Las imágenes son la materia de la que está hecho el mundo de hoy. No sólo vivimos rodeados de ellas, las producimos, las habitamos y las consumimos. Somos imagóvoros. Mediante imágenes soñamos la realidad y levantamos acta de cada instante. Las necesitamos para certificar nuestros recuerdos y nuestros deseos. Producimos imágenes para construir memoria, para fabricarnos una suerte de hipermnesia digital que nos permita, como le ocurría a Funes el memorioso, poder recordar no sólo cada hoja de cada árbol de cada monte, sino cada una de las veces en que la habíamos percibido.
Los teóricos de lo visual se ocupan desde hace años de esta proliferación, que han asociado con términos como contaminación, ruido o grito. Con la intención –fallida– de revisar este reciente enfoque casi apocalíptico sobre los excesos ocularcentristas de nuestra época, y suscitar una mirada más tolerante o incluso positiva hacia nuestras adicciones visuales, se acaban de celebrar en el CA2M de Móstoles las XVII Jornadas de estudio de la imagen, tituladas este año El susurro de las imágenes, en referencia a Roland Barthes y su frase el susurro es el ruido que produce lo que funciona bien.
Con un formato que incluía talleres con artistas, conferencias y sesiones críticas, por las jornadas han pasado teóricos como Ernst Van Alphen o Thierry Davila, artistas de prestigio como Joan Fontcuberta, Daniel García Andujar, Antoni Muntadas o Ursula Biemann, y creadores emergentes cuyos proyectos fueron seleccionados para ser sometidos públicamente al escrutinio de los consagrados.
A pesar de la presentación inicial de la directora Aurora Fernández Polanco, reivindicando el Cantar de los Cantares –nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír— frente al Libro de las Lamentaciones, las jornadas apuntalaron lo que parecían querer derruir. Por enésima vez se defendió la necesidad de un discurso que legitime ideológicamente cualquier imagen producida desde supuestos artísticos, y el valor del posicionamiento social frente a la espontaneidad. Una cantinela que llevamos oyendo muchos años y que se traduce en una creciente tendencia entre los artistas visuales contemporáneos a trabajar con archivos e imágenes de otros, circunstancia que quizás pueda ocultar su miedo a crear imágenes propias en unos momentos en que la producción visual popular es ingente, de libre acceso y, en algunos casos, tremendamente interesante.
El proyecto Pintando China ahora de Brody y Paeteau, sin duda la más fresca, potente e intrínsecamente artística propuesta de todo lo que vimos, la única capaz de emocionar sin necesidad de llevar ningún discurso de guarnición –que además sí lo llevaba–, fue precisamente vapuleada por su ambigüedad ideológica. Entre los lapidadores, un Muntadas prepotente, vacío y mediocre, con el que babeaban los organizadores, capaz de presentar, tras haber tachado de academicista esta arriesgada propuesta, su video La construcción del miedo, una suerte de Documentos TV pretencioso, cursi y vulgar sobre la inmigración entre Africa y España, que apestaba a corrección política y a subvención oficial.
Era doblemente interesante asistir a la escenificación de esta pretendida autenticidad ideológica desde un centro como el CA2M, que no es sino el carísimo y despoblado fruto de una pugna por el uso político de la cultura.
» Apestaba a viejuno»
Emilio,
» Apestaba a viejuno»
Emilio, totalmente de acuerdo con tu opinión. Las jornadas pusieron de manifiesto esa norme brecha en la que vivimos entre los que organizan las jornadas y algunos de los que asisten, entre los educadores y los alumnos, entre escuelas e instituciones modernas y usuarios del siglo XXI. Las intervenciones de la directora y de algún invitado «amigo» de la vieja escuela eran patéticas y evidenciaban la falta de conocimiento de lo que pasa en el mundo y en particular en el ámbito artístico.
Extraído de «4 años y medio
Extraído de «4 años y medio (de Lucha) contra las Mentiras, la Estupidez y la Cobardía» (Brody y Paetau, 2010):
« (…) Nuestras prioridades se puede contar con los dedos de una mano:
1. Actitud directa ante situaciones ambiguas.
2. Ser literal es una ventaja conceptual.
3. El sentido del humor es un arma.
4. La capacidad de ser critico es vital – lo demás son excusas para mantener al Poder en su sitio.
5. Vamos a luchar HASTA EL FINAL (…) »
Das Leben der Anderen
La sensación que yo cogí de estas Jornadas es prácticamente lo que Emilio dice. Un juego entre la alteridad y la ambigüedad. La mayoría de los proyectos estaban enfocados en mostrar los martirios de los “otros”, incluso en el caso del cubano Ernesto Oroza, que presentó su trabajo -excelente e impecable en todo- pero distanciándose de ello, igual demasiado. En la misma línea trabaja Ursula Biemann, con un cierto tipo de austeridad, de distancia fría, neutra, o el caso de Rosangela Rennó, que parecía que ella misma era comisaria de su propia obra, ya que ella no producía nada, sólo concebía proyectos y pedía la colaboración de artistas para obtener materiales.
En cierto modo, me impactó toda la escena en la presentación de “Pintando China Ahora”. Con la fácil excusa de falta de discurso, que está claro que los artistas tenían, emergió toda la bestia. La bestia de la ambigüedad. La mayoría de los artistas mencionados junto con Antoni Muntadas trabajan realmente “explotando” el trabajo o las condiciones de vida de los demás. Utilizan imágenes duras a sabiendas que van a provocar a nuestra mente occidental. El recurso es fácil y funciona. Cualquier imagen de miseria, de pobreza, de sudor, de suciedad, de miedo, de dolor, ha desaparecido de las ciudades occidentales –o por lo menos se intenta que desaparezca– y por consiguiente cuando nos enfrentan a ellas se nos saca del inestable río de felicidad, perfección y seguridad en el que estamos placenteramente sumergidos.
Pero el punto de contradicción no está allí, se halla en el hecho que Brody y Paetau, en mi opinión, han explicado claramente su posicionamiento, que no era otro que seguir explotando a todo el sistema, mientras los demás les insultaban con comentarios sobre nazismo y infantilismo. Y justo aquí me vino la patada en el estómago. ¿El discurso artístico puede borrar los pecados, como si fuera una absolución sacramental? Los discursos presentados por Antoni Muntadas, Ursula Bienmann o por Rosangela Rennó, han justificado sus acciones, sus trabajos con archivos e imágenes de otros, les han dado el derecho a entrar en el panteón de los artistas. Cualquier discurso que tenga que ver con geografías, con redes, con archivos, con el postcapitalismo o con la sostenibilidad (no podemos perdonar nuestros pecados tan fácilmente) está bendecido y bien visto.
Si, me ha gustado el posicionamiento de la pareja Brody y Paetau; ha sido un proyecto sarcástico, cínico, provocativo, ambiguo. Ha sido uno de los pocos que realmente han generado susurros entre la sala y han sacado muchos nervios a la superficie. Ha cumplido la función de una performance, ha agitado realmente al público y sus perturbadas mentes.
Habemus Neopop
No tengo
Habemus Neopop
No tengo sensaciones de las Jornadas pero tengo algunas de las lecturas.
Hace tiempo que la obra de arte no mantiene con la narración un vínculo de necesidad, aunque tal vez debiéramos esperar a que el neopop o algún expresionismo abstracto al uso nos refrescara la memoria.
La narración -discurso, chapa, paja mental, argumentación, explicación…- debiera tener adalides menos ortodoxos y más provocadores. Se lo merece.
Brunelleschi abriría la lata del neopop narrativo digital o neopop digital narrativo, pero cuidando mucho el significado -cuando prevaleciera sobre el significante-. Al menos tanto, como lo hicieron los surrealistas.
Brulleneschi santo súbito!
¿No le estaremos pidiendo
¿No le estaremos pidiendo demasiado al arte?
Hemos pasado del «todo vale» de finales del s. XX al «nada vale» de ahora. Los artistas retuercen sus neuronas a la búsqueda de discursos lo bastante comprometidos para legitimar sus obras ante los santones del desasosiego, que nunca encontrarán suficiente responsabilidad en ellas.
Los problemas políticos y sociales se deben abordar con proyectos políticos y sociales, no con instalaciones artísticas. Usar el arte para resolver este tipo de conflictos es una frivolidad que no hace sino quitarles importancia.
El arte es escalofrío privado, pulsión íntima, fogonazo onanista, reacción química entre alguien y lo que ignoraba que tenía dentro. El arte puede ayudar a despertar sensibilidades, pero hay ciertos conflictos que sólo pueden ser resueltos con otro tipo de talentos. No le pidamos al arte que nos arregle el mundo y la vida.
hola emilio!muchas gracias
Hola,
No asistí a las
Hola,
No asistí a las jornadas, pero sólo un comentario:
Con respecto a lo que a escrito Ondrej Brody, me impresiona la sensación que deja tu comentario sobre el evento, lo positivo del público, lo negativo de la organización. La tratienda que describes es ridícula. Por mi parte, he descubierto vuestro trabajo a través de este artículo. Bravo.
un debate muy interesante,
un debate muy interesante, ¡¡¡Enhorabuena!!!
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