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Weiß/Colonia, 14.8.
Reparto como todos los domingos, urbi et interneti, la columna sabatina de Alma Delia y la dominical de Héctor, y al comienzo de la tarde me llega una reacción de IL, desde la costa caribe de Colombia: «Vamos llegando, o por lo menos yo, después de leer a ambos amigos, a un estado de semifrustración combinada con meimportaunculismo, en el que digo: Hasta aquí, no va más. Por más que queramos, no vamos a salir, como sociedad, como especie, de este mierdero irreconciliable. Pero bueno; toca seguir aguantando a imbéciles crecidos como cuenta Alma Delia y a cavernícolas regidos por los mandatos del mercado y de sus «creencias», hasta que nos llegue el cheking pass y desocupemos este platanal». Le contesto: «Lo bueno del caso, querido IL, es que hay antenas como las de Alma Delia y Héctor que detectan esa mierda y saben señalarla con el dedo sin que les caigan los anillos. ¡Pobre Humanidad la nuestra si no existieran las Alma Delias y los Héctores, dando testimonio de la mierda en que vivimos!»
Weiß/Colonia, 15.8.
Siempre que pasan 2001: Odisea del espacio, al menos veo el comienzo, o mejor dicho, me emborracho con la música inicial, que a su vez es el comienzo de Also sprach Zarathustra, de Richard Strauss. La peli es de 1968, y en alguna parte de este diario he contado mi relación con esa música, busco la entrada, es del 23.4.2010, dice así: «Ocho años antes, en 1960, yo había usado ya esos 54” como música de fondo para los créditos de Con las manos manchadas, un cortometraje argumental de un cineasta aficionado de Huelva, Gregorio Fidalgo, el inolvidable y malogrado Potoco, y en el I Festival de Cine Amateur de nuestra ciudad natal, ese mismo año, la banda sonora de la peli me hizo ganar el primer Colón de Oro que se haya concedido en la historia cinematográfica onubense. La estatuilla está encima del armario de nuestro salón, acá en Colonia, y cada vez que mi mirada se tropieza con ella, recuerdo la primera vez que vi la peli de Kubrik, también acá en Colonia, y que cuando empezaron los títulos de crédito, a los que yo no daba crédito era a mis oídos, hasta que mi nobleza de carácter me hizo pensar en Stanley y decirle para mis adentros, con el pulgar en alto: “Colega…”» Hoy, en una entrevista con Spielberg, me entero de que en su primer cortometraje de ficción, a los 13 años, Escape to Nowhere, puso como música de fondo de las escenas de lucha la cabalgata de las valquirias, de Wagner… con el resultado de que a Francis Ford Coppola, veinte años después, le pareció una idea tan brillante que se la copió en el mágico inicio de Apocalypse Now. En el arte, como en la materia, nada se crea ni se destruye, sino que todo se convierte en cita. O copia. O citocopia. Eso que los sesudos tratadistas bautizan como intertextualidá, y se quedan tan panchos ellos.
Pasan también hoy un nuevo episodio del DI Mathias, la policial inglesa ambientada en Gales. Es una de las mejores en antena, y ya conociéndola me encantaría oírla en galés, como podría haberla oído Dylan Thomas, mi galés más querido.
Usain Bolt. Espero vivir lo suficiente para gozar el momento en que descubran con qué se dopa. Pero si no alcanzo a vivir para verlo caer del pedestal, como a Lance Armstrong, dejo un legado especial en mi testamento para que ese día de la defenestración toda mi familia vaya a comer a un restaurante de lo mejor, en Colonia, y brinden en mi nombre por la salud del deporte.
Weiß/Colonia, 16.8.
Regresando de La Modicana, donde hoy almorzamos con Diny, me cuenta Carlitos que Andrés Sánchez Robayna le envió un email porque había leído en mi diario lo que escribí acerca de la publicación del libro del Fantasmita, y quería felicitarla. A mí, la verdad, el hecho de que me lean gente como Andrés, Ángeles, Annuchka, Guelbenzu, los dos Héctores, Ibsen, Jorge, J.M., Julio, Luis, Luis Miguel, Marjorie, Rolando, Yadira… me llena de alegría y orgullo, para qué decir otra cosa. Y me confirma que con harta seguridad debo contarme entre los autores mejor leídos de nuestra lengua. Alabado sea por siempre el santísimo sacramento del altar.
[En el repaso final, antes de subir estas entradas a Fronterad, constato que no he mencionado gente de la que me siento alegre y orgulloso de que me lean: mis sobrinas, mi deuda estherna, Susanita, Carlitos… y a saber cuántos más se me escapan en este momento].
Casi chateo con Cristy acerca de diversos aspectos del machismo latinoamericano y me dice al final, hoy: «No quiero entretenerte, pero sí compartir una observación más. He tenido varias empleadas (una vez a la semana, y son una tortura) ecuatorianas o dominicanas con varios «maridos» e hijos. Siempre me han contado lo mismo. Hay un momento en que los tipos las amenazan con pegarles o les pegan, y ellas se rebelan y les dicen: «A mí solo me pega mi padre». O sea, el macho alfa. Les parece normal que el padre les pegue, la madre no. Claro, estamos hablando de la clase humilde. El machismo de la clase alta consiste en «comprar» a la modelo o a la más guapa y asegurar así su descendencia. En fin, querido, da para mucho». Le contesto: «Pues yo sí quiero que me entretengas, qué caray. Y sigo el hilo del machismo para chimentarte que en materia de machismo en Inglaterra siguen como en los tiempos de Pride & Prejudice. Ahora acaba de morir el Duque de Westminster y su heredero (de una fortuna de más de 10.000 millones de euros, donde se incluye la propiedad urbana de casi la totalidad de dos de los barrios más bacanos de Londres, Mayfair y Belgravia), su heredero, Cristy querida, es su hijo de 25 años, quien lo hereda todo, porque así es la ley inglesa, y a sus dos hermanas mayores que las parta un rayo. Lo dicho, la situación inicial de Pride & Prejudice. Hace poco, relativamente, se intentó corregir esta situación mediante una ley, pero el Parlamento no la aprobó. Hasta los laboristas son conservadores en esa materia».
10:15 pm : Adventures in Babysitting [Aventuras en la gran ciudad, la versión de 1987, harto mejor que la de este año, titulada en español Canguros en apuros] es una de las comedias más intrascendentes… y mejor hechas que recuerdo. Y con una irresistible Elisabeth Shue desatada en la canción de los títulos de crédito. De a deveras, necesitaba este descanso mental.
Weiß/Colonia, 17.8.
0:30 am : Elle s’appellait Sarah [La llave de Sarah en español], una peli necesaria, y hermosa. Me hace pensar de nuevo en algo que se olvida siempre, y es que fueron millones de franceses los que colaboraron con los nazis durante la ocupación de su país, y además, que Francia perdió la segunda guerra mundial; si figura entre los vencedores es porque los aliados anglosajones la subieron al carro de la victoria y a la Unión Soviética no pareció importarle, o lo juzgaron una manera sutil y sesgada de humillar a Alemania. Pero que la perdieron, la perdieron.
Toda la familia en casa para el cumpleaños de Diny, sólo faltó Rebeca, con quien nos reunimos el domingo a almorzar porque ella entre semana, al terminar su trabajo, de lo único que tiene ganas es de descansar, y me parece muy bien. A Henri lo recibí preguntándole cuándo empieza a ir a la escuela, y al decirme que el jueves próximo le digo que ahí se acaba su educación, cosa que Oskar registra con una mirada de extrañeza y le tengo que explicar que es una frase célebre de Bernard Shaw. Llega también Paul, que ha decidido dejar su trabajo e irse a Belgrado en pos de unos compañeros de promoción. De todas maneras ya nos dio la alegría de conseguir que lo admitan en la Uni, en la carrera de estudios geográfico–sociológicos (en su caso con centro de gravedad en América Latina). Todos estamos sentados en el comedor, menos Henri, que se ha ido al salón, donde el televisor transmite Olimpia al 100%. Pero, al rato, el inminente escolar prefiere que le programe cortos de Tom & Jerry en la compu portátil de Diny, lo que me obliga a ir allá («¡Opa!») cada 5’ para programarle un corto nuevo. Ando pues como péndulo entre el cuarto de Diny y el salón, donde pasan en esos momentos la semifinal de hockey femenino, Alemania vs. Países Bajos, que es una final anticipada y ganan las neerlandesas, quienes no por casualidad son, junto con “las leonas” argentinas, las mejores del mundo. El final, a penalties, fue de infarto. Casi como el de Alemania vs. Italia en la Eurocopa, el 2 de julio.
Weiß/Colonia, 18.8.
En el diario viene hoy un cuadernillo con la programación de la Philarmonie para el mes de septiembre y me cabreo al ver que Oum actuará aquí el jueves 15, cuando estaré en Berlín dando una charla sobre Cantinflas en el Instituto Iberoamericano. Merde alors!
Miriam Tessore cita en su blog varios poemas de Hilde Domin, le escribo: «Gracias por la cita de mi aproximación al poemita/poemazo de HD. Siempre que la veo, y más si es en publicación bilingüe, como en tu blog, se me enciende la cara de vergüenza. Al rato, después de pensarlo a fondo, me digo que como aproximación no está tan mal y que, de todos modos, ¿de qué otra forma decir lo que no se puede trasladar sino con pérdida?… Y que esa es la norma: la pérdida.
¡Carolina Marín a por el oro en bádminton, mañana! A ser la primera europea que lo gane en esa disciplina. Ya se sacó de encima a la china, mañana le toca sacarse de encima a la india.
Le escribo a Diego Aristizábal : «Tu columna es comme d’habitude muy buena y te la aplaudo y la esparzo a los cuatro vientos, mi querido Diego. Sin embargo me gustaría que tomases en cuenta la siguiente reflexión: Los emoticones del lenguaje virtual vienen a ser un poco, según me parece, el duplicado moderno de los jeroglíficos egipcios. Y es evidente que los egipcios no hablaban en jeroglíficos, que su idioma hablado era otro, de la misma manera que los virtuosos virtuales (perdona el aparente juego de palabras) de los emoticones se parecen también en ello a los escribas de los egipcios: aunque escriben en emoticones, se expresan en su idioma materno, sea cual fuere. Hay más : Los emoticones son un poco el esperanto del jeroglìfico. Mientras que el contenido de estos sólo era asequible a gente versada y que tenía implementada mentalmente la piedra de Rosetta, los emoticones admiten una lectura universal. No sé, y lo lamento, en qué recoveco de este cuarto mío de trabajo se encuentra el avance de un proyecto de una joven investigadora alemana, que tradujo al idioma de los logos e iconos el primer capítulo del Génesis. Apenas lo encuentre te lo escaneo y te lo hago llegar. Y ahí podrás comprobar que aunque ella tradujo a signos abstractos la traducción alemana de la Biblia, tú puedes seguir la sucesión de esos signos en la versión que conoces en castellano. Resumiendo, Diego querido, los emoticones no son malos en sí. Como con todo, ocurre con ellos que su valor depende del uso que se les dé y de las personas que los emplean».
Weiß/Colonia, 19.8.
¡Carolina Marín, medalla de oro! ¡Y qué lección de coraje la que dio, mare mía de mi arma! Siempre pienso en lo curioso de que, quieras que no, el lugar donde naciste dispone de un imán especial que te hace vibrar con él cuando el diapasón lo manda. Y en esta ocasión lo mandaba, vaya que sí. Susanita, en broma, me preguntó que cuántas medallas ha conseguido Huelva a lo largo de los Juegos Olímpicos y le contesté bien Manolito que dos, esta de Carolina, y la de los veleristas que por primera vez atravesaron el Atlántico en la categoría “cáscaras de nuez”, pero que de las olimpiadas de 1492 queda muy poco recuerdo histórico.
Pasan Los tres días del Cóndor, y Milan Paulovič, mi crítico predilecto, recuerda en su reseña para el diario de hoy que esta fue una peli que a la papisa Pauline Kael le hizo fruncir la nariz. Con lo cual, una vez más, queda demostrado que la infalibilidad papal es una trochería (¡mira por dónde me sale una palabra 100% choquera, se me han alborotado las neuronas onubenses con la medalla de oro de Carolina!… Y consulto el diccionario de la RALE y en él no figuran ni la trochería ni nuestro gentilicio popular, dos “bujeritos” negros en el cielo del idioma). Dice Milan Paulovič, retrucando a la papisa Kael, que qué más quisiéramos hoy que nos ofrecieran pelis de una tan fresca inteligencia como Los tres días del Cóndor. Pongo mi firma al pie.
Era previsible que programasen durante los días olímpicos el segundo episodio de 0SS 117, el espía francés que es como la contraparte panterarrosa de James Bond. 0SS 117: Río ne répond plus [0SS 117: Perdido en Río] transcurre en la capital carioca, es más, termina con una escena vertiginosa sobre uno de los brazos extendidos del Cristo de Corcovado. Es de una incorrección política tan grande que uno, la primera vez que la ve, se queda estupefacto, pero las siguientes veces la goza siempre hasta el no va más. Sólo que la han programado tan tarde que esta vez no la voy a ver. No importa, Chico es un fan de 0SS 117 y tiene los DVD de sus dos pelis.
Weiß/Colonia, 20.8.
Un boccato di cardinale en la correspondencia de Joseph Roth. En una carta a su amigo y editor Benno Reifenberg, el 17.1.28, le cuenta que por fin le presentaron a Gide, y que le preguntaron luego qué le había parecido: «”C’est un acteur, n’est–ce pas?”, dijo Paulhan. Yo: “Il est plus qu’un acteur, il est une actrice!”». Me recuerda el malicioso y delicioso epigrama de Erich Fried que hace años aproximé al castellano: «Al muchacho encontrado en un cine / André Gide le confesaba / en la cama o de mañana / tras una noche de amor: // Decir puedes a tus amigos / que has dormido con un hombre famoso / con un escritor / Me llamo François Mauriac».
8:35 pm : Les escribo a mis amigos futboleros: «Hoy sábado en Maracaná. Dentro de dos horas Brasil vs. Alemania. El once femenino alemán ya consiguió su oro, los machos no querrán ser menos… y los brasileños a su vez querrán vengarse del 7:1 de la semifinal de Belo Horizonte, cuando el Mundial del 14, así es que este es un partido para no perdérselo, con más morbo que las bragas de Sharon Stone en Atracción básica».
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