatías, ‘deudas’ o afinidades políticas que por mor de la ley que deberían defender por encima de todo.
A veces, desde la izquierda, nos escandalizamos cuando la derecha pretende modificar las leyes aprovechándose de la repulsa producida en la sociedad cuando un menor asesina o una niña y nos negamos, lógicamente, a ello. En este caso me temo que pasa algo parecido: no se pueden confundir churras con merinas. Y una cosa es que debería perseguirse y aclararse lo que se hizo a partir del 1º de abril de 1939 y otra cosa es que debe hacerse respetando las leyes existentes.
Así que en estas contradicciones me debato, como todos a los que la pasión y lo que consideramos justo no debe cegarnos y no hacernos ver lo que son las cosas. En algo nos tenemos que diferenciar de las otras opciones políticas.
Los restos de mi abuelo paterno (el primer Félix Pérez de la saga) ‘descansan’ en alguna fosa de la que nunca hemos sabido dónde se encontraba, por lo que creo no ser sospechoso de connivencia con la derecha, pero sí soy respetuoso de las leyes en un Estado en que existen procedimientos democráticos para cambiarlos.
Y así debe hacerse, es culpa de todos nosotros si no lo conseguimos.
Un fuerte abrazo (me quedo sin poder ver Salomé, no estaré en España entonces)
Para mí, mi querido Félix, es
Para mí, mi querido Félix, es mucho más complicado que para ti, hablar del tema Garzón. No lo he seguido, no vivo en España, no sé casi nada de la intrahistoria de ese país a partir del momento en que lo abandoné. Pero hay algo que sí detraigo de las diatribas contra Garzón que he leído en los mails que me han escrito algunos amigos en los que no sospechaba yo semejante cerrazón mental. A saber : Que el hecho de que Garzón fuese prevaricador o divo o lo que fuere, no tiene absolutamente nada que ver con la causa que quiere (o quería) instruir como juez. Es como la polémica que se armó acá en Alemania cuando Tom Cruise decide producir «Operación Valkiria», interpretando él al Conde von Stauffenberg, autor del fallido atentado contra Hitler. ¡Cómo iba a ser posible eso, si Cruise es miembro de la secta Scientology! Otro caso flagrante de confundir las churras con las merinas. Da la puta casualidad de que en ese papel, Cruise (quien no me cae nada simpático) llevó a cabo una de sus mejores y más convincentes actuaciones en el cine. Vale, y qué pena que te pierdas la «Salomé», ya ves la buena crítica que le ha dedicado Santi Martín Bermúdez.
Un lector amigo, colombiano,
Un lector amigo, colombiano, que por razones atendibles se quiere escudar en el seudónimo Hideway, me pide que -of course!- suba al blog el comentario que él intentó dejar aquí, pero los innumerables inconvenientes del sistema le impiden hacerlo (es una queja que me llega casi a diario, y que me emputa cada vez más, dicho sea de paso). Su comentario es el siguiente :
«Como explicación a tu sorpresa por la avalancha de correos insultantes contra el juez Garzón, te remito a una posible causa del asunto. Si vas al Centro Internacional de Toledo para la Paz, una organización fundada por mi amigo Diego Hidalgo hace cinco años, donde han estudiado a fondo la situación de la guerra colombiana, encontrarás que uno de sus asesores es el Juez Baltasar Garzón y otro, el candidato a la presidencia Juan Manuel Santos. En su momento, cuando me enteré de este adefesio, Diego se ganó un correo muy crítico de mi parte pero él se justificó diciendo que este nombramiento había estado en otras manos. El no puede atender a todo y aceptó que le habían metido un gol. Lo cierto es que los montesinos abundan como una plaga en Colombia y están metidos “en las más altas esferas”. No me sorprendería que ese ejército pagado de foristas insultadores tenga que ver con la lluvia volcánica de correos sobre el Juez Garzón. Por otra parte Aznar y Rajoy acaban de hacer visita oficial a Colombia, a Uribe y su designado sucesor Santos, para inaugurar “sucursal” del PP en Colombia y afianzar sus proyectos de ataques a Chávez y a la izquierda (léase Piedad Cordoba, que está siendo acusada de ¡¡traición a la PATRIA!!) con la ayuda del asesor “pacifista” del CIT Pax. ¿En qué quedamos? Pobre Chávez y pobre la desangrada patria si gana el pacificador. Yo estoy patidifuso para ponerle humor al asunto. Abrazos, Hideway».
En el asunto del Juez Garzón
En el asunto del Juez Garzón hay tanto en juego, que con toda seguridad lo que se está tratando es de acallarlo para que no destape las ollas podridas del Franquismo ya en el poder; que como dice el otro forista, una cosa es la guerra y otra la historia contada por los vencedores.
También con toda seguridad, el coro de insultantes desde Colombia tiene su fundamentación en que el Juez hace rato amenazó con meter sus narices a favor de las víctimas en la guerra sucia que se libra aquí y eso tiene asustados a los aúlicos y patrocinadores de la barbarie.
Lo de la Senadora Piedad Córdoba merece capítulo aparte.
Mi querido Ricardo, tu diario
Mi querido Ricardo, tu diario es un muestrario de tus múltiples intereses y saberes, como siempre, pero lo que me mató fue el pan frito de Diny. Se me hizo agua la boca ante el cuenco olvidado, igual que a vos, sólo que vos pudiste disfrutarlo y yo me quedé con las ganas. Y eso de que es una lata tener cuerpo… vos por lo menos andás en bicicleta y te sometés prolijamente a las indicaciones de tus médicos de cabecera, pero yo que no le doy bolilla te aseguro que a veces siento que soy algo así como un espíritu con arrugas y la piel seca.
Querido Ricardo,
En junio voy
Querido Ricardo,
En junio voy a ver a mis nietos que viven en Paris y yo si te voy a hacer caso. Quiero ir a la Capilla Sixtina de los Restaurantes. Mi Viejo y yo estuvimos leyendo la carta y las fotos del Tren Azúl. En mi inmenso amor por la cocina, siempre quise tener un restaurante, chico, máximo 10 mesas. ¿de nombre? Le Bibelot.(sueño cada día más difícil de cumplir)
Un beso con gran cariño.
Estupendo, pero tienes que
Estupendo, pero tienes que prometerme que también irás a visitar mi tumba y te harás una foto con ella y me la enviarás. Las instruccciones para llegar están en este mismo post, así es que imprímelas o apréndetelas de memoria, para que no te pase lo que a Héctor, que fue al cementerio y por no haberlas memorizado se quedó sin verla. Y luego, en Le train bleu, un brindis por nuestra amistad. Vale.
Me encanta tu blog, sigue
Me encanta tu blog, sigue así!
Gracias, Tuinesba, pero por
Gracias, Tuinesba, pero por favor, y sin renunciar al anonimato, dame un par de datos acerca de tu persona, es tan poco lo que sabemos los blogueros acerca de quienes son los que nos leen… Y bueno, a veces uno sabe o intuye o cree saber quién es (o puede ser) quién, por el seudónimo que usa, pero la mayoría de las veces (eufemismo por casi todas las veces) nos quedamos a la luna de Valencia, bien sea la del Cid o la del Ventoso. O la de Venezuela, claro. Y seguimos escribiendo en el vacío virtual. Gracias de todos modos por leerme y alentarme. Vale.
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