De mi Diario: Semana 47 / 2014

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«Es difícil amar a una mujer y al mismo tiempo hacer algo razonable» (Tolstoi).

 

Weiß/Colonia, 16.11.

2:45 am : Two Mules for Sister Sara se puede ver mil y una veces, y siempre será un cuento de las mil y una noches. Shirley McLaine y Clint Eastwood son la más linda pareja de los westerns, pero es que además están Manuel Fábregas (el profesor Higgins de la “más mijor” versión en español de My Fair Lady), y sobre todo la comunión congenial de la cámara de Gabriel Figueroa y la música de Ennio Morricone, con tan sólo dos motivos, el rebuzno del asno y el motete “Et  ne nos inducas in tentationem”. Hay un par de instantes en esta peli en la que sólo ellos dos son los protagonistas, gracias al montaje, y casi me atrevería a decir que son los mejores.

 

Después del desayuno me devuelvo al catre y ya no me levanto hasta pasadas las 4 pm. Estoy de un apático, de un abúlico, y también de un desesperado subidos, porque creo que no es nada orgánico lo que me pasa, sino solamente síquico, y no tengo motivos para ello. Que yo sepa. Con lo que sólo queda la posible explicación de que aunque yo no crea que sea algo orgánico, sí que lo sea. Pero qué. Los últimos análisis de sangre, hace menos de un mes, no reflejaron ni un solo cambio perceptible en los valores. En cualquier caso, le pedí a Diny que fuese al cine con Chico y después lo invitase a cenar en La Esquina, como teníamos planeado. El que yo ande jodido no debe traducirse en que joda a los demás. Y Diny lo entendió a regañadientes y se fue, pero con lo que no contaba es con que Chico llegó prácticamente en el último minuto antes de que la peli comenzase, y ella ya se había metido en la sala, porque tenía comprado el boleto y además  corría el riesgo de tener que sentarse en la primera fila (lo que por desgraciada suerte sucedió, hélas!) Y al rato suena el teléfono y es Chico alarmado porque Diny no aparece, y yo le digo que con seguridad ya está dentro de la sala, que pida permiso para pasar y ver si ella se encuentra allí, pero él me dice que la sala está llena a reventar y no podría otear a Diny ni con la mejor buena voluntad. Así es que también le digo a Chico que es mejor que regrese a su casa, porque la peli  dura dos horas y ½. Pero entre unas y otras toda la familia empieza a pensar si no habrá pasado   algo, aunque les aseguro al teléfono que de haber pasado algo ya me habría llamado la Policía, y que Diny está viendo la peli y del cine se irá a La Esquina y cenará sola, y en su fuero íntimo, y con la posible excepción de Henri, nos mandará al infierno (por no decir a un sitio maloliente) a todos los Bada Hansen. Que fue lo que hizo. Si la conoceré yo.

 

Weiß/Colonia, 17.11.

Hoy en el diario una esquela con un epígrafe de Kofi Annan, mejor dicho, de un proverbio africano divulgado por él: «When an old man dies, a library vanishes». No creo marrarla mucho si traduzco «Cuando un anciano muere, una biblioteca se esfuma».

 

Voy a Rodenkirchen al Banco, a fotocopiar, a hacer unas compras. En el bus de regreso hay una muchedumbre infantil. A una de las monitoras me parece que la conozco, y le pregunto si no son del Kindergarten de Weiß. Me responde que sí y que me conoce, que yo soy el abuelo de Henri. «Pero a Henri no lo veo aquí», le digo. Y no, el grupo de Henri no tenía salida hoy. Ay.

 

Parece ser que hay ciertos problemas con Google y Gmail. No generalizados, puesto que envío emails a varios amigos que tienen como yo una dirección @gmail.com y reciben mis envíos y los contestan, pero hay otros que aunque no tienen dirección @gmail.com parece que no reciben los míos, o será que yo no recibo los suyos. Los caminos del mundo virtual son más inextricables que los del tal Señor de la Biblia. Y lo malo del caso es que hay un par de emails que aguardo con una cierta expectación, y que pueden haberse perdido. Carajo.

 

Weiß/Colonia, 18.11.

2:40 am : Empiezo a entender, de otro modo que hasta entonces no había imaginado, a qué se debe la atracción magnética que ejerce sobre mí la versión BBC 1995 de Pride & Prejudice. Y es que si Jane Austen hubiese sido guionista de la BBC–TV, en vez de vivir en los siglos en que vivió, lo más probable, lo más cercano a su concepto de la historia, coincidiría con el de Andrew Davies, el guionista de la serie.

 

¡Cuánto trabajo me cuesta levantarme, y una vez levantado, cuánto me cuesta entrar en el día! Hago mis abluciones matutinas, abro la compu, reviso mi correo, me preparo el desayuno, leo el diario mientras como un plátano o me tomo un yogur, bebo mi té de menta, con el que empujo las tres pastillas de la mañana y lo único que de verdad me tienta es meterme otra vez en la cama. Y como diría mi buen Oscar Wilde, «puedo resistirlo todo, menos la tentación». Sobre todo teniendo en cuenta que es martes y Diny está todo el día en lo de Chico. Pero justo por ser martes a la 1:00 pm aparecerá Carlitos. Menos mal que avisa que llegará a la 1:30. Es una ½ hora más de reposar, un reposo que no lo es porque no es reposar lo que necesito, me levanto por fin, me afeito, me ducho, contesto correos, y poco a poco me va regresando el deseo de vivir y de no simplemente dejarme ir y vegetar. Alabado sea el santísimo sacramento del altar.

 

En La Modicana hoy, casi un mitin. No es lleno hasta la bandera, como en las plazas de toros, pero casi. Carlitos y yo pensamos seriamente pedirle a la signora que los martes ponga un cartel en la puerta anunciando CERRADO POR TERTULIA, para que podamos comer los dos solos en la sala enmedio del silencio ambiental de costumbre. Hoy, la signora incluso ha tenido que llamar a su sobrino, a quien no veíamos desde hace meses y meses, para que pueda ayudar en el servicio a la pobre persa, desbordada por la multitud comensal. Sea como fuere, la signora no ha perdido la buena mano ni siquiera cocinando como para un ejército, en comparación con otros días; sus espaguetis con marisco de hoy han sido de los más dignos de recordación.

 

Weiß/Colonia, 19.11.

Mi ahijada troglodita se admira de mi memoria. Yo también, y puedo hacerlo sin envanecerme   porque poseer memoria es algo así como tener los ojos verdes, no depende de uno, es un don. (En realidad, para ser genéricamente correctos, deberíamos decir que es una doña). Y además de admirarse de mi “memorión” [sic, Bárbara dixit!], me cuenta que el libro que más ama de García Márquez es Del amor y otros demonios. Le contesto: «Curioso que ese sea el libro que más amas de GGM. Yo, aunque admiré en su día Cien años de soledad, tengo la convicción de que es uno que envejecerá mal, y pronto, y en cambio creo que hay dos libritos suyos que se seguirán leyendo y devendrán clásicos, si es que aún no lo son, del periodismo y del relato: respectivamente, Relato de un náufrago y El coronel no tiene quien le escriba, una de esas narraciones perfectas como La muerte en Venecia, de Thomas Mann, o El oso, de Faulkner».

 

El asesor fiscal me envía ya formalizada mi declaración de la renta para el 2013, para que la firmemos y la envíe a Hacienda, y me anuncia que si Hacienda la acepta sólo tendré que pagar  un suplemento de 289.29 €, incluyendo el llamado “bono de solidaridad”, ese que hace que me sienta una de las personas más insolidarias de la ecúmene. Pero en fin, 289.29 es una cifra casi humana aunque también van a ser quince botellas de Bushmills Malt de 10 años las que el padrecito Estado se va a chupar a mi salud, la recontrarremilputa que lo recontrarremilparió.

 

Nos escriben Ria y Theo que se acaban de convertir en abuelos, Suzan –nuestra única sobrina neerlandesa que habla y entiende español– ha dado a luz a un muchacho que pesa 3.250 gr. y mide 47 cm, y que se llama Finn. Les contesto felicitándolos y dándoles la bienvenida al club (es la primera vez que conocen la dicha del abuelazgo), y también les escribo a Suzan y Luuk, pero en español, y le pregunto a ella si el primer nombre de su hijo no va a ser Huckleberry. Suzan me conoce de sobra, sabe que siempre se me ocurre algún chiste para ocultar mi emoción.

 

Weiß/Colonia, 20.11.

Me fui a dormir a las 3:23 am, me desperté urgido de orinar a las 5:27 y nuevamente a las 7:29.  A las 8:28, al oír cerrarse la puerta del apartamento registré dos cosas; a) que Diny acababa de salir camino de su gimnasia matutina de los jueves; y b) que estaba despierto, y que no iba a conciliar el sueño, así es que decido levantarme y tratar de sacarle partido a una hora y ½ más de jornada de trabajo sobre el horario habitual. Veremos, dijo Homero. (Burla burlando ya van 88 palabras por delante, del soneto que manda hacer Violante).

 

Anahí me manda desde mi Güeno Saire querido una estampilla con la vera efigie de Cortázar , puesta en circulación por el Correo argentino con motivo del centenario del Gran Cronopio. Me da una gran alegría con ello porque lo que Anahí no podía saber es que poseo una colección filatélica excelente, ¡y nada más que de estampillas con motivos literarios! La empecé cuando conocí a Cela, acá en Alemania, y pasé un par de días con él sirviéndole de cicerone por Bonn y Colonia. Al regresar a España, y sabedor de que soy un epistolómano de perilla, barba y bigote, me pidió que le guardase las estampillas con motivos literarios que llegaran a mis manos. Y así lo hice hasta su muerte, pero siempre guardaba también un ejemplar para mí, y desde su muerte son muchos más las que han ido apareciendo, entre ellas una dedicada al propio CJC en el 2003. Además, sabedora de este tema de mi colección, la buena Arcebelle me regaló un buen día una cantidad importante de sellos que guardaba en viejos álbumes de su familia, y entre los cuales había varios ejemplares raros y casi inasequibles. O sea, que sí, que mi colección vale la pena.

 

Weiß/Colonia, 21.11.

Una noche casi clonada de la ayer noche, y con las mismas horas de acostarme y levantarme. Lo bueno es que hoy me levanté con muchas ganas de rematar mi artículo para Nexos, las miradas a México de cuatro viajeros muy distintos. Creo que me está quedando en el molde. No es mérito mío, sino de los viajeros, sus testimonios son de una calidad difícil de encontrar en esa clase de literatura, donde mucho se pierde en el registro de lo pintoresco y casi nada en el de lo esencial.

 

Regresa Diny de lo de Montse y me cuenta que Henri tuvo hoy uno de sus días imposibles, pero así y todo con algún rayo de sol. Por ejemplo, vino a donde Diny estaba planchando y le contó que en África los exploradores y los científicos matan a los tigres y luego los cortan en rodajas muy pequeñas para estudiarlos. Diny le dijo que no, que lo que sucede es que les disparan desde un helicóptero, pero sólo para anestesiarlos y poderlos curar o trasladarlos a otro ámbito. Pero Henri le replicó resueltamente que no, y añadió como argumento irrebatible, como última ratio: «Tú no has estado nunca en África». Qué cabrón, él sí, claro, ¡si se llama como Stanley!

 

Otra de Henri es que, me dice sonriendo Diny, sabe una palabra neerlandesa, y yo la adivino, “Godverdomme!” [literalmente es “maldito Dios”, un italiano la traduciría como “porco Dío”, un español como “me cago en Dios”]. Y sí, la habrá aprendido de Montse, que cuando anda de malas pulgas puede blasfemar sin rebozo. Sólo que ¿de quién la aprendería Montse? No de Diny por cierto, porque Diny usa el ingenuismo correlativo, “Godverdorie!” [como cuando antaño se decía “caramba” para no sonrojarse en sociedad diciendo “carajo”. Antaño. Tempi passati].

 

Weiß/Colonia, 22.11.

Voy a Rodenkirchen a hacer unas fotocopias y despachar un envío de correo quelonio, compro para almorzar en casa dos bocadillos de jamón curado, y como estoy en la plaza del mercado y es día de mercado y veo que en el reloj de la joyería son las 12:55 y el bus se detiene en esta parada a la 1:05 pm, aprovecho esos diez minutos para acercarme a un puesto de carnicería y ver si tienen carne de corzo, que es la de caza que más le gusta a Diny. Sí la tienen, pero sólo un paquete envasado al vacío, de 2½ k que me quieren vender en bloque. Le digo a la carnicera que volveré el próximo sábado, que me tenga un paquete de sólo ½ k. Al regresar a la parada, a la 1:00 en punto, la veo vacía, sin nadie aguardando el bus. Temo lo peor. Y temí con fundamento. El reloj de la joyería va siete minutos atrasado, el bus ya pasó. Me toca esperar 25’ enmedio de un frío para el que no estoy convenientemente abrigado. La puta que recontramilparió al reloj.

 

Compré en el quiosco de la prensa la revista quincenal con la programación de la TV y me entregaron un ejemplar gratuito del FAZ. En primera plana una crónica con foto de la gran manifestación en México y un artículo donde el redactor se hace eco, cinco años más tarde, de la repulsa general que tuvo en ese país lo dicho por Hillary Clinton, que México iba camino de convertirse en un Estado fracasado. El redactor concluye, tras un análisis de la situación entre lo que dijo Mrs. Clinton y la hora presente, que México no ha fracasado como Estado, sino que nunca fue un Estado de Derecho y nada permite suponer hoy que llegue a serlo, y termina así: «Iguala no fue el principio ni tampoco será el fin». Me pregunto por qué no habrá mencionado la noche triste de Tlatelolco, en 1968, ese crimen impune del Estado a través de sus órganos más altos, la presidencia y el ministerio de Gobernación.

 

Nos visita nuestro sobrino Lars, con Miles, su hijo, de la edad de Vincent, que los acompaña, así como sus padres, porque Lars ha venido a visitarlos desde Gante, donde se desempeña como catedrático en la Universidad. Lars, de todos nuestros sobrinos neerlandeses, es el que más lejos ha llegado profesionalmente. Y sigue siendo aquel muchacho simpático, sencillo y cordial que nos visitaba cada vez que volvía de Estados Unidos, donde fue a estudiar y donde se doctoró y se convirtió en profesor, primero en San Luis, Misuri, luego en Ithaka, Nueva York. Su fama y el hecho de tener el neerlandés como idoma materno le dieron la chance de venir como profesor invitado a Gante, y parece como si la vieja Europa lo quisiera recuperar, ya le han ofrecido un puesto en la Universidad de Tubinga, y le he dicho que lo acepte, que Tubinga es una ciudad de las más bellas, y además universitaria hasta el tuétano, de una manera indescriptible. Pasan una hora con nosotros y de acá se van a lo de Montse, donde cenarán todos juntos. El cocinero de la familia, Frank, ha prometido pizza artesanal, hecha por él. Hhmmmmm... Casi me voy con ellos.

 

De safari por las cuentas Twitter en alemán, para The Twitter’s Digest, encuentro una cita de Tolstoi que creo que voy a traducir:

«Es difícil amar a una mujer y al mismo tiempo hacer algo razonable». Ahora tendré que pensar a quién se la regalo. No a una amiga tuitera, eso está claro, me tiraría los trastos a la cabeza.


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