De mi Diario / Semana 33 / 2016

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Cada vez me convenzo más de que Trump sabe quién fue Eróstrato, y a falta de templo de Artemisa que quemar, quema sus propias naves.

 

Weiß/Colonia, 7.8.

0:30 am : Un documental estupendo sobre Woody Allen, dos horas fascinantes. Seguro que en esas mismas dos horas que he disfrutado viendo el documental ha debido haber x millones de descerebrados que habrán perdido el tiempo viendo la farsa de Río. Y ahora, en 10’, pasan de nuevo la peli basada en la primera  novela de la saga del inspector Gamache, una policial canadiense cuyo protagonista es el mismo actor, Nathaniel Parker, que fue el DCI Lynley.

 

Pues señor, resulta que me pasé de listo y después de leer mi entrada del jueves 4, Violeta me tira de la oreja desde Caracas: «Ricardo de mi corazón de leona: No sé si sabes que soy una admiradora un poco enloquecida de Shakespeare. Macbeth tiene 2477 líneas en total, el 92% de la obra es en verso y el 8% en prosa. En cambio Midsummer Night`s Dream tiene 2165 líneas, 81% en verso y 19% en prosa. En suma, queridísimo, Macbeth no es más corta que el SueñoQuizás lo que dice Dagliesh es porque es más corta que casi todas las tragedias. Aquí tienes las longitudes de todas las obras. Por cierto, en esa lista verás que incluyen dos obras que el canon no termina de reconocer como de Shakespeare: Sir Thomas More y Double Falsehood. Con respecto a la facilidad no sabría decirte, pero quizás que haya más verso hace que sea más fácil de recordar, aunque pocas traducciones son en verso». ¡Ay! (se queja mi oreja)

 

Weiß/Colonia, 8.8.

0:15 am : The Wild Bunch [Grupo salvaje]. A partir de aquí, 1969, el western clásico dejó de ser un modelo. La culminación del nuevo vendría 23 años después con Sin perdón, y en medio queda la tercera vía, la de Sergio Leone, otro fuera de serie. Por cierto que me apena bastante enterarme de que Clint Eastwood apoya la campaña del tal Trump. Pero bueno, ya sabemos que nadie es perfecto y también que más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.

 

Me he sacado de la manga un trujamán heterodoxo sobre Lola rennt [=Lola corre] que me deja puerilmente feliz, como un niño con zapatos nuevos.

 

Estoy casi chateando con JL en Nicaragua, acerca de Ernesto Mejía, a quien conocí en Berlín en el curso del festival Horizontes 82, cuando participó en un panel de lectura poética en unión de Antonio Cisneros, Pedro Shimose, Cristina Peri Rossi, Ferreira GullarY JL me dice: «Como vos, era muy simpático y amigo de jugar todo el tiempo con las posibilidades más hilarantes de las palabras». Le contesto: «Bueno, yo puede que le parezca simpático a quienes les caigo bien, pero a quienes les he caído mal (y en la vida profesional tuve que lidiar morlacos de cuernos muy afilados, que sin excepción se fueron desorejados en el arrastre con las mulillas) siempre les he parecido un reverendo hijueputa. La verdad sea dicha. Et cum spiritu tuo. Oremus».

 

Weiß/Colonia, 9.8.

Oskar y Frank regresaron ayer de sus dos semanas de vacaciones en Creta. Según nos cuenta Montse, a Oskar se le hizo cuesta arriba toda la segunda semana y ha anunciado que nunca más en su vida saldrá de vacaciones. A ver cuánto le dura el desiderátum.

 

En La Modicana, con Diny & Carlitos. Después, al volver a casa, Diny le pide a Carlitos que suba y le haga en el balcón una foto con el olivo que se compró gracias al regalo de Mónica y para tener un recuerdo permanente del paso de la familia de Huelva por estos santos lugares:


 

 

Redondeo un nuevo trujamán, esta semana me trata bien Doña Inspiración. Pero es que además el tema me gustaba mucho, porque incluía la traducción de un fragmento largo acerca de la visión de Dostoyevski en la obra de Freud, comentada y hecha pomada (para decirlo como en el Río de la Plata) en un largo y aniquilante ensayo de Karel van het Reve. ¡Qué raro que no haya rastreado ninguna editorial de nuestro idioma la obra de este maestro neerlandés, digno sucesor de Huizinga como científico, pero de Shaw como polemista! Su ensayo en el que devela cómo el método analítico de Freud resulta ser una copia a escala 1:1 del que usa Sherlock Holmes, es algo tan resueltamente genial que le obliga a uno a repensar toda la obra del vienés y a darle la razón a Stefan Zweig cuando lo propuso para el premio Nobel ¡de Literatura!

 

Weiß/Colonia, 10.8.

2:00 am : La ceremonia [en alemán Biester = Bichas], de Chabrol, con una dupla protagonista de lujo, Isabelle Huppert y Sandrine Bonnaire. No conocía esta peli y ya estoy deseando que la programen de nuevo, es una gozada ver en acción a esta pareja de súper dotadas. Y la Sandrine de nuevo en uno de esos papeles que le van tan bien, de provinciana francesa sin rudimentos de cultura, es más, en este caso incluso se trata de una analfabeta.

 

Al levantarme esta mañana y abrir mi compu (mejor dicho, despertarla, porque sólo estaba en modo hibernación) lo primero que me salta a la vista es este tuit:

96 años alcanzó a cumplir “el doctor” por antonomasia. Una de las más entrañables, de las más queridas amistades de los Bada Hansen, que hasta fuimos sus huéspedes en la casa señorial de la Calle 85 # 12 de Bogotá, y una media docena de veces en el # 59 de la rue du Temple, aquel nido de águilas, en París. La noticia me dejó como cortado en seco, ni siquiera desayuné, me devolví a la cama y cerré la puerta del dormitorio, porque hoy, ½ hora después, llegarían las amigas de Diny, su grupo ecológico, hoy le tocaba por turno a Diny el desayuno tradicional que va rotando entre sus casas. En la cama, sin pegar un ojo, rememorar los encuentros con Gloria y con él, en Colonia, en Estocolmo, en París, en Madrid, en Bogotá, su gracia de narrador oral, su inmensa cultura, su corazón de oro, su modestia cuando era menester: en Madrid, una vez, tras recorrer el Rastro, en una tabernita pequeña que ya no existe, de la calle Toledo, nos reunimos con Diny y Rebeca que estaban esperándonos. Y el camarero era colombiano, así es que se lo dije y lo presenté como “el doctor Castaño Castillo”. Se saludaron formalmente sin que el camarero se diera cuenta de a quién le estaba presentando, nada menos, hasta que Álvaro le dijo suave «Soy el esposo de Gloria Valencia» y ahí como que el rostro del hombre se transfiguró.


Poco antes de que se fueran las amigas de Diny me levanté y regresé a la compu, en el extremo opuesto del apartamento, sin dejarme ver. Cuando finalmente se marchó la última, y el reloj me decía mudamente que eran las 9 am en Bogotá, llamé al teléfono de Álvaro intuyendo/sabiendo que me iba a contestar Lucila, su ama de llaves de toda la vida, y que fue como una madre para nosotros cuando nos alojamos en esa casa, en mayo del 98. Ya antes de llamar envié un email a la HJCK, dando el pésame a todos los compañeros y pidiendo que se lo transmitieran a Pilar. Pero nuestro pésame más personal era para Lucila, con quien platicamos largo, y no cometimos el error de llorar, ni ella ni nosotros, el auténtico dolor se expresa mejor en seco.


En The Twitter’s Digest de hoy iba incluido un tuit español donde se empleaba la palabra “jersey”, y cometí la necedad de añadirle una nota explicativa diciendo que “jersey” es como le llaman los  españoles a lo que los latinoamericanos llaman “pulóver”. Quién me meterá a mí a redentor del idioma. Se me han volcado los emails en la estafeta aclarándome que, según qué país, a lo que los españoles llaman “jersey” en América Latina lo llaman “suéter, buzo, chaleco”. ¡Y pensar que yo en realidad me reía por dentro pensando que mis compatriotas llaman “jersey” a unas prendas que les llegan made in China y son de fibra sintética, no de lana de oveja del Canal de la Mancha…!


En el torneo olímpico de fútbol los alemanes ganaron al once de las islas Fiyi por 10:0. Y por el comentario del reportero del canal ZDF me enteré de algo muy divertido. El partido fue en Belo Horizonte, donde en el 2014 Alemania le ganó la semifinal a Brasil por 7:1, el famoso mineirazo, ya que tuvo lugar en el Estadio Mineiro. Pues bien, parece que en Belo Horizonte, desde entonces, cuando a alguien le sucede una desgracia se suele comentar diciendo «Otro gol alemán». Pero si la desgracia es grande en demasía en tal caso se comenta «Ese ha sido su 7:1». Genial como rasgo lingüístico sólo comprensible a partir de unas determinadas coordenadas crónicas y tópicas, como decía mi catedrático de Derecho Canónico para referirse a las de tiempo y lugar.


Weiß/Colonia, 11.8.

Reanudo mi programa de relecturas paralelas, interrumpido desde que acabé la de las pobres memorias de Tennessee Williams y me empezó a cargar la de la biografía de Eleanor Marx, que se pierde en los inextricables meandros de los movimientos socialistas de fines del siglo XIX y uno termina sin saber quién es quién; creo que no la voy a terminar. Empecé, pues, hoy, con el volumen de la correspondencia conservada de Joseph Roth, que viene a ser una décima parte de todo su epistolario, lo poco que se logró salvar. Es una lectura (relectura en mi caso) refrescante, como morder un tomate recién cortado de una mata en las Canarias y salpicado con sal marina. Cartas que al leerlas uno se pregunta cómo es posible que escribiese lo que escribió viviendo como vivía, a salto de mata; con la consecuencia de que en algún momento se insinúa insidiosa la respuesta de que quizás escribió lo que escribió porque vivía a salto de mata. Creo que Roth es uno de los ejemplos más evidentes de que un escritor nato lo único que necesita es papel, pluma, una mesa y, a ser posible, un café y una copa al alcance de la mano.

 

Weiß/Colonia, 12.8.

En el diario, en una esquela fúnebre hoy, un epígrafe con una sentencia de África oriental: «En tiempos remotos, cuando Dios hizo las cosas, hizo el sol, y el sol nace y muere pero regresa de nuevo. Hizo la luna, y la luna nace y muere pero regresa de nuevo. Hizo al hombre, y el hombre nace y muere pero no regresa nunca». La verdad es que no sé cómo interpretarlo, si acaso como un signo de conformidad con la desgracia. Pero en exceso triste, a mi juicio. Me hace recordar un villancico de mi infancia cuyo estribillo decía: «La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va, / y nosotros nos iremos / y no volveremos más».

 

A las 12 en punto suena el timbre, llega la señora Britta Weinhard, agente de seguros con quien quiero cerrar una póliza que beneficie a Henri, pareja a las que contraté a su debido tiempo para los demás nietos y que a Paul ya le fue pagada, y bien pagada, al llegar a su mayoría de edad. Las de los otros tres, incluida la que contrato hoy para Henri, no serán tan pingües porque los dorados días de las vacas gordas han pasado. Es algo que ya me temía, y que me lo confirma la simpática y eficiente Frau Weinhard. Por cierto que hice que viniera Oskar a estar presente en la entrevista para que decidiese cómo es que desea que se le pague su póliza, si a los 18 años, a los 22, y si todo de una vez o en dos o tres cuotas. Se quedó con la tarjeta de Frau Weinhard para llamarla por teléfono cuando lo haya decidido, porque la verdad es que lo de hoy le agarró desprevenido, por culpa mía, tenía que haberlo preparado al respecto. Pero me gusta el acuerdo a que llegó con la agente porque demuestra que sabe tratar los asuntos serìos como lo que son, unos que no se pueden resolver sobre la marcha, que es mejor consultarlos con la almohada.

 

¡Qué delicia releer la correspondencia de Joseph Roth! Traduzco al azar: «Llegar del proletario al ser humano se dice fácil. Pero ¿y si al ser humano recién lo alcanzo a conocer ahora que voy a cumplir 31 años? Pero ¿y si al ser humano recién lo encontré en Francia? En Alemania sólo viven genios y asesinos (semi animales). El tipo humano comienza recién en Colonia». O como cuando cita a Wittgenstein encadenando sutilmente dos frases suyas sin nombrarlo: «No sólo que cuando no se tiene nada que decir hay que callar, sino también cuando no se puede expresar algo de una manera exacta». Y esta joya: «En cosas de dinero y de salud hay que encomendarse a los judíos famosos. Los médicos judíos son una especie de completa penitencia por la crucifixión de Cristo». Chapeau!

 

Weiß/Colonia, 13.8.

Cuantas más barbaridades y exabruptos vomita Trump, cada vez me convenzo más de que sabe quién fue Eróstrato, y a falta de templo de Artemisa que quemar, quema sus propias naves. Y al paso que va terminará convirtiéndose en su propio kamikaze.

 

Al regresar acá después de hacer unas compras en Rodenkirchen, ya está en casa Henri. Hasta sin saber que llegó lo percibo mientras subo la escalera y Diny abrió la puerta del apartamento: desde el salón llega el guirigay de esas voces atipladas de los castrati que la tele suele emplear para sincronizar los programas infantiles. No es extraño que los gringos suelan hablar como el pato Donald o el ratón Mickey. ¿Cómo hablarán estos europeítos cuando se hagan adultos?

 

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