Weiß/Colonia, 6.12.
Después de leer mi última entrega en Fronterad, me escribe Violeta desde Karakengrado: «Tan de acuerdo estoy con lo de Allen y la Penélope que lo tuiteé motu proprio. ¡Genial!»:
«El único rasgo de senilidad perceptible en Woody Allen es que le dé papeles en sus pelis a Penélope Cruz». (Ricardo Bada)
— Violeta Rojo (@violetred) diciembre 5, 2015
Y no contenta con eso, me escribe a las pocas horas un email verdaderamente imperdible: «Soy tan fan de Allen que veo todo lo suyo muchas veces y lo divido en cinco categorías: 1. Las joyas absolutas: Annie Hall, Hannah y sus hermanas, Zelig, Crimes and Misdemeanors, Sweet & Lowdown, Midnight in Paris y veinte o treinta más. 2. Las estupendas: Celebrity, Mighty Aprhodite, Alice y otras treinta más. Es una clasificación complicada, porque cada vez que uno ve una estupenda, decide que puede ser también joya absoluta. En suma, joyas absolutas y estupendas pueden intercambiarse y fusionarse. 3. Las que son menores, pero deliciosas: Small time Crooks, Melinda & Melinda, Manhattan Murder Mistery y otras diez. 4. Las que uno le perdona, porque algo disfruta, pero que son demasiado menores: To Rome with Love, Cassandra`s Dream, Whatever Works y unas cinco más. 5. La única pésima de su historia: Vicky Cristina Barcelona. Con esta última me gustaría fundar un club como el de Cortázar, que se llamara Queremos Tanto A Woody, y desaparecerla por siempre jamás».
Le contesto: «¿Y dónde metes la que quizá sea su obra más maestra, La rosa púrpura de El Cairo? En cuanto a lo del club Queremos Tanto A Woody, cuenta conmigo. Yo creo que Vicky Cristina Barcelona la filmó ex profeso para que hubiera una piedra de toque de lo malo en su propia filmografía, es decir, este enano es tan cabrón que no quiere que luego digan de una peli suya: «Es tan mala como una de [aquí el nombre que quieras]». Es decir, a ver si me explico, que cuando alguien quisiera decir de cualquier peli que es mala, dijese: «Es tan mala como Vicky Cristina Barcelona«. Nos deja como herencia un baremo irrefutable. Qué tal hijueputa».
Le escribo a Manu, que me mandó un email haciéndome una precisión relativa a Trevélez: «A propósito de Trevélez: estuvimos una sola vez allí, con Hilde y Pepe Moral, que vivían en un cortijo entre Torrenueva y Carchuna. Nos llevaron a que conociéramos el pueblo más alto de España, y almorzamos allí. En el restaurantito pedimos una ración de jamón del lugar, para picar, y luego cada cual su plato fuerte. Yo, una ración de jamón para mí solo. Todos se asombraron menos el dueño, que nos atendía: «Lo que pasa es que el señor piensa que a lo mejor no vuelve nunca más a Trevélez, y no quiere perder la ocasión de haberse ido satisfecho de un jamón como este, comido en su propia salsa». Ese hombre debía ser un sobrino de María Zambrano».
Alejandro sube a su cuenta de Twitter estos dos tuits: «La delgada línea inexistente entre un «Poeta maldito» y un «Maldito poestrasto». Hace siete años me pasé de casa y en un closet hallé una caja con libros, pensé que era un tesoro, pero luego supe que eran de Benedetti». No tengo más remedio que escribirle: «Hola, Alejandro, he visto estos tuits tuyos y los que intercambiaste con @Madmuasella, y desde luego ya sé que el libro de los gustos está en blanco y cada cual lo rellena a su modo, pero permíteme decirte que eso de que la poesía de Benedetti es barata es de lo más barato que he leído en materia de crítica literaria. Les guste o no les guste, la poesía de Benedetti está tocada de la gracia y puede ser que no le guste a gente de gusto dizque refinado, pero seguirá siendo gran poesía y sobrevivirá a mucha poesía «grande» de la que nada ahora en el mainstream. Con las Rimas de Bécquer pasó lo mismo».
Weiß/Colonia, 7.12.
En el diario una entrevista con Jaco van Dormael, cuya última peli, Le Tout Nouveau Testament [El Novísimo Testamento], se estrenó acá el jueves pasado y cuyo protagonista es Dios, un Dios que vive en Bruselas y es un frustrado padre de familia. El periodista le pregunta: «En su film muestra usted a Dios como un tirano doméstico con muy mala leche que se desplaza por la casa envuelto en una bata. ¿Cómo crea usted figuras tan inusuales?» Van Dormael: «En mi film Dios es un cliché, porque en la historia que cuento se trata de temas como la familia, la sociedad, él es un padre que se comporta como un Dios, y su hija es una quinceañera que se rebela contra sus leyes. Dios es una figura celosa que no deja que se quiera a nadie más que él. Destruye ciudades enteras si no se cree en él. Hasta exige de un padre que mate a su hijo para demostrarle su amor a Él. Cuando niño siempre me preguntaba por qué Dios no podía salvar a todos los hombres ni resolver todos los problemas. Superhéroes como Batman pueden salvar una ciudad, pero Dios no. Cuando tenía ocho años me ocupaba pensando por qué ir a la iglesia a adorar a Dios y no a Superman». Chapeau!, o mejor dicho, puesto que usted es flamenco, Hoed af, mijnheer!
Yendo a una nueva sesión con el fisioterapeuta, al bajar del bus pasé por delante de la boutique donde trabaja Montse y la saludé a través del escaparate. Cuando salí del estudio de Herr Nölle, con el cuerpo molido pero al mismo tiempo aliviado, quise ir a la boutique para charlar con ella y preguntarle por la lista de deseos de los “amigos ocultos”, que ella coordina, el Día Internacional del Regalo se nos echa encima y todavía no sé qué debo comprarle a mi Wichtel, como se dice “amigo oculto” en alemán. Pero ya desde la parada del bus veo que tiene clientela en la tienda, así es que lo dejo para otro momento. Al final pasará lo de todos los años, que tendré que correr a comprar el regalo a la desesperada el día 23. Por la tarde.
Les escribí felicitándolos a mis amigos venezolanos y los emails que me llegan contestándome rebosan de alegría por el triunfo en las urnas, más fulminante de lo que nunca hubieran soñado. Los pueblos se dejan engañar años y años, pero no toda la vida.
Por la noche dos episodios de Lewis, y luego el canto de cisne de mi admirado Robert Altman, A Prairie Home Companion [El último show], con esas actuaciones imborrables de todos y cada uno de los actores. En las pelis de Altman lo primero que se echa de ver es que los actores están felices de actuar en una peli de Altman. Eso es algo que sucede raras veces, quiero decir que se perciba en la propia película. No me cabe la menor duda de que debe haber muchísimas de ellas donde el rodaje fue feliz para todos, pero sin que trascendiera a lo filmado. Ese es el IVA de las de Altman, como también en varias de las de Truffaut. Son mis dos directores predilectos junto con el enano de Manhattan: «No hay más Dios que Allen, y Woody es su profeta».
[Buscando un enlace para insertar un hipervínculo en esta entrada, encuentro una reseña lúcida como pocas y firmada por mi amigo Tono, quien se ocupa en Santander, entre otras cosas, de editar la correspondencia de Felipe. Ni que decir tiene que la selecciono ipso fuckto].
Weiß/Colonia, 8.12.
Una de las cosas buenas de ser cliente habitual como nosotros lo somos en La Modicana es que podemos encargar lo que no está en la carta. Hoy por ejemplo, el primer menú del día era cóctel de camarones y filete de salmonete con guarnición de legumbres. Le pido a la signora que si no le importa me haga espaguetis con salmonete, y qué acierto el mío, por Dios, una delicia pura. No es el caso con Carlitos, que a medio plato de lo que encargó vuelve a repetir lo mismo que dice siempre que encarga algo extravagante: que la próxima vez será “nada de experimentos”.
Weiß/Colonia, 9.12.
Un descubrimiento en materia de policiales, Cut Short, el debut de la inglesa Leigh Russell, la primera de una serie protagonizada por la DI Geraldine Steel. Es muy buena, atrapa la atención desde el primer momento, y hasta el final. Aunque se le escapen algunos detalles, a ella y a los lectores de la editorial. Por ejemplo, la novela comienza cuando la DI obtiene un puesto en la unidad móvil sudeste de Homicidios, con sede en Woolsmarsh, y compra un apartamento que se encuentra a hora y ½ en auto de su lugar de trabajo. Así se nos cuenta en la pg. 24. Pero luego, vemos que se levanta insomne a las 2:30 am en la 307, y después de hacer un par de cosas la vemos llegar a las 3:00 a su oficina. Los tiempos no pegan ni con cola. Aunque, en fin, peccata minuta. Me las prometo felices con las siguientes entregas de la serie, son ocho en total. Sólo que, por supuesto, me pregunto si las traducirán todas antes de que me muera.
Weiß/Colonia, 10.12.
Esta es para mí la serie del año, Occupied. Lo que me pregunto es si hubiese funcionado en otro escenario que Noruega y con una potencia ocupante distinta de Rusia. A reserva de lo que nos enteremos en los dos últimos episodios, el próximo jueves, la serie funciona básicamente porque nos confirma en la idea, o el prejuicio, que tenemos acerca de ese país. Y además hay otra cosa que he descubierto pero no puedo afirmarla de manera fehaciente a falta de esos dos episodios finales. Así es que veremos, como decía nuestro venerable antepasado Homero.
Como talaron los dos grandes árboles que veíamos desde las ventanas del dormitorio, la cocina y el comedor, ahora tenemos vista despejada sobre el cielo por encima del caballete de la casa grande, con tejado a dos aguas, que hay enfrente del Kindergarten de Henri. El espectáculo se inicia cuando reina la oscuridad fuera, y es ver en el cuadrante superior de esas ventanas a los aviones descendiendo hacia el aeropuerto, al otro lado del río. Es como una lluvia intermitente de luciérnagas. «De cocuyos, Ricardo», me corregiría Severo [Sarduy, of course!]
Weiß/Colonia, 11.12.
Desayunando, leo en el diario que en Hamburgo, y gracias al decomiso de un contenedor en el puerto, habían sido confiscados 25.000 litros de tequila falsificada, los cuales fueron engullidos ayer por una planta depuradora de aguas que los convertirá en 20.000 kWh. El acto ameritó la asistencia de la embajadora mexicana y una delegación de ejecutivos del Consejo Regulador de la denominación de origen. Lo que más me gusta de la crónica es que a la pregunta de si no había sido algo precipitada la medida, teniendo en cuenta de que la fermentación del alcohol dura 24 horas, la directora de la planta contestó: «Pero es que así las bacterias ya se alegran hoy, ya gritan ¡Olé!» Para que luego digan que los alemanes carecen de sentido del humor.
Nos escribe Maya para contarnos que Friedly tradujo Cenizas de Izalco al alemán y que el libro se acaba de publicar acá. Me da las coordenadas de la editorial y llamo por teléfono, no me contesta nadie y les mando un email explicándoles que deseo que me envíen un ejemplar porque así vería realizado uno de mis sueños: tener ese libro en alemán, ese libro por el que desde mi pequeña trinchera peleé durante años para que fuese traducido. No sé ya más cuantas fueron las puertas editoriales a las que llamé y ante las cuales pregoné las excelencias de esta alhaja de la narrativa latinoamericana. Oídos sordos por todas partes. Pero ahora, y de la mano de su yerno, a Claribel y a Bud (a nuestro querido Bud de manera póstuma) se les hace por fin el honor que se merecen. Por cierto que muchas veces se habla de Cenizas de Izalco atribuyéndosela solo a Claribel, y en eso se notan que no han leído la novela. Claribel escribió en español la parte de la salvadoreña que vive en los USA, y Bud en inglés la del periodista gringo que andaba por El Salvador en aquellos años de la revuelta de Farabundo Martí y fue el amante de la madre de la protagonista. Y luego Claribel y Bud tradujeron a sus respectivos idiomas lo escrito por el otro. Ya desde su creación hay algo mágico en este libro. Y recuerdo que cuando vi por primera vez esa otra joya que es Los puentes de Madison County, con una Meryl Streep y un Clint Eastwood en estado de gracia, al día siguiente releí Cenizas de Izalco, y me dije que era una pena que CE hubiese adaptado la novela de Robert James Waller, que es de 1992, y no la de Claribel y Bud, que es de 1966. La peli hubiese ganado entonces una dimensión épica además de la lírica.
Me temo que la serie del CDI Banks va a desbarrancarse, el episodio de hoy terminó como un final del Hollywood de los cincuenta, con beso y abrazo apasionados del CDI y la DS Annie Cabbot à la cartel de Lo que el viento se llevó. Ay. La figura que desde que apareció me resulta la más simpática es la de la DI Helen Morton. Vamos a ver cómo sigue la cosa, pero me parece que los guionistas se han puesto una zancadilla con la love story de Banks y Annie.
Weiß/Colonia, 12.12.
Todo el día leyendo apasionado la segunda novela de la saga de Barbarotti, el inspector de policía sueco que sucedió al legendario Van Vetteren en la obra de Håkan Nesser. Y con el correo me llegó la tercera, o sea, que estoy bien pertrechado de lectura para el fin de semana. Aunque creo que mañana no podré tener tiempo para casi nada; llamó Montse invitándonos al café con torta de las three o’clock con motivo del 16.º cumpleaños de Oskar, pero añadiendo que por deseo expreso de Oskar tenemos que quedarnos además a cenar. Al parecer Frank ha comprado una paellera king size y la va a estrenar cocinando mañana para all the family. Sea por siempre bendito y alabado el santísimo sacramento del altar.
Oskar, tan querido…
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