A veces, el sol se siente artista, y hace con nuestras tijeras y cartulinas, sus dibujos desde lo alto. Trabaja igual que lo haría un siluetista chino: con paciencia, tenacidad y constancia; el verdadero camino –dicen- del arte. ¿Qué arte? ¿El de una sombra furtiva que pasa por las paredes de nuestra casa, sin dejar ninguna huella?