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Mientras tantoDe mi diario : Semana 51 / 2017

De mi diario : Semana 51 / 2017


 

Weiß/Colonia, 17.12.

Mi horóscopo en el diario es sencillamente espectacular. Dice así: «Su disposición a prestar ayuda y su conciencia acerca de los necesitados serán tan impresionantes en la semana próxima, que habría que eternizarlo a usted en piedra, a fin de que tanta calidad de carácter se salve para las próximas generaciones. El cielo le promete: Le amarán a usted y a su manera de ser, y si el Dalai Lama llamase a su puerta queriendo ganarle para sus ideas, no se trata de ningún regalo tibetano». Estoy pensando contactar a los responsables del horóscopo en el diario, declinando el peso de tanta púrpura como quieren cargar sobre mis hombros. Caray.

 

La larga entrevista del fin de semana en el diario esta vez es con Kenneth Branagh, y se nota que fue hecha antes del estreno de Asesinato en el Orient Exprés en Alemania, porque aquí la crítica no ha podido ser más negativa, con todos los respetos a sir Kenneth. Pobre.

 

Le escribo a Oskar en nuestra tarjeta de felicitación por su mayoría de edad: «Querido Oskar, bienvenido de todo corazón al club de los adultos. Aunque la pura verdad es que siempre has sido más adulto de lo que alegaban las fechas de tus cumpleaños». Luego acudimos donde Montse a su fiesta del aniversario. Hay muchos amigos adultos de Montse y Frank, que no acudieron a la fiesta de la mayoría de edad de Paul, y es que Oskar tiene un imán especial. Entre quienes le vinieron a felicitar están su tío Norbert, en amor y compaña de Ute, y su primo Johannes, en amor y compaña de su novia, los dos estudian en Dortmund; Severin se quedó en casa, con una gripe de campeonato, según Ute, con quien pego la hebra largamente, evocando batallitas, que ya estoy en la edad para eso. Pero Ute es artista y sabe escuchar, los dioses la bendigan. Y en cuanto a Johannes y su novia, engolosinados con las tortillas de Diny, a quien le preguntan por la receta, los invitamos a que vengan un día a nuestra casa, para que vean cómo las hace. Ojalá recuerden la invitación, hacen una pareja encantadora. 

 

Van a pasar King Kong, la tercera versión, con Naomi Watts, pero tan tarde que terminará más allá de las 4 am. De todos modos retengo esta información, en la revista de TV: que el rugido del gorila es el de un león, sólo que reproducido en reversa y a la mitad de la velocidad que fue grabado. Espero que haya sido el rugido del león de la Metro, ¿por qué no rizar el rizo?

 

Weiß/Colonia, 18.12.

Llega, como todos los años, la tarjeta navideña de Pepi, desde Colorado Springs, pero esta vez con la buena noticia de que a pesar de no ser muy amiga del ordenata, está siguiendo mi diario en la pantalla. Que me lea gente de mi familia es una cosa que me alegra un montón.

 

Donde la dermatóloga, para renovar el apósito del pie, y parece que son buenos los progresos en la materia. Siguiente cita el 8 de enero, y del consultorio a la parada del tranvía para ir a Saturn y comprarme mi autorregalo con motivo de lo que siguen llamando Navidá. Desde la parada siguiente hasta llegar al Ubierring vamos paralelos al Rhin, que corre muy crecido y a mucha velocidad, como si quisiera llegar cuanto antes a Rotterdam.

 

En Saturn el gran desengaño. El dinero que estuve ahorrando para mi autorregalo ha sido en balde. No tienen lo que hubiese querido comprarme, es una edición agotada y que no saben si la van a reeditar. Me da rabia porque he estado desde octubre guardando todas las monedas de 2 € que caían en mis manos, no porque no me pudiera permitir la compra del dichoso álbum sin la más mínima necesidad de ese ahorro, sino porque me apetecía volver al tiempo en el que uno se privaba de cosas y ahorraba para un fin. El caso es que ahora cargaba casi 50 monedas de 2 €, que no sólo cargaba sino que me pesaban, y cómo, así es que decidí deshacerme de ellas de una vez, invirtiéndolas en regalos para todos y cada uno de los miembros de la familia menos Henri (cuyo cupo de regalos corre en otro rubro del presupuesto). Vamos a ver la noche del 24 cómo es que reaccionan, porque a principios del mes habíamos acordado que este año no iba a haber regalo nada más que para los niños. Tendré que darles una explicación, y menos mal que la tengo y que parece salida de un cuento de Dickens. O mejor, de O’Henry.

 

Lola, una amiga de Lillian, leyó lo que escribí acerca de Lizandro en mi blog de EE, y leyó después la apologìa de la Malinche que Lizandro escribió en una de sus horas más lúcidas. A su vez, Lola le escribe ahora a Lillian (y Lillian me lo hace saber) lo siguiente: «No sabes cómo me ha sorprendido. Sé que una cosa es conocer a una persona en su cotidianidad, con sus virtudes y defectos, con sus grandezas y miserias y otra, contemplar su obra, sea cual sea. Porque en lo segundo, si se hace con entrega, emerge lo mejor de uno mismo y yo, que no lo he conocido, solo puedo contemplar su obra. // Digo esto porque soy consciente de que te puedo devolver un retrato que a ti no te encaje nada, o poco, con el Lizandro que tu has conocido, con tu compañero, con tu pareja. Pero lo que yo he percibido de él ha sido lo siguiente: un interés por profundizar en la psicología de las personas que me ha impresionado. Y una profundidad –valga la redundancia– en el conocimiento de la persona–mujer que, para mí, revela una admiración rendida hacia nuestro género. // En mi opinión, con su descripción de la Malinche, de lo que piensa de ella, de lo que supone que ella pensaba, de cómo la hace hablar o comportarse, etc., transmite una preferencia por la «mujer», con respecto al «hombre», que se reafirma a cada paso con su deseo de entenderla, de comprenderla, y con la valoración que es evidente que le otorga a lo largo de todo el texto. // Escribe de maravilla, eso no te lo tengo que descubrir yo, por supuesto, pero lo que más me ha impactado ha sido lo de su búsqueda, su penetración incisiva, curiosa hasta el límite, en el «alma» de ella. La exaltación que hace de su persona, el respeto, cómo quiere darle su lugar, el correcto, el verdadero, huyendo de la épica reiterativa y del retrato fácil. // Es un texto precioso y que rezuma rigor de documentación y reflexión. En cualquier caso, es de enorme interés su escritura y el pensamiento que refleja». Lectores como Lola son los que desearía cualquiera que aporrea el teclado por algo más que la mera necesidad de ganar algún dinero. Aunque, después de todo, ¿no fue así como escribieron sus mejores páginas un Balzac, un Dostoiewski?

 

Weiß/Colonia, 19.12.

Vamos a La Modicana con Ulli, que tiene vacaciones. Me encanta cuando nos acompaña Ulli, por su sentido del humor, parejo al mío. Mientras vamos allá, Carlitos y yo sentados delante, ella detrás, me cuenta que cuando se jubile –eso será en el 2018– va a ponerse por fin a la tarea de reunir en un libro todos sus trabajos de especialista en una materia donde brilla con luz propia como especialista reconocida internacionalmente, la Dendroarqueología. Me dice que lo va a titular Del Paleolítico a nuestros días. Me vuelvo hacia ella con el mejor asombro que sé fingir: «¡¿Cómo, lo vas a comenzar recién con el Paleolítico, no con Carlitos?!» Y los dos nos matamos de la risa, mientras él sigue conduciendo impertérrito, nos conoce de sobra.

 

En La Modicana le damos el pésame a la signora, resignada por la muerte de su mamá a los 90 años (como sospechábamos desde que la semana pasada nos encontramos el local cerrado “por motivos familiares”). Toda la familia acudió a Modica, el pueblo siciliano de donde son, todos fueron al entierro, un consuelo en medio de la desgracia de perder a la más anciana de la tribu.

 

Me llega desde Buenos Aires el último poemario de Anahí, Ciertas horas de la primavera, una gavilla de poemas titulados por las horas que reflejan, desde las 6:48 am hasta las 11:55 pm, y la yapa de uno sin hora, al final. Es un libro que casi es un álbum de fotos hechas con palabras. Me quedo con el poema de las 7:22 am: «En el último asiento del colectivo, / duerme. / Sus manos / como pinzas de cangrejo / aferran el celular. / El pulgar izquierdo / ha echado raíces / en la pantalla». La palabra clave es “colectivo”, la mirada poética detecta lo individual en un medio de locomoción, el autobús, que es al mismo tiempo un concepto abstracto.

 

Email de Pepe Baena contándome que Juan se encuentra sedado en el Juan Ramón. Lo cual no puede ser sino el principio del fin. Llamo a mi sobrina Elena, porque David es ATS en el Juan Ramón Jiménez, donde han hospitalizado a Juan, le pido que nos tenga informados de cualquier novedad que haya. Después de colgar pienso que la novedad sólo puede ser una. Y también pienso en esa jugarreta del Destino, la de que el poeta más grande que ha dado Huelva desde Juan Ramón, vaya a morir en un hospital que lleva su nombre. Es una vez más aquello de que Dios escribe derecho con los renglones torcidos.

 

Weiß/Colonia, 20.12.

Murió Juan. Es la primera noticia que leo el día de hoy, al abrir el email de Pepe Baena donde me lo comunica. Y luego el de Elena. Que murió anoche. Qué tristeza más grande, Dios mío, qué tristeza sin remedio Qué tristeza tan grande, Juan de mi alma Recuerdo de memoria«Viene y va el silencio por la frontera / como ángel ardiendo sobre la nieve.. [] Pregunta a la luz qué se oculta / al otro lado de la venda». ¿Qué se oculta, Juan, qué se oculta?

 

También me escribe Pepe Juan dándome la noticia: «Sólo un par de líneas, Ricardo, para decirte que ha muerto Juan Drago. Qué tristeza. Grande su poesía y enorme su humanidad». Le contesto: «Ando con el corazón encogido desde anoche, cuando me avisaron que habían ingresado y sedado a Juan en el Juan Ramón Jiménez. Mira donde fue a morir. Por otra parte casi no me atrevo a decir, con su amigo peruano Julio Mendívil, que Juan fue a encontrarse por fin con esa gran luz que supo cantar de una manera tan hermosa, tan personal, tan Drago. Lo cierto es que esta muerte me conmueve de una manera muy honda. He estado leyendo desde anoche cartas y cartas suyas, de cuando nos conocimos, que fue por carta, y él siempre me las escribía a mano, mientras que yo siempre se las contestaba a máquina. Qué gran persona era. Qué finura de alma, qué corazón tan grande. // Recuerdo muy especialmente los días de septiembre 2006 que pasaron Rosa y Juan con nosotros en esta casa. Y el último encuentro, en el bar del mercado de abastos, el nuevo, en Huelva. Fue el 10 de mayo del 2010 y dejé constancia de ello en mi diario: “Está cerrado El Alba, donde nos habíamos citado con Rosa y Juan, que ya nos esperaban en la terraza, así que nos corremos hasta la de Casa Miguel y encargamos unos pavías, y charlamos alrededor de una hora. Es algo sorprendente que a pesar del estado de impotencia expresiva en que se halla Juan, el diálogo fluye todo el tiemposorprendente y emocionante. Mérito grande el de Rosa. Nos despedimos de ellos con un abrazo fraterno”».

 

Weiß/Colonia, 21.12.

Sin temor a equivocarme creo que en una farmacia cerca al consultorio de un dermatólogo se encuentran medicamentos que no los hay en la de cinco cuadras más allá, donde sí los habrá de aquellos que receta el neumólogo a la vuelta de la esquina. Claro está que con la infraestructura de distribución que tiene organizada la industria farmacéutica, en menos de 24 horas podemos conseguir cualquier medicina en cualquier farmacia. Pero lo ideal sería descubrir un bálsamo de Fierabrás, una panacea que le hiciese honor a su nombre y curase todos los males.

 

Mantengo un diálogo, casi un chateo, con Julio, y le pregunto si ya tiene teléfono de red fija en Viena, porque mi abono con Telecom es de tarifa plana y le puedo llamar para pegar la hebra el tiempo que nos dé la gana. Me pasa ese número de teléfono y me quedo pensando que es ya la segunda vez en esta semana que empleo la expresión “pegar la hebra”, y me asalta la invencible curiosidad de saber su origen. Lo busco y lo encuentro, y me parece encantador, una etimología casi de cuento de hadas.

 

Aparece en Nexos mi artículo sobre Böll y me llena de una honda satisfacción releerlo, es uno de los mejores textos que salieron este año de mi compu al mundo exterior. La pena es que debido al sistema de rotación de los artículos en esa página web de Nexos, no estará en ella nada más que un día, hoy, pero bueno, tal es el destino que le espera a los trabajos de los mercenarios, y yo no paso de ser uno de ellos. Me consuelo pensando que eso no le sucederá al artículo sobre Beethoven que me pidió Juan Carlos Piedrahita desde EE y cuya escritura, ayer, fue como una especie de anestesia (local, muy local) para no pensar en la muerte de Juan.

 

Muere Juan, pero en el único diario en soporte papel que se publica en Troglodia tan sólo le dedican doce miserables líneas de las que once son “copio y pego” de la ficha de Juan en la Guía de Autores Onubenses, de la Biblioteca Provincial, ¡y además tienen la desfachatez de publicarlas firmadas! Si Juan Ramón se hubiese quedado a vivir ahí, le habría pasado tanto de lo mismo. Pero ah, eso sí, si se muere cualquier pelagatos de la política le dedicarán media página. Es de mear y no echar gota. ¿Y en esa ciudad hay una gente que quiere que le den mi nombre a una calle? Únicamente pasando sobre mi cadáver. ¡Por estas! XXX

 

Weiß/Colonia, 22.12.

2:00 am : Me enamoré de Hafsia Herzi viéndola actuar en La graine et le mulet [Cuscús], así es que no me pierdo una sola peli donde actúa. Pero la que acabo de ver, L’Apollonide: Souvenirs de la maison close [en español simplemente Casa de tolerancia] me deja un regusto amargo, de insatisfacción. No porque el trabajo de ella se pierda en el conjunto, puesto que al fin y al cabo se trata de una peli coral, sino porque conforme avanza el metraje a uno le gana la impresión de que es una máquina que no logra echar a andar. Es como aquello que aprendimos en las clases de gimnasia de la escuela, “marchar sobre el mismo terreno”, es decir, pisar, pisar y pisar –“un dos, un dos, un dos”– como si estuviésemos caminando, pero sin movernos del mismo sitio.

 

A mi columna de hoy en EE le caparon la frase final, «Donde vean un libro de Böll, cómprenlo y léanlo. E ingresarán a ese mundo más justo que es la Torre de BaBöll», y por muy mercenario que uno sea, y hecho a todas, a las duras y a las maduras, hay algunas mutilaciones que duelen. Sobre todo si no existe una explicación convincente para la misma. Y en este caso no existe.

 

De manera por completo inesperada, al levantarme de la siesta me encuentro con que tenemos a Henri entre nosotros, hasta mañana. Me alegra y me encanta porque conforme se hace mayor le va restando distancia a su relación conmigo. Antes era casi imposible darle un beso, ahora es él quien viene a que se lo dé, aunque todavía no lo retribuya. Pero todo se andará.

 

Weiß/Colonia, 23.12.

Marcos me mandó el enlace con un artículo titulado “Chile: La izquierda ha muerto, ¡viva la izquierda!”, y cuya entradilla comienza así: «El pueblo quiere cambios, pero no aventuras termocéfalas». Casi me da un ataque de risa, y termino por acusarle recibo diciéndole: «El adjetivo «termocéfalo» es la gran creación del pueblo de Chile. Al lado suyo, la obra completa de Neruda es una nota a pie de página en la historia de ese pueblo». 

 

Anoche, cuando Diny & Henri ya dormían, aproveché para empaquetar los once regalos que voy a colgar mañana en el árbol de Navidad donde Montse. Ahora ya sólo me queda una tarea de aquí a fin de año, escribir la reseña de la antología de ensayos de Chesterton hecha por nadie menos que W.H. Auden. Esta mañana, después de leer el que le dedica al tomismo, anoté esta frase como posible comentario en mi reseña: «Convertirse al catolicismo en Inglaterra es mucho más difícil que en España, donde además lo nacen a uno ya convertido. No descarto del todo la posibilidad de que Chesteron se convirtiera en 1922 para rizar el rizo de la paradoja: su personaje, el padre Brown, nacido para la literatura en 1910, lo habría misionado». 54 palabras. ¡Ánimo! Ya sólo me faltan 1.446 de las 1.500 que me han pedido de la redacción.

 

***************THE END***************

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