Poco podían imaginar los responsables de la exposición “Dirt” (“Suciedad”) que su reflexión sobre la limpieza y la suciedad, y el tiempo que tardó Europa en asumir que la limpieza era un asunto de salud pública, que las calles de Londres y de otras ciudades británicas iban a convertirse este verano en basureros humeantes. Tal vez las revueltas, sus orígenes y formas les dé ideas a los directivos de la Wellcome Collection para hacer una muestra pedagógica. Las terribles condiciones de vida de la clase trabajadora unidas a los prejuicios morales y científicos coadyuvó a que la esperanza de vida en el Reino Unido fuera a mediados del siglo XIX de 43 años. Esta historia de la higiene no descarta en su periplo las derivaciones de una utilización siniestra, como cuando sirve para justificar teorías racistas. Una portada del periódico nazi “Der Stürmer” recogía la “visión” ideológica de un microscopio: microbios portando símbolos judíos y comunistas.