Weiß/Colonia, 4.10.
.2:30 am ; Las remesas colectivas de mis “doble envío” y “Doble envío”, que son seguras 100% ambas las dos (© by Cantinflas), me llegan cuatro veces devueltas, a pesar de que sólo incluyen algo menos de 50 direcciones cada una, mientras que la del “Doble Envío”, 268 direcciones, sí llegó de una sola vez a su destino. La Cibernética, lo constato de nuevo, no es una ciencia exacta.
El calendario de efemérides me dice qjue hoy, hace 125 años, nació Buster Keaton, y que tal día como hoy, hace 50 años, murió Janis Joplin, 16 días después que Jimi Hendrix. He llegado a la conclusión de que los almanaques son simples enumeraciones de efemérides.
Un lector atento me corrige desde Bogotá: el protagonista de El silencio de los corderos no es Anthony Perkins sino Anthony Hopkins. Ya lo corregí en Fronterad. Lo que me pregunto es cómo es posible que el detalle se me escapara en las tres lecturas a que fue sometido: recién escrito, como siempre los sábados al final de la tarde antes de subirlo a Fronterad, y en último término en la pantalla, ya subido a Fronterad, antes de autorizar la publicación. Don Santiago Ramón y Cajal se frotaría las manos de contento al ver mis neuronas en el microscopio: unas tan confiables como la Enciclopedia Británica, y otras como el cuento de hadas que no deja de ser el catecismo del Padre Ripalda. Alabado sea el santísimo sacramento del altar.
Dos confesiones de un acendrado terror: La primera es que, sentado en el inodoro, leyendo cual es mi costumbre, una rata hambrienta se haya abierto camino hasta la canalización de nuestra casa y salga por el pocillo y me muerda en los testículos o el pene. (Es casi peor que la tortura con la que un ministro del Big Brother amenazaba al protagonista de la distoplia de Orwell). Y la segunda no es menos terrorífica: recordar a aquel personaje de Patrick White (¿en The Vivisector?), un actor shakesperiano de segunda fila que regresa a Australia para asistir a los últimos días de la agonía de su madre, y cuyo terror más grande es el de morir sentado en el inodoro. Cuando la triste verdad es que todos morimos desconectando el esfínter anal. En las series policiales se presta atención al hecho de que los detectives descubren muy pronto que están en presencia de la víctima de un asesinato: sólo que siempre se valen del procedimiento de palpar la arteria en el cuello, en vez de guiarse por el olfato. Que suele ser más infalible.
Weiß/Colonia, 5.10.
1:45 am : Volví a ver Zero Dark Thirty [La noche más oscura, un título que más que el asalto a la residencia de Osama bin Laden evoca el hermoso poema de San Juan de la Cruz] y elogié in petto el casting de Jennifer Ehle en el papel de Jessica, Me volvì a divertir con su diálogo con Maya en el café momentos antes de que el café sufra un atentado terrorista. Jessica le pregunta a Maya por Jack, el compañero con el que trabaja: “¿Ya os habéis enrollado?” Maya responde: «Ah no, trabajo con él. No soy esa chica que folla. Es inapropiado». Y Jessica: «¿Y…? Un poco de diversión no te haría daño». Y a las 0:53 am recuperé ¡por fin! el servicio de Gmail.com y pude ya despachar todos los envíos colectivos del sábado y el domingo.
Rebeca en casa. Me encanta que venga y ayude a la madre, pero no quiero malacostumbrarme. A fines de mes volverá a trabajar, no en la boutique, de la que se ha despedido interiormente desde hace meses, pero lo cierto es que ya no podrá venir con tanta frecuencia como ahora.
Después de leer mi diario en Fonterad, Manu me dejó este comentario: «El dos de septiembre hizo cincuenta años que un primo hermano mío, el día de su boda, abrió el baile con el vals 2 de Shostakovich». Le contesto: «El 2 de julio de hace ya 54 años nos casamos Diny y yo. Y en el banquete después de la boda apareció la orquesta y los recién casados teníamos que abrir el baile. Creo que fue “El Danubio azul” la pieza que tocaron. No lo recuerdo con exactitud debido a lo que pasó durante ese baile. Era la primera boda en la familia de Diny y ella es la mayor de once hermanos, mi suegro tenía diez hermanos y mi suegra ocho, de manera que el gran salón del hotel estaba a rebosar porque además vinieron las amigas y colegas de Diny y en pleno toda la redacción latinoamericana de mi emisora. Y ahí, mientras bailábamos solos en la pista se armaron dos grupos que nos asaltaron y nos sentaron en sendas sillas que alzaron a pulso, mientras los dos grupos se reunían en la pista y aquella marea humana nos traía y nos llevaba al ritmo del vals y a veces nos acercaban tanto que casi hubiéramos podido besarnos en el aire, pero cada vez que ello sucedía nos separaban, hasta que al fin tuvieron piedad de nosotros y nos dejaron besarnos en el aire y poco a poco bajaron las sillas al suelo. Ese fue nuestro “viaje a Jerusalén” en la vieja versión de lo más recóndito de los Países Bajos.
Weiß/Colonia, 6.10.
1:30 am : Pasaron Blue Steel [Acero azul], la cuarta de la serie dedicada a Kathryn Bigelow y de la que sólo me he perdido Detroit. También aquí me volví a divertir con que a Megan, la protagonista, hasta su propio padre la llame “Bulle” en la versión alemana: “Bulle” es desde luego el nombre popular para designar a los policías, pero la acepción original es la de “toro padre”. De todos modos, en La noche más oscura, cuando la reunión de pauta sobre el paradero de Osama bin Laden y Maya interviene para decir cuál es ese paradero, el director de la CIA le pregunta que quién es ella, y ella le responde: «I’m the motherfucker that found this place. Sir». Y a uno se le hace muy cuesta arriba etimológica pensar que una mujer sea una “motherfucker”.
Hoy en La Modicana, sin Diny, de planchadora en casa de Montse y a cargo de Henri cuando salga de la escuela, Ulli encarga una pizza con higos frescos, jamón de Parma y queso griego; Carlitos y yo repetimos nuestra respectiva pitanza del martes pasado, y de nuevo volví a dejar a Carlitos sin dog bag. Acaso para compensar, y por primera vez en años de venir acá, al final se le antojó un tiramisú, y la porción era tan grande que la repartió con Ulli. El tema del almuerzo fue un largo recordatorio de las mejores historias de Mafalda. Y les revelé dos secretos que le descubrí a la piba y que he canibalizado en el artículo que Ileana me pidió para Alas Tensas.
Desde Medellín me escribe Darío Rojas para comentarme que colecciona mis The Twitter’s Digest en su cuenta de Gmail, a partir del # 323. Pasé un buen rato creando un archivo con los 322 primeros ## y se lo envié para que tenga la colección completa. Le añadí un par de palabras: «Ha sido muy especial para mí este recorrido por los primeros 322 ## de TTD, ir viendo cómo poco a poco se fue autodiseñando, a base de tantear en varias direcciones, un modelo que sería el que usé andando el tiempo. También me ha permitido ver que antes era bastante más creativo en materia de formatos. Pero perder creatividad es cosa natural de la “viejez”. Gracias, pues».
Weiß/Colonia, 7.10.
Blancanieves (bueno, Snežana), desde Belgrado, y yo, desde Colonia, nos intercambiamos los tesoros musicales que descubrimos o, como ahora, alguna que otra curiosidad: Blancanieves vio el nombre de Antonio Machín, que no le decía nada, lo rastreó en Youtube y me envió un enlace con algunas de sus creaciones más conocidas. Le he contestado después de oírlas sonriendo: «Antonio Machín: me has hecho sonreír y además regresar a la infancia. Antonio Machín era el cantante más conocido de España cuando yo era niño, y todo el mundo se sabía de memoria sus canciones, eran las reinas de los populares programas de discos dedicados. Por otra parte, él fue el primer negro de carne y hueso que he visto en mi vida (los que conocía eran actores de cine y sólo los había visto en las pantallas). AM vino una vez a Huelva con su espectáculo, yendo de gira por España, y yo iba camino de una de las tiendas de mi padre cuando lo vi salir del Gran Teatro, seguro después de un ensayo, porque era a mediodía y el concierto sería por la noche. Me quedé medio alelado mirándolo. ¡Un negro de carne y hueso, no de celuloide! Debía estar muy acostumbrado a causar ese efecto, sobre todo en una sitio como Huelva, en el culo del mundo. Creo recordar que me sonrió, pero no te lo aseguro, y si lo hizo en realidad no lo calibré en su verdadero alcance, como ahora que lo evoco. Y una de mis canciones preferidas entre las suyas es «Camarera de mi amor» (ten en cuenta que en Huelva por los años 50s no había un solo bar donde sirviesen camareras, así es que escuchar ese disco era casi ciencia ficción), disfrútalo aquí, es un cha cha cha contagioso, te hace bailar».
Weiß/Colonia, 8.10.
1:30 am : Estupendo drama judicial, un género per se, este de Primal Fear [Las dos caras de la verdad], con Laura Linnley, Frances McDormand y Richard Gere, pero sobre todo el prodigio de ver el debut en cine de un Edward Norton de 27 años, su primer papel en un rol del reparto, y le roba el show al resto del casting casi por KO técnico, ganó un Globo de Oro y la nominación para el Oscar (igual que Audrey Hepburn, nominada también para un Oscar por su primera peli en Hollywood, Vacaciones en Roma, un Oscar que ganó, como se lo había profetizado Gregory Peck durante el rodaje en la ciudad dizque eterna).
Recibo un correo quelonio de Hacienda que me despeja el horizonte casi por un año: el bueno de Bausch, mi asesor fiscal, interpuso el 21.9. un recurso contra los adelantos trimestrales que me habían subido a 2.398,00 € la cuota de prepago del último trimestre de este año, y de 589,00 a 973,00 las cuotas trimestrales del próximo. Son más de 6.000 € que no tengo que adelantarle a la siempre ávida doña Hacienda. Lo celebraré esta noche con un Single Malt de 12 años. Cheers!
Veo en la pantalla el anuncio en Estocolmo del Nobel de Literatura de este año a Louise Glück. Una de las mejores cosas que tiene la Academia Sueca en su haber son los Nobel a los poetas, en ese terreno casi sólo se han equivocado en el año inicial, 1901, con Sully–Prudomme, pero repaso el resto de la lista y lo único que echo de menos es que no se lo dieran a Rilke ni a Celan, ni a Ungaretti y Sylvia Plath (quien además era demasiado joven, 31 años, cuando se suicidó), ni a Jacques Brel y Leonard Cohen, que lo merecían desde mucho antes que Bob Dylan, quien lo merecía también, eso no lo discuto… Yo descubrí la poesía de Louise Glück tarde, pero el 17.5. de este año, mi Frase del Domingo, con la que acompaño el envío semanal de mi Diario urbi et interneti a 356 amigos, eran dos versos suyos:, «Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. / El resto es memoria». Estuve dudando entre esos y estos dos: «Los extremos son fáciles, sólo / el centro es un puzzle». Me decidí por los primeros que son más pied–à –terre, más entrañables y de nuestro mundo, los otros son un pelín demasiado abstractos.
[Pura casualidad; en el KStAnz. del viernes, la semblanza de Louise Glück arranca con esos dos versos, en su inglés original: «The extremes are easy. Only / the middle is a puzzle»]
Weiß/Colonia, 9.10.
1:45 am : Pasaron Eva y ni siquiera Isabelle Huppert hizo que me pudiera interesar por esta peli. No he querido rastrear críticas de su estreno en España y América Latina, no vaya a ser que me lleve la desagradable sorpresa de haberme casi dormido viendo un capolavoro. O sencillamente un buen film. Aunque ya, a mis años, es algo que no me debería quitar el sueño ni remorderme.
Rebeca en casa, y tenemos un diálogo “de intendencia”, sobre cómo seguirán las cosas en esta casa cuando ella vuelva al trabajo. Anda con miedo de que nos podamos contagiar del Covid19, cuyas cifras de morbilidad se han disparado de manera alarmante. Incluso le parece disparate que sigamos yendo los martes a La Modicana, pero la tranquilizo en ese punto puesto que Ulli es la precaución en persona. Se ofrece Rebeca para las compras una vez en semana y en internet. Ella misma se había citado con Montserrat y Chico para cenar esta noche, una costumbre entre ellos tradicional, “la cena de los hermanos”, ellos solos, sin sus parejas, pero considerando que la situación se ha puesto crítica han decidido aplazarla para tiempos más desinfectados. Para mi capote pienso lo que se desean los toreros al hacer el paseíllo: «Que Dios reparta suerte».
Weiß/Colonia, 10.10.
0:10 am : Nueva sesión del DVD de Buena Vista Social Club, para desengrasar mentalmente. Desde la primera vez que vi la peli, de manera consciente decidí no mirar nunca los subtítulos alemanes, a) porque aborrezco los subtítulos, b) porque toda la peli está hablada en español. Esta noche bajé la guardia y quedé sorprendido de lo buenos que son esos subtítulos. Tan solo detecté un error, y es cuando Compay Segundo cuenta que nació en Siboney en 1907 y que su padre era conductor de locomotoras en las minas de manganeso: en los subtítulos dice que eran “minas de magnesio”, se conoce que el traductor no está muy ducho en materia de minerales. Me hizo recordar la vieja advertencia, que no sé si todavía se usa, de “no confundir la gimnasia con la magnesia”. Tampoco sé si se sigue usando (¡qué aliteración, mare mía de mi arma!) lo de que «No es lo mismo “Tejidos y novedades” que “Te jodes y no ves nada”». El idioma vuela, lo mismo que el tiempo, y sus víctimas son palabras y expresiones. Ay.
Recurro a www.deepl.com/translator para leer en castellano “A slip of paper”, un poema de la nueva Nobel, doña Louise Glück, publicado por la The Threepenny Review, la revista de los tres peniques, que edita los textos en hojas volantes, lo que antes se llamaban octavillas. Ahora se habrán revalorizado como las acciones de una empresa de pompas fúnebres durante una pandemia. “Un trozo de papel” dice ± lo que sigue: «Hoy fui donde la doctora… / la doctora dijo que me estaba muriendo, / no con esas palabras, pero cuando lo dije / no lo negó… // ¿Qué le has hecho a tu cuerpo?, dice su silencio. / Te lo dimos y mira lo que le hiciste, / cómo abusaste de él. / No hablo sólo de cigarrillos, dice, / sino también de una mala dieta, de la bebida. // Es una mujer joven; la rígida bata blanca encubre su cuerpo. / Su pelo estirado hacia atrás, los pequeños mechones femeninos / recogidos por una vincha oscura. No está a gusto aquí, // detrás de su escritorio, con su diploma sobre su cabeza, / leyendo una lista de números en columnas, / algunos marcados para su atención. / Su columna vertebral también está recta, no muestra ningún sentimiento. // Nadie me enseñó a cuidar mi cuerpo. / Creces observado por tu madre o tu abuela. / Una vez que te liberas de ellas, tu esposa se hace cargo, pero está nerviosa, / no llega demasiado lejos. Así que este cuerpo que tengo, / que la doctora me inculpa, siempre ha sido supervisado por mujeres, / y déjame decirte que se dejaron muchas cosas fuera. // La doctora me mira… / entre nosotros, una pila de libros y carpetas. / Exceptuándonos, la clínica está vacía. // Hay una trampilla aquí, y a través de esa puerta, / el país de los muertos. Y los vivos te empujan a atravesarla, / te quieren allí primero, antes que ellos. // La doctora lo sabe. Tiene sus libros, / Tengo mis cigarrillos. Finalmente / escribe algo en un trozo de papel. / Esto ayudará a tu presión sanguínea, dice. // Y yo lo guardo en el bolsillo, es una señal para irme. // Y una vez que estoy afuera, lo rompo, como un boleto al otro mundo. // Estaba loca por venir aquí, / un lugar donde no conoce a nadie. / Está sola, no tiene anillo de casada. / Se va a casa sola, a su casa en las afueras del pueblo. / Y toma su única copa de vino al día, / su cena que no es una cena. / Y se quita esa bata blanca: / entre esa prenda y su cuerpo, / sólo hay una fina capa de algodón. / Y en algún momento, eso también se desprende. // Para nacer, tu cuerpo hace un pacto con la muerte, / y desde ese momento, todo lo que trata de hacer es engañar… // Te metes en la cama solo. Tal vez duermas, tal vez nunca te despiertes. / Pero durante mucho tiempo escuchas cada sonido. Es una noche como cualquier noche de verano; la oscuridad nunca llega». Pues sí, me gusta la poesía de doña Louise Glück.
*****************THE END*****************