Hipótesis de golpe

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Los apocalípticos tenemos una ventaja: la realidad casi siempre nos sorprene con un escenario algo más risueño del que nosotros hemos imaginado. No sé si esta vez se cumplirá la regla. La cuarta guerra mundial, esa que luchamos sociedad civil y poderes, puede ser sorprendida por un golpe de estado planetario no previsto.
La hipótesis es la siguiente. Los poderes reales, que son pocos y gustan de concentrarse, saben que algo está oliendo mal. La saturación del planeta, incapaz de darnos de comer a todos y por tiempo infinito, las nuevas redes horizontales de ciudadanos (desde grupos de consumo, neocampesinos o recicladores portmodernos hasta grupos autogestionarios, anarcofeministas o veganos radicales), los microconflictos que acontecen en todas las latitudes, las rebeliones del agua o los triunfos del neopopulismo hacen dudar del futuro del sistema en el momento en que mejor le va a los que se benefician de él. Desde que los capitalistas inventaron el dinero de mentira (el mercado financiero), nunca jamás habían ganado tanto dinero como en este tiempo de productos y mentiras tóxicas.
La torpeza de algunos políticos tradicionales, que aún  no se deciden a trabajar de manera explícita para sus verdaderos amos, y los brotes de rebeldía son malos para los planes del poder real. Algo hay que hacer. No pueden permitir ellos que el control del caos se les vaya de las manos ahora que han logrado que la gente se olvide de la lucha de clases y cuando, de manera magistral, creían haber convertido a cada ciudadano de los países ‘ricos’ en autómatas que tienen dentro de sus cuerpos la esencia del capitalismo y que, por tanto, jamás se levantarían contra él.
Por eso la hipótesis es la de un Golpe de Estado Mundial: eso es lo que está ocurriendo ahora con esta especulación grosera entorno a las deudas soberanas y a las economías supuestamente desarrolladas. Cuando acabe la tormenta (si es que la estrategia no es mantenernos en la zozobra continua), los poderes nos tendrán mejor amarrados y no habrá duda de quién manda aquí. Estamos viendo en directo el mayor robo económico y plantearlo de la historia de esta especie. Y no nos estamos enterando.

Me perdí en Otramérica, esa que no es Iberoamérica, ni Latinoamérica, ni Indoamérica, ni Abya Yala... y que es todas esas al tiempo. Hace ya 13 años que me enredé en este laberinto donde aprendí de la guerra en Colombia, de sus tercas secuelas en Nicaragua, de la riqueza indígena en Bolivia o Ecuador, del universo concentrado de Brasil o de la huella de las colonizaciones en Panamá, donde vivo ahora. Soy periodista y en el DNI dice que nací en Murcia en 1971. Ahora, unos añitos después, ejerzo el periodismo de forma independiente (porque no como de él), asesoro a periódicos de varios países de la región (porque me dan de comer) y colaboro con comunidades campesinas e indígenas en la resistencia a los megaproyectos económicos (porque no me como el cuento del desarrollismo). Este blog tratará de acercar esta Otramérica combatiendo con palabras mi propio eurocentrismo y los tópicos que alimentan los imaginarios.