“Cuando Paul Klee (1879-1940) invitaba a sus estudiantes de la Bauhaus a su casa para darles clase, solía ponerles un curioso ejercicio: observar su acuario. Les hacía mirar los peces tropicales, abría y apagaba las luces para que los alumnos se fijaran en cómo escondían sus aletas, en las variaciones de color, volumen y movimiento. Porque una pecera cambia constantemente”. Así comienza su artículo Vanessa Graell en las páginas del último número de La Lectura. Por eso no resulta en absoluto gratuito que en medio de la sala de exposición que la Asociación Joan Miró de Barcelona dedica a Paul Klee haya un acuario lleno de peces colorados y algas de distintas tonalidades. La muestra patrocinada por la Fundación BBVA tiene el objetivo de enseñar al gran público una cara quizás menos conocida del famoso pintor: su pasión por la naturaleza. Si bien el suizo logró la notoriedad consolidándose como un valioso ejemplo pictórico de las primeras vanguardias, es cierto también que la relación con la vida rural, la observación del paisaje y la ganadería son elementos imprescindibles a la hora de acercarse a su obra. Sobre todo, en la última fase de su vida y carrera, cuando empezó a sufrir de una enfermedad degenerativa e hizo del arte un refugio y de la naturaleza fuente de inspiración ante el reto de la enfermedad.
Dónde: Fundació Joan Miró, Barcelona
Cuándo: hasta el 12 de febrero