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Mientras tantoDe mi diario : Semana 25 / 2017

De mi diario : Semana 25 / 2017


 

ADVERTENCIA : A causa de una fiesta familiar en Holanda el sábado próximo, 1.º de julio, la siguiente entrega de este blog tendrá lugar 24 horas más tarde, en la noche del domingo 2 al lunes 3. Con permiso de la autoridá y si el tiempo no lo impide. Vale.

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Weiß/Colonia, 18.6.

Al abrir la compu con lo primero que me encuentro es con la noticia del atentado en Bogotá contra el Centro Comercial Andino. Me impacta porque recuerdo muy bien el lugar, se halla a ½ camino entre la emisora HJCK (carrera 14 # 85) y la casa de Gloria y Álvaro (calle 85 # 12) donde nos alojábamos durante la feria del libro de 1998. Varias veces entramos en el Centro. Diny creo que compró allá un par de regalos para nuestros hijos y Paul –¡teníamos entonces un solo nieto! aunque Oskar ya estaba de camino–, y una vez saqué dinero con la tarjeta de uno de los cajeros automáticos. Y había una librería que, si no recuerdo mal, se llamaba El Cajón de las Herramientas, donde tenían Revista de Libros, en la que yo colaboraba por aquel tiempo. Por cierto que Álvaro nos vio al pasar y entró a la librería y no nos dejó pagar la docena de tarjetas postales que habíamos elegido entre tanto. Sí, son muchos los recuerdos que tengo del CCA, y todos son agradables, de ahí mi pena al leer esta noticia. De inmediato le escribo a todos mis amigos colombianos deseando y esperando que estén bien, que no les haya afectado ni a ellos ni a sus familias y amigos. Para atentados, con los nuestros tenemos ya bastante.

 

Después de leer mi diario, PN me escribe desde Montevideo: «De lo leído me quedó zumbando el que hables de “El País, el bueno, el uruguayo”, y de bueno no tiene nada, es el prototipo de la prensa mala, que desinforma o informa a su placer, tendencioso al máximo negativo e ainda mais». Le contesto: «Creeme que te creo lo que me decís, pero por razones distintas a las que podés imaginar. Te creo porque comencé a publicar en la prensa en octubre de 1954, y en estos 63 años no he visto todavía una sola publicación que no sea tendenciosa. Por lo demás, toda lectura (también la nuestra) es tendenciosa, mas por dicha somos seres humanos, no borregos».

 

También después de leer mi diario, Manu me deja un comentario en el foro: «Raro es el día que no oímos a un lumbreras –de los muchos que hay entre los comentaristas políticos, tanto de dentro como de fuera–, que ese monstruo rubio «es como un niño». Ya hay que ser cretinos». Le contesto también en el foro: «Lógicamente decir que the fake president «es como un niño», conlleva una carga de disculpa implícita que no es de recibo en este caso. Pero de lo que no puede caber duda, y se le nota en la gestualidad, es que se trata de un infantiloide peligroso, del género que agarra los juguetes de los demás para destriparlos, y que se planta en el centro del cajón de arena para demostrar que es el macho Alpha del grupo. Sad! (como él mismo dice)».

 

Weiß/Colonia, 19.6.

Ibsen, persona de tantas inquietudes, me escribe hoy: «He visto al pasar, de noche y de lejos, el faro de Chipiona, pero quiero preguntarte, comentarte lo que, leyendo y releyendo el Mairena, siempre me ha intrigado. ¿Existió alguna vez un diario que llevase tal nombre? Machado lo invoca con algo de guasa, creo yo, dando a entender que habla de un diario sin mucho alcance geográfico ni influencia en las élites; una hoja liberal y provinciana, casi, en la que publican sus sueltos Mairena y algún otro heterónimo. Pero doña Hortensia no me ha ayudado a saber si tal diario existió «de a de veras» alguna vez o si aún existe. He hallado, sí, una página web que lleva ese nombre y funciona como medio digital local. ¿Será pervivencia digital de lo que alguna vez fue un diario de papel? ¿De un diario que, forzado por la economía, puso fin a su trayectoria de papel y «emigró» a lo digital? ¿O será un homenaje digital originalmente, que desde nuestra época rinde homenaje a una ocurrente invención de don Antonio? El tema tiene alguna relevancia para mí, machadiano a muerte. Pero no demasiada, en verdad. Más bien, como dicen los negros del litoral del Barlovento venezolano, se me aparece como una de esas «cositas sabrosas p’a conversá»». Después de despachar varias emails ad hoc, como decimos los clásicos, le respondo sin andarme por las ramas:«A reserva de lo que me escriban (si es que me escriben) los colegas a quienes he consultado en Cádiz, Huelva y Sevilla, siempre he creído que El Faro de Chipiona era un periódico inventado por don Antonio para «certificar» la publicación de los textos de su heterónimo. Además, hilando muy fino, se me ocurre que podría ser una sutil sacada de lengua al diario El Faro de Vigo, nada menísimos que «decano de la prensa nacional”, como diciéndole que para poner en su cabecera la palabra Faro mejor sería que lo hiciera Chipiona, cuyo faro es el mayor de Europa y uno de los diez mayores del mundo. Pero esperemos a ver qué me responden desde la Bética». 

 

Estoy conmovido por el aluvión de emails que me han llegado a propósito de la publicación en Nexos del texto sobre mi padre, ayer, Día del Padre en México. Yo en realidad se lo mandé a Kathuyshka ex abundantia cordis, conmovido a mi vez por la lectura del texto que ella publicó sobre el entierro del suyo. En el foro de mi texto, un comentario de Javier rememorando aquel tiempo en que la nave de la fábrica de mi padre, luego trastienda de Calzados Bada, era el escenario donde ensayábamos teatro, recitábamos…: «Sirva este modesto comentario para sumarme al recuerdo de tu padre y dar testimonio de su generosidad al “prestarnos” su taller para tantas y tantas madrugadas de bohemia y desbocada creatividad». Y desde las sierras de la Córdoba argentina, un comentario de mi comadre Graciela, la gran Terín Collado: «¡Ricardo, qué bellísimo recuerdo y homenaje a tu papá! Humor, ternura y ese aire tan español, que tanto me gusta encontrar en tus textos. Leerte es como estar ahí, en medio de la escena, abrazando a los personajes, comiendo con ellos. ¡Gracias por compartir tu vida con nosotros!» 

 

Weiß/Colonia, 20.6.

0:10 am : All ist lost [Cuando todo está perdido]. Una peli que no conocía y que con el paso del tiempo, según creo, puede llegar a ser considerada un clásico, cuando ya nadie, absolutamente nadie sepa quién coño es Harry Potter o Matrix o Star Wars o cualesquiera otras de esa bazofia que hoy campa por las pantallas. Digo, suponiendo que para entonces haya gente a quienes les siga gustando el cine y no sólo gente que crea que el cine es esa bazofia. Todo puede ser en este mundo de Dios y, sobre todo, del Diablo.

 

A Populius lo llamo así porque Colonia es una ciudad romana, y si lo llamase Volkher, según le identifica su pasaporte, lo estaría insultando como extranjero, o sea, un bárbaro. Y Volkher no se merece ese maltrato. Ahora hace ya cuatro años que se fue a vivir a Berlín, pero cuando regresa a la civilización nos llama y nos reunimos para almorzar en La Modicana. Como hoy. Plática de lo más entretenida y variopinta, y al final pide la cuenta y no deja que la repartamos entre tres, como es lo habitual en estos casos. Con lo cual queda demostrado que tengo toda la razón del mundo al llamarlo Populius y no Volkher. Otrosí : De la manera más desinteresada, amén de agradecida, le preguntamos que cuándo volverá a honrarnos con su visita.

 

Después de ver el partido Alemania vs. Australia en la Copa Federaciones, me acuerdo de algo que explicitó un jugador o un entrenador brasileño al que los periodistas le advirtieron que con una defensa como la que tenían por aquel entonces, la Seleção no iba a llegar muy lejos en el próximo Mundial. Y la respuesta fue: «Eso sería cierto si no tuviéramos un ataque que está en condiciones de hacer siempre un gol más de los que le encajen a nuestro arquero». Ecco! La repuesta vale también para Alemania, y el partido de esta noche lo demuestra.

 

Weiß/Colonia, 21.6.

El premio Georg Büchner es el equivalente tudesco del Cervantes, y su palmarés, iniciado en 1951 por Gottfried Benn, se lee como el Almanaque Gotha de la literatura en lengua alemanaFrisch, Celan, Enzensberger, Ingeborg Bachmann, Grass, Böll, Golo Mann, Bernhard, Canetti, Handke, Manès Sperber, Christa Wolf, Peter Weiss, Dürrenmatt, Erich Fried, en fin, la flor y nata de la literatura en este idioma. Y este año se le ha discernido a un poeta, por primera vez a un poeta desde hace diez años: Jan Wagner. El diario le dedica casi toda una plana al buen Jan Wagner, y cita en recuadro un poema suyo titulado “Elegía por una ciudad de provincias”, que me apresuro a traducir a mi leal saber y entender, así: «la caravana de sombras, su partida / todas las mañanas, y el lavadero de coches, / que siempre despertaba de un sueño limpio. // y en las furgonetas de reparto pendulaban / las mitades de cerdo entre el sí y el no, / a los tilos les crecieron corazones. y no cupo más // que una hoja de papel entre yo y el mundo. / y en los jardines, tras todos los setos, / las cortadoras de césped pregonaban mayo».

 

Parte meteorológico : 34º en el termómetro ayer y hoy, y 37º previstos para mañana. Que Dios nos coja (en la más honesta de las acepciones del verbo) confesados. Oremus.

 

La lectura de Ojo de dragón, en alemán, me ha hecho conocer una palabra de la que no tenía la menor idea, “Bovist”, que viene del lenguaje micológico, es el nombre de una seta gigante y sin chicha ni limoná, de una carne blanca, inodora y sosa, y a la que, al parecer, los micólogos llaman despectivamente “pedo de lobo”. En cuanto a la novela en sí, la compré después de leer una reseña sumamente elogiosa en Der Spiegel, y en verdad ofrece una paleta de conocimientos sobre la intrahistoria china contemporánea que, con seguridad, acreditan al novelista como un experto. Pero hay algo por completo inaceptable en la trama: que el novelista tenía decidido desde un principio que el comisario Piao iba a sobrevivir, y eso resulta de lo más increíble en el medio donde se mueve. De todos modos me ha valido para descubrir la existencia de Pingfang; traduzco lo que dice al respecto uno de los personajes chinos: «En China hemos oído hablar de Dachau y de Bergen–Belsen, pero en Occidente no se sabe nada de Pingfang. Hasta cuando se trata del dolor humano trata Occidente de dominar el mercado». Y después de leer el extenso artículo que Wikipedia le dedica al tema, uno vuelve a sentir el espeluzno del horror ante la vesania de que es capaz el ser humano, y un deseo irreprimible de fundar una sociedad secreta para castigar tales crímenes, que quedaron todos impunes.

 

Mi nueva entrada en mi blog de EE, “Hacerle un gol a Zamora”,  me ha valido un comentario de Edgar Barrios, a quien no conozco para nada: «Extraordinario artículo». Como no me gusta adornarme con plumas ajenas, me gustaría poderle decir a don Barrios que el mérito, y grande, del artículo hay que acreditárselo a Guillermo Thorndike, yo me limité a citar su texto. Pero para podérselo decir en el foro de mi blog necesitaría hacerme miembro de Scarfacebook, y eso ni que me lo mande el médico.

 

Weiß/Colonia, 22.6.

Como soy bastante serio en lo de leer por riguroso orden cronológico lo que me va llegando, es recién hoy que leo Malpaís, la novela de Yolanda Soler Onís. Me la zampé de una sentada y me hizo rememorar la única vez que he estado en Lanzarote, huéspedes Diny y yo de Antonio Félix y Eva, y estancia en la que trasegué toda la malvasía El Grifo que me fue posible sin perder la compostura. También me ha hecho recordar nuestra estadía en Sylt, otra isla, con un juego de espejos entre el texto de Malpaís y el de mi cuento “La mujer de tierra adentro”.

 

Al comienzo del partido de la Copa Federaciones entre Alemania y Chile me sorprendió la fiereza con que los jugadores y los aficionados chilenos entonaron el himno nacional y no sólo eso sino que siguieron cantando al menos una segunda vez el coro cuando cesó la música. Tuve por un instante la espantosa sensación de que iban a cantarlo entero, ¡son seis estrofas más el coro! Y volví a sonreír pensando en lo que me contó una vez Cinna, de lo mucho que se ríen los mexicanos al oír cantar a los chilenos su himno, comenzando con las palabras «Puro Chile», siendo así que “puro chile”, en México, significa «pura verga, puro cuento, pura mentira».

 

Weiß/Colonia, 23.6.

Buscando material para mi envío semanal de tuits alemanes, encontré uno que me encantó y que resulta imposible de traducir íntegro al español, lo más cercano sería esto: «Tan rápido como algunos pasan a abrir un nuevo capítulo de sus vidas, sólo puede ser tratándose de un Daumenkino»:


 

Sé que existe una palabra española para “Daumenkino”, Miguel Sáenz me enseñó hace años cuál es, pero de puro despistado no la apunté, y ahora ni modo. “Daumenkino” le llaman los alemanes, gráficamente, a esos libros que en la esquina superior derecha llevan impresas en cada página las sucesivas secuencias de una acción, de tal manera que al mantener apretado el libro con la mano izquierda y pasar rápidamente las páginas deslizando el pulgar [=Daumen] de la derecha sobre esa esquina se puede ver toda la escena en movimiento.  Sólo recuerdo que la palabra que Miguel me enseñó era un neologismo con préstamos del griego o del latín y carecía de esa gracia natural que se desprende de la expresión alemana, “el cine en el pulgar”.

 

Weiß/Colonia, 24.6.

Oskar llega a la 1:10 pm para volver a tomarme el pelo en el modo Fígaro de la expresión. Me dice que está pensando en irse a Huelva por una larga temporada el año próximo, al terminar su bachillerato. No puede saber lo que me alegra el corazón oírle decir eso.


Llega Arzola a las 3:15 pm para dedicarle unas dos horas de mantenimiento a mi compu, y me anuncia que la siguiente vez será a mediados del 2019. Tener un “manitas” como Arzola a una hora de distancia en transportes públicos es una bendición del cielo. Además, cada vez que ha venido a casa a instalarme algo, o para tareas como la de hoy, he aprendido el ciento y la madre de la cibernética para legos, en la que ya entiendo bastante. Lo curioso es que ello parece que le ha inspirado a Arzola un cuento que me tiene como protagonista: un escritor ya jubilado de sus tareas laborales y para quien Internet es una especie de “fuente de la eterna juventud”, aquella que Hernando de Soto buscó en la Florida y yo parezco haber encontrado (¡¡según el cuento de Arzola!!) a la orilla izquierda del Rhin. ¡Loado sea el nombre del Señor!


6:50 pm : Le doy fin de dos sentadas (empecé ayer aprox. a esta misma hora) a las 570 páginas del # 10 de la saga de John Rebus. Cada vez me gusta más. Estoy por decir que se convirtió en mi detective favorito, al lado de Sherlock Holmes y de Maigret. Y entre las mujeres, sin duda, la comisaria finlandesa Maria Kallio.


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