De mi diario : Semana 42 / 2019

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Weiß/Colonia, 13.10.

Desde mi Güeno Saire querido, Ana discrepa de mi frase del domingo acompañando el doble envío con el enlace a mi blog en Fronterad. La frase es de Iván Bunin y dice así: «Las mujeres nunca son tan fuertes como cuando usan como arma su debilidad». Y Ana me comenta: «Oh, Bada, qué frase tan pasada de moda, con perdón de Bunin. Se me ocurre que cuando las frases suenan igualmente délficas si se las escribe al vesrre, no son muy iluminadoras que digamos. Podríamos decir «Las mujeres nunca son tan débiles como cuando muestran su fortaleza». Igualmente incontradecible. Pero no demasiado útil. Una útil: «Si ves una luz en las tinieblas, fijáte si quedó abierta la puerta de la heladera»». Le contesto: «Certo, cara  Anna. Lo que Descartes debió decir fue «Existo, luego pienso». ¿O no?» Y ella me replica: «¡Pos claro que sí! ¿Cómo iba a pensar si no, el buen hombre? ¡Vamos bien, Bada! El vesrre es como un crisol: queda lo que vale. Yo estoy muy entrenada en esto de darle vuelta a las frases como pulóveres a ver qué lado me gusta más porque ¡vivo en El Reino del Revés!» Ay, Argentina, quién te ha visto y quién te ve, y qué bien encaja con vos lo de O tempora, o Mariano Mores!

A los amigos a quienes envié el borrador de mi artículo sobre Eunice Odio y me han acusado recibo y balizado ciertas erratas y descuidos le contesto, corriendo el riesgo de que me crean exagerado, que casi podría decirles que escribí el artículo tan sólo para darme el gustazo de publicar su carta a Carlos Pellicer, que es casi desconocida excepto para los eunicenitas, como aquí su negro, y que ahora va a ser conocida por un público mucho mayor. Al tiempo.

Estaba por irme a duchar cuando pasaron Montse y Henri a media tarde, trayéndonos helados y para despedirse de mí, porque el miércoles de madrugada viajan a Normandía, aprovechando las “vacaciones [escolares] de la patata”. Las van a pasar con dos amigos que ya se fueron y que les han enviado varios emails con fotos. Sabiendo lo que me gustan, Montse me muestra en su iPod un plato servido con ostras y se me hace la boca agua. Pobre Ricardo, tan lejos de la mar salada.

Ya desde la mañana, cuando me desperté, sentí los olores del gulash, uno de los platos que Diny prepara mejor. Me puse a pensar en la importancia del olfato en la comida. Conozco las mejores conservas posibles, sobre todo en materia de pescado y de sopa. Pero me hago la composición de lugar de que abro una lata de sopa de cebolla, de una marca de luxe, y la pongo a calentar, y a los pocos minutos la tengo humeante en el plato, pero el olor inherente a la preparación no llegó a mi pituitaria, y ahí se produce una pérdida sensorial, por muy bueno que sea el producto. En cuanto al gulash de nuestra cena de hoy, merece un summa cum laude. Laus Deo!

Weiß/Colonia, 14.10.

2:45 am : Acabo de ver una vez más Spy in the Sky [Espías desde el cielo]. Gana a cada vez que la veo, y el dilema moral que enfrenta es real. Me pregunto si toda esa chatarra made in Hollywood desde la desgraciada Guerra de las galaxias no será más que una tapadera de los dilemas morales reales a los que debemos enfrentarnos. Creo que sí. Es decir, me temo que sí.

No sé si en otros países sucede igual (en España creo que no) pero en Alemania es costumbre que los gremios respectivos elijan la flor del año, el insecto del año, el pájaro del año, etc., y leyendo el Kölner Stadt Anzeiger me entero de que la Sociedad Alemana de Micología ha elegido ahora el hongo del año. Nada menos que uno cuyo nombre latino es Phallus impudicus, porque semeja mismamente un falo en estado de erección. La gacetilla informa de que no es venenoso, pero lo califica como “ungenießbar [incomestible]”, excepto para los insectos, a quienes a todas luces les debe parecer una golosina. ¡Falófagos! Y alabado sea el santísimo sacramento del altar.

Una (otra) obra maestra de Bertrand Tavernier: Quai d’Orsay [Crónicas diplomáticas]. No me acuerdo de cuànto tiempo hace que no me reía tanto. Resulta que el maestro tiene un gran sentido del humor y sabe manejar las cuerdas de sus marionetas con una prestidigitación de virtuoso en la materia. Al terminar recordé haber vuelto a ver hace poco In the Electric Mist [En el centro de la tormenta] y me digo que hay pocos directores con semejante variedad de registros. Incluso las pelis que no le salen redondas, tampoco salen cuadradas.

Weiß/Colonia, 15.10.

1:30 am : Acabo de volver a ver Pride & Prejudice, el DVD de la versión del 2003, ambientada en nuestros días y en torno al campus de la Universidad de Provo, en el estado mormón de Utah. [Conservo como oro en paño las cartas con poemas que me envió desde allá Gonzalo Rojas en los años docentes que se desempeñó en ese alma mater]. Es bastante mejor que la versión del 2005 con Keira Knightley porque no está lastrada con el peso muerto de la reconstrucción histórica ni con un ambiente inglés de guardarropía. Lo que me extraña es que según imdb no se haya estrenado ni en España ni en América Latina. Aún más extraño es que no se estrenase en Buenos Aires, siendo la peli con que Lucila Solá debutó en el cine gringo y bordó su papel: en el doblaje alemán tuvieron la bonitísima idea de conservar su voz cuando habla en español y en esos flashes resulta irresistiblemente comestible a besos.

En el Kölner Stadt Anzeiger una entrevista a toda plana con Hannes Jaenicke, quien publica en estos días un libro titulado Aufschei der Meere [El aullido de los mares]. Jaenicke hace años que se embanderó con la política del medio ambiente y en especial con el tema de la polución de los mares. Lo está desde la catástrofe ecológica desencadenada en 1986 por la fábrica suiza Sandoz que convirtió el Rhin en una cloaca y en un cementerio para los peces. No tiene pelos en la lengua para acusar a la política de haber fracasado en la gestión del medio ambiente, tiene palabras muy duras al respecto. Pero se dulcifica un poco cuando el periodista le pregunta como describiría Colonia a alguien que no conozca la ciudad. Dice: «En Colonia viven los alemanes con el mejor genio. Y los mejores alemanes en materia de soltura, humor y afabilidad. Los colonienses son, de una manera simpática, unos no–alemanes. Son impuntuales y reacios al trabajo, pero también más tolerantes de que el resto de los alemanes. Eso seguramente tiene que ver con el hecho de que los  romanos vivieron aquí más tiempo que en cualquier otra ciudad europea». Con todo, la ciudad en sí le parece un desastre: «Colonia me parece un castigo para los ojos. Mi madre siempre dijo que en Colonia sólo se puede salir a la calle por la noche». No le faltaba razón a Frau Jaenicke.

Hoy en La Modicana con Diny, que despacha una ensalada con tiras de ternera, mientras que Carlitos y yo, en la duda entre la sopa de pescado y los spaguetti alla marinara nos decidimos por la pasta. Y no hicimos mala elección aunque mi porción pecó de grande: pero estaban tan buenos que terminé el plato y hasta rebañé un poco de salsa. Luego de hacer las compas en la semana en Aldi, ya de regreso a casa, le dije a Carlitos que hoy me había levantado con unas inmensas ganas de acostarme. Él se rio por cómo lo dije, pero yo se lo había dicho completamente en serio. Estoy como desguazado, menos mal que me anestesio con música y películas..

José Miguel Rojas me escribe desde Cámaralentolandia, como cariñosamente rebauticé a Costa Rica: «Estoy leyendo la poesía de Eunice Odio que desconocía en su totalidad. Apenas había leído antes unos cuantos poemas. Por cierto, el poemario La estación de fiebre, de Ana Istarú, que es muy hermoso y bueno, en el fondo, conceptualmente, tiene que ver con Los elementos terrestres de Eunice». Le contesto ipso fuckto:.«En efecto, entre Los elementos terrestres y La estación de fiebre hay una especie de continuidad. Es como el río Guadiana en España, que recorre un gran trayecto y luego se vuelve subterráneo –invisible, pues– pero sigue corriendo para ir a reaparecer  muchos kilómetros más allá. De La estación de fiebre, la mejor edición pienso y creo que es la que yo mismo preparé en 1992 para Visor, de donde me pidieron una antología de Ana y sólo puse como condición que en ella entrase ese libro completo, sin cortes». Porque en realidad se trata de un solo poema, no admite cortes “editoriales”, ni siquiera en una antología.

Weiß/Colonia, 16.10.

2:00 am : Reveo los dos primeros episodios de Lost in Austen [Persiguiendo a Jane Austen], la miniserie en la que una mujer del siglo XXI se cuela por un túnel del tiempo en el mundo de fines del XVIII a principios del XIX y va a dar con sus huesos en la casa de la familia Bennet, siendo ella, como lo es a carta cabal, una fan que se sabe al dedillo Pride and Prejudice, leída no sabe ya cuántas veces. [Inciso del sábado 19: ¡Vaya frase larga que me saqué de la manga, parece una de esas muñecas rusas!] Es un placer saborear un plato tan bien cocinado.

El amante de Lady Chatterley, de Pascale Ferran, es hasta la fecha la única versión del libro de D.H. Lawrence filmada por una mujer, y Marina Hands la mejor Constance Chatterley que uno se podría imaginar. Pero volviendo a Pascale Ferran: ¡cuánto se nota la mano de una mujer en todos los aspectos de la relación de Constance con su marido, con su guardabosques, con la enfermera que cuida a su marido, pero también con la Naturaleza, que en esta peli es un personaje más. No la he visto màs que tres veces, con esta, pero estoy por asegurar que le debe bastante más a John Thomas and Lady Jane –la segunda versión de la novela– que a las otras dos: a título personal es la que también me gusta más de las tres. Voy a releerla uno de estos días.

Después de la peli pasaron un documental monográfico dedicado al proceso de 1960, en el Old Bailey londinense, donde eminentes testigos aportaron argumentos de peso para acabar con la prohibición de publicar la novela en Gran Bretaña, considerada obscena. Es un documental con insertos actuados que no deja un rincón por escudriñar en los entresijos del proceso. Uno tiene que hacer un esfuerzo mental considerable para pensar que tuvo lugar en 1960 y no en los tiempos de la bienaventurada reina Victoria. Menos mal que el 2 de noviembre el jurado consensuó un veredicto unánime: «Lady Chatterley is no guilty!» ¡¡Y tanto que era inocente!! Me recuerda un epigrama de Manuel del Cabral, el poeta dominicano, donde se habla de que «el juez, mientras descansa, / limpia sus anteojos. / ¿Y para qué los limpia / si el sucio está en el ojo?»

Manu lee la nueva entrada en mi blog de EE y deja un comentario: «¡Qué increible Eunice Odio! Habría dado cualquier cosa por ver la cara de Carlos Pellicer durante la lectura de la carta».

Weiß/Colonia, 17.10.

1:35 am : Reveo los dos últimos episodios de Lost in Austen. Es evidente que esta miniserie tan sólo se goza a cabalidad cuando uno conoce Pride and Prejudice lo mismo de bien que la conoce la protagonista, Miss Amanda Price. Y tiene chistes muy buenos, como cuando Bingley le replica a Darcy el argumento definitivo para que Miss Price se quede en Netherfield cuidando a Jane: «¡Tiene Paracetamol!» Por otra parte hay una especie de deconstrucción del texto de Austen que me gusta y estoy seguro de que a ella le podría gustar también: los imposibles hermanos de Mr. Collins, el lesbianismo de Miss Bingley, el falso testimonio de Georgiana contra Wickham, y por encima de todo este Wickham tan distinto al de Pride and Prejudice, él es la gran revelación del guion de Lost in Austen, el factótum que hace que todo funcione. Chapeau!

Íbamos a almorzar hoy Indira y yo, de nuevo en el Bistro Verde, pero me puso un email urgente anoche, que le ha surgido una emergencia en su trabajo de la Cruz Roja y tenemos que aplazar el nuevo encuentro. Hèlas! A mis años es siempre una pérdida irrecuperable el que se produzca un desencuentro así. Uno bien puede morirse de un momento al otro. Nunca se sabe.

Terminaron de pasar la serie francesa Mytho, con Marina Hands. Es de este año y hasta ahora no ha salido del canal Arte, tanto en francés como en alemán. Hay un drama bien construido, pero me parece que mal resuelto. De todas maneras, el trabajo de los actores es de un nivel muy alto. Y brillando a gran altura, en la cabeza del reparto, Marina Hands, ayer Lady Chatterley, hoy madre francesa asediada por problemas vitales que trata de resolver con una mentira que le dará, como quien dice, la vuelta del calcetín a la vida de toda su familia. Valió la pena verla, pese a su final.

Weiß/Colonia, 18.10.

2:30 am : Después de la serie francesa pasaban la peli asimismo francesa De rouille et d’os [De óxido y hueso], con Marion Cotillard, a quien le tengo especial devoción. Pero empecé a verla y no me agarró en el primer cuarto de hora. Y si no me agarra en los primeros 15” dejo de verla, ya no estoy para perder tiempo viendo pelis que no me agarran. Y decido ver el DVD de Pride and Prejudice en la versión con Keira Knightley. Me confirma en mi opinión de que sólo puede valer la pena para quien no conozca la novela. Lo que sí sería bueno es que la peli les gustase tanto que les llevase a leerla. No hay mal que por bien no venga. Pero cuando llegasen a la escena de la primera declaración de Darcy a Lizzy en la atmósfera claustrofòbica de la sala de estar de la rectoría de Mr. Collins y recuerde el traslado de la acción al aire libre, en un templete neoclásico, lloviendo, se dará cuenta de esa verdad proverbial de que el libro es mejor que la peli.

Paso prácticamente toda la tarde elaborando el calendario de efemérides del 2020. No ha sido una mala cosecha. Espigué 52 efemérides a las que tuve que añadir el centenario de la muerte de Galdós, el bicentenario del nacimiento de Multatuli y los sesenta años del veredicto en favor de Lady Chatterley’s Lover. Tengo, sólo con ellas, trabajo para todos y cada uno de los meses del año que viene. En el buen supuesto de que las redacciones me las encarguen.

Weiß/Colonia, 19.10.

Entre las esquelas fúnebres de hoy, en el Kölner Stadt Anzeiger, dos que me llaman la atención. Una la de un Willy Hansen que no es nuestro Willy. La otra lleva un hermoso epígrafe de Hilde Domin, la poetisa alemana que se exilió durante el nazismo y eligió ese apellido seudónimo en agradecimiento a la República Dominicana, el país donde fue a refugiarse. Dice el epígrafe: «Ich setzte den Fuß in die Luft / und sie trug» [«Asenté el pie en el aire / y me sostuvo»].

Me escribe Andrés proponiéndome sacar mi texto sobre Eunice, aparecido ayer en Nexos, en el próximo número de El Malpensante, y acepto encantado. Me pide, entonces, que trate de ampliar el párrafo dedicado a su paso por Guatemala y le dedico un rato después de terminar la revisión de las anotaciones de este diario y subirlo a mi blog de Fronterad. Y entonces descubro que se me fue el santo al cielo porque soy un admirador de la obra del gran poeta mexicano Carlos Pellicer, y cuando vi en el libro de correspondencia de Eunice su «Carta a Carlos Pellecer» me dije que sería una errata y lo rebauticé como «Pellicer». Y no hay tal cosa. Al meterme en la investigación para completar el texto malpensante, descubrí que Eunice se hizo muy amiga, en Guatemala, de un líder sindical llamado Carlos Pellecer, a quien está claro que iba destinado ese poema en prosa que es la carta. Fue un desliz mío, tenía que haber pensado en la diferencia de edad, más de 20 años, entre Carlos Pellicer y ella, y de hecho lo pensé, pero lo puse a la cuenta de Altisidora, la adolescente dizque enamorada de don Quijote. Ya corregí el entuerto en mi blog de EE, donde el único “Pellicer” que he dejado es el del comentario de Manu.

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