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Mientras tantoFestival de Almagro 2018 (I) - Teatreros, servilletas y berenjenas

Festival de Almagro 2018 (I) – Teatreros, servilletas y berenjenas


Este verano mi olfato de dálmata me ha hecho perderme los primeros días del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, pues me he demorado olisqueando teatritos madrileños y me he quedado sin ver infinidad de cosas… Por ejemplo, me he perdido Desengaños amorosos, que he escuchado que estaba muy bien, y es que las piedras del corral aún recuerdan, días después, algunos de sus desengaños…        

Y vuelta al misterio de las servilletas… Esta la encontré en la plaza

 Me he perdido numerosos conciertos, y también El banquete, de la CNTC, que no vi en el Teatro de la Comedia. Junto con esta, la CNTC ha mostrado en Almagro El burlador de Sevilla y Los empeños de una casa. Les quedan otras dos reposiciones, la pareja de damas, la boba y la duende. He preguntado por qué este año no tenían ningún estreno, y nadie me ha sabido responder. Prometo investigar más a fondo en lo que queda de Festival.

También me he perdido un radioteatro, al que ahora llaman Ficción sonora, dentro de un programa de la señorita Cortina y su amigo Galindo, con Casa con dos puertas… Pero gracias a la magia de la radio lo escuché desde la capital en directo, cerré los ojos y me sentí en el Corral de Comedias…

Otra servilleta hallada cerca del Parador

Me perdí casi todo el Barroco Infantil, con seis obras en competición, dos de ellas sobre el Quijote (El libro andante y Aventuras de Don Quijote, que ha sido la ganadora de esta edición), una a partir de un texto de Cyrano de Bergerac (Los imperios de la luna), una a partir de Shakespeare (Una tempestad) que llegaba desde Ecuador, una a partir de un cuento de Perrault, La ratita presumida, y la que sí que pude ver, basada también en Perrault y su Caperucita, Feroz, que llegaba desde México y que trataba en tono infantil un delicado tema que no era tan infantil.

Me perdí una compañía andaluza que quiso traer a La Mancha Todo Lope (o casi) y una manchega que mostró un auto sacramental de Calderón, La hidalga del valle.

El viernes 13 este perro que les habla se embarcó en la bodega de un autobús que estaba estacionado en Méndez Álvaro y que según escuché paraba en Almagro… Y allí estuve mucho tiempo hasta que por fin una de las veces que se abrió el maletero para que algún viajero recogiera su maleta, olfateé el aire, y noté el olor seco a teatro y berenjena de cada verano, y me bajé, asustando a una mujer que no esperaba encontrar un dálmata tras su maleta.

Y allí estaba de nuevo, impaciente porque tenía que elegir el momento adecuado para entrar en Aurea sin ser percibido… Sí, en Aurea, allá donde el año pasado otro perro triunfó más que yo… Pero esa es otra historia. Este año iba a empezar a las 20h. La vida es sueño a cargo de la compañía Théâtre de la Tempête, un interesante montaje con muy buenos actores y demasiado humo que puso a prueba los conocimientos de francés de los espectadores, y sobre todo los míos, porque para no llamar demasiado la atención y que nadie se preguntara qué narices hacía un dálmata ahí metido, me coloqué en un sitio desde el que no podía ver los subtítulos.

Otra servilleta más

Cuando terminó la función tuve que esperar a que nadie mirara para salir corriendo de mi escondrijo y acudir a ver a Morboria con De fuera vendrá…, de Moreto, que este año tiene aniversario… Ver a esta compañía siempre me produce mucha impaciencia, porque Morboria siempre es una fiesta. Esta divertida función (y sobre todo el gracioso personaje de Chichón) fue el gran éxito entre los habitantes de Almagro, y el día siguiente al estreno ya lo comentaban todos en la plaza. Yo me quedo con la parte musical y los bailes, sobre todo, el baile de los cojines, cubos y escobas… 

También pude ver La Celestina de la compañía valenciana Bambalina, en que con dos actores y unos títeres creados a partir de la cabeza de cada personaje contaban La Celestina en una muy lograda versión que solventaba todos los problemas de adaptación que tiene la obra.

La Celestina de Bambalina

Pero antes de ver La Celestina en el Corral, escuché algo terrible, que creo que no tenía que ver con el Festival… En la plaza había unos hombres y mujeres bailando unos bailes regionales, mientras otros cantaban, y los espectadores disfrutaban y aplaudían, y de repente se escuchó la letra de una canción que decía algo así: «si tu mujer es mala, mátala, mátala… si no tienes navaja, tómala, tómala…» Mientras se oía esto, los que estaban sobre el escenario bailaban, y de repente no sé qué más pasó, porque por unos momentos, unos cinco minutos, le cogí odio a la raza humana y me evadí y me alegré de ser un dálmata escurridizo.

 Bailes con canción de letra inmunda

Por lo demás, todo sigue igual, aunque haya cambiado parcialmente el equipo. Los trabajadores del Festival (los de oficinas, los técnicos, los de taquilla y sala…) siguen corriendo de acá para allá para poder hacerlo todo… Y los espectadores también siguen a lo suyo, entrando al teatro… Creí ver a Mr. Pap allá a lo lejos, no sé si era él, porque de repente desapareció corriendo… Y la plaza está llena de teatreros, eso también, a veces cruzarla se complica.

Dos guapas teatreras pilladas infraganti en pleno paseo previo a irse de jarana

Bien, por hoy la crónica ha acabado, con poco cotilleo, y poca aplicación del Método Torres que aprendimos el año pasado. En lo que queda de Festival trataré de hace un extendido uso del método… Y, entre otras cosas, prometo investigar por qué en las camisetas en vez de poner el número 41 (el Festival ha llegado ya a la edición nº 41) pone «40+», prometo dar con el autor de las servilletas escritas que me he ido encontrando por las calles, y prometo hacer una encuesta de por qué en todas partes huele a berenjenas, pero nadie las come.

Continuará…

@nico_guau

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