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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 48 / 2012

De mi Diario: Semana 48 / 2012


 

Weiß/Colonia, 25.11.

En la tele un reportaje acerca de Islay, la islita escocesa donde se produce el mejor whisky del mundo. Asisto al nacimiento de una nueva marca, Octomore. Lo malo del caso es que tendría que esperar al menos doce años para degustarla, y no creo que mi cuerpo aguante tanto. Quede, pues, como tantas otras cosas, para mi siguiente reencarnación.

 

Weiß/Colonia, 26.11.

0:20 am.: A veces, viendo las policiales escandinavas y las inglesas, me siento un poco así como Linda, la esposa de Montag en Fahrenheit 451, en la peli de Truffaut pero aún más en la novela de Bradbury. Los personajes llegan a ser tridimensionales y en algún momento podrían salir de la pantalla, como en La rosa púpura de El Cairo, y ponerse a platicar conmigo. El sueco Kurt Wallander con su hija Linda, Maria Wern en la isla de Gotland, Erlendur Sveinsson el islandés, Varg Veum en Bergen, el DI Thomas Lynley y su DS Barbara Havers acá y allá en Inglaterra, DI Lewis en Oxford, son ya para mí como de la familia. A ellos se les añaden ahora los de la nueva serie sueca basada en novelas de Arne Dahl, los miembros del Grupo A en la policía de Estocolmo; todavía no los conozco a todos muy a fondo, pero cada vez me gustan más. ¿Será que estas series se conocen en América Latina, en España? La de Wallander en Colombia sí me consta. Y las inglesas en la very british Argentina, por supuesto, of course! ¿Pero el resto?

 

Mi buen León me escribe desde Medellín para decirme que ayer le hicieron una acromioplastia más reparación del manguito rotador, lo cual tiene una recuperación bastante lenta y dolorosa. Como me suena a chino, recurro a los buenos oficios de Miss Hortensia Google, y lo que ella me cuenta me pone la carne de gallina. Le escribo a don León pidiéndole que se cuide y admirando la entereza con que subió a su cuenta T los datos acerca de su dolencia: «Hoy tengo una cirugía a mango abierto. Así le llamamos por aquí al corazón; pero esta vez se trata de mi manguito rotador derecho. Siento aprensión por esa cirugía, pues una complicación podría dejarme en un estado post mortem». A mi pesar, sonrío. No está nada mal eso de llamarle mango al corazón. Y al corazón enamorado ¿cómo?; ¿quizás mango biche?

 

Me envía Guillermo las fotos de su nueva creación orquideológica, y le escribo dándole mi más cordial enhorabuena, por esa nueva criatura nacida de sus manos, pero a la que bautizó, le digo, sin mucha fortuna: «Me estás resultando demasiado clásico, con eso del «zapato de obispo». A ver cuando cultivas una que puedas bautizar como «clítoris de monja»».

 

Weiß/Colonia, 27.11.

Medianoche: Abro la botella de Lagavulin Single Malt de 16 años que reservo para las grandes ocasiones y me sirvo un dedo horizontal (el pulgar, claro), puro, para brindar por la salud de una persona a la que quiero entrañablemente. Que los dioses la bendigan y la acompañen siempre.

 

2:40 am, Casablanca, a partir de la 1:00. Ya la había visto por la noche, con Diny, en homenaje a los 70 años de su estreno (Diny y yo teníamos tres), pero ahora me provocaba, y no poco, verla de nuevo. No logro entender a la gente a quienes no le gusta, y de entre todos ellos los que más pena me dan, de a deveras, son quienes la rechazan –como un par de lectores en el foro de mi columna de El Espectador– por motivos que nada tienen que ver con el cine. Ay. Pendejos del mundo entero, uníos, la tierra es vuestra.

 

Gustavo Restrepo me publicó un tuit en @otraparte y no tardó en llegarle una respuesta:

 

Otraparte@otraparte  Hay que ser muy obtuso para llamar masacre al Holocausto. Es como llamar hoguera de San Juan al Nevado del Ruiz en erupción. (Ricardo Bada)

mariamulatalectora@mariamulata_Lee  se le debe llamar Shoah y no holocausto. Pues holocausto suena como desastre natural, volcán, huracán. Y eso es grave, es Shoah

 

Tampoco yo me tardé mucho en dar la mía: «Querido don Tavo, con muchísimo respeto a @mariamulata_Lee, no y no. Los hispanoparlantes no tenemos ninguna obligación de saber hebreo, y la Real Academia registra la voz “holocausto” definiéndolo así en su tercera acepción: “Entre los israelitas especialmente, sacrificio en que se quemaba toda la víctima”. La mayúscula, Holocausto (que yo empleo, y @mariamulata_Lee no), denota en este caso que se trata “del” holocausto por antonomasia. Si lee usted bien sus dos últimas frases relacionándolas (y el “Y eso” obliga a ello), no quieren decir otra cosa, a fin de cuentas, sino que desastre natural, volcán, huracán = Shoah. Es decir, @mariamulata_Lee tiene muy buena voluntad pero no sabe expresar lo que quiere decir, que ya quedó dicho de sobra en la primera de las tres frases, «se le debe llamar Shoah y no holocausto», dando como única explicación que «holocausto suena como desastre natural, volcán, huracán». Pero esa es una consideración meramente eufónica y hasta puede que muy personal, muy de @mariamulata_Lee; yo, personalmente también, no conozco a nadie que asocie la palabra holocausto, y mucho menos Holocausto, con un desastre natural, un volcán, un huracán; para nada. [Haría la posible excepción de los ecuatorianos, en cuyo himno nacional aparece el holocausto en la segunda estrofa, pero incluso en ella no hay nada que sugiera ese género de desastres]. He abierto el blog de @mariamulata_Lee para ver de encontrar en él una dirección email a la que encaminarle estas líneas (con copia para usted, claro está), pero no descubrí ninguna, y esa es la razón de que se las envíe a través de sumercé. Con el ruego de que, si consigue algún contacto, se las haga llegar. Tengo la impresión de que en el fondo no hay más que un afán de ser más papistas que el Papa, porque pensándolo bien, si dijésemos Shoah en vez de Holocausto, en lo primero y casi único que la gente pensaría es en una serie de TV».

 

¡Por fin! Me llega por correo la notificación del Banco de que con fecha de ayer, 26.11.12, La Nación, de Costa Rica, me pagó los 375$USA que me debía desde el 21.11.07. No es por nada que yo rebauticé a ese país como Cámaralentolandia. Lo primero que hago es cambiar mi perfil en los blogs de Fronterad y El Espectador, librando al diario del baldón de su deuda conmigo. Y luego, a través de José María, en Cielorroto, le doy las gracias a Twitter, porque para mí es evidente que si finalmente no han hecho oídos sordos (ojos ciegos) a mis múltiples reclamos por escrito, ha sido porque los puse en la picota a través de las cuentas T de varios amigos. O sea, que además de la primavera árabe, Twitter ayudó a mi otoño coloniense. Lo más divertido de todo es que Johan Bush Walls, que es un cachondo mental 100%, ha sacado en su cuenta T, desde Guatemala, un tuit que no tiene desperdicio:


jobuwa@JohanBushWalls Era el periódico La Nación, de Costa Rica, el que le debía a Ricardo Bada, yo pensaba que era todo el país.

 

Weiß/Colonia, 28.11.

El 1° de este mes se inauguró en Fráncfort una exposición, «Privat» (=Privacy), que me resulta de lo más interesante; es un intento de resumir el presente estado de la cuestión en torno a una entelequia que en tiempos se llamó “la esfera privada”, ese lugar donde estabas a solas y eras tú mismo: tus cuatro paredes. Hoy, con el desarrollo de los medios técnicos, que la gente joven maneja con tanto virtuosismo como audacia, entrar en el sanctasantórum de esas cuatro paredes no es problema de ninguna especie disponiendo de una pequeña cámara y la conexión a Skype. Pero es que además parecería haber sonado la hora de la desinhibición total. Basta con asomarse en Twitter a la cuenta @SexoFacto y su #MartesTopless, por ejemplo, para saber que casi nadie  tiene problema en hacerse retratar o autorretratarse desnudo y poner esas fotos a disposición de quien quiera verlo; y no me da la impresión de que se trate de un puro exhibicionismo, hay algo más detrás de eso. Así lo ejemplifica la foto elegida como cartel de la exposición: una chica arrodillada junto a su cama, vistiendo una braguita roja y una camisetita de tiras que tiene alzada con la mano izquierda (con la cual se tapa el seno derecho), mientras la mano derecha enarbola una cámara: toda su esfera privada está a la vista, incluyendo la mayor parte de su anatomía. Y lo más elocuente del caso es que la foto que vemos no es la que hace ella con su propia cámara, sino que la hizo un tercero admitido entre esas cuatro paredes; o sea, no es ya que nos hayamos convertido en nuestros autopaparazzi, como dice el crítico alemán que reseña la exposición en el diario, es que por si fuera poco nos autopresentamos en bandeja de plata a Salomé, somos ya la cabeza del Bautista autodegollado y que, cortésmente, se autoexpone en espectáculo. Merde!

 

Un día para morirse de tristeza. Lo malo es que la tristeza no mata. Hiere. Sólo hiere. A fondo. Y retuerce el puñal en el fondo de la herida. Pero no mata. Matar, no mata.

 

Weiß/Colonia, 29.11.

Encuentro en el italiano de Karstadt con Ignacio, un filósofo joven, mexicano, especializado en Husserl, y que me trae un obsequio de parte de Juan David Zuloaga, compañero columnista en El Espectador bogotano. Es un ejemplar de O crime do padre Amaro, una de las novelas de Eça de Queiroz que más ¿que más qué?, si adoro a Eça y adoro todas y cada una de sus novelas, aunque debo confesar, como se lo digo a Ignacio, mi debilidad personal por El primo Basilio. No sé si ya lo escribí en este diario o fue que se lo dije a Ángeles en un email, pero es curioso que salieran tan seguidas esas obras maestras de las novelas “del adulterio”: en Francia Madame Bovary (1856), en Rusia Ana Karéñina (1878), en Portugal El primo Basilio (1878), en España La Regenta (1885), en Holanda Elina Vere (1889) y en Alemania Effi Briest (1896). Y enmedio, 1879, el estreno de Casa de muñecas. La realización de la mujer a través del adulterio o la huída del hogar. Al final, la Bovary y Ana Karéñina (así  se pronuncia en ruso) se suicidan. Eline Vere (muy desconocida en esa saga de las adúlteras, pero tan válida como la que más) también se suicida. Effi Briest, cuando el marido la expulsa de su casa y se queda con su hijo, enferma y muere. Y basta releer el final de La Regenta para saber que la Ozores es una muerta en vida. Y mi pobre Luisa, la más digna de compasión de todas ellas, cuando se da cuenta de que sólo fue un capricho sexual de su primo Basilio, muere de amor humillado, es decir, se deja morir sin remisión. Es un tema al que quisiera dedicarle algún día un artículo. Lo único que me detiene es pensar que resulta tan, pero tan evidente, que ya tiene que haberlo escrito otro hace tiempo.

 

Leonardo Rossiello, desde Upsala, me escribe que se suscribió a mi blog de Fronterad, cosa que yo ni sabía que se pudiera hacer, y le contesto: «La verdá de la milanesa es que me alegra por Fronterad que te suscribás, aunque me atrevería a imaginar que vos te contarías más bien en el grupo de quienes me reputean airados si en el envío de cada medianoche de sábado a domingo me olvido de incluir el anexo y se ven obligados a abrir el enlace y leerme en Fronterad. Para ellos se produce una solución de continuidad en la relación de intimidad autor/lector que mantienen conmigo, y que pasa por la recepción de mi archivo, no del enlace, que ese lo pueden abrir todos. Un fenómeno de lo más curioso, las reclamaciones que me llegan en estos casos».

 

Weiß/Colonia, 30.11.

Medianoche: The Station Agent [Vías cruzadas en España, Descubriendo la amistad en México] es una peli que no me la pierdo ninguna de las veces que la pasan. Me siento enano viéndola, rebajo más de medio metro de estatura y me meto dentro de la piel de Finbar y vivo con él su aventura; y sus desventuras. Y lloro y río con él, sobre todo recordando el tiempo en que mi lectura favorita (de niño) era la guía de ferrocarriles que siempre había en casa cuando mi padre era el viajante de nuestra fábrica; y cómo me aprendía trayectos de memoria, en especial los de los pocos trenes internacionales que circulaban, los expresos Madrid–Lisboa, Madrid–París, Barcelona–París, París–Algeciras vía Madrid, Vigo–Lisboa por Oporto, y sobre todo el Madrid–Pau por Canfranc, y desde entonces tuve la ilusión de conocer algún día esa estación fronteriza que era en mi imaginación un lugar donde se cruzaban los Pirineos enmedio de las montañas, de manera más real que por Cervera o Irún. La estación de Canfranc, un lugar mítico que ya no conoceré, otro que queda para mi siguiente reencarnación.

 

Regresa Diny de lo de Montse y me cuenta la última de Henri. Resulta que este personaje, que recién el 4 de enero cumplirá tres años, le ha dicho a su hermano mayor, a Paul: «Tú eres ya muy viejo». Y sí, podemos reírnos todo lo que queramos, pero 12 años de diferencia son para Henri una barrera infranqueable, tanto como 37 años para mí, por lo menos. Y me sorprendo pensando que ningún joven es capaz de autorrepresentarse mentalmente como anciano, pero que viceversa es un continuo martirio, y se entiende el pacto de Fausto con Mefistófeles.

 

Weiß/Colonia, 1°.12 

Pasada la medianoche: No sé por qué No Orchids for Miss Blandish, la novela de James Hadley Chase, la tradujeron en Francia como La chair de l’orchidée: la peli en español se titula La carne de la orquídea, mientras que la novela apareció en España como No hay orquídeas para Miss Blandish. Pero el título español de la peli se justifica en parte porque la acción fue ubicada en Francia y con personajes que son trasunto exacto de los de Chase, pero franceses. Es la primera que dirigió Patrice Chéreau y lo más rescatable de ella, un desnudo integral de Charlotte Rampling. Lo de Chéreau no es el film noire sino la carne, aunque sea la de una orquídea. Por cierto, acabo de constatar que en Argentina se estrenó como La sangre de la orquídea, el título con el que también se tradujo la novela. ¡La sangre de la orquídea! Estaría con la regla.

 

En el diario, hoy, la esquela fúnebre de Hubert Kabat, con un alucinante epitafio de Novalis: «Wohin gehen wir?  Immer nach Haus [¿Adónde vamos? Siempre a casa]». Siempre. 

 

***********FIN***********

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