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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 32 / 2020

De mi Diario : Semana 32 / 2020


 

Weiß/Colonia, 2.8.

Releo en Fronterad mi entrega de anoche y constato que al hablar de buenos padres de familia doblados de criminales sicopáticos olvidé mencionar que también lo son algunos jerarcas anarquistas, soviéticos, maoístas, castristas, polpotistas, fundamentalistas islámicos y un largo etcétera. A veces como que se queda uno ciego del ojo izquierdo. Porca miseria!

Con Ulli & Carlos almorzamos en el Alfama, el portugués del Vringsveedel, el barrio de San Severino. Pidieron Ulli y Diny carne a la brasa hecha sobre la piedra filosofal, como yo la llamo, Carlitos salmonetes fritos con arroz entomatado, y menda, que soy de piñón fijo, mi espetón de gambas con papas fritas. La calidad no ha sufrido a causa del Covid19. Volveremos pronto.

En el canal de la WDR un reportaje de 45’ dedicado a la duodécima provincia neerlandesa, Flevoland, nacida de la conversión en pólder de más de un tercio del antiguo Zuiderzee, que dejó de ser lo que dice su nombre (Mar del Sur, por contraposición al del Norte) cuando se construyó el Afsluitdijk [=dique de cierre], de 32 km, para defender los puertos del Zuiderzee, siempre expuestos a las tempestades e inundaciones provocadas por el Mar del Norte. A esta nueva provincia ganada a las aguas se le implementaron ciudades y pueblos, llamando Lelystad a la capital en honor del ingeniero que concibió y realizó tal obra poco menos que faraónica. Diny y yo visitamos hace años Lelystad, pero estaba casi recién inaugurada, recién salida de la retorta, era sumamente aséptica. Este reportaje le da una nueva cara, la ciudad ha florecido. Me interesaba mucho el reportaje porque una de las mejores novelas de mi admiradísima Mary McCarthy transcurre íntegramente en una Flevoland asimismo recién estrenada: Caníbales y misioneros se titula, y no sé si está traducida al español. Es espléndida, debo releerla, y también El grupo, Pájaros de América y Memorias de un joven católica. Sin olvidar su correspondencia con Hannah Arendt, de quien fue su albacea. Es uno de los libros más preñados, Unamuno dixit!, de toda la literatura epistolar. Y sé de lo que hablo.

Weiß/Colonia, 3.8.

1:30 am : El problema con la Sabrina de Sydney Pollack es triple. La primera Sabrina la dirigió Billy Wilder y la interpretaron Audrey Hepburn y Humphrey Bogart. Y eso impone gran respeto. Pero Harrison Ford es un Linus Larrabee más creíble que Bogie, a quien ese papel no le iba (ni modo), al mismo tiempo que Julia Ormond es más “Sabrina” que Audrey («lo digo y no me corro», © by César Vallejo), y lo que resulta de ello es beneficio neto para Pollack, quien además cuenta con una delicada partitura de uno de los más grandes, John Williams, que le da ciento y raya a la de la Sabrina original, un pelín demasiado Cole Porter y “La vie en rose”. He dicho.

Hago en el Banco la transferencia al Finanzamt [=Hacienda], por lo que le adeudo a cuenta de mis ingresos en el 2018, y recién en el bus, de regreso a casa, me doy cuenta de que olvidé consignar en el formulario mi número fiscal. Menos mal que puse mi nombre y dos apellidos, espero no tener problemas y tener que pagar multa por pasarme del plazo del pago. Llamo al Finanzamt y el funcionario que me atiende me asegura que no habrá problema. Oremus.

Me dejó Carles un comentario al pie de mi blog en EE sobre la aspirina en nuestra literatura: «A Cortázar casi le costó la vida». Le pido que me lo explique, porque es una anécdota de la biografía del Gran Cronopio que no conocía, y Carles me responde citándome de una carta de JC a Jaime Alazraki, el 28.9.1981 (hasta ahí no he llegado en mi lectura de su epistolario), donde le cuenta: «Atrapé una angina que en sí no tenía nada de grave, pero que me obligó a tomar tantas aspirinas para combatir la fiebre que finalmente la cosa terminó en una brutal hemorragia gástrica que por poco me manda al otro lado». Le contesto: «Y bueno, a Julio le pasó lo mismo que a mí en Madrid, el 2010. Me levanté en medio de la noche, casi a las 6 de la mañana, con unas ganas de vomitar que no sabía a qué se debían, porque no había bebido más de lo normal y no creía que lo que comí estuviera en mal estado. Lo cierto es que me fui a vomitar al baño y vomité cantidad de sangre. Me quedé paralizado (recordando a mi padrino, mi tío Antonio, hermano de mi padre, que murió tuberculoso a los 21 años, y de quien yo parezco como clonado de él). Llamé a Diny, que enseguida supo qué hacer, y menos de ¼ de hora más tarde ya llegaba la ambulancia para llevarme a la clínica, la San Carlos, una de las mejores de Madrid. Ahí empezaron por sedarme, y alrededor del mediodía, recién saliendo del estupor de la sedación, de repente siento una mano que me agarra el brazo, y veo a mi lado una figura alta, con un abrigo oscuro casi hasta el suelo (más parecía una túnica) y una voz suave llamándome bajito por mi nombre. Te juro que pensé que era la Muerte, que venía a llevarme. Pero al levantar la cabeza, me di cuenta de que era mi amigo del alma, Santiago Martín Bermúdez, a quien Diny llamó para que la ayudase en los trámites burocráticos en la clínica. Es uno de los cinco momentos de mi vida en que he estado más cerca de la muerte».

Mónica me manda una foto de la iluminación de las Colombinas en Huelva. Este año, a cuenta del Covid19, no se celebran las fiestas anuales de la primera semana de agosto (aunque sí que ha habido corridas de toros y con llenos hasta la bandera, con total desprecio de los protocolos sanitarios de distancia y mascarillas), pero sí han puesto los faroles de la iluminación en la Avenida del Río. Lo malo del caso es que los farolillos tienen la forma del virus Corona. Le acuso recibo a Mónica de la foto ad hoc con estas palabras: «Para decirlo bien criollo: Hay que ser muy pelotudo para inventarse una cosa así. ¡Por Dios!, como decía Mutis en estos casos».

Weiß/Colonia, 4.8.

Cerrada La Modicana hasta fines de agosto, vamos a la Terraza del Rhin, también en Sürth, esta vez sin Diny, dedicada con Henri a sus faenas de abuela. Carlitos encargó una pizza Pugliese, con cebolla, alcaparras y anchoas (aunque me parece que las anchoas las escondieron bien escondidas bajo las alcaparras) y Ulli y yo carpaccio de salmón fresco, que tan sólo de verlo ya refrescaba, y con las temperaturas saharianas que andamos sufriendo no pudimos hacer mejor elección. El carpaccio estaba dispuesto en el plato como si fuese las laderas de una colina central, de lechuga, que fui apartando cuidadosamente y al final se la comió íntegra Ulli. Yo no soy capaz de mezclar esos dos sabores de manera que mi paladar quede satisfecho. Ni sé a qué se debe que la gastronomía mezcle la delicia del salmón con pienso para las vacas.

Email de Javier Vilaltella, desde su retiro en las montañas de Tarragona. Me cuenta que lleva largo tiempo desconectado de la literatura latinoamericana y que le sugiera diez títulos de los aparecidos en lo que va de post boom. Le contesto: «Joder, Javier, eres otro de los que tienen una idea muy equivocada de mí. De todas maneras te paso una lista de libros del post boom que creo que vale la pena leerlos: El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince; Adiós a los padres, de Héctor Aguilar Camín; Historia secreta de Costaguana, de Juan Gabriel Vásquez; Testamento de un hombre de negocios, de Luis Fayad; La emoción de las cosas, de Ángeles Mastretta; El secreto encanto de la KGB, de Marjorie Ross; Volverse Palestina, de Lina Meruane; Cardenio, de Carlos Gamerro; Autogol, de Ricardo Silva Romero; Correr el tupido velo, de Pilar Donosoy en fin, ya son diez, pero conste que se trata de una lista sumamente heteróclita y en la que figuran siete amigos míos, lo que a mí mismo me lleva a pensar que ya leo muy poco (más bien releo) y que no estoy nada al día, por la sencilla razón de que no me interesa. Lo que no dejo de leer son novelas policiales, ahora estoy releyendo la saga de Piet Van der Valk, el inspector neerlandés creado por un inglés, Nicolas Freeling, casado con una neerlandesa y cuyas opiniones –reflejadas en la saga– sobre los Países Bajos y sus habitantes son  muy homologables con las mías. Si siguieras mi diario, no tendría que explicarte esto».

Weiß/Colonia, 5.8.

1:00 am : Loving es una peli para no olvidar. En el doble sentido de ser inolvidable y de no dejarnos olvidar que todavía en los años 50 del pasado siglo, casi un siglo después de la guerra de Secesión, en el país de las posibilidades ilimitadas había Estados federales (Virginia en este caso) donde eran ilegales los matrimonios interraciales, mientras el gobierno de Washington no vacilaba en condenar en público el apartheid sudafricano. Un ejemplo típico de la hipocresía y la doble moral estadounidenses. Loving está tan bien filmada y de una manera inmejorable y conmovedora tan bien interpretada (Ruth Negga, grandiosa, Joel Edgerton, a su altura) que se impone el recuerdo de Arde Misisipi, del recién fallecido Alan Parker, donde Gene Hackman y Frances McDormand componían una pareja asimismo inolvidable. Ambas son, para mí, las cumbres de la representación dramática del conflicto racial norteamericano.

Me ha encantado la columna de Héctor en Milenio sobre “Los toros de antes”. La reservo para incluirla en mis lecturas recomendadas del domingo, con todos los honores. Dos orejas y rabo, y vuelta al ruedo con devolución de prendas (una expresión que me encanta del lenguaje de los cronistas taurinos). Olé.

Me escribe Alfonso y me manda un  abrazo desde su Vigo natal. Le contesto ipso fuckto que he pasado por Vigo dos veces. En noviembre 1966 yendo a Argentina en el trasatlántico francés Pasteur, en julio 1967 regresando a Europa en el español Monte Umbe. Las dos veces comí sardinas a la plancha en un restaurante del puerto, como Dios manda. Lo impresionante fue la segunda vez, cuando regresaban a España emigrantes que no habían pisado su suelo en más de cincuenta años, en algunos casos, y eran de ver sus miradas ansiosas a la gente que se apiñaba en el muelle, para descubrir a sus parientes. Mucho llanto, de alegría, vimos esa vez.

Hoy ha sido un día de suerte, lo empecé con Loving y lo termino con Maudie [Maudie, el color de la vida], una joya que narra la vida de Maud Lewis. Discapacitada físicamente, a causa de una artritis reumática que padeció muy joven, Maud se convirtió andando el tiempo en una de las artistas más interesantes del Canadá. La peli contaba para mí también con el atractivo de su protagonista, Sally Hawkins, una actriz todoterreno a la que adoro, no me pierdo ni una sola peli suya y en ninguna de ellas me ha defraudado. A su lado, además un Ethan Hawke que apoya en todo  momento la actuación de SH y la subraya de manera complementaria y armoniosa. Por lo demás, apenas empecé a ver esta peli me di cuenta que no tenía más remedio que ser de una directora, y como el nombre de Aisling Walsh no me decía nada lo busqué en imdb y, en efecto, es una irlandesa. La mano de la mujer es imposible dejar de sentirla en una peli, mucho más que en una novela, no sé a qué se deba, pero es que tras la cámara son como las brujas: haberlas, haylas.

Ayer, apenas me enteré de la explosión gigante en Beirut, y sabiendo que la casa de Yolanda y el propio Centro Cervantes se hallan cerca del puerto, le puse un email pidiéndole que me dijese que ella, su marido y su hija están bien. Al no tener respuesta, esta mañana reiteré mi pedido. Son las 9:57 pm cuando por fin recibo el email de Yolanda que me tranquiliza: «No he podido entrar en el correo personal hasta ahora. Somos muy afortunados. Nos pilló la explosión llegando a casa, a 14 km del lugar. Se movió todo el edificio de once plantas como en un terremoto chileno. Dos heridos que evolucionan bien en el Instituto Cervantes de Beirut y el edificio con graves daños. Otra lección de vida, la entereza y serenidad con la que los libaneses se enfrentan a las tragedias». Le contesto, aliviado: «Ufffffff, Yolanda, qué peso, no sabes qué peso me quitas de encima. Y sí, la entereza y la serenidad con las que esos pueblos enfrentan las tragedias. Pero es que no les queda otra, y esa es la verdadera tragedia».

Weiß/Colonia, 6.8.

1:30 am : Reveo un episodio de la serie neocelandesa Brokenwood. ¿Qué hacen esos imbéciles de programadores que no empiezan a pasar las temporadas que tienen en astillero? Menos mal que los ya emitidos son buenos y vale la pena volverlos a ver.

De vez en cuando me llegan otra  vez avisos eróticos en ventanitas a la derecha de la pantalla, abajo. El de hoy me pone a reflexionar: «Encuentra chica para tener sexo por 10 €». Por todos los dioses de todas las cosmogonías, si una chica joven se ofrece a tener sexo por sólo 10 € es que se encuentra realmente en aprietos. Pero además me pregunto si la asociación de putas de Colonia no irá a tomar cartas en contra de esta competencia evidentemente desleal.

Weiß/Colonia, 7.8.

2:00 am : Volví a ver el DVD de Norma Rae. ¡Osú, qué racha, mare mía de mi arma! Mildred Loving, Maud Lewis, Norma Rae, tres mujeres de las que se podría decir, de cada una de ellas, parafraseando a Unamuno, «nada menos que toda una mujer». Y ahora que lo pienso, Sally Hawkins tiene en su haber no sólo a la tenacísima Maudie, sino también a una gran luchadora sindicalista inglesa, Rita O’Grady, en Made in Dagenham [Pago justo].

Me llama entusiasmada Rebeca porque en el mercado callejero de la Auerbachplatz encontró un puesto de churros que se llama como los llamaba su bisabuela Remedios, “los calentitos”, pero es que además son gente de Huelva, y toda la semana, menos los lunes, abren su puesto en otros tantos mercados callejeros de Colonia. Le paso el dato a todos mis amigos latinos y españoles aquí, en Bonn y en Düsseldorf, y la primera en hacerse eco es Bärbel (curioso: es la madrina de Rebeca), quien me dice que conoce el puesto del mercado de la Sudermannplatz, que queda muy cerca de su casa. Por cierto que he recibido hoy correo suyo, quelonio, y al contestarle el email sobre los churros aprovecho para acusarle recibo: «Acaba de llegar la postal que me mandaste (“Nadie necesita ruborizarse porque le guste una peli de mierda”) y me decís que no sabés por qué me la has enviado, pero yo creo que sí sé por qué. Posiblemente porque de una manera inconsciente debés haber pensado: «Esta frase podría ser de Ricardo»».

En la bandeja de spams encuentro este email: «Le envié esta carta hace un mes, pero no estoy seguro de si la recibió. Quiero que me ayudes a reclamar y recibir la suma de (13,580 millones de dólares) en tu cuenta. Los fondos pertenecen a mi cliente tardío. Recibirá el 50% por su ayuda. Le daré más detalles tan pronto como reciba su respuesta positiva». La firma un abogado, con un nombre de los que se venden trece por docena, tras un «Sinceramente». La catastrófica sintaxis y la mención de “mi cliente tardío” (¿quién?) son como para echarse a reír, si no fuese  porque la prensa informa a diario de que hay bastantes incautos que caen en trampas como esta.

Héctor, en su cuenta Twiter, publica este tuit: «Recibo un correo de España. Dice: «Estamos viendo escandallo». Busco “escandallo” y encuentro: «Plomada cónica que se amarra a la sondaleza». Veo estrellitas. A veces me pregunto si de verdad hablamos la misma lengua». Le escribo al respecto: «He visto tu tuit divirtiéndote a costa del escandallo, y haciendo de tripas corazón lo he seleccionado para mi TTD. Porque habrás de saber que yo me pasé muchos años en la fábrica [de calzado] de mi padre haciendo escandallos dos veces al año, cada vez que sacábamos nuevo muestrario, el de verano y el de invierno. Y era cuestión de dividir y multiplicar para saber cuántos cm² de piel abarcaba la superficie (pala y talón) del zapato, cuántos de la badana del forro, cuántos de la planta de suela o de crepé, y añadir prorrateos previamente calculados de sueldos de los operarios, de puntillas para fijar las suelas al zapato en sí, o en su caso el pespunteado de la suela con el zapato si era de suela cosida, amén de los adornos si los había (hebillas, lazos, lentejuelas): hacer un escandallo era una tarea delicada, porque de ella dependía el precio del par de zapatos, después de añadir al todo la ganancia del fabricante, que andaba por el 25% de la suma obtenida con todos los ítems anteriores. Está más mal que bien en la cuarta acepción del Diccionario, con una oculta concordancia vizcaína: «Com. En el régimen de tasas, determinación del precio de coste o de venta de una mercancía con relación a los factores que lo integran». Y está catastróficamente usado por tu corresponsal en Madrid; debería haberte dicho algo así cómo que estaban estudiando los cálculos de los costes (de alguna edición, supongo). // Onetti, que por alguna razón que no conozco, o quizá sólo no recuerdo, sabía de contabilidad, menciona una que otra vez esta palabra, y también «borderó», que es un término asimismo contable, pero de las compañías de seguros. Y creo que Benedetti también los ha usado alguna vez, pero aparte de ellos no se lo vi escrito a nadie. Es como con la palabra «excusabaraja», que sólo la he visto escrita en Moratín (en El sí de las niñas, acto I, escena II) y en Mazurca para dos muertos, de Cela, y tan sólo se la he oído usar a mi abuela Remedios. Gracias por traerme tantas cosas a la memoria».

Weiß/Colonia, 8.8.

1:50 am : Largo documental sobre el asesinato de Alberto Nisman, el fiscal argentino, y luego Schalako, que es una gozada, sobre todo porque la química entre la Bardot y el primer 007, pues qué pena, no funciona, pero sí el talento histriónico de los dos para darse cuenta de ese fallo y hacer como si no existiera. Chapeau! para ambos los dos. (© by Cantinflas). En el documental acerca del asesinato de Nisman, me impresionó escuchar grabaciones telefónicas entre algunos de los implicados en el tema, porque resulta angustioso comprobar que su léxico es el de la mafia y de un nivel idiomático deplorable. ¡Pobre Argentina!

Hoy, en el cuaderno de esquelas fúnebres del Kölner Stadt Anzeiger, la de un señor de 51 años, con este epígrafe: «Su lema podría haber sido “Aprende a sufrir sin lamentarte”». Me digo que me viene como yelito al güisqui.

*****************THE END*****************

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