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Mientras tantoEl FBI, la CNT y la España (de género) negra

El FBI, la CNT y la España (de género) negra

 

Sobre la vida de Eduardo de Guzmán podemos reunir gran cantidad de referencias en periódicos, prólogos de libros, estudios sobre la prensa y la historia política española del siglo XX, y en biografías y memorias de otros personajes de nuestro siglo pasado. La última alusión a este periodista, sindicalista y escritor, nacido en Villaba, Palencia, en 1908, y muerto en Madrid, en 1991, que me he encontrado, muy recientemente, ha sido en la lectura de las memorias de Cipriano Mera (Editorial Malatesta, 2011), y De Guzmán aparece encarcelado en la madrileña prisión de Santa Rita.

 

En efecto, Eduardo de Guzmán, periodista del diario La Tierra, vinculado a la CNT, fue uno de los perdedores de la llamada Guerra Civil. Cuando los ejércitos franquistas estaban entrando en la ciudad, De Guzmán aún seguía dentro, intentando ejercer su profesión de periodista. Siguió después el infausto derrotero Madrid-Puerto de Alicante, y poco después fue encarcelado, torturado y condenado a muerte, para ser finalmente indultado en 1941. Al salir de prisión, Eduardo de Guzmán supo pronto que, mientras durara la dictadura, no iba a poder ejercer su oficio de periodista, y, como a tantos otros, se le retiró la licencia que lo acreditaba para tal.

 

Para poder sobrevivir, y para poder seguir publicando, aunque fuera ficción (y, por supuesto, siempre con seudónimo), Eduardo de Guzmán se dedicó a la traducción y escribir lo que en el anterior post de Crimen para Iniciados hemos llamado, con todo cariño y respeto, “novelitas”: narraciones de género policíaco inspiradas en los temas, personajes y tramas de las publicaciones hardbolied norteamericanas. Estas novelas de bolsillo fueron, al margen del cine,  el único consuelo ficcional de lectores de varias generaciones, hasta hace poco. Y también fueron en cierto modo una cantera desde la que esta variante del noir (una variante que no se beneficia de la fuerza de lo gótico y lo romántico que tuvo en su fundación el género negro) pudo influir en los escritores de novela negra de los años setenta y ochenta.  

 

Ya firmando como Eddy Thorny, ya como Richard Jackson, ya como Edward Goodman (evidente trasunto inglés de su nombre en español) Eduardo de Guzmán publicó un total de 137 de “novelitas” de temática criminal, sobre todo, pero también western o de aventuras. De otros tipo de impresos, se han catalogado al menos 184 títulos, y, de artículos de prensa, 606. Lo sé con tanta precisión porque la obra de Eduardo de Guzmán (concretamente, su biobibliografía) fue el tema de mi tesina (DEA), del año 2002. Por mis manos pasaron los ejemplares de libritos de quiosco, tan agresivos y, en el fondo, tan ingenuos en sus títulos, en sus portadas y en sus historias.  Además, tuve el gusto de visitar por esas fechas a Carmen Bueno, la viuda de Eduardo de Guzmán, en su domicilio de la calle Atocha, visita que daría para unos cuantos post, si el tema de este blog fuera la historia de la CNT y el Madrid de los años treinta y cuarenta.

 

Ingenua visceralidad, erotismo armado y título con

resonancias bíblicas: todo por 75 pesetas   

 

 

Hace algunos años, mi interés por recuperar la obra y vida de Eduardo de Guzmán me llevó a proponer su inclusión en el Diccionario Biográfico Español que elaboró la Academia de la Historia, y con el que yo había colaborado. La entrada “De Guzmán Espinosa, Eduardo”, que yo mismo redacté, ocupa un par de páginas del tomo correspondiente, con su listado de obras y la bibliografía. Entonces me pareció, y aún hoy me parece, una pequeña aportación para la  recuperación de la memoria de este país: pero no pude evitar pensar también que era dudoso que a Edward Goodman le hubiera apetecido comparecer para siempre en la misma obra (y no lejos alfabéticamente) en que se reseña también la vida del mismo dictador que lo persiguió, encarceló y censuró durante décadas.

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