Hace poco, viendo una entrevista con Fabio McNamara y Miguel Ángel Arenas «Capi», recordé la legendaria canción del dúo de Almodóvar y Fabio donde parodiaban al citado “Capi”. En medio del despipote y brilli-brilli, entre la sexualidad de gotelé y el tanga de leopardo, tenían varios juegos de palabras memorables a costa de la soviética agencia Tass:
“Un disco grabó, y nadie lo compró
Que divina es(táss), que sílfide es(táss)
Todo el día en flash , porque eres lo más”
Cuando Almodóvar prefería Warhol a Millás
“La Tass” es como se conocía a ese gurú de “devotchkas” lloronas que era “Capi”, el cual traficaba con información y contactos en la movida como pocos podían. La humorada ahora es complicada de entender, ya que no se conocen lo graciosos que eran los titulares de la agencia Tass en los 70 y en los 80. Así, una noticia aburrida como “Benidorm abre sus puertas a los turistas en agosto” se convertía gracias a las plumillas de Moscú en “La decadente España franquista se enfrenta a un colapso de su sistema económico – canicular”.
Amaba Gran Hermano
Esos titulares tendenciosos, fuera de la realidad, presuponían una alternativa al “imperialismo” de Reuters o Associated Press, y eran siempre referencia para los ideólogos más contrarios al capitalismo. Por supuesto, se pasaban de frenada la mayoría de las veces y convertían a sus oponentes en marcas blancas de objetividad, aunque transmitieran las ideas y propósitos del imperialismo global (según “Le Monde Diplomatique”, sociedad anónima).
La guerra de Ucrania trae de vuelta esta guerra ridícula de agencias, de cosmovisiones, y, fuera de los periodistas en el terreno, los noticieros viven del titular campanudo que pretenda la avilantez de cualquier agencia internacional de prensa. A pesar de que es imposible no emocionarse con la resistencia de Ucrania, siempre son sospechosos esos teletipos “triunfalistas” de Reuters donde “anuncian” la retirada rusa cada día, mientras que las agencias rusófilas llevan informando de la “inminente” caída de Kiev desde hace casi un mes. No es que uno mienta más que otro, es que todos mienten por lo indeciso de un conflicto del cual se desconoce el final.
Ya en la Primera Guerra Mundial nuestros cómicos eran conscientes de lo ridículos que eran los partes de guerra de los imperios en liza y presentaron a España, potencia neutral, como un cantaor flamenco que oía dos misereres tan falsos como absurdos. El chiste, perdonen, sigue y seguirá siendo actual, divertido y pertinente: