Las nuevas formas de comunicar implican nuevas formas de hacer política. Un modo distinto de llegar a los potenciales votantes. De interpelarlos. De utilizar los adelantos tecnológicos para construir cercanías con las nuevas generaciones que por lo general son ajenas a los viejos sistemas de acercar el votante con el representante. Y en esta cuestión, la derecha global ha interpretado como pocas la potencialidad de todas estas virtudes. Se han apoderado de un modo característico de convocar a las masas, despojado de protocolos y cercano más bien a la virulencia conversacional, si es que estas dos últimas palabras pueden convivir y enlazarse con armonía.
Cuando llegó a mis manos el libro El ascenso de Milei, coordinado por el sociólogo y antropólogo argentino Pablo Semán, descubrí puntos de vista novedosos para poder comprender un poco más esta nueva realidad social y política, que no sólo acontece en Argentina sino que parece extenderse y contagiarse por distintos rincones de nuestro planeta.
El libro, editado por Siglo XXI editores, abarca cuatro grandes capítulos escritos por Sergio Morresi, Ezequiel Saferstein, Melina Vázquez, Martín Vicente y Nicolás Welschinger, junto a la escritura y coordinación del ya citado Semán.
El primer capítulo, ‘Rayos en el cielo encapotado: la nueva derecha como una constante irregular en la Argentina’, habla acerca del surgimiento de la derecha en el contexto actual, ese contexto político, económico y social que permitió el ascenso de hasta hace poco un desconocido Javier Milei a la presidencia de Argentina. En este sentido, el creciente descontento social con los partidos políticos tradicionales, la crisis económica y la falta de respuestas del Estado en algunas cuestiones particulares crearon el caldo de cultivo ideal para nuevas propuestas de corte liberal que penetraron hasta los rincones más minúsculos de las conciencias colectivas. Milei y su equipo de comunicación construyeron hábilmente un relato que abrazó el corazón de gente que quería escuchar lo que le dijeron e interpretaron que la propuesta libertaria era ajena a todo y al mismo tiempo única en su concepción de los temas trascendentales de la vida cotidiana.
El segundo capítulo, ‘Los picantes del liberalismo. Jóvenes militantes de Milei y nuevas derechas’, desarrolla la cuestión de la composición de las bases populares de Javier Milei. El discurso “anti – casta”, entendido como aquel que viene a cuestionar los actores de la vieja forma de hacer política y como absolutos responsables de la decadencia argentina, fue tremendamente eficaz para conseguir que gente en apariencia ajena a los discursos beligerantes de Milei asumiera su interpelación como propia, lo que permitió que jóvenes sintieran un compañero de ruta en Milei. Su retórica anti – estatal fue un hechizo eficaz en diversos sectores de la población que sienten que el sistema económico y político actual los ha dejado postergados y atrasados en su desarrollo.
Lo que viene a proponer Milei es una retórica de empoderamiento personal, de construir todo el destino propio independientemente de ese Estado que lo único que hace es robar y generar pobreza. Pues bien, ese discurso del Estado percibido como ineficiente y corrupto fue tremendamente efectivo no solo en Argentina sino en muchos países del mundo. Y este segundo capítulo lo explica y desarrolla muy bien.
El tercer capítulo, ‘Entre libros y redes: la batalla cultural de las derechas radicalizadas’, analiza el uso del lenguaje y las estrategias de comunicación del equipo libertario. Que herramientas comunicativas explora Milei y como su discurso fue efectivo para movilizar emociones y captar audiencias masivas. Hay un interesante análisis de la forma de debatir de Milei, su uso de los medios y la construcción de una figura carismática percibida como el anti- sistema y como aquella persona capaz y única en la forma de decir las cosas sin reparos en los modos de comunicarlo, con apelación a la autenticidad como herramienta poderosa de cambio de paradigma en la presentación de ideas disruptivas. Todo ello explica la popularidad de Milei y cómo logró redefinir una forma de comunicar dentro de la derecha.
El cuarto y último capítulo ‘Juventudes mejoristas y el mileísmo de masas. Por qué el libertarismo las convoca y ellas responden’, habla acerca de las implicaciones y los desafíos que Milei representa para la política argentina. Es un análisis crítico de lo que representa el ascenso de Milei y un diagnóstico acerca de lo que les toca enfrentar a las fuerzas democráticas tradicionales ante el crecimiento de un movimiento que busca reconfigurar el concepto de derecha y el impacto que todo ello tiene en la cultura política y las instituciones del país. Los autores reflexionan sobre el futuro de la democracia y la necesidad de entender el fenómeno para enfrentarlo con soluciones más inclusivas.
El surgimiento de Javier Milei como fenómeno político de masas no obedece a una razón simple. Es un fenómeno que tiene variables multicausales y que debe ser interpretado como algo excepcional en cuanto a la forma de construir la relación entre el representante y el representado. Un modo distinto de utilizar las nuevas formas de comunicación para construir mensajes y realidades “a la carta”, que poco o nada tienen que ver con las antiguas formas de hacer política, obsoleta en parte y poco flexible para entender a las nuevas generaciones y ser capaz de dar respuestas a los reclamos sociales y culturales de una sociedad transformada por completo por el poder de las nuevas formas de comunicación. Habrá que ver luego que sucede, pero la batalla está planteada.
Según Pablo Semán, coordinador del libro, el impacto del fenómeno político de Javier Milei es profundo y el crecimiento de su base de votantes no solo es resultado de la rabia, sino que apunta a un cambio más profundo y radical. Se ha convertido en una figura representativa del descontento social y económico acumulado en Argentina, especialmente en sectores que perciben la ineficiencia del Estado como un obstáculo en lugar de una solución.
Por último, Semán también señala que otras fuerzas políticas como el kirchnerismo o Cambiemos no han sabido interpretar las necesidades de vastos sectores de la población que encontraron en Milei una suerte de Mesías. Esa adhesión de la juventud es un signo, según Semán, de que los partidos políticos tradicionales que han ejercido el poder en las últimas décadas de Argentina no han tenido respuestas claras para resolver temas candentes de la cotidianeidad argentina como la inflación y la inseguridad económica persistente en el país.