Vamos a ver. “Una luz dura, sin compasión. El movimiento de la fotografía obrera, 1926-1939” es el título de esta ventana. Si alguien tiene dinero y tiempo, o vive cerca, que vaya a la ciudad noruega de Tampere y visite su barrio obrero: está tan bien preservado que da la impresión terrible, fantasmal, de que sus vecinos han salido un instante para que nosotros podamos fisgar en sus casas. La muestra del Reina, cuenta su servicio de prensa, “profundiza en el análisis de un período de la historia de la fotografía del siglo XX en el cual esta se pone al servicio de los diversos movimientos obreros (desde el asociacionismo sindical hasta la creación de estados “de los trabajadores”, como el soviético), partiendo de la autoconciencia de la clase obrera y la toma de los mecanismos de producción y reproducción de imágenes. Al abordar el estudio de la vanguardia artística interconectada con la vanguardia política, esta exposición pone fin a la hegemonía historiográfica de otros movimientos en la historia de la fotografía, como la Nueva Visión, desplazando así en importancia la visión mecánica por la relación con los movimientos sociales y centrando el debate en torno a la fotografía como documento. Presenta fotografías (en gran parte copias vintage), películas y otros documentos, con especial atención a las publicaciones periódicas, el medio fundamental para la circulación de imágenes y sus ideas asociadas en estos años.
Nacido de la tercera Internacional Comunista (la primera tras la Revolución Soviética), el movimiento tuvo su momento inicial en el concurso convocado en 1926 por la revista “AIZ” (Arbeiter Illustrierte Zeitung, revista ilustrada de los trabajadores), en el contexto de la República de Weimar. Simultáneamente, en la Unión Soviética nace la revista “Sovetskoe Foto” con la misión de liderar y coordinar la cultura fotográfica soviética en pos de la construcción del nuevo estado socialista.
Cuándo: Hasta el 26 de agosto
Dónde: Centro de Arte Reina Sofía. Madrid.