Weiß/Colonia, 17.5.
2:00 am : Pasaron otra vez el nuevo episodio de la saga policial alemana del comisario Dupin y esta vez lo seguí paso a paso. Pero un par de veces, cuando aparecìan en pantalla los hermosos paisajes marinos de la Bretaña me hizo pensar en el tema que en la actualidad apasiona más a los alemanes, y es si podrán hacer vacaciones en el extranjero, si bajarán las barreras levantadas por mor del CoronaVid19. Pienso en ello como Montse, cuando nos visitó el domingo y el tema salió a relucir: «¿Quién que esté en su sano juicio se va a ir de vacaciones a España, Francia… ¡Italia!? Imagínate que te infectas y estás librada a sus infraestructuras sanitarias. Lo que es yo, exceptuando a Holanda, no pienso ir a ningún extranjero». Y luego del episodio del comisario Dupin, cuando estuve viendo las crónicas de los partidos de la Bundesliga (reiniciada hoy) sin espectadores, esas tribunas vacías me parecieron una feroz estampa del futuro: las Ligas se jugarán en estadios fantasmales sólo para que el fútbol comercial no se hunda al no recibir la mamadera de las transferencias por los derechos de transmisión por TV. Porca miseria!
Después de leer mi diario, me escribe Jaime desde su Valencia y me cuenta que Corpus Barga viajó en el primer vuelo del zepelín a Pernambuco y dejó una crónica preciosa del hecho, donde iba presentando a las personalidades que subían a bordo, así como a sus respectivas compañías, hasta que llegó una moza que estaba muy buena, y CB escribió: «Miss X, entra acompañada sólo de su belleza». Corpus Barga es uno de mis ídolos. Éll integra con Julio Camba y Manuel Chaves Nogales el trío de periodistas de los que más he aprendido, entre los españoles. Me tengo que hacer con esa crónica como sea.
Le escribo a Klaus para decirle que como no podemos asistir al entierro de Elizabeth, pasado mañana, estuvimos pensando cómo estar presentes, si con una corona, con un ramo de flores, pero que nos hemos decidido por hacer una transferencia, en nombre de ella, a una institución benéfica de aquí, de Colonia. Se llama Wir helfen [=Nosotros ayudamos] y todo el dinero que reciben se aplica a sus fines, no genera gastos administrativos, de los que se hace cargo el Kölner Stadt Anzeiger, porque Wir helfen es una idea concebida y puesta en pie por la familia Neven DuMont, la propietaria del diario. Klaus contesta a vuelta de correos diciéndonos que le parece perfecto, porque Elizabeth también solìa donar a instituciones semejantes. ¡Qué linda persona era nuestra Elizabeth! Lo que gozaron ella y Matthias cuando vinieron a nuestra boda y se entendían perfectamente con la familia de Diny porque el dialecto a ambos lados de la frontera es muy semejante. Ay, qué vacío, qué hueco tan grande en mi corazón alemán.
Por una llamada de Rebeca, que mantiene una buena relación con sus primos neerlandeses, en especial con los hijos de Annie, me entero de un acto de vandalismo cometido contra la tumba de Annie en Montferland. Todo el pueblo sabe que las cenizas de Annie están enterradas en la linde del bosque, a la vista de la casa donde nació, debajo de un árbol. El ataque ha sido al árbol, y eso puede tener consecuencias serias para los vándalos, los árboles son sagrados en los Países Bajos y todo Beek sabe quiénes han sido, los hijos de un granjero cerca del bosque. Hijueputas.
Weiß/Colonia, 18.5.
1:00 am : Bienvenido al Sur es la versión italiana de Bienvenidos al Norte, una de las pelis francesas más divertidas de todos los tiempos. El trasvase del norte francés al sur italiano ha sido un rotundo fracaso. Después de haber visto el original francés, con esta copia burda sólo se pueden reír los italianos, si es que. El cameo de Dany Boon como turista que quiere despachar un paquete postal a Francia es lo único salvable de esta cinta sietemesina. Me quité el mal sabor de boca volviendo a ver Cartagena, con una Sophie Marceau, hasta en silla de ruedas comestible a besos, y oyéndole leer a Christopher Lambert de la edición francesa de Ilona llega con la lluvia.
En la correspondencia de Luise Mejer con Heinrich Christian Boie, el 19.1.1784 ella le escribe: «La condesa es infeliz porque quiere ser amada y no es amada. Ahora se halla sobreexcitada, se le ocurre una idea tras otra, le rechinan los dientes de la rabia, y luego está de nuevo mansa como un cordero. Debería ser emperatriz de Rusia, ése sí que sería un papel a su medida».
Weiß/Colonia, 19.5.
Desayunando leo en el Kölner Stadt Anzeiger que el bosque alemán, más concretamente los abetos, está en peligro de total extinción, a causa de dos veranos súper cálidos seguidos de dos inviernos suaves y casi sin lluvias, lo que ha sido un festín para los escarabajos, la marabunta de estas latitudes. Pero en la correspondencia de Luise Mejer con su Boie leí hace unos días lo que ella le escribió el 8.8.1783: «Los escarabajos en los abetos ya han destruido 500.000 árboles en [la comarca d]el Harz. es un gran estrago, para el cual no hay otro remedio que la tala». O sea, que los escarabajos tienen una tradición bien asentada por estas tierras.
Al cabo de 63 días vamos de nuevo a La Modicana, Ulli & Carlos, Diny y yo. Nos sometemos a la norma de las mascarillas, la inscripción en la lista de comensales, y luego todo es como lo ha sido siempre. Y el condumio igual de sabroso. Yo fui el que comí menos, una sopa de crema de espárragos con gambas. Otrosí: en la charla mencioné la muerte de los abetos, y Ulli, que no es por casualidad una dendroarqueóloga de renombre, le quitó fierro al tema diciéndome que ése, el abeto, no es un árbol alemán sino siberiano y escandinavo, que se aclimató acá debido a que crece rápido y es un buen negocio para los madereros. Que los árboles nativos son los pinos, los tejos y los enebros. Cuando me devuelven a casa (Diny se quedó en Sürth para hacer compras), Ulli se despide de mí con un abrazo. ¡Normalidad, normalidad, tienes nombre de mujer!
Weiß/Colonia, 20.5.
2:00 am : Pasaron un viejo episodio de la saga de Jimmy Perez, Muerte en las Shetlands, y lo vi de nuevo porque la serie, en su sobriedad, es de lo mejor que nos ha llegado de la TV inglesa, y me encanta ese protagonista, lejanísimo descendiente de un náufrago de la Armada Invencible. Y después he vuelto a ver Valmont, que es, pese a ser de Milos Forman, y con Annette Bening, una peli más bien floja: Las relaciones peligrosas, basada en el mismo libro de Choderlos de Laclos, filmada sólo un año antes y ganadora de tres Oscars, con una deliciosa Uma Thurman de 18 años en el papel de Cécile de Volanges, es bastante más que mejor. Pero ahora creo saber por qué Sue Birtwistle, quien produciría seis años después Pride & Prejudice para la BBC, estaba empeñada en que Colin Firth se desempeñara en el papel de Mr. Darcy. Más que por su colaboración años atrás en el telefilm Dutch Girls [Chicas neerlandesas] seguramente fue por su arrogante Valmont. Apostaría doble contra sencillo mi única corbata de Armani.
En estos momentos estarán enterrando a Elizabeth, y haciendo memoria recuerdo que desde la ventana de la bohardilla de los Schmickler podía ver el cementerio, y su alféizar era un lugar donde me gustaba acodarme para observar la vida del pueblo: la nuestra era su calle principal y en ella se encontraban las tres o cuatro tiendas, las dos tabernas y la iglesia de ese Bad Kripp que hasta en los mejores mapas es una simple cagada no ya de mosca, de mosquito. Cierro los ojos y estoy asomado a esa ventana y viendo, a la derecha, cómo entierran a Elizabeth, y con ella un trozo muy querido de mi vida. “No semos naide”, como decía el gitano viejo del chiste. “Somos” le corrigió el juez. “Ah ¿usté también, señor jué?” Y sonrío entre lágrimas. Elizabeth se reía mucho con mis chistes, los que eran traducibles cuando aprendí el alemán bastante para aventurarme en ese terreno tan difícil del humor. Ah, Elizabeth… Que la tierra te sea leve.
Han pasado en el canal Arte la última peli de Michael Hanecke, Happy End, seguida por un fabuloso documental de casi una hora dedicado al cine austríaco, al que Hollwood le debe la obra de Otto Preminger, de Fred Zinnemann, ¡de Billy Wilder!… así como también «la mujer más hermosa que jamás haya aparecido en la pantalla», como fue calificada Hedy Lamarr. En cuanto a Happy End, aunque no sea expresamente una continuación de Amour, sí que lo es en muchos aspectos, y aunque no tan convincente como su predecesora, vale, y mucho, la pena.
Weiß/Colonia, 21.5.
0:50 am : Un nuevo episodio de Miss Peregrine Fisher, la serie policial australiana. No es nada mala, es incluso entretenida, pero le falta el peso específico del carisma de la primera Miss Fisher, Phryne, tía de la actual. ¿Será verdad que desapareció sin dejar rastro en la jungla de Papúa/Nueva Guinea? Confieso que el verdadero aliciente para seguir esta nueva serie es la curiosidad por saber si en algún momento se sacarán a Miss Phryne Fisher de la manga.
Hoy, día de la Ascensión en el calendario cristiano (o católico), quiere la tradición que sea el Día del Padre en Alemania. Tengo tres hijos. Vamos a ver si alguna vez alguno de ellos rompe el récord establecido hace casi cuatro docenas de años y sube a 2 las llamadas para felicitarme. [Sobre el mediodía me llamó Rebeca, como siempre, y ahora, casi las 10:00 pm me acaba de llamar Chico, desde Münsterland, adonde Pia y él se han ido para pasar este puente. ¡Por fin! ¡Récord de llamadas en el Día del Padre, dos de mis tres hijos! Hosanna in excelsis!]
Una expresión notable del idioma alemán, y creo que no la he comentado nunca en este diario es la del “Himmelfahrtkommando”, que se compone de “Himmelfahrt” [la Ascensión de Jesús] y “Kommando”, es decir, según la definición del Diccionario, «pequeño grupo de tropas de choque, destinado a a hacer incursiones ofensivas en terreno enemigo». En realidad, cuando te destinan a un Himmelfahrtkommando, en el uso corriente del idioma, te están mandando al muere, tal vez también sea traducible como “misión imposible”. Lo curioso es lo de asociarlo con la subida de Jesús al cielo. Sería más propio de la simbología mulsulmana que de la cristiana: de acuerdo con el Corán, los creyentes que mueren en el campo de batalla van derechitos al paraíso donde les esperan las huríes. No creo yo que a un general cristiano, al ordenar una misión imposible, le guíen unos sentimientos tan bondadosos hacia sus soldados. Bastaría recordar Paths of Glory [Senderos de gloria] para saber que nada de eso.
Rafael Pérez Gay recomienda hoy en Covidiario tres lecturas de confinamiento: R.L. Stevenson, Emily Dickinson y Mary Shelley. Por mi parte recomendaría la obra de alguien confinado como alternativa a la pena de muerte que pesaba sobre su persona, me refiero a una obra maestra de la literatura italiana, Mis prisiones, de Silvio Pellico. Y otra de alguien que se confinó por su cuenta, como posible remedio a la tisis que pondría fin a sus días, demasiado joven: hablo de Cartas desde mi celda, de Bécquer, que acabo de releer al cabo de los años mil (no las leía desde que lo hice por primera vez en los lejanísimos días de mi bachillerato), y son una lectura deleitosa como pocas. Ya la primera carta, con el relato de su viaje desde Madrid al convento de Veruela, en un rincón de la provincia de Zaragoza al que por aquel entonces sólo se podía llegar a pie o a caballo, no le cede en interés a una novela de Julio Verne.
El buen Miguel García me mandó desde Bonn un paquete con una ringlera de fotocopias de tiras cómicas mexicanas, de una serie llamada “La familia Burrón”. Le escribo: «Llegó tu paquete hace unos días, pero recién hoy he tenido tiempo para echarle una ojeada a las copias que me mandas, muy ilustrativas de un cierto tipo de humor costumbrista, muy latinoamericano, un humor que no es ácido, pero tampoco de alto vuelo. Se queda en la ilustración, no trasciende. No sé si me explico. Lo comparo con el de los grandes humoristas gráficos españoles (Mingote, Forges, Máximo, El Roto) y lo siento –al mexicano en este caso– falto de profundidad. Pero bueno, el humor no es precisamente un género fácil. ¡Y qué curiosa la alusión a Salman Rushdie! Pero sin conocer la relación entre Monsivais y él, no le saco la punta al chiste. Sorry». Podría haberle añadido que en materia de humor mexicano mi campeonísimo medalla de oro es Jorge Ibargüengoitia, y que su tipo de humor sí es parangonable con lo mejor del género en Europa.
Weiß/Colonia, 22.5.
1:30 am : Pasaron el tercer episodio de la segunda temporada de la serie policial neozelandesa Brokenwood. Es tan buena que uno se pregunta cómo es posible que nada menos que en el primer canal, la ARD, la traten como a la Cenicienta de las series, programándola sin orden ni concierto. Primer episodio el 1.3., segundo el 25.4., tercero hoy y el cuarto y último no se sabe cuándo. Me temo que en el panel de programadores de la ARD hay demasiado CoronaVid19 camuflado no en los pulmones sino en el cerebro de los responsables. Oremus.
Les escribo a Carla en Roma y David en Medellín: «Creo que por ahora no estoy en deuda epistolar con ninguno de ustedes dos, si así fuera me lo hacen saber, pero en estos días lo esencial es que se concentren en salvaguardar sus vidas y tener presente que el confinamiento encierra también la palabra Fin, en algún momento se acabará la pesadilla y tenemos que estar todos bien pertrechados espiritual y síquicamente para aguantar el choque que nos espera, con un mundo que ya no será el «brave new world» de La tempestad de Shakespeare, ni siquiera el de la novela de Aldous Huxley, sino algo más allá del 1984 de Orwell, donde el Big Brother no va a ser una organización totalitaria humana sino un virus carente de cualquier ideología». Esta frase bien podría ser de Thomas Mann, sólo por lo larga, ça va sans dire!
Nada de particular en todo el día, salvo los aullidos del viento. Pero estos vientos que aúllan en Weiß son como perros de los que ladran y no muerden. Menos mal.
Weiß/Colonia, 23.5.
1:30 am : Estuve viendo The Way West [Camino de Oregón], con el triple atractivo de Victor McLaglen como director, Kirk Douglas, Robert Mitchum y Richard Widmark en los papeles principales, y el debut de Sally Field, de 20 años, quien doce después sería la oscarizada Norma Rae. Me ha parecido uno de los mejores western que recuerdo. Uno de los pocos que refleja de manera veraz el avance del hombre blanco hacia el Oeste, con sus heroicidades y sus miserias.
Esta mañana, con el desayuno, en el Kölner Stadt Anzeiger, buena cosecha de recortes. Primero una esquela fúnebre que me hizo recordar mis tiempos en la políglota Radio Deutsche Welle, donde solía preguntar en broma a qué redacción pertenecían los colegas Haegeli, Gnypek y Rochol, y nadie adivinaba que era la brasileña. La necrológica lleva un epígrafe en portugués («Adeus meus amigos, tudo bem»), y el difunto se llamaba Sluyterman van Langeweyde. En 2.º lugar: Los alemanes son andarines por naturaleza, y entre las rutas que les propone hoy el periódico se encuentra la “Ruta Böll”, por los parajes que fueron importantes para don Enrique y su esposa en los últimos años de la guerra. Si no fuera por la edad y los achaques, me gustaría poderla recorrer. En tercer lugar la reseña de ¡Ay Virginia!. una novela de un autor alemán, Michael Kupfmüller, acerca de los últimos días de Virginia Woolf: lo que irremediablemente me hace recordar Cuando Virginia Woolf desató el lazo azul, de mi queridísima Susana, que relata el último día de VW (son las mismas iniciales del Volkswagen, ahora que lo pienso). Y last but not least mi horóscopo del día: «¿Es posible que alguien te desee como si fueras la última orquídea del planeta? No creo que una cierta diferencia de edad sea un problema. Si eres un joven imberbe, deja que te mimen mujeres ya maduras. Pero si tiendes a peinar canas, abre los brazos a bípedas más jóvenes. Lema: ¿Por qué no un injerto de generaciones?» De nosotros, los ancianos calvos, no dice nada. Me quejaré al redactor–jefe por esta intolerable discriminación.
*****************THE END*****************
Asegúrate de que el director jefe no es ni anciano ni calvo, porque si fuera ambas cosas, podemos pensar que evitó arrimar el ascua a su sardina.
Asegúrate de que el director jefe no es ni anciano ni calvo, porque si fuera ambas cosas, podemos pensar que evitó arrimar el ascua a su sardina.