Dice Isabel Coixet que “aprendiendo en la desobediencia” es un buen título para dar nombre a su primera exposición, que acoge el Museo Thyssen de Madrid. La directora y guionista de cine catalana presenta un collage casi vital en una muestra de pequeño formato, ubicada en la sala más recóndita del museo, hecho que le produce (dice) un cierto alivio, pues se siente un tanto “impostora”. El collage le sirve para explorar emociones y sentimientos. Se trata de medio centenar de obras que Coixet lleva elaborando desde hace más de 15 años y que se sirve de fotografías, recortes de revistas, fotonovelas. Con diferentes formatos, colores, temáticas y soportes, la cineasta recrea sueños y se inspira en el surrealismo, el pop o la reivindicación política, sin dejar de lado la ironía un tanto torpe que a veces caracteriza a la directora de Mi vida sin mí (2003). Pese a sentir una cierta aversión por los trabajos manuales, aquí se atreve a compartir su particular inmersión en el mundo del arte. “Me gustaba escribir y pensar en películas”, dice. “Salgo de todas las cosas que han constituido la columna de mi vida, que es contar historias, y lo que hago es una transmisión de emociones de otra manera”.
Dónde: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.
Cuándo: hasta el 14 de septiembre.