La vida se despide de mí regañándome. Y no sin llevar su buena parte de razón. La hija de puta.
De mi diario : Semana 33 / 2017
Weiß/Colonia, 13.8.
2:30 am : Antes de irme a dormir, quede acá el registro de la bienvenida a Hollywood que le dedico a ese gran histrión llamado Usain Bolt. Su interpretación de una caída a consecuencia de un dizque tirón muscular en el instante mismo en que se dio cuenta de que no iba a ganar el último trecho en los relevos 4×100, es algo digno de nominación al Oscar. Hasta parecería que hubiese leído lo que escribí en este diario la semana pasada: «¿Cómo era el título español de la última peli de Humphrey Bogart? Sí, claro, Más dura será la caída. Pues eso». Eso desde el punto de vista actoral… aunque la caída no fuese tan dura, la pista es de tartán. Pero desde el punto de vista deportivo, ay amigo, a eso yo lo llamo –entre otras cosas– “no saber perder”.
Vamos a almorzar en la ciudad, cerca de la clínica donde está internado MN, para visitarlo. En el camino, con el tranvía 16 siguiendo el curso del Rhin, registro el paso de la gabarra Fiducia río abajo, y de la Sagitarius río arriba. 21º señala el termómetro público de la Chlodwig Platz. Las terrazas de las tabernas y bares están a tope, el alemán es un pueblo heliofílico sin remedio. En Haus Schwan, un sancta sanctórum de una especialidad culinaria coloniense por excelencia, el Rievkooche, Diny lo encarga con compota de manzana y yo con salmón ahumado, y ambos los regamos con un vino del Nahe, rosado, de la uva llamada Portugieser. Luego, al intentar ir con el bus de la línea 136 hasta la clínica, pasa que justamente no funciona en dirección ciudad en la Dürener Straße, y no menos justamente entre esa parada y la de la clínica. Tenemos que retroceder cuatro cuadras hasta el Gürtel [=el Cinturón], y mientras esperamos que llegue el bus pasa un auto cuya matrícula registro con una sonrisa. En Alemania los autos se reconocen en la chapa por las letras correspondientes a la ciudad de matrícula y una combinación de dos letras y varias cifras. En este caso se trata de un auto matriculado en Euskirchen, EU, y la combinación de letras que sigue es YO, de manera que se lee EU ♦ YO. ¡Parece una página desprendida de un diccionario de portugués–español!
Cuando por fin llegamos a la clínica nos encontramos con Carlitos, que ya casi se iba. MN nos recibe con gran alegría, únicamente turbada –aunque lo disimula con chistes– por el drenaje a que le tienen sometido para eliminar la orina, y que se ve que le preocupa bastante. Estamos ± una hora con él y Diny se lleva una bolsa de plástico con su ropa sucia, para lavarla en casa. Mañana dizque le operan, prometemos llamarlo pasado mañana para saber el resultado de la operación, el mismo día se está todavía reponiendo uno de la anestesia, mejor no llamar pues.
Weiß/Colonia, 14.8.
Después de leer mi diario, José María me escribe desde su retiro caribe para decirme: «Buena esa idea de que cada vecino del edificio tenga las llaves de los otros departamentos por si ocurre una emergencia. ¿Desconfianza tonta o simple descuido el de la vecina al sellar el sobre? Vaya uno a saber…» Le contesto: «Si yo estoy contigo en Medellín y me entero de que vas a Bogotá y te pido el favor de que le lleves una carta a un amigo común en Rolópolis, ten la seguridad de que la carta te la entrego en un sobre sin cerrar. Y será otra regla de cortesía que tú, al recibirla de mis manos, cierres el sobre en mi presencia. Estas son normas de buena educación que aprendí en mi casa y en mi entorno, y a las que he sido fiel toda mi vida. Y ten la seguridad de que si fuésemos vecinos y te dejase las llaves de mi apartamento al irme de viaje, ni siquiera te las entregaría en un sobre abierto, sino en tus propias manos. O se tiene confianza o no se tiene. Una llave de nuestro apartamento, en el # 11a de la calle, la tiene una vecina que vive en el # 13, así como un poder firmado por Diny y por mí que le autoriza a recibir envíos certificados si es que estamos ausentes. Y así, desde hace unos veinte años. Y otra llave más, de reserva, la tenían los vecinos de abajo de nuestro piso, nigerianos, que nos la devolvieron hace un año cuando él se jubiló en la misma radio donde yo trabajé, y reinaban en la intención de regresar para siempre a Nigeria. Pero luego se enteraron de que iban a ser abuelos, por parte de su hija (a quien conocemos desde que era niña), y que el hijo mayor iba a regresar al hogar paterno porque se quedó sin trabajo y con la plata del desempleo no podía permitirse tener un apto. propio, y el sueño del regreso a Nigeria se les difuminó. Pero esa llave de reserva que tenían y nos habían devuelto, entretanto se la habíamos dado a nuestra hija Montse (la madre de Paul, Oskar y Henri), que vive a 10′ en bici de nuestra casa. Por lo demás, nosotros tenemos permanentemente en casa las llaves de unos vecinos (serbio casado con alemana). ¿Por qué te escribo todo esto? Pues porque todavía no he digerido el cabreo de que la vecina de arriba me entregase las llaves de su apto. en un sobre cerrado».
Diny acompañó esta mañana a Henri al dentista (por cierto, frente a La Modicana), donde tenían que renovarle un empaste que se le había desprendido. Me cuenta Diny que nuestro hombrecito no dijo ni mu, estoico a la manera de Séneca, y cuando regresaron a casa pasaron por la boutique donde trabaja Montse, y Diny le hizo el gran elogio de su hijo, que él comentó con la sencillez de las grandes sentencias del Guerra: «Nun ja Oma, was sein muß, muß sein [Y bueno, abuela, lo que tiene que ser, tiene que ser]». Me lo comería a besos.
Weiß/Colonia, 15.8.
2:30 am : Antes de que se me olvide, esta noche pasaron un documental donde me enteré de que el 6% del comercio aéreo mundial se hace vía Hong Kong, y un detalle curioso acerca del transporte aéreo de caballos; y es que dentro de los aviones los habitáculos de los sementales se colocan por delante… pues si son las yeguas las que van delante, los sementales las ventean y el avión puede desaparecer en el triángulo de las Bermudas aunque esté sobrevolando Singapur.
En La Modicana, la persianita está de vacaciones en Holanda, a la orilla del mar. Nos atiende la signora y dejamos ya encargada una mesa para diez personas, el jueves a las 7:00 pm. Vendrá la familia en pleno, excepto Paul, que ha conseguido un trabajo en Kempten, en la Alta Suabia. Vamos a ver (¡oír!) con qué acento habla cuando regrese, pobrecito mío.
Llamo a mi deuda estherna, que se va el viernes a mi Güeno Saire querido, hasta el 11.9., me quiero despedir de ella sin las prisas del jueves, víspera de su viaje, y porque además ese día también nosotros tenemos fiesta familiar con motivo del cumple de Diny. ¡Quién pudiera irse con Esther al otro lado del charco! Pero habrá que esperar a la próxima reencarnación.
Termino hoy la relectura de las memorias de Zamacois y me quedo un rato pensando en don Eduardo y en cómo lo conocimos, lo he contado en detalle en mi blog Corazón de Pantaleón. Pero ahora, cumplida la relectura, me encontré con esta frase: «El Recuerdo tiene más de Poeta que de Historiador», y con esta otra, que me llega derecho al hondón del ánimo: «Otros años pasaron, tan parecidos y callados, que yo, hasta después de idos, apenas me di cuenta de cómo ni cuándo se esfumaron. Me preocupaba la idea de que un silencio creciente me apresaba. La vida, después de haberme proporcionado muchos ratos buenos, se despedía de mí sin regañar conmigo, y su alejamiento me traía la sensación de que mis pies caminaban por una cuesta abajo». A mì me pasa todo lo contrario; creo que la vida se despide de mí regañándome. Y no sin llevar su buena parte de razón. La hija de puta.
Weiß/Colonia, 16.8.
Tal y como me lo imaginaba, me jalé hoy Sin flores ni coronas, de Odette Elina, de una sola sentada. El libro me lo trajo como regalo Esther, cuando estuvo en Barcelona, y es en verdad impresionante. Y lo más impresionante es la insolidaridad entre los condenados a los campos de concentración. Pero lo que me impactó de la manera más honda es la referencia expresa al Dr. Mengele, al repugnante sicario del Mal (por muy banal que el Mal sea, mi querida Hannah Arendt): Odette Elina lo tuvo cerca, vio su trabajo, lo menciona con pelos y señales. Una de las esenciales razones para no creer en el Dios de los cristianos es que Él, en razón de los atributos que su religión le reconoce, es entre otras cosas infinitamente bueno, de tal modo que en algún instante de la eternidad (¿importa cuál, tratándose de la eternidad?) su propia esencia le obliga a perdonar a Hitler, Stalin, Franco, Pinochet, Videla, Somoza, Trujillo, Mao Tse Tung, Pol Pot, Idi Amin, Bokassa, Milosevic, Mladic… amén de Carlomagno, Torquemada y otros hijueputas por el estilo, eso para no hablar de sus miles y miles de secuaces, entusiastas ejecutores de las órdenes de sus mandamases. En la instantánea final de la Eternidad (un oxímoron, lo sé), quién quita que Stalin aparezca sonriente al lado del Dr. Pasteur, y Hitler al lado de Gandhi… Y sí, ese es el Dios de los cristianos, y por lo mismo prefiero ignorarlo. Qué tal hideputa.
Weiß/Colonia, 17.8.
1:10 am : La serie de Candice Renoir sigue siendo encantadora pero la vida sentimental de los protagonistas le está ganando terreno a la trama policial. Y para el género, ay–ayayayay. no hay nada “más pior” (© by Cantinflas) que un cruce de Mickey Spillane con Corín Tellado.
Me levanté a las 7:55 am para ir al baño y ya no pude dormir más porque se me olvidó cerrar la puerta del dormitorio y el teléfono no ha dejado de sonar desde entonces hasta ahora, que ya me levanto de manera definitiva, a las 11:11, la hora coloniense por excelencia. ¿Por qué esa manía insensata de Diny, la de cumplir años todos los 17 de agosto?
Reunión familiar en La Modicana, y al completo, porque se nos añadió Paul, que andaba por la Alta Suabia y no se acostumbró a que lo llamen “Páu–le”. Me apropié de la cabecera de la larga mesa para tenerlos a todos bajo mi mirada, cinco a cada lado, e in mente me palmeé el hombro un par de veces pensando en lo hermosa que es mi familia. Son una piña, como lo es también mi familia de Huelva. Esta es una de las pocas cosas que me reconcilia con la vida.
Doy fin, por fin, a la relectura de Años inolvidables, las memorias de Dos Passos, que alcanzan hasta al menos 1931, con la República ya instaurada en España, y él, Dos Passos, a pocos años de sus 40. He registrado este apunte sobre las luchas internas entre los miembros del PC gringo y sus simpatizantes, como él: «Malcolm Cowley expresó muy bien mi punto de vista cuando me atribuyó la siguiente frase: “Escritores del mundo entero, uníos; lo único que podéis perder es vuestra inteligencia”. Confío en haberlo dicho. Ma se non è vero è ben trovato»). Pero lo que más me impresiona es el respeto y la admiración con que habla de Hemingway, un par de años después de que Hem lo tiznase de mierda en su París era una fiesta. Que fuese un gran escritor no quiere decir que Hem no fuese un gran hijueputa. En ese libro lo demostró hasta la saciedad. Y el de Dos Passos que un caballero no se hace, sino que nace. Ahora vamos a ver qué otros dos libros elijo para mi programa de relecturas paralelas a las inevitables novedades.
Weiß/Colonia, 18.8.
José María lee mi columna de hoy en El Espectador, y me comenta: «Siempre he pensado en los diccionarios como manuales o tratados de magia y alquimia, y creo que no estoy muy equivocado. Ya no tanto, pero cuando muchacho me la pasaba ojeando y hojeando uno que me regalaron como premio a no sé qué asunto al terminar la preparatoria. Luego el enorme e infaltable «pequeño Larousse». Pura magia ancestral. Los dicionarios tendrían que ocupar, aunque sin polvo, los espacios que hoy ocupan las inútiles Biblias». Le contesto ipso fuckto: «También yo recuerdo mi primer diccionario, un Alemany, ilustrado, que tenía una tendencia natural a abrirse por la página donde estaba la palabra «excusabaraja», que usaba mi abuela Remedios, y que a nadie más se la he oído, tan sólo leído, en El sí de las niñas y en un texto de Cela. Pero gracias al Alemany y su manía de abrirse siempre por esa página, desde que supe leer supe también cuál era el nombre de lo que hoy se llamaría «cesta para el picnic»».
Henri en casa. Felicidad garantizada hasta el domingo, «si es que aguanta tanto estar aquí con nosotros», apunta Diny. Espero, deseo y creo que así sea. El tiempo vuela más que corre, y el día menos pensado ya será un mocetón como sus hermanos y hará vida por su cuenta y riesgo, dejaremos de ser interesantes para él como refugio donde hacer su santísima voluntad.
He despachado de una sentada, tan sólo interrumpida por la cena, el libro Sin traducción. Diccionario de palabras intraducibles, que me regaló Laetitia en febrero del 2015 pero recién llegó a mis manos hace un mes, cuando pasó por Colonia la persona a quien se lo entregó en México, con el encargo de hacérmelo llegar desde Madrid; sólo que el bueno de Santi decidió entregármelo en mano y no enviarlo por correo. Es un volumen delicioso del que se aprende tantísimo. Sólo echo de menos algunas palabras harto universales, y de más las expresiones en idiomas de los pueblos indígenas de México, cuyo ámbito de difusión se limita a ese país. Hay entre las primeras dos francesas que uso bastante, “Tableau!” y “Chapeau!”, pero además el término inglés “limerick” para nombrar un género de poesía nonsense, y los japoneses “bonsai” y “kamikaze”, este último de tan triste actualidad a causa del terrorismo suicida islámico. Ah, y un descubrimiento que hago es que el “Kotau” de los alemanes (una reverencia servil hasta el non plus ultra) proviene nada menos que del mandarín, de “kowtow”, la venia superlativa del Celeste Imperio, hasta el punto de que se hacía de rodillas y tocando el suelo con la frente. Los protocolos secretos de las reuniones del Comité Central del PC chino nos impiden saber si se sigue practicando, ahora en honor a los bonzos del partido. Apostaría algo a que sí. En el fondo, el pueblo chino es uno de los más ceremoniosos y conservadores de toda la ecúmene.
Weiß/Colonia, 19.8.
Desde antier por la tarde estoy en guerra con Internet, o más bien habría que decir que Internet se comporta con mi router como si estuviera en una huelga de bytes caídos. La requetecontrarremilputa que lo requetecontrarremilaparió. Pero nada que hacer sino joderse y aguantarse.
Cuando me levanté ya Diny se había ido con Henri al cine. Lo primero fue chequear si Internet seguía en huelga de celo. Lo segundo desayunar leyendo el diario. Por esa lógica perversa que suscitan las desgracias, la ½ superior de la primera plana estaba dedicada al cobarde atentado de Barcelona. Un editorial, indirectamente, también, al calificar de infames las declaraciones de the fake president en el sentido de acabar con el terrorismo islámico impregnando en sangre de cerdo las balas que se disparen contra los fundamentalistas, como dizque hizo el general Pershing en las Filipinas a principios del siglo pasado: y sí, son infames, pero de una escoria moral como él no se puede esperar más. Luego, en el cuaderno dedicado los fines de semana a esquelas fúnebres, una de un caballero que poseía la Cruz Federal al Mérito, alemana, y la Orden del Halcón, de la República de Islandia, esquela con un largo epígrafe que es un poema de Thomas Bernhard. Y que traduzco a vuelapluma: «En un tapiz de agua / bordo mis días, / mis dioses y mis males. // En un tapiz de grama / bordo mis penas rojas, / mis mañanas azules, / mis pueblos amarillos y mi pan con miel. // En un tapiz de tierra / bordo mi efemeridad. / Bordo en él mi noche / y mi hambre, / mi duelo / y el buque de guerra de mis desesperaciones / deslizándose sobre miles de aguas, / las aguas del desasosiego, / las aguas de la inmortalidad».
9:30 pm y seguimos sin Internet, lo que, entre otras cosas, significa, a) que Henri se quedó sin poder jugar sus juegos en la portátil de Diny; y b) que si los dioses virtuales no lo remedian, de aquí a la medianoche, será la primera vez que falte a la cita de mi blog desde noviembre 2009, que fue mi primera entrega. Oremus.
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