De mi Diario : Semana 43 / 2022

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Weiß/Colonia, 23.10.

Después de leer mi Diario, me escribe Luis desde la provincia, esto es, Berlín: «De tu ofrecimiento de donación de libros a los Institutos Cervantes hay que esperar tres  pasos: que te contesten, que acepten la donación, que ellos se encarguen del traslado. Quizá te digan que no tienen espacio o que no cuentan con presupuesto para pagar el transporte. Yo lamento no ser un Instituto Cervantes». ¡Qué amoroso Luis, pordiós!  Le contesto al tiro: «Bueno, yo les escribí a los directores de los CC.CC. de Bremen y Hamburgo el 25 de agosto y casi han pasado ya dos meses sin que me contesten. Si yo fuera director de un Centro Cervantes y hubiese recibido un email como ese, se me caería la cara de vergüenza al no contestarlo ipso fuckto. Pero lo cierto es que les di de plazo hasta el 31.12. (de este año) para pronunciarse al respecto, y ello me sugiere dos posibilidades: a) que tal vez están pensando qué responderme, sin acordarse de que a lo peor ya fagocitaron la frase del nefasto Fernando VII al cerrar las Universidades españolas: “Lejos de nosotros la funesta manía de pensar”; o bien b) que la vergüenza era verde y se la comió un burro, como aseveraba mi abuela Remedios, la bella y sabia».

Me escribe José Luis, ya instalado en la Casa Heinrich Böll: «No sabía que te carteabas con Zoé Valdés. La única novela suya que leí me gustó mucho y llegó a mis manos prestada a mi padre por el embajador de Cuba en Nicaragua a fines de lo años 90. No se me olvida ese detalle pedestre porque ese cubano pagó caras esa y otras muestras de independencia. Pronto fue removido del cargo, llamado a Cuba, puesto en pijama y, ya caído en total desgracia, abandonado por su bella mujer peruana de medidas voluptuosas. No pudo resistir tanto: en su casa se pegó un tiro». Le respondo: «Zoé y yo somos amigos desde el otoño de 1986, cuando nos conocimos en Hamburgo, a donde acudí como redactor de la Deutsche Welle para cubrir un encuentro de narradores y poetas latinoamericanos. Hubo un recital grandioso, con Gonzalo Rojas, Álvaro Mutis, Antonio Cisneros, Pedro Shimose y Zoé. De haber sido en Las Ventas los hubiésemos sacado a hombros a todos por la puerta grande».

Me he pasado casi toda la tarde escuchando todas las piezas del repertorio grabado asequible en el portal de Jorge, es mi manera de poner por la práctica mi «trabajo del duelo». Qué digitación y qué sentido de la melodía poseía, carajo. Estuve escuchando «Estrellita» una vez más, entre lágrimas, mientras le escribía a mi deuda estherna para enviarle el enlace con ese repertorio.

Zoé me mandó un artículo con una feroz diatriba contra García Márquez, de un autor colombiano del que no he leído nada ni me dice nada su nombre. Le contesté que sin suscribir la diatriba, por puro desconocimiento de los hechos que menciona, a mí el señor GGM no me caía bien por su persona, y le añadí creer que me mandó la diatriba por esa razón. Amén dello, como decimos los clásicos, le conté la anécdota de cuando Diny y yo nos encontramos con él en París, en el Select, y apareció un fotógrafo y nos hizo un par de fotos; una de las cuales es un homenaje a la mirada de Diny; esto ya lo he contado aquí hace algún tiempo. Me acaba de contestar Zoé: «Un tesoro la mirada de Diny. Sí, te lo mandé por eso. Porque te leí y leo». Le respondo al tiro: «Gracias, Zoé. «Tesoro» fue lo que te llamó Gonzalo Rojas en Hamburgo, cuando aquel recital con él, Mutis, Cisneros, Shimose y tú. Y es maravilloso saber que hay gente como tú y que me lee; a mayor premio no aspiro. Siempre he dicho que soy uno de los autores mejor leídos de nuestro idioma, y sé por qué lo digo». Y tanto que lo sé.

Weiß/Colonia, 24.10.

2:00 am : Pasaron un nuevo episodio de la serie policial neocelandesa Brokenwood, tan bueno como los anteriores, y después cambié de canal para ver Melancholia [Melancolía], de Lars von Trier, que no conocía y que acabo de ver con un cierto desconcierto: tengo la impresión de que durante las dos brevísimas interrupciones para servirme un whisky en las rocas sucedió quién sabe cuál cosa en la peli, que me la explicaría por completo, lo que significaría que tendría que verla otra vez y a palo seco, y hablando en plata, no me parece que valga la pena.

Me levanté medio mareado y con un cansancio invencible, estado de ánimo que me acompañó todo el día. No le veo ningún sentido a mi vida, y si repaso a ojo de buen cubero las 166 páginas que llevo escritas este año en este diario, me doy cuenta de la profunda grieta que se ha abierto dentro de mí a consecuencia del mal de Diny. Las muy pocas alegrías de que disfruto son las conductas de mis hijos respecto a su madre, y como corolario de ese conocimiento, según reflexiono, mis pocas alegrías las provocan los sacrificios que se han impuesto. Pensándolo a fondo no me parece muy ético.

Weiß/Colonia, 25.10.

1:39 am : De la serie Crímenes en las Shetland los dos últimos capítulos de (por ahora) la última temporada. Le presté atención a los “OK” de Jimmy Perez recordando lo que hace poco dijo Douglas Henshall (el actor que incorpora a JP en la serie), en una entrevista que le hicieron acá en el KStAnz. Que la máxima dificultad de su papel era pronunciar los “OK” con la entonación adecuada a todas y cada una de las veces que aparecen en los diálogos, y son muchas. Y a decir verdad creo que se ha convertido en un experto en el tema. Cada uno de sus “OK” es 100% convincente. Chapeau!

Diny, con grandes dolores en los omóplatos y la cadera, no acude hoy a su residencia de día. Montse avisó a la Diaconía. Vino la mujer de la limpieza, como todos los martes. Llamó Ulli para cancelar el almuerzo porque se siente mal y un análisis antigén que se hizo en la farmacia le dio positivo, así es que le toca guardar cuarentena. Y yo ando como alma en pena porque me acosté recién a las tres de la madrugada y Diny me despertó a las ocho para pedirme que le diera unas friegas con esa loción que se llama “las garras del Diablo”, y ya no conseguí después volver a conciliar el sueño.

Vinieron Montse y Chico, a horas distintas, para enterarse in situ de la situación, pero cuando lo hicieron ya los dolores de Diny habían remitido bastante. Con Chico, en su auto, pude ir al Banco, en Rodenkirchen, para depositar unas transferencias a la Diaconía, y después a hacer unas compras en el ReWe cerca del Barrio de los Pintores. Entre otra cosas compré el whisky que hubiese comprado este mediodía en Aldi de haber ido con Ulli & Carlitos; y una pizza con salchichón para mi cena. Ya en casa Chico me contó que por fin había leído el ejemplar que le regalé de The Moon and Sixpence [Soberbia], de Somerset Maugham, donde se narra en modo novelesco la vida de Gauguin, aunque con unos cambios supongo que para curarse en salud frente a los herederos del pintor: en la novela, p.ej., es inglés. Pero el caso es que le ha gustado mucho. Le gané otro adepto al gran Maugham.

Weiß/Colonia, 26.10.

1:15 am : Reanudé la lectura de Revolución, e hice dos descubrimientos lingüísticos. Ya sabía que en indonesio la ventana se llama “janela”, palabra tomada en préstamo al portugués. Ahora descubrì que en los años que siguieron a la 2.ª guerra mundial y en los que Indonesia luchó por su independencia, el ejército adoptó la táctica de la “gerilya [=guerrilla]”, y que uno de los informantes de David van Reybrouck negó haber pretendido dar un “kudeta [=coup d’état =golpe de Estado]”, siguiendo en este caso el modelo del neerlandés, que al regalo llama “kado [=cadeau]”, palabra tomada en préstamo al francés pero con grafía neerlandesa. Mis descubrimientos me llevaron a releer una vieja columna mía en EE, que me sigue haciendo sonreír al cabo de los años mil. Menos mal, me digo, que no he perdido todavía el sentido del humor. Quién sabe, a lo mejor es él lo que me hace seguir tirando de la carreta.

Le regalé a Manu un tuit que traduje de la cuenta alemana @xaro58: «Hay 600 fobias reconocidas. Hoy, la anatidaefobia: El miedo a ser observado de alguna manera por un pato». Como me extrañó la existencia de semejante fobia, busqué ayuda en los hospitalarios dominios de Miss Hortensia Google, y por ella supe que se trata de una fobia inventada para acabar con la proliferación de algunas bien absurdas, p.ej. la amaxofobia o miedo irracional a conducir un autocomo si conducir un auto fuese algo obligatorio. O sea, la anatidaefobia es a las fobias lo que, según el confesado propósito de don Miguel, debería ser el Quijote a las novelas de la caballería andante, ese oxímoron tan divertido.

Weiß/Colonia, 27.10.

2:10 am : Mi anotación del pasado miércoles pasado sobre el último episodio de la serie El joven Morse fue incorrecta, por falsa información del canal ZDF Neo; hoy han pasado el penúltimo, y antes me estuve riendo con Burn After Reading [Quemar después de leer], uno de los frutos menores del humor negro de los hermanos Coen, dándose el lujo de un reparto con repóker de ases: Frances McDormand, Tilda Swinton, John Malkovich y George Clooney, teniendo de comodín a un Brad Pritt desternillante, que demuestra lo versátil de su talento histriónico. Soy de la opinión, leída en una de las críticas de esta peli, que los actores se divirtieron a tope durante el rodaje, y a la peli se le nota.

En el libro de chistes sobre músicos que compré hace un par de semanas, el hallazgo de esta frase de Mark Twain: «Me han dicho que la música de Wagner no es tan mala como suena». Es casi un elogio.

Una escena de Ionesco este mediodía, con Diny. Voy a la cocina a devolver mi vaso de leche ya vacío y descubro a Diny apoyada en el aparador y mirando incrédula al baño pequeño, cuya puerta está abierta y la luz encendida dentro. Le pregunto qué busca y me dice que la puerta del baño pequeño al piso de al lado, que ya no está. Le contesto que no es que ya no esté sino que no estuvo nunca. Me dice que ayer compró un nuevo par de pantalones y los dejó en ese baño pequeño de los vecinos, secándose en el radiador. O sea, le dije, que saliste de casa [el # 11a], fuiste a la de al lado y llamaste al timbre de los vecinos del # 11b derecha, y te dejaron entrar en el piso y en su baño pequeño. Lo negó con todas sus fuerzas y siguió en sus trece: había entrado por la puerta en la pared de nuestro baño pequeño, que ya no está. Que nunca estuvo, le dije. Tuve que dejarlo por imposible y le aconsejé que siguiera buscando en su habitación. Poco después, harto agotado, me eché a dormir la siesta de la que acabo de levantarme [son las 18:15] y hacerme un café rebién cargado y con muchísimo azúcar, para sentarme a escribir estas líneas.

Me hice una cena con una baguette precocida y ya tajeada, con mantequilla de hierbas de Provenza en los tajos, la saqué del horno a los 15’ y la devoré con una trucha asalmonada ahumada, empujándolo todo con un gran vaso de leche por no tener una sola botella de vino en casa. Pero fue opípara cena.

Weiß/Colonia, 28.10.

1:30 am : Una peli inesperada, Sous les étoiles de Paris [Bajo las estrellas de París], un canto a la solidaridad humana; la historia de una clocharde que prohija a un niño eritreo perdido en las calles de París a la busca de su madre, a quien van a repatriar porque Francia no le concede el derecho de asilo. Un París inusual este, de los bajos fondos, profundamente insolidarios, donde sólo la vieja clocharde es una luz al final de ese pavoroso túnel de la miseria y la burrocracia, con perdón de Platero y JRJ.

Aparece en EE mi columna dedicada in memoriam a Jorge, y rescato el comentario que me ha dejado Manu al pie de la última entrega de mi diario en Fronterad: «Los amigos más queridos tienen la mala costumbre de morirse antes que nosotros».

Me pasa a buscar Martha al cabo de ± trece años (regresó a su Medellín natal en el 2009). Martha es la última practicante que tuve a mi cargo en la Deutsche Welle. Fue ella quien hizo las fotos de la despedida del programa y del servicio en lengua española, el 31.12.1999. Vamos a almorzar al chino de Rodenkirchen, donde los dos pedimos un menú del mediodía, ella un rollo de primavera y pescado con legumbres; yo, como de costumbre, mi cuenco de sopa a la pekinesa para tomar con cucharita de porcelana, y pescado con salsa agridulce. El marido de Martha, un militar flamenco, murió hace cinco años, muy joven, sólo 48 alcanzó a cumplir. Ella está viviendo en un pueblito cerca de Aquisgrán y quiere mudarse a Colonia para proseguir su carrera profesional. Le paso tres direcciones que pueden ayudarle en su empeño, pero no dudo de que salga adelante: los paisas (la abrumadora mayoría de mis amistades colombianas es paisa) son la gente más emprendedora de su país. Medellín es la prueba.

Leo en huelva.red que Punta Umbría también cuenta con su Oktoberfest, como si fuese la sucursal de Múnich. A este paso no me extrañaría nada que en Lepe, Cartaya, Isla Cristina o Ayamonte empiecen a celebrar el último martes de enero el festival vikingo Up Helly Aa, con algún pretexto histórico de los que todo el mundo sabe que se pueden inventar. Como si para festejar necesitaran los andaluces el más mínimo pretextoVivimos en el siglo del espectáculo: la vida no es sueño, sino una farsa. Así lo entendió también Calderón cuando después del drama en torno al príncipe Segismundo se sacó de la manga El gran teatro del mundo. El título alemán que quisiera que tuviese esta obra, Die Bretter, die die Welt bedeuten [Las tablas que figuran ser el mundo], debería ser ese verso de Schiller en su “Oda a los amigos”, entretanto una locución de uso culto, pero normal, en este idioma.

Llamo a José Luis a la Casa Böll, en Langenbroich, donde ya se aclimató y, como buen andarín, ya ha caminado hasta los pueblitos más cercanos para comprar lo necesario (en L. no hay supermercado ni tienda alguna ni siquiera una taberna, es –para decirlo sin andarme por las ramas– el culo del mundo). En sus andanzas ha descubierto algo que es proverbial en Alemania: la bonhomía y la jovialidad de los renanos, lo contrario que la gente del Estado federado de Hesse, donde en Marburgo pasó 3 años y se doctoró Wendy, como lo hicieron en su día Ortega y Gasset, los grandes filósofos españoles.

Weiß/Colonia, 29.10.

2:00 am : Road to Perdition [Camino a la perdición], de Sam Mendes, una peli hipnótica, con una cámara y una música que la vuelven poco (poquísimo) menos que perfecta. Es un parteaguas: a partir della el cine negro se hizo de otra manera. Y lo más preñado (Unamuno dixit!) del caso es que todos los actores, Tom Hanks, Jude Law, Daniel Craig, hasta Paul Newman –su última peli, por cierto–, todos ellos son gángsters, a contrapelo y a contramano de sus respectivas filmografías. Un peliculón.

Entre las esquela fúnebres del KStAnz, hoy una con un refrán eslovaco por epígrafe: «Los vivos son quienes cierran los ojos de los muertos. Los muertos son quienes abren los ojos de los vivos». No hay uno homologable entre los españoles, que yo recuerde. Con esos mismos mimbres los españoles dicen «El muerto al hoyo y el vivo al bollo», lo que tiene un alto contenido erótico en varios países allende el gran charco: «coloq. Cuba, R. Dom. y Ven.: vulva», según podemos leer en EL diccionario.

Vinieron a visitarnos Chico y Vincent, a quien sometí a un interrogatorio detallado acerca de sus primeros días universitarios en Kassel. Opina que los catedráticos son muy aburridos, te hacen comprar un libro publicado por ellos y se limitan a leerlo en el aula en voz alta. ¡El país de los pensadores y poetas, qué lejos queda esa quimera! Luego fui con Chico, en su auto, a hacer compras en Aldi, que tuvimos que completar con otras en ReWe para dar por cumplido el minucioso encargo que nos hizo Diny. En el camino le abro mi corazón a Chico acerca del desarrollo de la demencia de su madre, dándole un par de detalles que desconocía. Y tiene razón cuando me dice que la cosa no tiene remedio y debo apechugar con el hecho. Luego, en casa, toma posesión de la cocina y se luce con una tortilla española, como las que aprendió de su madre (y su madre de la mía). La próxima vez que vengan promete hacer milanesas, ciencia que también aprendió de su madre, y ella en Buenos Aires.

Hojeando la Autobiografía de un hombre feliz, leo cómo Benjamin Franklin reflexiona sobre la posibilidad de repetir la vida que se vivió, para llegar a esta conclusión: «Pero puesto que no cabe esperar tal repetición, nada parece acercarse tanto a revivir nuestra existencia como el recuerdo de esta vida misma y su registro escrito, para que ese recuerdo sea lo más permanente posible». Ecco!

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