Desde sus inicios, las colecciones de dibujo de la Fundación MAPFRE han tratado de desentrañar el nacimiento de la modernidad, de ahí el interés en forjar un abanico de dibujos centrada en los lenguajes de la vanguardia, que ya se puede llamar clásica. “Dibujos del siglo XX” es el subtítulo de esta “mano con lápiz”. Pablo Jiménez Burillo, director general de la Fundación, da alguna pista más en el texto introductorio de un catálogo encuadernado en tela del que lo mínimo que se puede decir es que es un libro para atesorar: “Nuestro propósito ha estado siempre encaminado más a presentar una serie de obras seleccionadas por su interés artístico que a elaborar un discurso”, pero, dos líneas después, apunta: “Todos responden a momentos en los que los artistas tuvieron que enfrentarse a las incertidumbres de un mundo cambiante, de un mundo, como es el mundo moderno, lleno de contradicciones, de injusticias, de violencias”. Aunque la lista es apabullante, lo que se puede decir de muchos de los dibujos, es que son conmovedores, y a ello no es ajeno la misma condición del dibujo, el más humilde de los soportes, el más cercano a la inmediatez y a la infancia, a nuestra biografía. Desde Mariano Fortuny a Joan Ponç, hay joyas, entre muchos otros, de Gustav Klimt, Henri Matisse, Joaquín Torres García, Paul Klee, Pablo Picasso, Kurt Schwitters, Juan Gris, George Grosz, Joan Miró, Benjamín Palencia, Maruja Mallo o Remedios Varo.