(Se puede leer la primera parte aquí.)
MARCELO.- No me has contestado… ¿Esto no se parece al musical Cabaret que está en cartel ahora mismo?
Finea miró muy enfadada a Marcelo…
FINEA.- Y ahora os calláis todos, que voy a contaros la obra que vamos a ensayar.
Se miraron y no supieron qué decir. Finea comenzó a hablar…
FINEA.- Berlín, años 30. En el pasillo de un supermercado de luces decadentes, humo espeso y copas que tintinean hasta la madrugada, hay un cabaret, el Supercabaret. La murciélaga Finea Bowles despliega su magnetismo oscuro sobre el escenario. Su canto, lleno de deseo y misterio, seduce a todos los que entran en el Supercabaret, entre ellos Marcelo Bradshaw, un murciélago cansado de la rutina, que llega a Berlín ávido de descubrir un mundo más grande que la rústica cueva donde ha crecido.
El Supercabaret, regentado con mano firme y sueños rotos por Fräulein Carol (cajera del supermercado durante el día), se convierte en el epicentro de encuentros, pasiones y contradicciones. Allí, entre números musicales, confidencias tras bambalinas y el ritmo frenético de una ciudad en transformación, los personajes buscan un refugio contra la amenaza exterior que acecha, aunque pronto comprenderán que el Supercabaret es solo un espejismo: un lugar donde el brillo de los focos no consigue ocultar las sombras de la realidad.

ACTO I
Escena 1 – El Supercabaret
El maestro de ceremonias del Supercabaret, Tiago, canta una canción con sus murciélagas cabareteras y en ella refleja lo disoluta que es la vida allí dentro. Ellas enseñan más arriba de la liga cuando bailan. Fuera hace frío, pero dentro del Supercabaret hace calor, todo está calentito, las bebidas, las murciélagas, Finea Bowles… En el pasillo del papel higiénico se oye un reconocible chirrido de una cama desvencijada…
Escena 2 – Encuentro en Berlín
Marcelo Bradshaw, murciélago viajero y escritor frustrado, llega a Berlín en busca de inspiración. Como tiene frío, ve una puerta abierta y entra… Y justo entra en el Supercabaret, donde está a punto de cantar Finea Bowles, la estrella del local. Ella canta una canción llamada No se lo digas a mi mamá murcilélaga, y se la dedica a Marcelo, al que acaba de ver entrar por la puerta. Se trata de una canción muy picarona en que enseña más arriba de la liga, y él queda fascinado por su energía y por lo que ella tiene más arriba de la liga. Ella canta porque esto es un musical y los personajes cantan. Pero es una canción que, como la de la escena anterior, se canta a los que están tomando algo en el Supercabaret, no es una de esas canciones que se cantan porque sí.
Escena 3 – ¿Y dónde voy a dormir?
Finea, tras su canción, se acerca a Marcelo. Se dicen cosas, como que ella bebe ginebra, que él es escritor, que ella está un poco chiflada, que él quiere triunfar. “Toma, yo también”, dice ella justo cuando la llama Tiago, el maestro de ceremonias, para cantar otra canción. Esta vez canta una menos picarona, Sombras de neón en los pasillos del súper, en la que muestra su personalidad libre, caótica y seductora. La canta porque es la cantante del Supercabaret, no porque se haya vuelto loca. Al oírla, Marcelo se siente más atraído por ella aún, mientras Tiago observa desde un rincón, consciente de que el cabaret no es solo diversión.
Cuando Finea ha terminado de cantar, Marcelo dice que tiene una maleta y una máquina de escribir dejado debajo de una mesa, y que no sabe dónde va a dormir. Tampoco sabe debajo de qué mesa ha puesto sus cosas, porque todas las mesas son igual de redondas. Finea le lleva a ver a Fräulein Carol para que esta le alquile para pasar la noche una caja de cereales en los vestuarios del súper. Marcelo tiene poco dinero, pero es tan guapo que convence a Fräulein Carol, quien le canta una canción sin venir a cuento.
Escena 4 – El alumno
Aparece un personaje que es un poco chistoso y sospechoso. Se llama Agapito, y es un alemán que quiere que Marcelo le enseñe inglés. Con el dinero que Marcelo gane dando clases, podrá pagar muchas noches seguidas la caja de cereales que le alquila Fräulein Carol, esa casera tan caótica y desordenada. Agapito le canta una canción a Marcelo, así, de repente, sin que este se la pida. Marcelo pone cara de “¿hola? ¿perdona? ¿te he pedido yo que me cantes?”
Escena 5 – Aleteo de medianoche
Es la más larga de toda la obra. Marcelo y Finea comparten una escena íntima en el escenario vacío del Supercabaret. Ella le invita a vivir sin reglas, pero él dice que prefiere tener reglas y le escribe un largo documento de varios folios con sus reglas. Ella le responde que es tremendamente aburrido, sobre todo porque ha tardado dos horas y media en escribir las reglas y ha tenido a los espectadores mirando y que a ella le ha dado tiempo hasta a ir a hacerse la manicura al otro lado de la ciudad y volver. Cantan una canción que se llama Aleteo de medianoche, y empieza su relación de amor. Con esta canción, vemos cómo Marcelo también se ha animado a esto de cantar sin venir a cuento, que es algo que se estila mucho en los musicales. Pero no todo es lo parece, porque llega un murciélago desconocido y le dice a Marcelo que les presentaron en Londres en un club que madre mía, qué club, y le planta un beso en los morros.
Continuará…
@nico_guau





