Nacida en Guadalcanal, Sevilla (España) en 1967, Inmaculada Salinas es “artista y licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, realizó su primera exposición individual en 1996 y a partir de entonces han sido numerosas las exposiciones en las que ha participado tanto en España, Portugal y Alemania, así como en diversos países de Sudamérica: Colombia, México… Su obra está presente en importantes colecciones como Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), CAAC (Sevilla), Colección Banco de España (Madrid) o Pérez Art Museum (Miami, Estados Unidos) entre otras”, se lee en la página de la galería sevillana Rafael Ortiz, que la representa y donde ha expuesto. Y sigue: “Inmaculada Salinas considera que es su deber como artista es provocar la reflexión sobre el mundo que le rodea. Y se cuestiona, ¿puede incitar a eso la hoy mal llamada pintura ensimismada? Frente a tanto grito hueco, vacío, anodino, integrado e institucionalizado, ¿puede acaso, el reflejo de un simple ritmo, el silencio, incluso el gesto suicida o la huida de lo imperante, hacer reflexionar? O ¿simplemente, lo dejamos pasar como algo inútil? Afirma que quizás es en el momento de las preguntas cuando la vida llega a tener más sentido. Para Inmaculada oír la voz tiene que ver con algo más profundo que el sonido. La voz es presencia, por eso en sus últimas propuestas pone en funcionamiento una red capaz de recoger y analizar las ausencias y presencias y junto a ellas sus cualidades”. No pocas respuestas a estas preguntas y consideraciones se pueden rastrear o poner a contraluz en La voz a ti debida, la exposición que acaba de inaugurar en la galería 1 Mira Madrid, en el vibrante barrio madrileño de Lavapiés. En el ajustado y coleccionable folleto (el número 17) que publica la galería, Bea Espejo hace hincapié en la reflexión que Salinas hace sobre la jornada de trabajo asociada a la labor del artista. Dice: “Salinas pone sobre la mesa cuestiones como la emancipación laboral y la violencia, utilizando elementos e imágenes tomadas de la realidad y dibujos o ejercicios caligráficos que, repetidos una y otra vez, dan forma a un relato sobre los factores que han provocado esta situación y sus consecuencias. Ejemplo de ello son sus Dianas, que son diarios que cuantifican el trabajo a través de unos dibujos minuciosos que aportan a su quehacer como artista un centro, ese punto central de un blanco de tiro que tiene mucho de ironía”. El ensayo de Espejo termina con unos versos del libro de Pedro Salinas del que Inmaculada Salinas toma el título para la exposición, comisariada por Mira Bernabeu: “Con la punta de los dedos pulsas el mundo, le arrancas auroras, triunfos, colores, alegrías (…) La vida es lo que tú tocas (…) Y era yo”.
Dónde: 1 Mira Madrid, Madrid
Cuándo: Hasta el 8 de noviembre