Weiß/Colonia, 24.11.
2:00 am : Me programé el DVD de Sleepless in Seattle [neciamente titulada en español Algo para recordar], con una pareja que hubieran debido hacer más pelis juntos, Meg Ryan y Tom Hanks. Parece mentira pensar lo que fue la carrera de MR, lo pronto que se apagó su estrella. Y creo que el bótox tuvo gran parte de la culpa, se comió la enorme expresividad de su rostro. ¿Quién aconseja a la gente, qué fuente de la eterna juventud creen que es la cirugía estética? Pero bueno (o mejor dicho: malo), en el pecado llevan la penitencia.
Tan querida Manu, me dejó este comentario al pie de mi diario en Fronterad: «Hace tiempo que llevo pensando que parecería que el día para ti tiene 48 horas. Es admirable el rendimiento que le sacas a las 24». Me deja triste porque mi vocación más fuerte es la de haragán.
Toda la tarde leyendo una nouvelle (122 páginas) de John Connolly, The Reflecting Eye, que es una especie de puente entre el cuarto y el quinto episodio de la saga de Charlie Bird Parker. En ella aparece un personaje secundario, el gorila de un gángster de Maine, a quien se le nombra llamándolo “el hombre de Neandertal”, por ser tan ancho como alto y con una cabeza diminuta. Dice el narrador al encontrárselo por segunda vez: «Se trataba presumiblemente del Neandertal, en el caso de que entretanto hubiese aprendido a anudarse los cordones de sus zapatos». Y más adelante: «Pertenecía a esa clase de tipos que recién empiezan a reírse a las ocho de la mañana, del chiste que les contaste a medianoche».
Pasaron de nuevo “Murot y la marmota”, ese Krimi que por primera vez en la historia de la TV alemana consiguió cuatro **** de la crítica, y cuyo estreno vi y reseñé el 19.2. en este diario. Hoy lo han pasado siendo parte de un cuarteto seleccionado para obtener el premio del público, que puede votar llamando por teléfono a un número determinado. No hace falta decir cuál es la peli que uno prefiere porque para cada una de ellas hay un número diferente y lo que cuenta es el número de llamadas a cada uno de ellos
Weiß/Colonia, 25.11.
2:40 am : Después de un formidable documental dedicado a la vida de Peggy Guggenheim me programé el DVD de Adam’s Ribb [La costilla de Adán] con esa irrepetible pareja que fueron Katherine Hepburn y Spencer Tracy. El documental me hizo recordar nuestro primer viaje a Venecia, en junio 1981, y nuestra visita al museo de PG, a la orilla del Canale Grande: Diny quedó impresionada con “El reino de las luces”, el cuadro de Magritte, tanto que compramos un póster del mismo, que ahora Diny tiene siempre a la vista cuando surfea en su compu portátil por su selección de siete diarios y cinco revistas en tres idiomas. Y La pareja de Adán me trajo el recuerdo de haberla visto tambièn con mi padre, cuyo actor favorito era Tracy. Somos odres de recuerdos, un vino que gana con los años y casi nunca se avinagra.
Ya salieron camino de Huelva las postales con calendarios de Adviento. Diny estuvo ½ hora en la cola de la oficina postal para poder despacharlas, porque la cola era inmensa. Y sí, a partir de hoy las colas en Correos serán el pan nuestro de cada día, por culpa de los envíos de paquetes con motivo del Día Internacional del Regalo. Hay una frase muy linda en la correspondencia entre Louise Hartung y Astrid Lindgren, cuando esta escribe a mediados de diciembre de 1958: «¡Sólo una semana hasta Navidad! Y miles y miles de cosas que antes de ella tienen que ser hechas y pensadas y resueltas, ¡oh, qué bien se lo pasa Jesús, que durante todas las Navidades sólo tiene que estar tendido en su cuna!»
Weiß/Colonia, 26.11.
2:00 am : Programé el DVD de It Happened One Night [Sucedió una noche], una de mis pelis favoritas entre las comedias. Desde 1934 sigue teniendo ese noséqué que la hace inmortal. Por cierto que en los diarios de Goebbels, un cinéfilo apasionado, se lee el 17.10.1935 que este es uno de esos films de los que se puede aprender mucho y que comparadas con él las comedias alemanas son artificiosas «y mortalmente aburridas». No soy precisamente un fan de Goebbels, pero que en su juicio acerca de esta peli tenía razón, pues hay que reconocerlo. Uno la ve y se queda embobado a veces, riendo a carcajadas otras (la escena del autostop es tan inolvidable como la del camarote de los hermanos Marx), y feliz, feliz de saber que hay pelis como esta.
En La Modicana, junto a la puerta una pareja sentada en ángulo recto, que es la manera más rara de sentarse una pareja. En el centro una mesa con cuatro mujeres que hablan haciéndole la competencia al Simposio Mundial de Cacatúas. Y Carlitos con cara de mártir porque ese es un ruido que no soporta. Lo sufre con resignación cristiana. Los dos pedimos pizza, él una normal con salame picante y gorgonzola, yo una chica con mantequilla a las finas hierbas y carpaccio de carne de res. Las dos que nos trae la persianita son exactamente iguales: normales. Este sería otro motivo para indignarme y devolver la pizza a la cocina, no consigo que me sirvan la pizza chica, se pasan por el arco del triunfo el que la pida expresamente así. Pero lo dejo estar, en el deseo de no provocar una ruptura definitiva con LM. Lo aplazo para la próxima vez que vuelva a pedir una pizza chica con la advertencia expresis verbis de que si me la traen normal va a ser la última vez que coma allí. A ver si así me hace caso la signora.
Weiß/Colonia, 27.11.
2:30 am : Cuando Harry encontró a Sally… Me estoy atiborrando de comedias. Y a esta, que es de 1989, no se le notan para nada los treinta años que lleve a cuestas. Para mí es el mejor guion de los quince que salieron de las manos de ese hada madrina que se llamó Nora Ephron.
Comienzo la lectura del quinto episodio de la saga de Charlie Bird Parker. En la pg. 118 habla de un detective de la brigada antivicio en la policía de Nueva York con un inequívoco apellido irlandés: «Mackley parecía un asiático, lo que era una evidencia concluyente de que los celtas podían seducir y encantar a casi cualquiera, sin importar la raza a la que perteneciesen». Lo de “seducir y encantar” es una libertad poética que me tomo a cuenta del verbo alemán “bezirzen”: no es nada extraño que un pueblo tan culto como el alemán lo haya creado a partir del nombre –Zirze en su idioma– de la hechicera Circe, que convirtió en cerdos a Ulises & Co. En español creo que son raros los casos en que la mitología griega incidió en su léxico: tenemos los adjetivos “dionisíaco, afrodisíaco, apolíneo, órfico, edípico…” (no recuerdo más, así, de golpe y porrazo) y los sustantivos “musa, musageta, dédalo, medusa, amazona, cancerbero, helio…”, tampoco recuerdo más por más que me estruje LA neurona. Según recuerdo, los adjetivos “jupiterino, venusino, hercúleo, marcial”, y los sustantivos “parca, furia, pitonisa, neptunio, uranio, plutonio” son de origen latino, no griego. ¡Qué rica es una lengua nacida del aluvión de tantas otras que se hablaron en la península a lo largo de su historia! Tartesios, iberos, celtas, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, suevos, vándalos, alanos, visigodos, hebreos, árabes…, todos ellos dejaron su grano de arena en la playa o el desierto del idioma. Laus Deo!
En el canal Arte un documental dedicado a Ernst Jünger. Jünger, quien fue con toda certeza el escritor más discutido del siglo XX en este país y fuera de él. Sus libros generaron polémicas sin cuento y la izquierda siempre lo tuvo en su punto de mira, a causa de su pensamiento a contrapelo de la corrección política de su tiempo. Con todo, lo que nadie pudo negarle es haber escrito el alemán más diáfano y bello que se recuerda desde Heine, y sus diarios son una obra maestra de observación y elegancia, un verdadero festín para el lector, aunque a veces sus juicios pequen de una frialdad y una falta de empatía humana que pueden llegar a provocar repudio. En octubre de 1982 tuve ocasión de entrevistarlo, para documentar su encuentro con Borges, quien lo visitó en su residencia, la casa del guardabosques en las posesiones de la familia Von Stauffenberg, el autor del frustrado atentado a Hitler el 20.7.1944. Entre las cosas que me dijo, confesó no conocer de la literatura latinoamericana sino a Neruda y Borges (cuyo nombre pronunciaba “Boryés”, sin que al gran ciego se le alterase un músculo de su cara de moái, digno de figurar entre los de la isla de Pascua). Pero seis años después, el 16.9.1990, estando de vacaciones en la isla de Creta, anota en su diario la lectura de El general en su laberinto, y ese par de páginas las traduje en su día para Nexos.
Weiß/Colonia, 28.11.
Leo en el Kölner Stadt Anzeiger, mientras desayuno/almuerzo, una gacetilla acerca de que un empleado de la limpieza municipal de Mönchengladbach encontró al lado de unos contenedores de basura un terrario con un geco que literalmente estaba medio muerto de frío. Se hizo cargo del mismo y lo entregó a un experto en reptiles que lo está devolviendo a la vida. En los anales de la familia Bada Hansen consta la presencia de un geco, con fecha 16.10.2005, en este diario: «Montserrat cuenta : Bajó al sótano de su nueva casa, con Oskar, para seguir abriendo cartones de la mudanza, y también la maleta de Frank, que estaba sin deshacer desde que regresó de Sicilia hace un par de días. Y al abrir la maleta encontraron dentro de ella un geco muerto. Los niños conocen bien los gecos, de las veces que han ido de vacaciones a Cerdeña, así es que Oskar lo reconoció enseguida, sin temor ni rechazo, y dijo ·Mira, mamá, un geco muerto”. Quiso saber que cómo había muerto allí, Montse le explicó que posiblemente estaba dormido entre la ropa de Frank, que Frank metió de cualquier manera en la maleta al regresar a Colonia. Oskar dijo, porque parece que era un geco pequeñito, que sus pobres padres estarían buscándolo por toda Sicilia, y que había que enterrarlo. Montse accedió. Y entonces añade Oskar: “Mamá, si yo me muero antes que tú, quiero que me entierren con muchas flores, en un sitio abierto, que estén todos mis amigos y que canten We will rock you… pero bajito”, y cuando Montse aún no se había repuesto de la sorpresa y empezaba casi a llorar, añadió: “Pero pensándolo bien, no lo creo, tú eres mayor que yo, lo normal es que tú te mueras antes que yo”. Oskar, genio y figura».
Las postales con los calendarios de Adviento, enviadas el lunes, llegaron a Huelva, al menos a Elena, quien me escribe que acaba de retirar la suya del buzón y que Lucas (nueve años, dos meses y un día) se ha quedado muy sorprendido de que una carta puede llegar desde Alemania a Huelva y dice: «Eso cómo puede ser». Y Elena me comenta que «las nuevas generaciones sólo entienden lo digital y virtual». No sólo eso. Tampoco entienden la escritura manuscrita, ni siquiera si la letra es tan buena como la mía. Lo sé por mis nietos, tienen dificultades para leer lo que escribo a mano. Poco a poco regresaremos a la escritura de los antiguos egipcios.
Weiß/Colonia, 29.11.
2:10 am : Programé el DVD de Separate Tables [Mesas separadas], una pequeña alhaja de 1958, con un elenco que anticipa los corales de Robert Altman: una Deborah Kerr casi irreconocible como una hija adulta sojuzgada por su madre; una Rita Hayworth en uno de los pocos papeles dramáticos de su carrera; un Burt Lancaster que a su vez anticipa el gatopardo; un David Niven derrochando facultades en su composición del militar impostor y agarrado con las manos en la masa; y una Wendy Hiller portentosa en la contención y la veracidad de su papel… Ya casi no se hacen pelis como esta. Y aún menos desde la muerte de Nora Ephron.
Volviendo al tema de los términos griegos asumidos por nuestro idioma, además de los que registré hace un par de días acabo de recordar las expresiones “ahí fue Troya, armarse la de Troya, arda Troya”, aunque creo que su uso se limita al castellano de España, “caballo de Troya” tal vez se usa también en América Latina, y “troyano” lo es en el léxico de las redes sociales. Por otra parte, seguro que hoy estará en desuso hablar de “la casa de la Troya” para referirse a las pensiones de estudiantes en ciudades universitarias. Eheu, fugaces!
MM me envía “Las feminazis no existen”, el mensaje del Museo Memoria y Tolerancia, de Ciudad de México, y me dice que lo hace porque le duele cada vez que lo ve escrito en mi Diario: «No hay manera de comparar a las feministas con los nazis: por muy mal que te caigan, no han matado ni encarcelado a nadie». Le contesto 21’ más tarde, tras un chequeo minucioso de mi diario «desde su primera entrada, el 1.1.1998, hasta el día de hoy, y en esos 21 años, 10 meses y 29 días sólo he escrito dos veces la palabra «feminazis». La primera como fruto de un cabreo que en todo caso demuestra que mi diario es fehaciente, es decir, registra mi estado de ánimo como un sismógrafo la más leve réplica de un temblor. Y la segunda posiblemente todavía sin haberme descargado mentalmente del cabreo, puesto que es de sólo cuatro días después. Pero nunca antes del 21.1.2016 ni después del 25.1.2016 he escrito en mi diario la palabra «feminazis». No sé pues a qué se debe tu “me duele cada vez que lo veo escrito en tu diario”».
Weiß/Colonia, 30.11.
1:30 am : Primero estuve viendo una peli francesa que no conocía, Le passe–muraille, basada en un cuento de Marcel Aymé y cuyo título podría traducirse como El hombre que atravesaba las paredes. Es entretenida, y divierten mucho las desapariciones del protagonista a través de las paredes, pero nada más. Luego programé de nuevo el DVD de Mesas separadas pero en la versión española; ayer la vi en la versión alemana y pienso que ahora ya estoy en condiciones de verla en la versión original. Me ha encantado reencontrarme con ella. Y reencontrarme con una admirable Rita Hayworth, por más que en nada recuerde a su irresistible Gilda.
Creo que fue Juan Rulfo quien dijo que los nombres de sus protagonistas los sacaba de las lápidas en los cementerios. No sé de dónde los sacaba Heinrich Böll pero tenía una mano de lo más diestra para bautizar a sus personajes, algo intraducible y que exigiría notas y notas a pie de página. Hoy, leyendo el cuaderno de esquelas funerarias del Kölner Stadt Anzeiger, me digo que hubiera hecho las delicias de Böll, ¡qué cosecha de nombres para personajes de sus novelas y cuentos!: Schmeißer [Segurata de discoteca], Gebauer [Albañil], Hauptvogel [Pájaro alfa], Windmüller [Molinero de viento], Muckernann [Meapilas], ¡¡Überall [Por todas partes]!!, ¡¡Unverdorben [Incorrupto]!!… Una vez descubrí una perla así en el cementerio de Fregenal de la Sierra, el pueblo de mis padres: era la lápida de una mujer que se llamó Milagro Ignoto.
Me llega de la redacción de El Espectador la propuesta de escribir un texto de 1.200 palabras hasta el 23 de diciembre, sobre Mozart y Schubert, para un suplemento especial con motivo de un Festival de Música Clàsica en Cartagena. ¿Y què me queda sino decir que sí, aun sabiendo lo arduo de la tarea, si necesito todo el dinero que pueda ganar? Y la espalda cada vez doliéndome más de tanto remar en la galera. ¿Hasta cuándo abusará el destino catilino de mi paciencia?
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