
Weiß/Colonia, 5.4., Pascua Florida
Todos los viernes santos, rigurosamente, oigo el Miserere de Eslava. Este año lo oigo además hoy, domingo de la resurrección. Es una de las obras más logradas de la música religiosa de todos los tiempos. Sin ser musicólogo, la pondría al nivel de los Réquiems de Mozart y Verdi, y casi al de las Pasiones de Bach. Su “Amplius” siempre consigue llenarme el pecho de una loca esperanza, no de eternidad, no, no es tanta mi locura, sino la de morir en paz.
Angie se ha ido con Vincent a esquiar al Tirol meridional, y Diny invitó a Chico a almorzar hoy en casa. Costillas de cordero para nosotros y milanesas para él, con una guarnición común, papas y ensalada de achicoria. Durante el almuerzo nos cuenta el accidente que tuvo hace un par de días, cuando el huracán Mike dejó su tarjeta de visita en Colonia y algún que otro ramalazo en Weiß. Estaba esperando junto a un semáforo, para atravesar la calle, cuando se repente pasó una ráfaga con vocación asesina y desprendió una placa del techo de una casa del lado contrario que le golpeó el brazo izquierdo, le rajó la cazadora y le hizo un hematoma feroz en la pierna. Tuvo suerte de que la placa era de plástico prensado y no de pizarra o cemento, y de que le golpease donde lo hizo y no una cuarta más a la derecha, porque entonces le hubiese abierto la cabeza en canal. Un transeúnte fue testigo y le dejó sus datos por si los necesitaba al hacer la denuncia policial. En la comisaría, después de oír su descripción de los hechos y tomar nota de sus datos y los del testigo, una funcionaria le dijo: «Le voy a dar un consejo. Usted míreme ahora y no me vea con este uniforme, no soy una policía, y mi consejo es que se entienda directamente con los dueños del edificio. Es un caso donde no se puede hablar de agresión ni tampoco de intento de homicidio, si acaso de negligencia culpable, y ellos mismos van a ser los primeros interesados en no resolverlo por la vía judicial». Chico le agradeció el consejo, consiguió los nombres de varios de los inquilinos del edificio y llamó a algunos de ellos para obtener la dirección de los dueños, gracias a lo cual tiene dos testigos más, que presenciaron el accidente desde sus ventanas. O sea, la cosa promete solucionarse con algo más que la media de compresión que carga Chico ahora en la pierna izquierda. Lo que me callé (tuve que morderme la lengua) es que si la poli me hubiese dicho a mí «Usted míreme ahora y no me vea con este uniforme», dependiendo de lo buena que estuviera yo le podría haber contestado: «OK, sáqueselo, para hacerme una idea».
Weiß/Colonia, 6.4.
1:45 am : Alcancé a ver el final de Los puentes de Madison County, con ese binomio Meryl Streep/Clint Eastwood en estado de gracia. La novela, que la leí en su día, no tiene ni la décima parte de calidad que su versión en la pantalla, y eso que el guión acusa un desnivel de calidad muy grande entre la acción en tiempo presente y la contada en flash back, pero como es esta la que verdaderamente importa, el resto se acepta a beneficio de inventario.
Esta noche soñé que regresaba a Bogotá, un sueño extrañísimo del que no recuerdo a nadie, a ningún amigo, excepto a Chamaco, que se presentaba en la Macarena, y acudí a la corrida y Antonio me brindó uno de sus toros al que le cortó una oreja. Pero el resto del sueño es una confusión de la que no saco nada en limpio sino que, como siempre me pasa en mis sueños, ando con el miedo de perder el avión de regreso a casa. ¡Tan justamente yo, que en toda mi vida sólo he perdido un tren!, y eso fue por culpa de un embotellamiento de tráfico en París, yendo a la estación de Montparnasse, desde donde íbamos a viajar a San Sebastián; cuando llegamos al andén alcanzamos a ver todavía las luces rojas del último vagón de aquel TGV. Pero nada que hacer, siempre que sueño que estoy de viaje, todo el sueño está presidido por el miedo a perder el tren o, como en este caso, el avión. Lo cual tiene una gran lógica interna, significa que en el fondo es el miedo a no regresar, sea cual fuere el medio de locomoción. Entendido, Dr. Freud.
Decididamente la saga de Joona Linna crea adicción. Después de leer mi diario, J.M. me escribe desde Madrid para preguntarme quién es Joona Linna, y le respondo explicándole quién es por medio de un enlace ad hoc, y le añado esto: «Lo adoro al Joona, soy adicto suyo por completo, y me encanta que sea finlandés en Suecia, porque no sé si sabes que lo que son los chistes de leperos en España, de belgas en Francia, de polacos en los Estados Unidos, o los de gallegos en Argentina, son los de finlandeses en Suecia. Así es que Lars Kepler, al hacer que un finlandés sea el detective más listo de la Brigada de Homicidios, le hace al mismo tiempo un corte de mangas a un prejuicio racial en su país. Al respecto, esta anécdota : Como seguramente sabrás, un solo finlandés ha ganado hasta ahora el Nobel de Literatura, Frans Eemil Sillanpää. Pues bien, en la ceremonia del premio, junto con el diploma se entregaba el correspondiente cheque. Y tan justamente un finlandés, Sillanpää, va y lo pierde. Ya te imaginarás la cantidad de bromas que se hicieron al respecto, en el contexto de los chistes de que te hablaba antes. Pero lo cierto es que desde 1939, de acuerdo con la premisa de que mejor es prevenir que curar, los premiados reciben el diploma junto con un facsímil del cheque, y recién al día siguiente un funcionario de la Fundación Nobel los acompaña al Banco para depositar el cheque auténtico». Al final, no resisto la tentación de redondear la faena: «Yo por estas cosas cobro, mi querido y admirado José María, pero siendo para sumercé querida, como decimos en Boyacá, es gratis».
Weiß/Colonia, 7.4.
Vacaciones pascuales todavía, así es que Diny tiene “libre” hoy martes y nos acompaña a La Modicana. Para cambiar, elijo, como Carlitos, el primer menú del día, nada italiano, una sopa de espárragos y faneca con papas doradas. Diny elije el segundo, ensalada de rúcola y albóndigas con espaguetis. Y no es que nuestro menú no estuviese bien (la sopa de espárragos era bastante buena), pero basta como prueba alternativa; a partir del próximo martes, y por lo menos durante un mes, espaguetis con marisco y nada de experimentos sacando los pies del plato.
Weiß/Colonia, 8.4.
0:30 am : Pasaron los episodios 11 y 12 de la 1ª temporada de Masters of Sex, y a partir del martes próximo empezará la emisión estreno en Alemania de la 2ª temporada. Me ha parecido muy bien que repitiesen la 1ª como introducción a la 2ª, pero si la serie se prolongase hasta la 5ª y siguieran siempre el mismo esquema, para ver por primera vez esa 5ª tendríamos que esperar la friolera de seis meses mientras pasaran las cuatro anteriores. De sólo pensarlo, quelle horreur!
Termino la lectura del cuarto episodio de la saga de Joona Linna, el quinto aún no se ha editado en Alemania. Pero las páginas finales de este cuarto me dejan la impresiòn de que los autores han tensado demasiado el arco, y el quinto episodio, para estar a salvo de las inverosimilitudes que se me ocurren, y no son pocas, tendrá que ser algo así como cruzar en la cuerda floja encima de las cascadas del Iguaçú. A pesar de lo rebién que me caen Joona y Saga Bauer, no sé, casi estoy por apostar doble contra sencillo a que el 5º episodio no va a mantener el nivel, a no ser con trucos. Y para trucos ya estoy demasiado viejo y resabiado, a mí no me la dan con queso. Sea como fuere no quiero dejar de anotar un momento cervantino en la saga, y es en este cuarto episodio, cuando Joona acude urgentemente a investigar un dato en un lugar apartado de la Suecia profunda, y llega al mismo tiempo que un patrullero de la policía local, del que baja la pareja consabida, y la mitad femenina de la misma («tenía un rostro alegre y pecoso, cejas rubias y una cola de caballo muy alta») le alarga la mano presentándose «Maria Franzén», para añadir sonriendo: «¡Qué bueno poder verlo alguna vez en persona!»
10:15 pm : Pasan en el canal Arte una peli australiana que me gustó mucho cuando la vi por vez primera, Galípoli, y la he visto de nuevo y mi buena impresión se ha confirmado. Además, esta vez le he prestado mayor atención a la música, de Jean Michel Jarre, que es casi tan protagonista como el jovencísimo Mel Gibson de 25 años. Y lo que se te queda indeleble en el recuerdo es el último fotograma, un homenaje a todo color a la foto más famosa de Robert Capa.
Mi horóscopo para hoy en el diario me hubiese podido poner en un buen aprieto. Me recomendó que si alguien, hoy, agotase excesivamente mi paciencia (dicho pronto y mal: me rompiese los huevos), mejor le dedicara mi atención a mi canario, mi perro, mi gato… Pero el caso es que no tengo ni canario ni perro ni gato. Menos mal que nadie me ha estando hinchando las pelotas en todo el día, así es que alabado sea el santísimo sacramento del altar.
Weiß/Colonia, 9.4.
Un día tranquilo hoy, dedicado a la contabilidad casera, recopilando y clasificando facturas de médicos, laboratorios y farmacias, para despacharlas todas mañana, por correo, al seguro y a la subvención estatal, son casi 5.000 € que parpadean en rojo en mi cuenta corriente. Pero prefiero desde siempre el sistema de acumular facturas, no sólo porque así luego el reembolso es una cantidad que vale la pena, sino también porque el trámite burocrático es idéntico, ya se trate de una sola factura o de 35, como esta vez. No recuerdo exactamente la frase de Camus, y ando muy vago para ponerme a escudriñarla en su repertorio de citas, aquella frase acerca de lo que los historiadores futuros dirían del hombre moderno, y que bastaría con decir que fornicaba y leía periódicos. Camus era un optimista, o se le quedó en el tintero lo de que, además, pasamos gran parte de nuestro tiempo dizque libre rellenando formularios.
Weiß/Colonia, 10.4.
1:45 am : Karakter. Una vez más termino llorando, esta película es como el maelstrom, siempre que aparece en la programación busco alternativas para ver otra, y hoy la había, exactamente a la misma hora, Taylor & Burton, pero la sacaron del programa para rendir homenaje a Manoel de Oliveira con una peli que me sé de memoria, así es que ná que hacer, como dicen los chilenos, una vez más Karakter, y dejarme arrastrar al fondo del abismo. ¡Qué peliculón, qué maravilla! No sé si será por mi conocimiento tan íntimo de los Países Bajos que me siento tan involucrado en lo que sucede en la pantalla, pero sí sé que no fue por casualidad que terminara alzándose con el Oscar a la mejor peli extranjera del 97.
Voy con el bus a Rodenkirchen, a despachar correo quelonio en la oficina postal, y a comprar el libro 1.000 latigazos, de Raif Badawi. No es por lo casi tocayo del apellido, es porque Badawi me cae rebién, es decir, todo lo mal que les cae a los autócratas degenerados de Arabia Saudita, que lo mantienen encarcelado desde el 2012 y lo han condenado a diez años de prisión, luego otros diez más de prohibición de viajar, una multa de un millón de riyales y, por si acaso todo eso fuera poco, 1.000 latigazos de los que ya le han administrado públicamente 50, quién sabe cuántos más al amparo de los muros del presidio. El delito de Badawi es haber explicitado en su blog, antes de que se lo prohibieran y lo enjuiciaran y condenaran, ¡esos taaaaan amiguísimos de Occidente que son los sátrapas petroleros sauditas!, qué es lo que debe cambiar en su país para que por fin salga de la Edad Media mental y espiritual a que está condenado a vivir. Este libro con un resumen de sus ideas lo ha editado Ullstein al precio de 4,99 € con el fin de que puedan comprarlo miles y miles de personas ya que el importe total de su venta se depositará a nombre de Badawi, la editorial no gana ni un solo céntimo.
El magnolio a la entrada de nuestra casa está en todo su esplendor. Me quedo un largo rato admirándolo, llenándome los ojos y el alma de tanta belleza como cabe en unas simples ramas que le chupan su savia a la tierra y la convierten en semejante fiesta para los sentidos. El martes, al llamar a Carlitos para confirmar la hora de pasar a buscarnos al mediodía, le dije que no se olvidase de traer la cámara, para retratar este portento. Mejor no lo hubiese dicho nada, porque se olvidó. Y el martes próximo toda esta maravilla será cosa del pasado. Hay un soneto hermoso de Calderón sobre la fugacidad de la belleza de las flores, sólo recuerdo los versos «a florecer las rosas madrugaron / y para envejecerse florecieron, / cuna y sepulcro en un botón hallaron».
En el foro de mi columna de hoy en EE interviene mi buen amigo don Samuel Whelpley para decirme: «Zola es un caso de un intelectual comprometido, como en su momento lo fue Voltaire o más tarde Sartre: Era bien fácil hacerse el loco por el caso Dreyfus y él escogió enfrentar a media Francia por lo que creía que era una injusticia». Le contesto: «Gracias por leerme, don Samuel, y por una vez y sin que sirva de precedente, perdóneme que le contradiga: Sartre no estaba comprometido sino con su propia imagen de santón de la izquierda. Sartre jamás alcanzó la altura moral y ética de un Voltaire, de un Zola, de un Camus. Acerca de Sartre hay tanta santurronería como acerca del llamado Che, que era un autoritario, que estaba en contra de la libertad de prensa y a favor de la pena de muerte y la «reeducación» de los homosexuales: como emblema del «hombre nuevo» se lo regalo a quien me lo quiera aceptar, envuelto en celofán y con un moñito albiceleste encima. Vale, y perdón por el exabrupto, pero si las cosas que son no se dicen como son, ello supone complicidad». Don Samuel reacciona al cabo de unos minutos: «Don Ricardo, aunque no lo crea, estoy de acuerdo con usted sobre Sartre y el Che. Este último era un estalinista terrible, como lo señala, y la glorificacion de ese criminal duele. En cuanto a Sartre, fue prisionero de su imagen: Sabía de los crímenes de Stalin y guardó silencio. Yo lo que pensaba, es que la idea del compromiso del escritor con su tiempo, que él difundió (y no sé si es de él) era hija de Voltaire y Zola. Aquí en Colombia oímos muchos años las peroratas y errores politicos de GGM, o la experiencia politica de MVLL, y más recientes las diatribas de Vallejo, todos ellos influenciados por Sartre, de por sí un filósofo muy sobrevalorado en mi opinión». También a ello le respondo: «Gracias por su sinceridad sin tacha, don Samuel. Y créame, la idea del compromiso no es un descubrimiento ni siquiera una invención de Sartre: antes que él ya la había inventado Sócrates, lo que pasa es que en tiempos de Sócrates no se disponía de una prensa que jalease al inventor. Y a Sócrates, además, estoy seguro de que le importaría un carajo que lo jaleasen. No es el caso de Sartre. No sé si sabe que cuando le concedieron el Nobel lo rechazó alegando que se lo debían haber concedido mucho antes, es decir, para que nos entendamos, cuando se lo concedieron a Camus y no a él, esa espina la tenía clavada y se la sacó. Pero ello no le impidió, años después, en una crisis económica, preguntar a la Academia Sueca si, a pesar del rechazo, no tenía derecho a que le pagasen el importe efectivo del premio; es decir, para que nos sigamos entendiendo, la platita dulce. La Academia, como es lógico, le dijo con muy buenas palabras que se fuese a la mierda, pero su consulta (la de Sartre a la Academia) lo define de los pies a la cabeza como el pequeñoburgués que fue toda su vida».
Weiß/Colonia, 11.4.
Llegan a mediodía Willy y Donny, camino de la Toscana. Diny les ha preparado un brunch con tutti: melón con jamón de Parma, huevos revueltos, embutidos italianos, dos clases de queso (duro y blando), paté de Colonia, ciabatta calentita recién salida del horno, naranjada también recién hecha, café. Los acompaño mientras comen, la sobremesa les dejo que se enreden en sus pláticas, que siempre terminan en grandes carcajadas. Sé positivamente que cada vez entiendo mejor los cuadros de Frans Hals, y es gracias a mi relación con los Hansen.
Me escribe Anxo y entre otras cosas me dice que le gustaría leer poesía de Felipe Boso, de quien le conté que fui tan gran amigo. Así es que le recomiendo la reciente reedición de T de Trama y le mando un par de poemas suyos. Uno de ellos en la foto del original, que tengo enmarcado y a la vista mientras escribo, como siempre que me siento delante de mi compu:
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