Sublime las milésimas de segundo en que Ana Pastor procesa tal vez cinco o diez respuestas diferentes ante la pregunta (¿Usted da dinero, acoge inmigrantes en su casa?) con que Marine Le Pen intenta escabullirse de la entrevistadora. Con la mirada fija, la respuesta concisa logra que siga contra las cuerdas.
ENTREVISTA
Lo sublime:
Las milésimas de segundo en que Ana Pastor procesa tal vez cinco o diez respuestas diferentes ante la pregunta (¿Usted da dinero, acoge inmigrantes en su casa?) con que Marine Le Pen intenta escabullirse de la entrevistadora. Con la mirada fija, la respuesta concisa logra que siga contra las cuerdas.
Lo grotesco:
La estrategia de Marine Le Pen para defender sus propuestas xenófobas: pasar al ataque individual (contra el crítico) y al lenguaje hiperbólico (para simular un panorama apocalíptico). La retórica esgrimida (¿usted acoge inmigrantes en su casa?) siembra miedos (invadirán tu propia casa) y distorsiona la realidad: la protección de los derechos humanos se hace con leyes y redes de seguridad social financiados con los impuestos que un Estado acuerda para asegurar la convivencia.