Weiß/Colonia, 28.7.
1:30 am : Acaban de pasar The Salvation, un western danés filmado en Sudáfrica, que me hace recordar los western de Sergio Leone filmados en Almería. Me ha gustado mucho la historia y cómo se la cuenta, además de que nos habla de unos colonos escandinavos del Far West, lo que es bastante novedoso. Y además satisfizo 100% mi maniqueismo innato, que siempre quiere el castigo del traidor, que el crimen no quede impune. Y Eva Green y Mads Mikkelsen bordan sus papeles. Y también Mikael Persbrandt y Douglas Henshall: es curioso verlos en sus roles de colono danés y pastor protestante doblado de sheriff, luego de tanto admirarlos como Gunvald Larsson, la mano derecha del comisario Beck, y Jimmy Perez, el detective de las Shetlands.
Después de leer mi Diario, Arcebelle me escribe dándome a conocer una dirección postal a la que debe enviar una carta. Dice así: «De la Clínica Bíblica 50 metros al sur. Casa del Lic. Luis Segura (el sr. murió hace al menos quince años). Dos casas gemelas con portones grises, dos carros de color negro. Frente al consultorio del Dr. Ceballos. San José, Costa Rica». Con todo, no creo que haya ninguna que sobrepase en surrealismo a aquella que descubrí en el directorio telefónico de Managua y que decía aproximadamente así: «Cuadra y ½ hacia el Lago y tres cuadras al oeste desde donde estuvo la Pepsi». El Lago, en Managua, significa el norte, y el “donde estuvo” alude al implacable sismo de 1972 que destruyó prácticamente la capital. En 1984, cuando pasé unas dos semanas en Nicaragua, dediqué un día a pasear en solitario por las ruinas del centro, en torno a la catedral. Me pareció estar caminando en medio de los decorados para una peli sobre el fin del mundo.
Segundo episodio de la primera temporada de Brokenwood, la policial neocelandesa. Bastante mejor que el primero. Transcurre en un medio vitivinícola y el conocimiento de los vinos es un factor súper importante en el descubrimiento del asesino. El actor protagonista de la serie, Neill Rea, en el papel del detective Mike Shepherd, contó en cierta ocasión cómo vio un muerto. Fue cuando visitó el Taj Mahal, que le pareció una maravilla, pero detrás del monumento corría un río, el Yamuna, y vio cómo a su orilla había un perro, que se estaba comiendo el cadáver de un ser humano. Ah sí, el Taj Mahal… El encanto milenario de la India, qué romántico el Oriente…
Al pie de mi columna en EE un forista ha dejado un comentario acerca de la frase de Rodin delante del cadáver de Mallarmée, que cuándo volvería a haber un cerebro como el suyo. Le respondo: «Para mí la pregunta de Rodin quedó contestada con la obra de gente como Aldous Huxley, Thomas Mann, Miguel de Unamuno, William Faulkner… y no hablo sino de aquellos a quienes conozco lo suficente para atreverme a opinar así».
Weiß/Colonia, 29.7.
En el Kölner Stadt Anzeiger de hoy, en la primera página de la sección deportiva, dedicada por completo al Tour de France, leo que Egan Bernal nació en Zipaquira [sic], pueblo cercano a la capital del país, Bogata [sic]. En lo que no fallan nunca es en el uso correcto de la ç (excepto al hablar del Barça, que para ellos es una simple Barca) o letras tan redomadas como la ć, la š, la œ, la ð, la ƣ, la ǿ… la madre que los parió. O mejor dicho: Ļă ϻåᵭᶉḗ ḵḝ ḻṍṧ ƥâᶉĭǿ.
Sobre el telón de fondo de la feliz malaria que ha puesto amarilla a toda Colombia, HL me escribe: «No sé si lo que corre por mis venas es horchata, o nada más es que mi modo cuasi maquiavélico de ver la vida me hace detestar la euforia manipulada por los «medios» al servicio de la «economía de mercado». Para mí lo de Egan Bernal y demás deportistas nacionales, no es nada más que un triunfo de ellos y para ellos, que lo lograron con su propio esfuerzo, casi con la uñas. Y cuando todo un país, empezando por sus políticos de mierda sale a apropiarse, sin el más mínimo asomo de vergüenza, del triunfo de ellos y a mostrarlo como un logro nacional, se me revuelven las entrañas y me ataca la misantropía en el más alto grado de la escala de la hijueputez con que la mido. Ahora sí; díganlo…» Lo cierto es que yo me he puesto a cavilar en que Bernal corrió con el equipo sucesor de Sky [es decir, Bradley Wiggins =1 Tour de France, 5 medallas olímpicas, 7 campeonatos mundiales; Chris Froome =4 Tours, 2 Vueltas, 1 Giro; y Geraint Thomas =1 Tour, 2 medallas olímpicas, 3 campeonatos mundiales), ese mismo equipo Sky que hasta el año pasado era la bestia negra del ciclismo colombiano porque siempre dejaba a Nairo Quintana con la miel en los labios. Desde el 2012, y con la sola excepción del 2014, cuando Nivali ganó el Tour beneficiándose de las caídas de Froome y Alberto Contador, el equipo Sky domina el Gran Bucle francés de una manera que no se veía desde los ominosos tiempos de un tal Lance Armstrong. Es como para ponerse a pensar. Creo que voy a tener que resucitar a un personaje que me inventé allá por 1963, el Tío Cavila
Weiß/Colonia, 30.7.
1:00 am : Acabo de ver Mayor Dundee, una peli de Sam Peckinpah que desconocía, a buen seguro porque siempre me cayó mal Charlton Heston (incluso antes de que fuese presidente de la Asociación Nacional del Rifle), una de esas antipatías irracionales que de vez en cuando conviene revisar (Heston participó, por ejemplo, en la marcha sobre Washington en agosto de 1963, aquella en que Martin Luther King pronunció su legendario «I have a dream», y lo hizo al lado de Brando, Newman, Garner, Poitier, Belafonte, Dylan, Joan Baez…) La peli es buena, buena de verdad, pero yo, por haberme perdido los créditos del principio, estuve casi todo el tiempo, desde que apareció en pantalla, preguntándome quién era la actriz que interpretaba a Teresa Santiago, la viuda del médico del pueblo mexicano. La conozco, pero quién es, quién es. Al final, que pasaron el reparto, me di una palmada en la frente, ¡claro, joder, es Senta Berger! Lo que pasa es que lo menos que podía imaginarme es a Senta Berger en un western.
Almorzamos de nuevo en la Terraza del Rhin. Hay una niña de unos tres o cuatro años, en una de las mesas cercanas, que parece fascinada por Carlitos. Y bueno, con esa apariencia de viejo de la Biblia, si es que no del mismísimo Jehová, así cualquiera. (Koshina envidia la mía).
Después de leer el nuevo post en mi blog, José María me escribe desde su retiro caribeño: «Si Borges y Bioy Casares cayeron en la trampa, me late que tenemos aquí una variante del «síndrome de Estocolmo». Y si le ocurrió a ellos, imagino nada más cuántos habrán caído y caerán con Kafka y con todos los famosos. Ojo de águila el tuyo, eso sí». Le contesto ipso fuckto: «Nada de ojo de águila, maese, lo que pasa es que a Kafka se lo lee de una manera reverencial, cercana a la miopía, y fíjate que a mí siempre me ha llamado la atención el hecho de que los amigos de Kafka, cuando hablan de cómo él les leía fragmentos de lo que estaba escribiendo, concuerdan en que literalmente se meaba de la risa, cosa que nosotros, leyendo esos mismos textos, no nos explicamos por qué, Y en realidad, con este texto suyo sobre el silencio de las sirenas, lo que me planteo es si no fue que Kafka lo escribió así de una manera consciente, como si hubiera leído otra Odisea que nosotros, sólo por joder, por gastarnos una broma. Es mi teoría, mejor dicho: una posible hipótesis. Otra mejor no se me ocurre».
Weiß/Colonia, 31.7.
0:30 am : Acaban de pasar Un profil pour deux [en español En lugar del Sr. Stein, en alemán Monsieur Pierre descubre el estar online, que me gusta incluso más que el original francés]: es una comedia intrascendente y con resabios de Cyrano de Bergerac en un mundo cibernético, y tiene un final doblemente feliz, lo que es un alivio analgésico del tamaño de la aspirina de neón king size que campea sobre los edificios de la Bayer en Siberia, es decir, al otro lado del Rhin, en Leverkusen. Y una peli, con que nos distraiga, basta y sobra. No le pidamos olmas al peral. Mucho menos con esta ola de calor donde hasta el cerdo (cuyos orgasmos duran 30’) no son capaces de echar dos polvos seguidos, se deshidratarían, pobres hijos, como diría Cortázar.
Vamos a cenar con Angie & Vincent, que el lunes parten de vacaciones camino de Croacia. Y para que Diny no tuviera que andar cocinando después de llegar a casa a las 4 pm de vuelta de una reunión con sus amigas en el Museo Ludwig, decidí invitarlos a cenar y les di a elegir entre cinco posibilidades. Eligieron Palladio, en la Maternusplatz de Rodenkirchen. Yo cometí el descuido de pedir una pizza napoletana porque incluía anchoas (de las de conserva) entre sus ingredientes, y me trajeron una con un diámetro muy parecido al del cráter del Vesubio. Menos mal que Vincent es de buen diente y se llevó a casa en un dog bag la mitad que dejé. Mare mía de mi arma, qué pizza pantagruélica.
Weiß/Colonia, 1.8.
1:00 am : Pasaron en el canal ARD Woodstock, el documental de Barack Goodman. Me vino como yelito al güisqui en las rocas. Tomé docenas de datos para el artículo que me pidió Juan Carlos Piedrahita, de El Espectador, con motivo del 50.º aniversario del Festival. Se me volvió a poner la carne de gallina al oír la guitarra de Jimmy Hendrix interpretando el himno gringo: es como estar escuchando los gritos de adultos y niños corriendo por las carreteras vietanamitas ametrallados desde los criminales helicópteros, es como estar oliendo napalm. Hijos de puta.
Alguien desconocido para mí subió a su cuenta Twitter el enlace con mi reseña del libro de Cabrera Infante Cuerpos divinos, publicado de manera póstuma. Se lo paso a Pepe, hasta su florido refugio de Aventura, y me contesta: «Es que tienen la perversa manía hagiográfica de que todo lo de un autor talentoso tiene que ser bueno. Y flaco favor a GCI. Coincido: chatarra, bocetos, apuntes, borracheras… Ibídem con cualquier Obra Completa. Muy certero tu juicio». Le acuso recibo: «Celebro la coincidencia, querido Pepe. Es más, pienso que la petición de Kafka a su amigo Max Brod estaba alimentada por ese mismo temor, de que se terminase publicando toda la mierda que había escrito. Flaco favor a la literatura, el de Max Brod».
El columnista del Baltimore Sun, Peter Jensen, contraatacó al gigalómano de la Casa Blanca: «Es mejor tener un par de ratas que ser una». A título personal yo añadiría: «con perdón de las ratas». Espero y deseo que a Peter Jensen le concedan el Pulitzer como mejor columnista del año. Amén dello, confieso que soy antiamericanista sin ambages. Cosa paradójica teniendo en cuenta que soy un fan del cine de Hollywood, de la literatura USAna y del jazz y los blues, y hasta de la música country. Y entretanto soy fan de su selección femenina de fútbol. Pero bueno, así es el ser humano, un amasijo de contradicciones. No me avergüenzo de ninguna. Me acojo a las palabras de Walt Whitman: «Do I contradict myself? / Very well then I contradict myself. / (I am large, I contain multitudes)». Hasta yo, sin saber inglés, lo entiendo.
Weiß/Colonia, 2.8.
0:20 am : Vi Cómplices, una peli francesa del 2009 y que no conocía, largometraje debut de Frédéric Mermoud. Un film excelente, llevado de cabo a rabo con un pulso seguro y contando una historia que interesa y en ocasiones apasiona. No me explico que tuviera tan poco eco. Me ha recordado algunas de las mejores páginas de Simenon, qué mayor elogio puedo hacerle.
En el suplemento mensual del Kölner Stadt Anzeiger dedicado a los libros, y como siempre en él se incluye el poema del mes, esta vez uno de Nora Gomringer, quien sigue los pasos de su padre, Eugen, suizo doblado de boliviano y gran promotor y corifeo de la poesía concreta, allá por los años 60 del siglo pasado. El poema de NG se titula “Parque jurásico” y lo aproximo al castellano así: «Aún hoy espero detrás de cada curva / un brontosaurio, / ya que Natura siempre halla un camino, / pero yo a veces me pierdo». El poema está incluido en una antología titulada Cinema, recién aparecida y dedicada a recoger los versos dedicados al cine y sus vivencias con él, por poetas alemanes nacidos entre 1946 y 1992. Un libro que tengo que adquirir, ya.
Weiß/Colonia, 3.8.
«Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch» es el titular de la sección Viajes en el Kölner Stadt Anzeiger de hoy. Está dedicado a Gales, y esa monstruosidad fonética es el nombre más largo de estación de tren en toda la Gran Bretaña, significando algo tan fácil como «Iglesia de Santa María (Llanfair) en una hondonada (pwll) junto al avellano blanco (gwyngyll) cerca del (gery) remolino rápido (chwyrn drobwll) y la iglesia de St. Thysilio (llantysilio) en la cueva roja (gogogoch)»… sea ello lo que fuere. Pero a juzgar por lo que llevo rastreado, en materia de direcciones los galeses no van para nada a la zaga de costarricenses y nicaragüenses. ¡Oh Madre del Amor Hermoso!
También en el Kölner Stadt Anzeiger, entre las esquelas fúnebres, una con un epígrafe de Van Gogh: «La vida sólo es un tiempo de siembra, y la cosecha no es acá». En su propio caso, dio en el clavo.
Ayer le regalé a la taruguita querida un tuit de lujo que traduje del alemán, lo subió a su cuenta de Twitter y ya tiene acumulados 148 “Me gusta” y 32 retuiteos. No es para menos: Alma Delia Murillo @AlmaDeliaMC : El número de muertos a causa de fumar marihuana ha alcanzado la cifra de occisos a causa de cornadas de unicornio. —@_Mea_Culpa (traducción del alemán: Ricardo Bada)
Es 3 de agosto. Este era el mayor día de fiesta para mí, cuando niño. En el mes de agosto se celebran en Huelva las Fiestas Colombinas y el día mayor es el 3 de agosto, conmemorando el de 1492, cuando Colón se hizo a la mar con las tres carabelas. En aquellos años el real de la feria se instalaba en el paseo del muelle, desde delante de los edificios de la Aduana hasta la Glorieta. Allí estaban las casetas de baile, las atracciones (el tiovivo –al que llamábamos “los caballitos”–, el tiro al blanco, el látigo, la noria, los coche–topes, que me inspiraron una aversión irreversible hacia el automovilismo…), y estaban también los vendedores de turrón de Alicante y Jijona con su mercancía iluminada por lámparas de carburo, mercancía que partían con certeros cuchillazos en pedazos de a peseta, de dos pesetas, de un duro. Era una de las pocas ocasiones en que la familia en pleno se ponía en marcha camino del muelle, incluso mi tío Laureano, que todavía no se había casado ni siquiera conocía a Amelia. Hasta la abuela Remedios creo que vino una vez, a pesar del luto riguroso que llevó toda su vida después de la muerte de mi tío Antonio, a sus 22 años. Pero lo que más y mejor recuerdo es que siempre le pedía permiso a mi padre para ir a ver el baile de gala, en la cubierta del destructor. Pocos días antes había arribado al puerto la flotilla que la Marina española envía todos los años para hacer acto de presencia en fecha tan histórica de su calendario. Por lo general se componía de un destructor y dos o tres dragaminas. Me fascinaba ver los grandes autos con matrículas oficiales y cómo eran recibidos sus pasajeros por el comandante del barco, al pie de la la escala. La cubierta estaba iluminada a giorno por farolillos de colores, la orquesta tocaba junto al castillo de popa, y en la pista bailaban los ricos y poderosos de la ciudad, ellos de smoking, ellas con trajes de noche largos (algunos dejando al descubierto los hombros)…, era como estar viendo en vivo alguna escena de una peli de Hollywood en uno de los cines de verano. Yo me sentaba en un noray cercano, bajo la mirada suspicaz de los guardiamarinas en uniforme de gala que custodiaban el acceso a la escala. Sentado allì, veía el baile, oía la música de la orquesta, y al fondo el estruendo polifónico de las Colombinas, y era feliz, feliz, era intensamente feliz, como muy pocas veces creo haberlo sido. 3 de agosto, ¡qué día de júbilo en mi vida a los cinco, seis, siete, ocho años de edad! Luego, en 1947 ó 1948, cesó la magia. De repente. A las Colombinas se las llevaron del muelle, ni siquiera recuerdo adónde. Pero lo peor, ay, fue que se acabaron los bailes de gala a bordo del destructor, pasaron a darse en el Círculo Mercantil, frente al diario Odiel. Creo que fue entonces cuando se acabó mi infancia.
************THE END************