Fotos del #15M: ‘Cuando se apagan las farolas brilla Sol’ (I)

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Primavera del año 2011. Un movimiento denominado Democracia Real y #15M convocan una manifestación un domingo en Madrid. Era el 15 de mayo, fiestas de San Isidro de la capital. Regreso de un viaje de Barcelona y, por casualidad, me encuentro con una amiga periodista en Príncipe Pío que acaba de venir de la manifestación; una pancarta y un abrazo. A voz en grito me dice: ‘¿No te has enterado, Fátima? Esta manifestación fue convocada por internet’. Cara de póker y respuesta negativa. Se había terminado la función y no me había dado tiempo vivirla de cerca.

 

Entonces, recuerdo todos los hashtags de Twitter y el #nonosrepresentan. La crispación política ya paralizaba España y la palabra crisis era más que una evidencia. En mi mente, un futuro próximo: Estados Unidos, Austin, después de varios meses para conseguir un visado J1 que me permitiera formar parte de una de las mejores universidades del mundo, de la UT. Mientras tanto, en Madrid, mi refugio, una buhardilla de menos de 30 metros cuadrados en la calle La Independencia, en Ópera, a 5 minutos de Sol, el epicentro de lo que muchos llamarían Spanish Revolution y de numerosas movilizaciones. Sueños y quimeras. A partir de ahí, noches de insomnio voluntario. Después de las clases de la Universidad, acudí a Sol durante varias semanas seguidas, hasta el mes de junio. Nunca llevé una cámara de fotos, siempre el móvil, siempre las redes, donde me despachaba a gusto. Muchas noches acudí sola para mezclarme con la gente, charlar con los que hacían la acampada y con algunos periodistas que merodeaban a altas horas de la noche.

 

Una noche conozco a Joseba Elola, de El País; otra noche, a un escritor, también periodista, cuyo nombre he olvidado, y otras tantas observo, hablo con la gente y tomo fotografías. Sabía que era un acontecimiento histórico, pero me costaba imaginar cómo evolucionaría y qué resultados daría. Me identificaba con el fondo pero no con la forma, jóvenes variopintos reunidos en la Puerta de Sol, algunos hippies y otros no tanto. Me entusiasmó desde el primer momento, por su espontaneidad, por su rebeldía. Pero, he de confesarlo que viví la experiencia como observadora de algo nuevo, un movimiento social que me llamaba la atención, que apoyaba, pero que tenía un futuro incierto por su falta de liderazgo, por su carencia organizativa. En el segundo aniversario, rememoro aquellas noches y aquellos fines de semana que se sucedieron al 15M, con alegría pero, al mismo tiempo, con tristeza…

 

(Continuará)

 

Pancarta 

 

En la espalda de un conocido

 

Acampada Sol 2011 

 

Acampada Sol 2011 

 

Original cartel 

 

Original cartel 

 

* Todas las fotos han sido realizadas por la autora de este blog.

Fátima Margu nace en la antigua Emérita Augusta (Mérida, Extremadura) un caluroso verano de 1981. Ha trabajado como profesora de Universidad, periodista e investigadora. Aficionada a Internet y eterna alumna con una única vocación: cuestionarse qué está pasando para procurar llegar a la Verdad de las cosas. Alma viajera, siempre con la intención de hacer extraordinario aquello que para muchos pasaría desapercibido porque no se pararon a observar la belleza o el trasfondo que una instantánea puede condensar.

1 COMENTARIO

  1. Comprendo lo de la tristeza
    Comprendo lo de la tristeza si es que en algún momento llegaste a pensar que un movimiento así tendría más consecuencias que el desfogue de los descontentos…, y ahí se acabó el ‘increíble’ movimiento espontáneo…
    Eso es to, eso es to, eso es todo amigos, y cómo buenos cerditos todos volvieron al corral, preparados para el matadero…

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