El mejor antídoto contra los patógenos, la libertad

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El virus del miedo puede ser tan letal para la libertad de prensa como la Covid-19

La clasificación mundial de la libertad de prensa que todos los años elabora Reporteros Sin Fronteras se ha convertido en una herramienta indispensable para conocer cómo evoluciona la libertad en nuestro mundo y barruntar hacia dónde nos dirigimos. Este Clasificación Mundial la prepara un departamento especial (Index) de RSF Internacional con rigurosos criterios estadísticos y científicos. Lo dirige Prem Samy, informático, matemático e investigador de mercados. Especialistas en libertad de prensa, juristas, observadores, académicos y periodistas de cada país responden a un cuestionario de 87 preguntas. La selección de expertos se realiza a través de las secciones, oficinas y corresponsales de RSF.

Quisiera empezar recordando a todos a los que han sido barridos y silenciados por el coronavirus, a todos los que han muerto lejos de sus seres queridos por la propia naturaleza del covid19, tan contagiosa y letal, y que no han podido ni siquiera ser despedidos como se merecen. Es un deber de memoria y de justicia conocer las verdaderas cifras de la pandemia, y el nombre y la biografía detrás de cada muerto, aquí y en cualquier lugar del mundo. Contra el olvido, periodismo. Contra la desinformación, periodismo. Contra los intentos de limitar las libertades justificándolo con la lucha contra la pandemia, periodismo…

Acercarse al dolor de los demás. Ponerse en el lugar del otro. Prestar atención. He ahí tres maneras de ejercer la profesión, de dignificarla. La información es uno de los más eficaces antídotos contra los virus, y contra el virus más peligroso de todos, el miedo, que alimenta la mentira, y las soluciones catastróficas suscitadas en el pasado: mano de hierro y sometimiento. El comunismo y el fascismo no hicieron mejor la vida de la gente, y la primera medida que toda dictadura (sea de derechas o de izquierdas) adopta es cerrar la boca a la verdad, a la disidencia, acabar con la prensa libre. Por eso el periodismo, en su búsqueda de la verdad, en su compromiso ético de tratar a los ciudadanos como seres lúcidos, no como menores de edad, sin paternalismo, pero sin crueldad ni amarillismo, es un elemento indispensable de vida democrática. Hay que extremar los cuidados para que el virus no acabe no solo con tantas vidas sino con la democracia. Seguridad, sí, pero no hacerla incompatible ni con la libertad ni con la verdad. Esa es una falsa disyuntiva.

Si la defensa civil de la libertad de información era un objetivo para RSF antes del coronavirus, lo que percibimos ahora en buena parte del mundo nos inquieta sobremanera. Es imprescindible que la ciudadanía entienda lo que puede perder si pierde la libertad de prensa tal y como la conocemos. Y los peligros se pueden agravar en esta década. Como advierte el ensayista israelí Yuval Noah Hariri, “la mejor defensa que tienen los seres humanos frente a los patógenos no es el aislamiento sino la información”.

En RSF hemos detectado como cinco ejes de inquietud creciente, que de alguna manera suponen cinco crisis que operan sobre la prensa:

—Geopolítica: creciente agresividad de los modelos autoritarios

—Tecnológica: sistemas de vigilancia y control que no ofrecen garantías

—Democrática: extrema polarización, en la que los medios juegan un papel de obligatoria y urgente autocrítica

—De confianza: Crece el odio a los medios. El público ya no cree a nadie en medio de un crecimiento sin precedentes de bulos y falsedades.

—Económica: precariedad laboral, deterioro del sector y concentración empresarial extrema

A estas cinco crisis se suma la actual crisis sanitaria, que intensifica cada uno de los ejes…

Antes de repasar la Clasificación de este año, solo quisiera destacar un par de cuestiones que repercuten especialmente en estos momentos sobre el deterioro de la información y sobre la crisis de confianza en el periodismo que sufrimos:

—La desinformación: la pandemia de bulos conoce dimensiones nunca vistas. Por un lado, países como Rusia y China han desplegado maniobras de propaganda sin precedentes (el diario italiano La Stampa ha llegado a revelar que los famosos camiones de ayuda rusa a Italia contenían material casi todo fake y sirvieron como tapadera para desplegar a agentes de inteligencia rusos en suelo comunitario). La propia Unión Europea ha denunciado una campaña de Rusia para desprestigiar a las instituciones comunitarias y las ideas europeístas, con cargo a la Covid. Objetivo: minar la confianza de los europeos en la UE. Paradójicamente, los mismos que fabrican noticias falsas acusan a los periodistas de crearlas y propagarlas…

Y también hay que recoger una Nota positiva al respecto: la dimensión de la pandemia de bulos ha obligado a las plataformas de Internet a movilizarse: Facebook, Whatsapp, Google, Twitter y YouTube han adoptado medidas para frenar la difusión de noticias falsas, en pro de la salud pública.

—Las cifras: Los datos y la información contrastada son la base del periodismo… pero el baile de cifras de contagios, muertes y altas médicas está siendo generalizado en todo el mundo, al igual que las peticiones de transparencia de la prensa. Si Europa es incapaz de armonizar las suyas en un tiempo razonable, muchos países cerrarán la crisis con CIFRAS FALSAS. China es el caso paradigmático, pero también Irán, Rusia o la India.

Vamos ya con lo más destacado de la clasificación de este año:

Noruega (1) vuelve a ocupar por cuarto año consecutivo la primera plaza, seguida de Finlandia (2) y Dinamarca (3, +2). Suecia (4, -1) y Países Bajos (5, -1) descienden levemente por el acoso a periodistas en internet.

A destacar la posición de Costa Rica en el puesto 7 (+3) y la de Uruguay en el 19

Y recordemos que España ocupa el 29, igual que el año pasado.

También a destacar la notable mejoría experimentada por Malasia (101) que sube 22 puestos y Maldivas (79, +19), gracias a la alternancia política… Son mejoras por la apertura democrática, e informativa, que ya impulsaron a Etiopía (99, +11) el año pasado.

Igualmente Sudán (159) ha escalado 16 puestos tras la caída de Al Bashir y la transición hacia la democracia.

Por el contrario, Haití (87) baja 21 puestos por las agresiones a periodistas… También bajan Comoras (75, -11), y Benín (113, -17), por violaciones de la libertad de prensa.

Europa (Unión Europa + Balcanes)

Aunque Europa sigue siendo el mejor espacio para ejercer la libertad de prensa, vemos con preocupación un debilitamiento del Estado de derecho, más violencia contra periodistas, y deterioro por la crisis económica y digital…

Los periodistas europeos se enfrentan a múltiples amenazas y cada vez son más los que tienen que arriesgarse para poder ejercer su oficio.

El caso más paradigmático es el de Hungría (89, -2). El primer ministro, Viktor Orban, se ha arrogado poderes propios de un estado policial, con su “ley Coronavirus”, que llega a imponer penas aleatorias de hasta 5 años de cárcel a periodistas que difundan fake news, según el criterio de las autoridades.

En una Europa sacudida por graves agresiones a periodistas –incluso asesinatos– es tiempo de que la libertad de prensa ocupe una posición central en las agendas políticas.

También nos preocupa el caso de Polonia (62º, -3), donde el control del Ejecutivo sobre el sistema judicial comienza a ser nefasto para la libertad de prensa.

América Latina y América del Norte

Empezaré por Estados Unidos (45, +3) que aunque sube tres lugares en la clasificación, presenta una imagen de deterioro notable debido al cultivo por parte de su presidente de las fake news, con el apoyo de cadenas y webs afines… la hostilidad hacia los periodistas y los medios de comunicación se ha intensificado y se ha vuelto más profunda. Pocos atacan a la prensa con tanta ferocidad como Donald Trump y esta actitud cotidiana suya ha empeorado aún más en 2020, en plena pandemia de coronavirus: los periodistas que cubren la gestión de la crisis por parte del gobierno sufren la ira continua del presidente durante sus conferencias de prensa, aparte de los disparates que suele difundir que incluso desmienten sus asesores…

Respecto a América Latina, la edición 2020 muestra un deterioro generalizado de la situación de la libertad de prensa en casi todos los países, con las notables excepciones de Costa-Rica y Uruguay. Pero en el resto, todo el horizonte se oscurece… Y donde más lo hace, sigue siendo México:

México (143o, +1), donde fueron asesinados diez periodistas en 2019, sigue siendo el país más peligroso del continente para la prensa. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha logrado frenar la espiral de violencia contra los periodistas y sus andanadas contra quienes le critican no augura nada bueno.

Desde que Jair Bolsonaro fuera elegido presidente de Brasil (107, -2), en enero de 2019, el país ha caído aún más en la Clasificación. Por segundo año consecutivo, pierde dos posiciones. Un descenso que continuará mientras Bolsonaro, su familia y los miembros de su gobierno sigan insultando y humillando a los periodistas y fomentando un clima de odio y desconfianza hacia la prensa, siguiendo el modelo de Donald Trump.

En Ecuador (98º,-1), durante las protestas por el giro neoliberal del gobierno del presidente Lenín Moreno aumentaron las agresiones a periodistas, imposibilitando casi por completo el trabajo informativo.

Lo mismo ocurrió en Chile (51o), que desciende cinco puestos en la Clasificación –en la edición anterior ya había perdido ocho–.

Venezuela (147) remonta un lugar, aunque esto se debe al empeoramiento de otros en la Clasificación y no a una mejora.

La prensa independiente de Nicaragua (117, -3) sufre una suerte parecida asfixiada por la feroz represión del gobierno del presidente Daniel Ortega.

Y Cuba (171), que baja dos puestos, se estanca en las profundidades de la Clasificación y sigue siendo el país peor clasificado de América Latina en cuestión de libertad de prensa.

África

Las amenazas son múltiples para el futuro del periodismo africano, donde el coronavirus amenaza con infectar aún más las dificultades para informar libremente. De los 48 países que conforman África subsahariana, 21 aparecen en rojo o en negro en el mapa de RSF. Quienes intentan producir información se enfrentan a una situación difícil e incluso crítica.

En los últimos años han caído dictadores y regímenes autoritarios en muchos países de la región, como Angola (106o, +3), Etiopía (99o, +11), Gambia (87o +5), República Democrática del Congo (150o, +4), Sudán o Zimbabue, por lo que han disminuido un poco las presiones que sufren los periodistas y todos esos países han mejorado su clasificación…

Sin embargo, ha habido pocos cambios profundos, los únicos que podrían favorecer el desarrollo de un periodismo de calidad, libre e independiente.

Asimismo, existen países como Tanzania (124o, -6) y Benín, que han experimentado grandes retrocesos.

Y algo que quiero destacar: RSF ha hecho un llamamiento, junto a 80 organizaciones pro Derechos Humanos para liberar a todos los periodistas presos en África por el grave riesgo para su salud, a causa del virus.

Asia y el Pacífico

En 2010, aún se alimentaban esperanzas de que la situación de la libertad de prensa mejorase en Asia y Oceanía. No obstante, la última década ha estado marcada por un estancamiento general. Esta región aún debe superar grandes desafíos:

Prácticas totalitarias en muchos países, crecimiento del populismo que desborda su odio a la prensa, o la gran concentración de los medios de comunicación… como por ejemplo en la India (142, -2), donde los periodistas han sido amenazados por cubrir escenas de hambruna y pobreza a causa del confinamiento o por criticar las medidas del inocultable tufo racista lanzadas por el presidente Narendra Modi contra los musulmanes…

Por no hablar de China (177), principal agente perturbador respecto a la libertad de prensa… pero…

El caso chino merece mención aparte

China es la principal cárcel de periodistas del mundo (108, según las últimas estadísticas), y allí el hipercontrol de la información es una viga maestra del sistema, China ya preocupaba a RSF antes del estallido de la pandemia, por el control total de la sociedad, con medios cada vez más sofisticados y letales para la libertad de prensa y todas las libertades públicas…

Pero el papel de China en la crisis de la Covid-19 merece especial atención, no solo porque el virus se originase en el país, sino porque ha evidenciado todos y cada uno de los vicios dictatoriales y depredadores de la libertad de información del régimen de Xi Jinping.

Mentiras, ocultación y desapariciones: la oficina de RSF en Taiwan demostró recientemente cómo la censura china ha espoleado la pandemia. Desde los avisos del famoso oftalmólogo de Wuhan, Li Wanliang (fallecido por la Covid), censurados en WeChat (el whatsapp chino) y Weibo (el buscador chino), que desencadenaron una insólita marea ciudadana a favor de la libertad de expresión, hasta los de periodistas ciudadanos hoy “desaparecidos”. El exhaustivo informe que RSF difundió el 24 de marzo demostró que “Si la prensa china fuera libre, el coronavirus no sería una pandemia”.

Por no hablar de las desapariciones “a la china”: dos periodistas ciudadanos han tenido especial relevancia en esta crisis, el abogado Chen Qiushi y el comerciante textil Fang Bing. Sus coberturas de las protestas de Hong Kong o el coronavirus en Wuhan tuvieron amplio eco hasta que fueron censurados y desaparecieron…  Confinamiento especial, nos tememos.

Cifras: nadie ha podido documentar las cifras chinas, pero varios periodistas locales y occidentales han podido comprobar cómo, el día de difuntos, las urnas entregadas a los familiares se contaban por decenas de miles. El Washington Post llegó a hablar de 40.000 muertos, frente a los poco más de 3.000 que admite el país y los ridículos 500 que añadió hace unos días….

A lo que hay que añadir la campaña de propaganda/Ofensiva de sus embajadas: con la que China quiere borrar su estigma de tierra originaria del virus. Y la deportación de corresponsales: 13 corresponsales estadounidenses ya han sido expulsados del país.

Aparte de problemas para la libertad de prensa en Singapur y Vietnam, nos preocupa el deterioro de la libertad de prensa en Australia (26, -5), que antes era un modelo regional y en esta edición de la Clasificación pierde cinco puestos debido a abusos policiales contra el trabajo periodístico. No conviene tampoco olvidar que en Asia se encuentra el país peor calificado del mundo en libertad de prensa: Corea del Norte (180, -1).

En Europa del Este y Asia Central…

Todo parece seguir igual… una región bloqueada. El desierto de los tártaros. Pero tras ese estancamiento se agazapa una tendencia preocupante. Sus gobiernos autoritarios o inestables dominan cada vez más la tecnología, por lo que nos tememos que aumente aún más la censura de los medios de comunicación. Rusia (149) y Turquía (154, +3) son los más agudos dolores de cabeza para RSF, Putin y Erdogan son pésimos ejemplos. Erdogan ha incrementado en Turquía la censura de los medios de comunicación, sobre todo en internet. Su gobierno carga contra todo el que discrepe de las informaciones oficiales. Y Putin controla la web empleando medios cada vez más sofisticados. La ley relativa a “un internet soberano” permitirá a las autoridades rusas desconectar la Red nacional de la del resto del mundo, supuestamente con el objetivo de proteger al país de las amenazas informáticas, en caso de conflicto. Ejercer el periodismo independiente supone riesgos incesantes e inadmisibles en Rusia.

La existencia de un internet nacional cerrado ya es una realidad en Turkmenistán (179o, +1), penúltimo país de la clasificación.

Oriente Medio y África del Norte 

El clima en el que trabajan los periodistas del Magreb se ha deteriorado en el último año, con procesos judiciales sin fin en Marruecos, o intimidaciones y prolongadas detenciones de periodistas en Argelia (146, -5), donde hay que hacer hincapié en el encarcelamiento del prestigioso periodista Khaled Drareni, corresponsal de RSF en el país (en prisión por las protestas previas a la pandemia, pero en riesgo por la misma).

Nos preocupa especialmente la situación de los periodistas sahararuis encarcelados en los territorios ocupados por Marruecos por su situación harto precaria, que el coronavirus puede agravar.

En Túnez (72) prosigue su transición democrática, aunque las reformas en el sector de la prensa tardan en llegar.

En Irán (173, -3) las condiciones ya de por sí deplorables de los encarcelados han empeorado este año, así como los ataques contra los periodistas que tratan de verificar las cifras de la Covid.

Irak (162, -6) cae en la clasificación y aparece en negro en el mapa de la libertad de prensa, por los ataques que sufren los medios que dan cuenta del descontento de la población en la calle, donde sufren hostigamiento de uniformados.

Las guerras que desgarran Oriente Medio han sido menos mortíferas en los últimos doce meses. Sin embargo, en esta región se sigue registrando el mayor número de periodistas asesinados. Diversas amenazas se ciernen sobre los periodistas y los medios de comunicación de la región, sobre todo en Siria (174).

Las naciones occidentales reconocen a Arabia Saudí (170, +2) y Egipto (166, -3) como países estables y aliados fiables en la región. No obstante, ambos tienen algo en común: son las dos mayores prisiones del mundo para periodistas, después de China.

Final

Me gustaría cerrar mi intervención con unas palabras del director del grupo de investigación de vacunas de la clínica Mayo de Nueva York, Gregory Poland: “Algo que hemos aprendido es que la negación de la realidad es mortal”.

La información honesta es agua potable para la democracia. Las mentiras son un virus.

 

Mapamundi y tabla de países con su lugar y variación entre el año pasado y este