La monarquía británica y la boda

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La
boda del hijo del heredero de la Corona británica con la plebeya Kate trae en
la totalidad de la prensa de aquel país numerosos exámenes sobre la monarquía.

 

La institución no corre peligro. Más de dos tercios de los interrogados
en diversas encuestas piensan que la monarquía es útil, une al país y da una
imagen favorable de la nación en el extranjero. Los republicanos, que estos días encuentran un desusado eco
en la prensa, están en franca minoría. Con todo, señala el reticente The Guardian, los monárquicos británicos son
“moderados”, lo que explica que no haya un entusiasmo desbordante por la boda en
esta ocasión. Algo muy diferente de los esponsales de la reina Isabel en los
cincuenta y por supuesto del que despertó hace 30 años el enlace entre el príncipe Carlos y Lady Di. No sólo es que Diana era enormemente mediática, sino
que la institución ha sufrido un cierto desgaste en el pasado reciente, al
sonoro divorcio de Diana y el heredero se une el hecho de que la Reina tenga
entre sus descendientes un número mayor de divorciados que el que arroja la
media del país, las acusaciones de que su otra nuera cayó en la trampa de
tráfico de influencia que le tendieron unos periodistas…

 

Que los
británicos se toman el acontecimiento del viernes con mayor parsimonia lo
muestra el número de peticiones de celebración de verbenas en el país en ese
día que ha sido declarado festivo. Unas 4.000, lo que es algo ridículo comparado
con las ocasiones anteriores. El primer ministro Cameron ha animado a los
ciudadanos a celebrar esas fiestas al aire libre. Sus compatriotas, sin
embargo, en número no despreciable
parecen aprovechar el puente para largarse al extranjero. En la mayor de las antiguas colonias,
Estados Unidos, y aunque una cadena televisiva transmitirá veinte horas el
acontecimiento tampoco parece despertar pasiones. El New York Times titula: “La
boda real arranca un bostezo de muchos americanos”.

 

Los británicos
parecen inclinarse por una monarquía modernizada con eliminación de rémoras del
pasado(postergación de las mujeres cuando hay un heredero varón, etc). Los republicanos optan porque se
mantenga como está, cuanto más anquilosada parezca mayor repulsa producirá. 

Inocencio F. Arias es un veterano diplomático y frecuente colaborador en los medios de información. Ha tenido cargos destacados con diferentes gobiernos: embajador en la ONU con el PP, Secretario de Estado y Subsecretario con el Gobierno anterior del PSOE y Portavoz del Ministerio de Exteriores con tres distintos ejecutivos de la democracia; UCD, PSOE y PP. En la ONU presidió el Comite Mundial contra el Terrorismo y la Asociación de Embajadores. Ha sido profesor en la Universidad Complutense y en la Carlos III de Madrid. En su única escapada a la empresa privada fue Director General del Real Madrid. Ha escrito libros: Confesiones de un Diplomático (Planeta) y Tres Mitos del Real Madrid(Plaza-Janes) y en colaboración con Eva Celada La Trastienda de la diplomacia (Plaza-Janes). A mediados de 2012 publicó también en Plaza y Janés Los Presidentes y la diplomacia. Me acosté con Suárez y me desperté con Zapatero que actualmente está en su tercera edición.