Imitar a un genio

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No exagero al afirmar que se han escrito muchos cientos de libros sobre el ajedrez, abarcando todos los temas imaginables, bien sea historia del juego y de los jugadores más sobresalientes. También libros que recogen los torneos más importantes que se juegan en el mundo y sobre todo, libros centrados en el aprendizaje de este juego, tales como cursos completos guiados por los mejores jugadores del mundo, otros con múltiples ejemplos de cómo atacar al rey contrario o dedicados a mejorar los sistemas de defensa y sobre todo, cientos y cientos de libros sobre las tres facetas principales del juego: aperturas, medio juego y finales.

 

La finalidad principal de casi toda esta literatura es conseguir que aumentemos la comprensión del ajedrez y así elevar lo más posible nuestro nivel de juego, pero al margen de toda esta formación “académica”, el ser humano tuvo que aprender desde sus orígenes a “buscarse la vida” de la forma que sea y el ajedrez no quedó excluido de esta particularidad de nuestra personalidad y es debido a eso que a lo largo de los siglos, se han propuesto todo tipo de consejos encaminados a conseguir la victoria sobre nuestro rival.

 

Uno de las picardías más conocidas propuesta en el siglo XVI y que en la actualidad ya parece infantil, es el consejo de colocar a nuestro rival frente a la ventana para que sea deslumbrado por el sol; también se recurre a trucos como ponerse a silbar o practicar un insoportable y continuo taconeo y cómo no, en estos tiempos, está a la orden del día todo tipo de trampas mediante el uso camuflado de los teléfonos móviles o cualquier otro artilugio electrónico.

 

Como la imaginación del ser humano (al igual que su estupidez), debe ser infinita, hace tiempo, alguien llegó a la siguiente conclusión:

 

“Un maestro lo es porque hace buenas jugadas. Si juego contra un maestro y hago las mismas jugadas que él, serán igual de buenas que las suyas y por lo tanto, será imposible que me gane, ¡así que he descubierto la manera de empatar incluso contra el campeón del mundo!”

 

¿Les parece una payasada esta picaresca, picardía, argucia, o como quieran denominarla? ¡lo es!, pero créanselo o no, este personaje intentó su “estrategia infalible” contra nada más y nada menos que el genial cubano y ya casi campeón del mundo por aquél entonces, José Raúl Capablanca.

 

 

Vamos a ver cómo se desarrolló y terminó esta majadería sin igual que ha pasado con todo merecimiento a la no-historia del ajedrez

 

 

 

Blancas: José Raúl Capablanca (1888-1942) 

Negras: Desconocido -afortunadamente- 

Lugar y fecha: Nueva York, 1918

 

1.e4 e5 2.Cc3 [Esta jugada constituye la Apertura Vienesa, pero debido a las transposiciones, derivará finalmente en otra apertura]

 

2…Cc6 3.Ac4 Ac5 4.Cf3 Cf6 [Ahora, se ha alcanzado una posición perteneciente a la Apertura de los 4 Caballos]

 

5.0–0 0–0 6.d3 [Y finalmente, la posición alcanzada, podría denominarse Apertura Italiana, variante Giuoco Pianissimo, que en italiano quiere decir algo como «juego muy lento» ¡Cosas del ajedrez!, no me echen la culpa a mí.]

 

6…d6 7.Ag5 Ag4 [El rival de Capablanca sigue con su idea de repetir todas las jugadas que haga el maestro]

 

8.Cd5 Cd4 [El negro sigue como si nada. Desde luego, que si esta táctica de imitación no tuviera consecuencias, el ajedrez no sería conocido como el rey de los juegos]

 

9.Dd2 [Pequeña trampa de Capablanca, basada en la siguiente línea: ]

 

[Si 9…Axf3 10.Axf6 gxf6 11.Dh6 Amenazando Cxf6+ con posición superior, pero el negro tiene una idea mejor ¿adivinan cuál?]

 

9…Dd7 [¡Por supuesto!, pero el gran Capablanca dice «hasta aquí hemos llegado» y demuestra cómo la táctica imitadora de su «imaginativo» rival, no conduce más que a una rapidísima derrota]

 

 

10.Axf6 [10. Cxf6+ era incluso mejor, pero este movimiento da jaque al rey y hubiera impedido que su rival continuara con la descarada táctica imitadora y, probablemente, el genial cubano lo que desea es precisamente ¡que su rival siga imitándole! ¡sublime Capablanca!]

 

10…Axf3 [10 jugadas consecutivas de «provocación» a uno de los mejores jugadores de la historia, son más que suficientes y D. José termina rápidamente con la payasada]

 

 

Vean la posición absolutamente simétrica

Capablanca da jaque mate en 4 jugadas

 

 

11.Ce7+

 

 [Ahora no hay imitación que valga, pues el rey de nuestro «audaz» y misterioso amigo, está en jaque]

 

11…Rh8 12.Axg7+ [«Yo soy José Raúl Capablanca», parece decirle el genio al realizar esta maravillosa jugada]

 

12…Rxg7 13.Dg5+ Rh8 14.Df6

 

[Y se acabó el circo con el único resultado posible ante tamaña desfachatez y ante semejante rival: Jaque mate] 1–0

 

  

Posición final

 

 

 

El genial artista marcial Bruce Lee, decía a sus alumnos:

 

“No me imitéis, porque como mucho lo haréis como yo, defectos incluidos”

 

Luis Pérez Agustí