No hay duda que el ajedrez tiene muy buena prensa dentro de los centros educativos, siempre lo ha tenido, pero en los últimos años ha habido varios detonantes que han hecho que nos atrevamos a soñar con una edad de oro en cuanto a la vinculación del ajedrez con los colegios y al público en general.
El ajedrez en los colegios
No hay duda que el ajedrez tiene muy buena prensa dentro de los centros educativos, siempre lo ha tenido, pero en los últimos años ha habido varios detonantes que han hecho que nos atrevamos a soñar con una edad de oro en cuanto a la vinculación del ajedrez con los colegios y al público en general.
Hace relativamente poco el Parlamento aprobó impulsar el ajedrez como asignatura en los colegios. El gran escritor, conferenciante y divulgador del ajedrez, Leontxo García, cuenta con un programa quincenal en la radio. En la mayoría de los periódicos de tirada nacional existen espacios específicos con partidas, estudios, entrevistas y artículos sobre ajedrez, tanto es así que en la página principal del periódico El País, cada poco tiempo publican un video donde –otra vez– Leontxo García comenta una partida histórica o de gran belleza. Por otra parte, en esta época de tecnología móvil, no es de sorprender que varias emisoras de podcast que dedican el 100% de su programa al ajedrez sean de los más escuchados. Sin querer dar publicidad a nadie, recomiendo al lector de este artículo que explore emisoras como: Cooltura de Ajedrez o, El rincón del Ajedrez. Escuchar sus programas es tener cada semana, una hora u hora y media dedicada exclusivamente al mundo de los peones y alfiles.
Con todo esto quiero decir que hay mucha demanda de ajedrez en la calle, mucha más de la que la gente puede creer, lo que hace falta es hacerlo llegar a los niños, a los adultos, al público en general.
Tengo la gran fortuna de poder dar seis horas de clase de ajedrez a niños cada semana y después de casi dos años acumulo una buena cantidad de sorpresas y anécdotas, todas ellas positivas. En este y los siguientes artículos iré contando las que más satisfacción me han dado.
En primer lugar me sorprendió la buena acogida de los padres cuando desde el colegio se les propuso un curso completo de ajedrez, les encantó la idea de que sus hijos fueran a clase y aprendieran a jugar. La segunda sorpresa fue comprobar que la mayoría de los alumnos ya sabían jugar, aunque esto no debería sorprender tanto si se han apuntado al curso pero, si es de sorprender como, esa tercera parte que no conocía nada del juego, desde el primer día mostraron muchísimo interés. Una vez que el nivel entre los alumnos de la misma clase se volvió más uniforme, quise hacer una encuesta y que me describieran con una sola palabra, qué era para ellos el ajedrez. Estamos hablando de niños que van desde los 6 años, hasta los 11 años. Las respuestas fueron de lo más interesante: Estrategia, batalla, pensamiento, diversión, misterio, juego y, deporte. Me alegró comprobar como después de un par de meses de clase, el ajedrez había dejado de ser un juego más de mesa para convertirse en algo que realmente les atraía y les interesaba.
Una de las mayores satisfacciones que he tenido dando clase fue la primera vez que, explicando un jaque mate en tres jugadas, un alumno mío, levantó la mano y sugirió otro camino distinto al que había elegido para el mate, no porque estuviera mal, sino porque a él se le había ocurrido otra vía. En ese momento me di cuenta de lo beneficioso que es el ajedrez para el pensamiento. Hay que escuchar y entender lo que está diciendo el otro jugador (evidentemente después de concluir la partida) pero, también hay cabida a que uno ponga a prueba la opinión del otro en base a su propio razonamiento. En el momento en que un niño se atreve a levantar la mano y proponer otra solución a la que se está exponiendo en la pizarra o en el tablero, es porque su proceso mental no se reduce sencillamente a escuchar y memorizar, sino que cuestiona, pone en duda, busca otra solución pero, sobre todo, piensa por él mismo.
Con esa primera anécdota comprobé con enorme alegría el bien que hace el ajedrez a la mente de los niños. Esperemos que el deseo de estar entrando en la “edad de oro” del ajedrez en los colegios se vuelva una realidad. Sin duda pondría su granito de arena en crear personas pensantes.
Mikel Iker Menchero Pérez