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Mientras tantoJuan Molina Raspal emprende su último vuelo

Juan Molina Raspal emprende su último vuelo


[Ante la súbita desaparición de Juan Miguel Molina Raspal en su querida Alcarria, cuando apenas había empezado a volcar en esta bitácora de fronterad su amor por la naturaleza y sus bichejos, nos deslizamos en su casa para ofrecerle un pequeño homenaje con una de sus preciosas fotografías, un retrato que le hizo recientemente su hermana Chus en el cementerio de Guadalajara, donde fuimos a recordar a sus padres, y un artículo de su amigo José Suárez-Inclán]

Juan, como desde hace tiempo hablábamos por chat voy a seguir haciéndolo. Siento privarme de tu deliciosa voz grave, pero ya sabes que ambos siempre hemos sido un poco vagos para el teléfono. Como la última vez que nos vimos fue en el homenaje a nuestro amigo Chema, te quiero repetir unas palabras que le dije a él. Las escribió Jünger en la Carta a un amigo desaparecido: “Que seamos capaces de conversar con nuestros amigos muertos sin tantas trabas y miramientos se debe a que nuestra memoria prefiere contemplar la vida inflamada antes de quedar reducida a ceniza”. Nunca fuiste hombre de trabas ni miramientos y sin embargo tu vida inflamada de vida llena la mía de recuerdos. Muy vivos todos. Porque eras hombre de la tierra. De los campos alcarreños que hemos caminado juntos, que comenzaban en la casa que compartías con Luisa, alentados con el vaho de vuestros perros; de los ríos trucheros, el Alto Tajo, donde pescábamos –más bien donde pescabas tú mientras yo lanzaba inútilmente–, el humilde Tajuña…; de los mares gallegos donde pasamos más de un verano, de los árboles y el cielo de los pájaros… Siempre implicado en la tierra y en su aliento, que defendías sin tópicos: tus hermosas, delicadas, poéticas fotos sobre pájaros, corzos y musarañas, búhos, árboles, amaneceres y atardeceres, campos fríos o achicharrados, nos incluían a todos: también a tus amigos. Y no solo. Extendiste, sin desfallecer, este amor a la tierra en los muchos alumnos que se beneficiaros de tus clases, en los compañeros que te disfrutaron; en la defensa de las causas justas, de los desasistidos, amenazados y violentados por los poderosos, de los que tiemblan por el dolor y la injusticia como esos trigueros, bisbitas y lavanderas que fotografiabas en una rama, una alambrada o dando saltitos junto a un arroyo.

Amigo porfiado, amabas comer, beber charlar, cantar, siempre hospitalario e ingenioso, siempre vivo. ¿Cómo se te ha ocurrido largarte y dejarnos así con la cantidad de gente que atiborra la cola de los que nos debían dejar en paz? En paz, nunca dicho con más exactitud.

Lo último que me mandaste, junto con el intercambio de vídeos y manifestaciones contra el genocidio de Gaza, fue un artículo sobre O amarelo da carris a raíz del accidente del elevador de Lisboa, porque, también como yo, amabas Portugal y fantaseábamos con hacernos portugueses ante los desmanes de la ensoberbecida política y sociedad española. Seguramente acertaste al elegir un pueblo de la Alcarria para alejarte un poco de ella. Acertaste en eso y en tantas otras cosas y ahora que estabas tan activo escribiendo en fronterad sobre bichejos –en el tono más cariñoso– y sobre otros bichejos –en el tono más despectivo– me consuela al menos, como a todos los que aquí estamos, que te hayas ido sin los dolores ni sufrimientos que tantas enfermedades hacen padecer a tus otros amigos de la tierra.

Un gran abrazo, Juan.

[José Suárez-Inclán es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación y doctor en Filología Hispánica. Fue catedrático de Literatura Española de enseñanza secundaria y ha impartido docencia en España, Argentina y Brasil, donde se ocupó de las publicaciones de la Consejería de Educación. Allí creó y dirigió la Compañía Teatral Lago Paranoá, que hoy continúa su andadura en Madrid. Trabajó en la gestión cultural del CSIC y en la Residencia de Estudiantes de Madrid donde coordinó el curso de poesía en los primeros años de su andadura. Ha publicado libros y textos de poesía, investigación filológica, didáctica e historia literaria, crítica de arte y tauromaquia. Y ha colaborado, con numerosos artículos en las secciones de Cultura de los diarios españoles El País y El Imparcial].

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