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Mientras tantoDe mi Diario / Semana 46 / 2015

De mi Diario / Semana 46 / 2015


 

Weiß/Colonia, 8.11.

0:10 am : Un documental estupendo sobre Chaikowski. Por él descubro que sus ideas acerca del suicidio son idénticas a las mías, no lo cometió sencillamente por el dolor y la vergüenza que le infligiría a su familia. Pero cómo se obstina en seguir imaginando una forma de suicidio que no lo pareciese. Ay Peter, cada vez que la vuelvo a oír, como ahora, entiendo mejor tu Patética.

 

A las 2 pm en lo de Montse para café y torta con motivo de su cumple. Aprovecho para pedirle a Henri que me deje escanear su dibujo del MSC Venezuela, el carguero de contenedores con el que su abuela y yo viajamos en diciembre 2001 de Bremerhaven a Buenos Aires, y el pajolero niño se obstina en que no y no. En un descuido suyo meto el dibujo en una bolsa llena de libros que Montse me devuelve, y me lo traigo a casa. Y lo primero que hago, al llegar, es escanearlo. Mentalmente, le saco la lengua a Henri. Regreso de su mano al patio de mi inolvidable colegio San Ramón, en Huelva, donde hice la primaria y el bachillerato.

 

 

Con Judith, una amiga de Montse, estuve charlando acerca de la novela de Daniel Glattauer Gut gegen Nordwind [Bueno contra el viento del Norte], lo que Emmi le dice a Leo hacia el final del sexto capítulo, y que es mucho más personal, más íntimo, que el amputado título español, donde “desaparecieron” el “Bueno” inicial. Y como ella me dice que le gusta mucho leer novelas de ese tipo, le recomiendo que no se pierda Primavera mortal, la inmortal nouvelle de Lajos Zilahy.

 

Weiß/Colonia, 9.11.

Se me pegaron las sábanas, me levanto tardísimo, así es que tengo que desayunar a la carrera y salir ipso fuckto camino de la parada del bus, para llegar puntual a mi cita con el fisioterapeuta. Al llegar a la parada y sentarme jadeante descubro que del fondo de la memoria me brotan, en otros parámetros que aquellos con que los aprendí en el bachillerato, los versos del diálogo entre “La ardilla y el caballo”, la deliciosa fábula de Iriarte: «–Yo soy viva, soy activa, me meneo, me paseo; / yo trabajo, subo y bajo, no me estoy quieta jamás. // –Tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas, / quiero, amiga, que me diga, ¿son de alguna utilidad?» Hace tiempo que no me cabe la menor duda: la vida moderna nos ha convertido en hámsters.

 

Estamos teniendo un otoño tan cálido que el magnolio a la salida de casa muestra brotes, no me extrañaría nada, si la cosa sigue así, que floreciera en pleno mes de noviembre.

 

Pasan dos capítulos de la 1.ª temporada del segundo DCI Barnaby, no el primero, insoportable en su mediocridad. Este nuevo Barnaby, además de más juventud y frescura, aporta a la serie un razonable excipiente sexy, que en el viejo Barnaby faltaba por autodefinición. Viendo a la Mrs. Barnaby de las viejas temporadas siempre me asaltaba el recuerdo de lo que cuenta de manera tan graciosa la senegalesa Fatou Diome en su nouvelle “Cara de sirvienta”, al hablar de la señora de la casa donde ella está trabajando como muchacha para todo: «Madame cultivaba el estilo de la reina inglesa: un peinado como una lechuga y una apariencia como la de una col. Si esta mujer excita a su hombre, me dije, entonces también debe de haber hombres que encuentren sexy a la Madre Teresa de Calcuta». Chapeau, doña Fatou!

 

Weiß/Colonia, 10.11.

Ïbamos a almorzar hoy en el Taormina, para que Carlitos lo conozca, pero su Citroën tiburón se sabe de memoria el camino a La Modicana, así es que terminamos en ella, dos cuadras más allá del Taormina. Uno de los temas de que hablamos hoy es el independentismo catalán, y le digo«Los catalanes son lo más español que conozco. Su comportamiento lo demuestra». Carlitos me dice que ese podría ser un buen tuit. Luego platicamos del premio que le han dado a Concha Jerez, nuestra amiga canaria, y de ahí pasamos a las memorias del general Estévanez, canario que fue un republicano con toda la barba, y a los discursos del gomero Ruiz de Padrón en las Cortes de Cádiz, consiguiendo que se aboliese la Inquisición. Una charla movida hoy, pues, y casi toda sobre canarios; lo que se dice un tratado en vivo de Ornitología.

 

Llega Diny a la puerta de mi cuarto y me anuncia que ha muerto Helmut Schmidt, y agrega: «Ahora ya no nos queda nadie». Es un buen comentario a los 16 años del gobierno de Kohl.

 

Vía email, Carlitos me anuncia otra muerte: «Ernst Fuchs, sin duda alguna, es uno de los artistas plásticos más desconcertantes incluso para hoy, en un sentido positivo». Le contesto: «Tengo un grabado de Fuchs, firmado, colgado en las paredes de este pequeño museo que es nuestra casa».

 

Weiß/Colonia, 11.11.

Hoy, en lo del fisioterapeuta, la recta final fue conmigo teniendo agarrada con ambas manos la espaldera y efectuando unos ejercicios que me permiten suponer, sin lugar a dudas, qué desastre sería  una danza del vientre bailada por mí. Al despedirnos hasta el lunes le recomiendo a Herr Nölle que no se pierda vérsela bailar a Hafsia Herzi en Le graine et le mulet: «¡Dios es grande en el Sinaí!», como don Emilio Castelar hubiese proclamado, de haber podido alcanzar a verla.

 

Se terció la plática virtual sobre los maestros que nos formaron, y José María me escribe desde la orilla colombiana del Caribe: «Siempre habrá un Maestro, de entre tantos que pasaron por nuestras vidas, que nos marque y tatúe su impronta en nosotros. Yo recuerdo mucho a uno, que iniciando la primaria, rasgó mi cuaderno porque no estaba escrito con lapicero, sino con lápiz; como él mismo hideputa me había autorizado. Hasta el nombre lo recuerdo. Nunca más llevé un cuaderno con juicio, orden o cariño. Pero bueno, con otros me fue muy bien; como aquél que me tomó bajo su protección, cuando algún miserable dijo que por yo ser zurdo, no llegaría a ningún lado. Bueno es rememorar». Le contesto: «Mis maestros, José María, ¡qué gente inolvidable! Doña Maravillas (ya el nombre) en la primaria, y yo era su alumno predilecto. Don Alfonso Morón, profe de francés y que cuando lograba que pronunciásemos de manera correcta esas erres que a Cortázar le salían naturales, alzaba los brazos al cielo y decía: “¡Qué paggto más labogguioso!” Don Manuel del Pino, profe de Matemáticas, siempre atareado, gran ajedrecista. Don Emilio Cifre, apodado El Coli (porque siempre le colgaba una colilla en la comisura de los labios), profe de Griego a quien luego sustituyó don Diego Díaz Hierro, con su calva ovoide y su carpeta siempre llena de documentos (era el historiador de la ciudad, además de poeta sin mucho aliento, y dizque homosexual, no me consta). Don Fermín Gil Lasante, apodado El Tufo (porque aspiraba fuertemente por la nariz), profe de Química y cuya oratoria pedagógica estaba esmaltada por el latiguillo «Es evidente (sorbía por la nariz), muy evidente (sorbía por la nariz), evidentísimo (sorbía por la nariz), que  etc etc etc» La señorita María Eugenia López Martos, mi profe de Geografía, a quien debo el amor que de siempre le he profesado a mapas, planos y atlas, pero también mi profe de Historia, a quien le debo la tirria que me inspira esa materia cuando se reduce a enlaces matrimoniales de las casas reales europeas y fechas de las batallas. La señorita Dolores Guerrero, profe de Literatura, sustituida en 1952 por una cuyo nombre se me escapa, y que en la primera clase, a principios de octubre, nos puso como tarea una redacción acerca del tema “¿Quién debería ganar este año el Nobel de Literatura, el novelista francés François Mauriac [escribió el nombre en la pizarra, para evitarse un infarto al leer por ejemplo Fransuá Moriak] o el ilustre filólogo español don Ramón Menéndez Pidal?”, y ya te puedes figurar que la clase en pleno votó a favor de don Ramón, con la honrosa excepción de aquí tu negro, que explicó con razones de peso (yo había leido ya un par de novelas de don François, a mis trece años) por qué el Nobel debería ser adjudicado a un creador y no a un investigador de la Literatura; gracias a lo cual saqué la nota más alta y fui el primero de su clase hasta el fin de mi bachillerato. ¡Y Don Dionisio, el pobre curita profe de Religión, a quien yo continuamente  ponía en apuros con mis preguntas en materias teológicas, el pobre, siempre me daba también un 10 de nota, pero creo que lo hacía para ver si de ese modo lo dejaba en paz con mi preguntadera. Don Alberto Luis Pérez, militar republicano expulsado del Glorioso Ejército Nacional, y menos mal que salvó la vida, la que se ganaba de manera precaria dando clases de inglés, escribiendo novelas policlales bajo el seudónimo Alex Wilkie y traduciendo para la editorial Caralt, de Barcelona, mientras maquinaba la escritura de una novela ambientada en Tartessos, una especie de Sinhué el egipcio, sólo que en la Huelva prerromana, en la primera cultura autóctona que se ha detectado en la península ibérica: terminó escribiéndola, El valle de las siete sabidurías se titula, y yo, años después, ya periodista, hice su reseña, muy benévola, en el diario Odiel de nuestra ciudad. Y las hermanas Vázquez, doña Librada, profesora de Ciencias Naturales, y doña Pepita, que sucedió a don Alfonso como profesora de francés y nos hizo aprender de memoria canciones infantiles de ese idioma, alguna de ellas la sigo cantando hoy en el recuerdo (“Colquiches dans les prés / fleurissent, fleurissent, / colchiques dans les pres, / c’est la fin de l’été”), las dos tenían novio y yo las veía despedirse de ellos delante de la puerta de la pensión de señoritas en la esquina de la calle de las Señas (donde estaba una de las tiendas de mi padre) con la calle Vázquez López, aquellas despedidas de novios, sin besos, en el primer franquismo, ay Hubo más maestros, y no te digo ya en la Universidad, en Sevilla, pero los que mayormente recuerdo son estos del bachillerato en aquel colegio San Ramón cuyo glorioso lema secreto era: “El que entra bueno, sinvergüenza sale”. Y si no, mírame a míۛ».

 

Weiß/Colonia, 12.11.

0:10 am : Gunnar Barbarotti es el otro comisario que le debemos a Håkan Nesser, junto con Van Vetteren. Pero mientras que el jubilado VV goza de la especial predilección de la programación de la tele alemana, el activo GB es un poco la Cenicienta de los héroes policiales escandinavos, y es grande miopía el que lo sea, porque sus casos suelen ser de lo más interesantes. Como este que acaban de pasar, titulado en alemán Verachtung [Desprecio], no tengo ene pe i de si la saga de GB se ha traducido al castellano y Miss Hortensia Google no me ayuda nada al respecto.

 

Todo el día tosiendo, todo el día desganado, todo el día pensando, a pesar de la desgana, cómo abordar el artículo de 12.000 espacios, sobre Manuel Puig, que me pedido Luis para entregar lo más tarde el martes 17. Me quedan sólo cinco días y no se me ocurre nada, entre la tos y lo que no es tos me tienen apocado y mirando a las musarañas.

 

Viene Diny a mi cuarto a decirme que Fernando del Paso es el nuevo Premio Cervantes. El único consuelo que le queda a Rolando es que esta vez se lo han concedido a alguien que se lo merece. Casi podría decirse que es el premio [sic] el que no se merece un Fernando del Paso.

 

11:15 pm : Acaban de pasar de Death in Paradise los dos últimos episodios de la 1.ª temporada. Esta serie es una joya. Cada uno de sus episodios sólo necesita menos de una hora para resolver casos tan complicados como aquellos para los que Agatha Christie no necesitaba menos de 200 páginas. Son así una demostración involuntaria de que una imagen vale por mil palabras.

 

Weiß/Colonia, 13.11.

Me llama Reynaldo, a quien no veo desde hace siglos, y a quien suponía en el Japón, el país de su esposa, para anunciarme que esta mañana ha muerto Jorge Pomar. Me llama desde la casa de Jorge donde estaba casualmente de visita y ha sido testigo presencial del fulminante infarto que ha puesto fin a la vida de nuestro amigo. Desde su despacho y con su libreta de direcciones a la mano está llamándonos a todos para darnos la triste nueva. Pienso en Monika y en lo mucho que se quisieron, y en cómo junto con Diny, Petra y otra amiga más, estuvo también atendiéndola hasta el fin de sus días. Y pienso cómo un día de diciembre del 2003 nos convocó a Carlitos y a mí para exponernos la idea de fundar una tertulia literaria regular, mensual, acá en Colonia. Los tres fuimos sus fundadores, y él, el más joven (nació en 1948, Carlitos en el 45, yo en el 39), es el que nos precede en el camino sin regreso. La tertulia, dicho sea de paso, nunca creímos, ni en nuestras más atrevidas expectativas, que fuese a durar mucho, pero desde febrero 2004, la fecha inicial, y con la única excepción de marzo 2007, lleva celebrándose ya la friolera de 140 meses consecutivos, siempre el cuarto viernes de cada mes. Aunque nunca le dimos nombre, al final se impuso el que le colgó Carlitos, por las muchas veces que cambió de sede: La Ambulante. Y por cierto que una de las más animadas fue la de noviembre 2004, cuando a falta de un local donde reunirnos lo hicimos en la casa del propio Jorge, que tiene un living muy grande. Fue una tertulia dedicada a la prosa epistolar, que se me ocurrió cuando Oliver, a mi pregunta de si no tendría también algunos textos para leer en nuestro encuentro mensual, nos dio a leer a Carlitos y a mí las cartas de amor que le había escrito a Luz Helena [Lukas] cuando eran novios. Unas cartas preciosas que es una auténtica pena que sigan inéditas.

 

Henri en casa desde las cinco de la tarde, se quedará a dormir aquí. Le pregunto que si viene a recuperar su barco. Algo desconcertado me dice que no, pero de todos modos le muestro en la compu, y en pantalla completa, la copia que hice escaneando el dibujo, y él mismo se queda asombrado del color y del brillo. Honesto como soy, le devuelvo el original dándole las gracias. Creo que es la única manera de enseñar buenas costumbres.

 

Todo el día trabajando en el artículo sobre Manuel Puig, que finalmente pude rematar con una media verónica belmontina: el papelito donde Manolo me escribió sus señas por si algún día  pasaba yo por Nueva York, para que lo llamase y fuésemos a ver alguna peli. Fetichista como soy, ese papelito lo conservo cual oro en paño, es el único manuscrito de Manolo que poseo:

 

 

Alcanzo a ver el final del partido Francia vs. Alemania y las primeras noticias de la noche triste de París. No va a quedar otra salida que la ley del Talión, es el único idioma que entienden.

 

Weiß/Colonia, 14.11

Me despido de Henri porque tengo que ir de compras a Rodenkirchen y ya no estará cuando yo regrese a casa. En la parada del bus me encuentro sentada en el banco a la chica del manga y le digo que hace tres semanas, también un sábado, a la misma hora, la vi en este mismo bus y muy embebida en la lectura de su ejemplar de Vampire Knight. Enseguida pegamos la hebra, es una chica de lo más simpático, comunicativa como un gorrión correveidile. Cuando le pregunto que si vive en Weiß me dice que sí, que en la calle Im Kirschgarten [En el jardín de los cerezos], y le digo que en realidad no es una Straße sino una Sackgasse, y asiente sorprendida de que yo lo sepa. Como no creo que lo entendería, no le explico que desde que edificaron esa urbanización donde ella vive, y ver cómo rotulaban su calle y darme cuenta de que era un callejón sin salida, me pregunto si ese nombre no será un secreto homenaje a Chéjov.  

 

************FIN************

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